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Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

Terrorismo

¿Quién se acuerda de los obispos sirios de Alepo secuestrados hace 18 meses?

¿Quién se acuerda de los obispos sirios de Alepo secuestrados hace 18 meses?

Nos referimos al greco-ortodoxo Boulos al-Yazigi y al siriaco-ortodoxo Mar Gregorios Yohanna Ibrahim, obispos en Alepo de sus respectivas iglesias, cuya desaparición atribuida a una pequeña facción islamista acaeció un lejano 22 de abril de 2013.

La cuestión de fondo, que plantea el interrogante inicial, es: ¿algún alto organismo planetario hará algo al respecto? ¿Se movilizará alguna personalidad de incuestionable autoridad mundial? En definitiva, ¿permanecerá la comunidad internacional indiferente ante los sufrimientos del pueblo sirio e iraquí?

En la espiral de terror desatada en Siria e Irak por los islamistas del Frente al-Nusra y Estado Islámico, los secuestros, bien de individuos concretos o de grupos numerosos, junto a la difusión de incontables vídeos de brutales “ejecuciones” de supuestos opositores y militares rivales, han desempeñado un papel clave. Víctimas y objeto de todo ello: personas de todo tipo y condición que pudieran ser un freno a sus planes o encarnaran, en algún modo, al diabolizado enemigo que pretenden extirpar de sus crecientes dominios; particularmente, miembros de las minorías religiosas. Una brutal táctica terrorista perpetrada sistemática e implacablemente.

En este contexto, de la suerte de ambos obispos ortodoxos no se sabe prácticamente nada. Con anterioridad, algunos secuestros terminaron felizmente. Así, las 13 monjas del monasterio de Santa Tecla de la ciudad cristiana siria de Malula, retenidas desde el 2 de diciembre de 2013 por el Frente al-Nusra, fueron liberadas el 9 de marzo de 2014 en Arsal (Líbano) en buen estado. Para conseguirlo, unas 200 presas sirias habrían sido liberadas por el demonizado régimen de Bashar al-Assad.

Pero otros terminaron mal, muy mal. Fue el supuesto del franciscano François Murad, decapitado el 23 de junio de 2013 por el Frente al-Nusra ante un público numeroso, en las inmediaciones del monasterio Gassinieh, en el norte de Siria. Ritualizado, grabado y subido a YouTube, el caso pasó casi totalmente desapercibido; salvo en medios digitales muy minoritarios y otros de carácter cristiano. Por el contrario, el secuestro y posterior asesinato de James Foley y otros periodistas y colaboradores de ONG’s anglosajones, fueron la excusa para la constitución de una coalición internacional, encabezada por Estados Unidos, cuyo objetivo real no parece del todo claro. Si éste fuera la urgencia humanitaria, ya habría intervenido contundentemente sobre el terreno. Pero sus evidentes límites en los compromisos, la sofocante lentitud de sus actuaciones militares, y su permisividad ante el inhumano trato otorgado por Erdogan a los kurdos de Kobane, hacen temer, entre algunos analistas, que el objetivo final sea una reconfiguración de la geografía política del área; lo que afectaría especialmente a Siria e Irak, pero acaso también a Líbano.

De otros muchos secuestrados, por ejemplo el jesuita sirio de origen italiano Paolo Dall’Oglio, una de las cabezas visibles de la oposición moderada al régimen de Bashar al-Assad, sigue sin saberse nada desde que fuera secuestrado el 29 de julio de 2013.

Más recientemente, fueron secuestrados el párroco franciscano Hanna Jallouf, de la aldea cristiana de Knayeh, junto a una veintena de sus feligreses por un grupo yihadista, el pasado domingo 5 de octubre. El franciscano y las mujeres del grupo fueron liberados el siguiente viernes 10 de octubre. Pero de los varones del grupo se desconoce su estado; como tampoco el de varios cientos de hombres y mujeres más a lo largo de toda la geografía siria.

Han sido tantos y tan crueles, los secuestros, asesinatos, destrucciones de bienes materiales y espirituales, expulsiones masivas de población, etc., perpetrados en el antaño Creciente Fértil, que ya hemos perdido la cuenta. Pero, lo que es más grave, a pesar del impacto de semejantes imágenes difundidas por Internet, “casi” nos estamos acostumbrando…

Si la violación masiva de mujeres fue una de las armas de guerra empleada metódica y conscientemente en la última Guerra de los Balcanes, como instrumento de “limpieza étnica”, en el escenario de Siria e Irak, los secuestros y las mal llamadas ejecuciones, cada vez más brutales, se han empleado con idéntica finalidad; además de la propagandística.

Ante todo ello, la opinión pública mundial permanece, en gran medida, pasiva e indiferente. Por el contrario, los kurdos de Turquía y Europa se vienen movilizando ejemplarmente en defensa de sus hermanos del enclave sirio de Kobane.

Por lo que se refiere a España, constatamos, dolorosamente, que el sacrificio del perro Excalibur, en el marco de la emergencia sanitaria desatada por el Ébola, ha generado más protestas, movilizaciones, y visibilidad mediática, que el dolor y los sufrimientos de los habitantes del Próximo Oriente a lo largo de estos dos últimos años. Como curiosidad, no desprovista de valor y significado propios, recordemos la atención que generó, en diversos medios de comunicación españoles muy relevantes, la perseguido minoría religiosa de los yazidíes: su religión, historia y tradiciones… Acaso la concurrencia, en esa antigua colectividad humana, de sugerentes ingredientes esotéricos, tan del gusto de unos occidentales asiduos al caprichoso “supermercado espiritual”, explique ese repentino interés, en contraste con el manifestado hacia sus hermanos en la tribulación asirios y caldeos (cristianos ortodoxos o católicos). Un reproche que también puede extenderse a los cristianos españoles, quienes, salvo endebles campañas en redes sociales y alguna otra de captación de fondos destinados a los refugiados, se han mantenido observantes y fríos.

Acaso sea la principal enseñanza de esta tragedia: el dolor y sufrimiento de sirios e iraquíes cuestiona moralmente el repliegue, frialdad e indiferencia de nosotros; occidentales posmodernos y descreídos.

 

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Ante la irrupción de Ibil, una “ETA auténtica”: ¿hay terroristas buenos?

Ante la irrupción de Ibil, una “ETA auténtica”: ¿hay terroristas buenos?

 

El pasado martes 6 de mayo, Diario de Navarra desveló que Fermín Sánchez Agurruza, posible codirigente de Ibil,  una facción radical expulsada por la Izquierda Abertzale y contraria al supuesto “proceso de paz”, se encontraría en paradero desconocido. Y el ocurrente Navarra Confidencial, al día siguiente, remarcaba, irónicamente, su perfil: «terrorista, político de HB y profesor del Modelo D»; un patrón inquietante que, desvelara la Guardia Civil en su momento, y que generó no poco escándalo entre los espíritus bienpensantes y buenistas que tanto abundan por estos andurriales. Y no les falta razón a nuestros amigos de NC: con la mirada a largo, es totalmente pertinente señalar que semejante tipología docente disfruta de las mejores condiciones para –si se lo propone- distorsionar la “normalidad educativa”, influyendo en nuevas camadas de activistas, como poco, mediante su adoctrinamiento y tal vez, en su salto a la kale borroka. Ejemplos hay, Y muchos.

Pero, a corto y medio plazo, también tiene una enorme trascendencia el hecho de que pueda estar gestándose una “ETA Auténtica”; o “ETA Continuidad”, al modo irlandés. De momento, aunque el asunto apenas haya ocupado espacio impreso, y en la parte inferior de la portada del medio navarro, no pocos antiguos “objetivos” de la banda terrorista ETA vuelven a mostrarse inquietos… ¡Con lo que bien y tranquilos que estábamos últimamente!

Ya con anterioridad a esta irrupción informativa, que ha desvelado a muchos la existencia de  Ibil Iraultzen Bilguneak (Asamblea Revolucionaria Caminar), o Ibil a secas, nacida en 2012 en Vizcaya y extendida a Navarra al menos, se venían generando diversas agregaciones, en la periferia de la Izquierda Abertzale, de carácter crítico con la línea actual de Sortu; partido que junto a las juventudes Ernai y el sindicato LAB, conforman las tres columnas fundamentales del autodenominado MLNV, junto a una constelación de grupitos especializados y de carácter local, perfilando entre todos ellos, además de lo que queda de ETA, lo que denominan Izquierda Aberzale. Por su parte, Sortu, junto a los “arrepentidos” de Aralar, los residuos socialdemócratas de Eusko Alkartasuna, los postcomunistas de Alternatiba y otros colectivos, confluyen, en un movimiento de “acumulación de fuerzas por la construcción nacional” de carácter electoral, en EH Bildu.

Así, Eusko Ekintza (Acción vasca), se presentó en público a finales de diciembre del 2012, propugnando una curiosa paradoja dialéctica y estratégica. Denunciaron que Sortu, como partido político de la Izquierda Abertzale, ha deglutido y anulado al resto del “movimiento popular vasco”. Y para rescatar ese proceso movimentista, que perciben como mejor táctica para sus objetivos finales de independencia y socialismo, nada mejor que… ¡formar un partido! ¿Paradójico, verdad? Pues así son las “preocupaciones” de quienes viven para esta ideología: unas esotéricas y prolijas disquisiciones totalmente alejadas de la vida ordinaria y las inquietudes de los ciudadanos normales. Pero, paradójicamente también, con una enorme capacidad de atracción y generación de espacios sociales de enorme vitalidad comunitaria.

Pero, muchos años atrás, se venían desarrollando los agotadores e incomprensibles debates entre comunistas vascos que, tomando como principal referencia estratégica su posición ante el MLNV, reflexionaban en torno a su concepción del marxismo, la tentativa de “cuadratura del círculo” nacionalismo-socialismo, el papel de Stalin, Mao, Trotski, en la revolución mundial, la influencia del marxismos en la historia de ETA y el MLNV, la fórmula de partido combatiente a construir, etc. Es el caso del colectivo Boltxe, KIMETZ (Euskal Herriko Erakunde Komunista u Organización Comunista de Euskal Herria), EHK (Euskal Herriko Komunistak o Comunistas de Euskal Herria), y dos grupos denominados EHS (Euskal Herria Sozialista, trotskista, uno, estalinista el otro). Unos grupitos cuya influencia en la evolución del conjunto de la Izquierda Abertzale es marginal; salvo el que fortuitamente pudieran jugar, como en aquella ocasión en que, ante la ilegalización de Batasuna, proporcionaron la fachada de la sigla con la que eludieron la Ley de Partidos: el ya finiquitado Partido Comunista de las Tierras Vascas, promovido desde EHK. Y si hablamos de comunistas vascos, todavía están los que lo son, pero con carácter “estatal”: PCPE, los restos del PCE(r), el PCE que en su día configuró Izquierda Unida, los diversos avatares “trotskos”…

Ibil es otra realidad mucho más seria… y preocupante. Según expone El Informador (www.informador.org), junto a Fermín Sánchez Agurruza podrían coliderar la facción Ibil “duros” como el etarra Juan Ignacio Aldana. Y otros, como Isidro María Garalde o Juan Lorenzo Lasa Mitxelena pudieran estar pensándoselo.

Con una militancia que en número, según diversas fuentes, oscilaría entre 50 y 300 miembros, se vienen organizando en cenáculos muy cerrados, captando militantes entre los más radicales de Ernai y los presos y expresos de la banda ETA, formándose en seminarios sobre marxismo-leninismo, y ya habrían empezado a participar públicamente en manifestaciones de la izquierda abertzale. Incluso se afirma que algunos episodios de “kale borroka” pudieran haber sido protagonizados por sus elementos más jóvenes.

Ibil acusa a los dirigentes de Sortu de pretender que la militancia abertzale se «arrodille ante el enemigo», de dirigir al movimiento de modo dictatorial excluyendo los modos asamblearios, y de promover un «golpe de Estado contra la honorable trayectoria de la izquierda abertzale». Respecto a la situación de los presos de ETA, se muestran igualmente radicales, afirmando que: «Con los presos todavía en la cárcel, la dirección de la izquierda abertzale quiere dinamitar el colectivo, impulsando salidas personales con la excusa de que, según dicen, el propio colectivo lo ha decidido».

Pese a haber sido “expulsados”, los miembros de Ibil permanecerían conectados con los diversos ámbitos asociativos de la “tradicional” Izquierda Abertzale, lo que les otorga un peligroso potencial de decidirse por el retorno a la práctica terrorista.

En suma: tanto las Fuerzas de Seguridad, los jueces, los medios de comunicación, las instituciones democráticas y, a nuestro pesar, la mismísima ciudadanía, no pueden –no podemos- perder de vista a estos iluminados.

Pero, con tanta sigla, demasiados nombres, tantos giros tácticos, tamañas discusiones bizantinas… podemos perder la perspectiva. No en vano, la cuestión decisiva, de naturaleza moral y política, es: ¿acaso existen terroristas buenos y otros malos? Entonces, ¿buenos serían los seguidores de la línea actual de la Izquierda Abertzale y malos quienes disienten y persisten en unas prácticas perversas de momento “congeladas”?

El caso de la reciente detención de Gerry Adams, por unos días, nos ha devuelto a la realidad pura y dura del terrorismo, y a mostrarnos su verdadera faz. Unos familiares aterrorizados durante años han tenido el valor y la voluntad de actuar legalmente contra el máximo protagonista, presentado unánimemente como un auténtico héroe, del proceso de paz irlandés; alguien que parecía “intocable”. Los hijos de Jean McConville –una viuda secuestrada cobardemente por 10 terroristas en su domicilio en 1972, acaso cumpliendo órdenes de Gerry Adams, torturada, asesinada y con su cuerpo desaparecido durante décadas- han demostrado una altísima altura moral: por encima de los intereses políticos, las falsas políticas de confraternización y las imposturas –laicas y eclesiales- de un forzado “proceso de paz”.

Son 1800 los asesinatos sin resolver en Irlanda. Y en España más de 300. Y sus familiares, sus víctimas directas, toda la sociedad, deben –debemos- saber la verdad. Y que los culpables sean descubiertos, juzgados y condenados.

La paz nunca debe sacrificarse a la justicia: ni sería paz, ni sería justa. A lo sumo, la paz de los cementerios del olvido…

Los hijos de esa víctima han mostrado un formidable valor, al igual que la policía que ha realizado las pesquisas. No es necesario realizar más lecturas políticas del hecho, que puede tenerlas; incluso varias. Ha sido un gesto moral, ante todo, de dignidad, que nos confirma que es posible decir NO al terror, superar el miedo que pretende imponer una minoría a toda una sociedad, y actuar desde la legalidad contra TODOS los terroristas en TODAS sus modalidades.

Por ello, ya estén en activo o en la reserva, en la clandestinidad o en el exilio, en las cárceles o en libertad condicional, al frente de una institución pública o en la trastienda, ya practiquen terrorismo de “alta” o de “baja” intensidad…,  sea lo que sea: no hay terrorista bueno.

http://latribunadelpaisvasco.com/not/1260/ante-la-irrupcion-de-ibil-una-ldquo-eta-autentica-rdquo-hay-terroristas-buenos-/

Terrorismo anarquista, de nuevo

Terrorismo anarquista, de nuevo

El 2 de octubre de 2013 fue perpetrado un atentado, mediante explosivos, contra la Basílica del Pilar de Zaragoza. Había sido precedido por otro análogo, en esa ocasión, la Catedral de La Almudena de Madrid, el 8 de febrero anterior. Fue reivindicado por un autodenominado «Comando Insurreccional Mateo Morral». Semejante invocación memorial era en sí misma toda una premeditada provocación; recordemos. Mateo Morral Roca fue el principal autor del atentado perpetrado contra el rey Alfonso XIII y la Reina Victoria Eugenia en el día de su boda, un lejano 31 de mayo de 1906. Aunque no consiguió su objetivo, mató a 24 personas e hirió y mutiló a más de 100. Morral pudo escapar de la escena del crimen pero, reconocido en una venta de Torrejón de Ardoz, se suicidó tras asesinar a un guardia. Era un ferviente anarquista.

Tales actos de violencia gratuita proporcionaron —brevemente, en la vorágine mediática que nos envuelve— unas escenas que parecían trasladadas intempestivamente de un pasado casi olvidado por la sociedad española: terrorismo puro y duro, soflamas anticlericales, iglesias incendiadas, inspiración anarquista...

Finalmente, el 13 de noviembre fueron detenidos 5 presuntos responsables del atentado contra El Pilar; ingresando en prisión, poco después, dos de ellos. La prensa destacó el papel protagonista jugado en todo ello por una pareja chilena residente en España; quienes ya habrían protagonizado una cadena de atentados en su país natal años atrás… especialmente contra edificios religiosos. «Ni Dios, ni Estado, ni patrón». Han vuelto, pues. Pero, en realidad, nunca se habían ido del todo: nos referimos a los anarquistas.

Puede decirse que hay tantos anarquismos como anarquistas: el pensamiento libertario, llevado a sus últimas consecuencias, es fuente de individualismos sin fin. Rechazando cualquier modalidad de autoridad (familiar, estatal, laboral, religiosa, existencial…) parte de la idea de que el hombre es bueno por naturaleza. Pero, al ser pervertido por los Estados, la religión y la explotación capitalista, el movimiento libertario propone, en consecuencia, una práctica «emancipatoria» en todos los órdenes de la vida. Así, algunos de ellos optaron por el terrorismo: había que explotar «las contradicciones del sistema» mediante la «propaganda por los hechos», antecedente de la marxista «propaganda armada». Y, desde esta contradicción, en nombre de la libertad terminaron asesinando personas y a la libertad misma. Pero, como «únicamente los hechos revolucionarios son verdad», no les faltaron eruditos y teóricos que elaboraron un farragoso corpus justificativo de una «violencia de clase» que los más decididos —en realidad unos pocos del amplio y creciente movimiento libertario— llevaron a la práctica. De este modo, los anarquistas contribuyeron notablemente a la configuración del terrorismo moderno, especialmente en las últimas décadas del siglo XIX, aportando algunas importantes novedades: el empleo de explosivos y el magnicidio. Sus atentados más impactantes se desarrollaron en Gran Bretaña, Francia, España e Italia hacia 1890. Y sus autores fueron, en la práctica totalidad de los casos, activistas solitarios o células minúsculas. En 1881 es asesinado el zar Alejandro II de Rusia mediante una bomba; en 1894, el presidente de Francia François Carnot; en 1897 cae tiroteado el presidente del Gobierno español Antonio Cánovas del Castillo; el 10 de septiembre de 1898 el anarquista Luigi Lucheni apuñala en Ginebra a la emperatriz de Austria, Isabel; en 1900 Bresci acaba con la vida del rey Humberto I de Italia; en 1901 León Czolgosz elimina al presidente norteamericano William McKinley... Pero ese esfuerzo titánico chocó con la realidad: ni sus atentados, ni sus virulentas campañas incendiarias por medio de una propaganda y verborrea revolucionarias que denunciaban grandes males y auguraban fatales crisis e ineludibles revueltas masivas y violentas, nada de ello desató su anunciado «incendio universal». Es más, salvo el caso español, puede afirmarse, con la perspectiva que proporciona nuestra atalaya histórica, que en el resto del mundo —particularmente en Europa occidental pese a su aparatosidad e inicial impacto— la peligrosidad del anarquismo terrorista nunca alcanzó niveles realmente preocupantes.

Giuseppe Fanelli fue el primer propagandista del anarquismo en España, dando a conocer la vertiente libertaria de la Primera Internacional; allá a mediados del siglo XIX. El anarquismo arraigó más que en ningún lugar, confluyendo con el sindicalismo revolucionario, en el anarcosindicalismo que encarnó explosiva y multitudinariamente la Confederación Nacional del Trabajo, fundada el 1 de noviembre de 1910 en Barcelona. Pero el anarquismo era —y es— un movimiento más amplio que esa expresión sindical, muy reducida hoy día. Por ello es más correcto hablar de «movimiento libertario», al confluir o impulsar con corrientes como el feminismo, el naturismo, el esoterismo (masonería, espiritismo, teosofía), el vegetarianismo, determinadas corrientes pedagógicas, etcétera.

En España, el movimiento libertario alcanzó una implantación muy superior al conseguido en cualquier otro lugar, salvo la Argentina de principios del siglo XX. En este plural y desigual contexto, sus expresiones terroristas fueron protagonizadas por minúsculos grupos, caracterizados por un individualismo, voluntarismo y fanatismo formidables, tributo de su ideología libertaria y su rechazo de cualquier disciplina externa y de toda jerarquía. La Historia de España habría sido bastante distinta de no haber sufrido el terrorismo y la permanente subversión anarquistas; con toda seguridad. Tengamos presentes los asesinatos de tres presidentes de Gobierno en menos de veinticinco años: Cánovas del Castillo, político conservador artífice de la Restauración y del régimen político de alternancia que llevó su nombre, fue asesinado el 8 de agosto de 1897 en el balneario guipuzcoano de Santa Águeda por el anarquista italiano Angiolillo Michel; José Canalejas Méndez, líder del Partido Liberal, fue muerto el 12 de noviembre de 1912 mientras observaba el escaparate de la célebre librería San Martín, situada en la Puerta del Sol de Madrid, por el anarquista Manuel Pardinas Serrato; Eduardo Dato Iradier, otro conservador y promotor además de la legislación laboral de protección a los obreros, cayó asesinado el 8 de marzo de 1921 en la Puerta de Alcalá por los anarquistas Ramón Casanellas, Luis Nicolau y Pedro Mateu; estos dos últimos, detenidos y encarcelados, quedaron libres en 1931 por la amnistía decretada por el Gobierno Provisional de la II República. Mencionemos, además, la llamada «guerra social» que sufrió Cataluña, especialmente Barcelona, entre 1917 y 1923, que coadyuvó al golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña; y las numerosas sublevaciones anarquistas a lo largo de la República.

Por su parte, la vertiente anarcosindicalista creció en terreno fértil, dando lugar a la poderosísima CNT y su facción radical, la FAI. El anarcosindicalismo, después de su complejo papel jugado en la II República española y la guerra civil, en la que fue desplazada y en buena medida anulada por un «compañero en la revolución» más despiadado y decidido que él, el comunismo soviético, emergerá de nuevo públicamente en 1976.

En la actualidad, el anarquismo/movimiento libertario ha sufrido una profunda transformación. De entrada, en 1979 se fragmenta la CNT en dos: quienes mantienen la sigla histórica de una ortodoxa e inflexible CNT-AIT empeñada en la estéril «acción directa»; y los pragmáticos, la Confederación General del Trabajo (CGT), acaso la tercera fuerza sindical española, por encima de USO y demás sindicatos independientes y nacionalistas (CIG, ELA-STV y LAB), participante en las elecciones sindicales y comités de empresa, aceptando incluso la figura del tan denostado «liberado» sindical. Y de esta segunda fuerza surgió otra organización intermedia, Solidaridad Obrera, que todavía se mantiene hoy en algunas empresas. En cierto modo, este debate entre ortodoxos y posibilistas fue una reedición —décadas después— del que protagonizó Ángel Pestaña en los años 30 y que le llevó a la creación del Partido Sindicalista. Este partido, con dos actas, formó parte del Frente Popular (y que conoció un efímero intento de reedición en 1977 de la mano del profesor universitario, ya fallecido, José Luis Rubio Cordón).

La práctica libertaria hoy día es, pues, minoritariamente sindical, decantándose por otras formas de lo que denominan «autoorganización»: movimiento okupa, pedagogía, nudismo, alimentación alternativa, teatro social, producción literaria y artística, rock radical, editoriales y publicaciones impresas y digitales, difusión en redes sociales, apertura y convergencia con el ecologismo y el feminismo, centros sociales autogestionarios, ateneos libertarios, emisoras de radio, grupos de solidaridad con anarquistas detenidos en diversos países, inserción organizada en la contestación radical-izquierdista a la globalización…

 

El mundo se degrada y también los militantes 

Vemos, pues, que el movimiento libertario no sólo no está extinguido, sino que goza de buena salud; aunque adaptado a los nuevos tiempos. Por ello, prioriza vías de acción no-violenta, con nuevas generaciones de militantes; si bien más indisciplinados e inconstantes que sus intransigentes y entregados predecesores. En esta poliédrica realidad, poco visualizada aparentemente, insistimos, el terrorismo es la excepción. Puede afirmarse, igualmente, que algunas de sus reivindicaciones históricas, especialmente en el plano personal, tales como diversas manifestaciones libérrimas de autonomía individual, así como otras exigencias subjetivas y colectivas, han sido asumidas, en buena medida, por la moderna mentalidad común en su expresión radical-progresista.

Pero las contradictorias semillas del totalitarismo siguen anidando en el seno del movimiento libertario, sosteniendo la tentación a la violencia y al terrorismo de algunos de tan utópica militancia. De hecho, y en no pocos países, se vienen produciendo altercados violentos o acciones terroristas protagonizados por anarquistas: en Grecia, Alemania, Italia, Argentina… Fue el caso, por ejemplo, de la «Célula contra el Capital, la Cárcel, los Carceleros y sus Celdas», que desarrolló, hace unos pocos años, una «campaña» a base de cargas explosivas remitidas por correo desde Italia contra periodistas y prisiones, así como ataques dirigidos contra intereses económicos italianos en España. No en vano, la lucha «anticarcelaria» es otro de los leiv motiv movilizadores y captador de voluntades del movimiento libertario de nuestros días.

La numerosa concurrencia juvenil en episodios de violencia callejera en los llamados «bloques negros», que han recorrido numerosas capitales europeas con motivo de movilizaciones de muy diverso signo, también en España, señala la existencia de un posible semillero de nuevos militantes tentados por el discurso y las prácticas violentas «anti-sistema». Por ello, pese a la identificación generalizada de anarquismo con la no-violencia, no pueden descartarse radicalizaciones y el salto al terrorismo que, dada su naturaleza (inestable, indisciplinado, pluralista) será en cualquier caso muy minoritario. Y tampoco pueden excluirse futuras acciones terroristas de carácter individual, que no son patrimonio de finales del XIX y principios del XX. Recordemos al terrorista norteamericano Theodore Kaczynski, un libertario «anti-industrialización», conocido como unabomber, quien desplegó una campaña de bombas en solitario entre 1978 y 1995.

De la pareja chilena, a la que nos referíamos al inicio de este repaso histórico, debemos destacar su particular obsesión con la religión; lo que casa perfectamente con la tradición particularmente anti-católica, y la difusión del ateísmo, característicos del anarquismo, con las mencionadas esotéricas excepciones. Y otro factor a destacar: la facilidad para atentar contra esos templos católicos. Cualquiera que los haya visitado puede acreditar que son lugar de tránsito, turismo, descanso, protección del calor o del frío —según los caprichos meteorológicos—, incluso de oración y recogimiento, de muchísimas personas portadoras de todo tipo de bolsos y petates; y sin medida de seguridad  preventiva alguna. No han sido, pues, muy valientes estos chilenos; lo que contrasta con sus predecesores, quienes no dudaron, en no pocos casos, en sacrificar sus vidas, bien ante la dificultad casi absoluta de su misión, o en la tesitura de poner en riesgo vidas de inocentes.

Las nuevas tecnologías, en particular las redes sociales, de alcance transnacional y al instante, permiten la planificación de acciones terroristas nada «clásicas»; facilitando agrupaciones y atentados impensables décadas atrás por las dificultades físicas que este tipo de actuaciones entrañaba. El itinerario terrorista de esta pareja lo confirma: chilenos residentes y becados en España, colaboradores de varias nacionalidades, capital italiano, contactos virtuales y personales de ámbito internacional, movilidad geográfica, dispersión temporal, dimensión de célula…

Otro signo, en definitiva, de los tiempos en que vivimos: un mundo globalizado al servicio de la acción anarquista… global.

 

 

 

Fernando VAQUERO OROQUIETA

Razón Española, Nº 183, enero-febrero 2014. Págs. 87 a 91.

 

¿Rescoldo o rebrotes de “terror rojo”?

¿Rescoldo o rebrotes de “terror rojo”?

Permítanme, para situarnos, una cita un tanto larga y farragosa: «El Partido Comunista Obrero Español, reafirmando su lealtad y fidelidad inquebrantable al marxismo-leninismo así como a su táctica de masas, no dudará en dar la batalla, afrontando con determinación y firmeza su lucha a muerte contra la burguesía en los frentes económico, político e ideológico. Las condiciones objetivas para asentar con solidez las estructuras orgánicas y desplegar la política de masas del Partido están dadas. Es preciso fortalecerse internamente para extenderse con solidez y eficacia. Forjado al calor del socialismo científico, el Partido Comunista Obrero Español no desfallecerá a la hora de cumplir con disciplina proletaria su Programa, emanado del XIV Congreso y enriquecido en los diferentes Plenos del CC celebrados. No ahorrará ni un solo sacrificio a la hora de elevar la conciencia política del proletariado, caminando con rumbo fijo y sin etapas intermedias hacia el único régimen decoroso para el género humano; el socialismo, la dictadura del proletariado» (VII Pleno del Comité Central del PCOE, Sevilla 2 de marzo de 2013). ¡Increíble!

No, nos hemos equivocado de fecha: ¡se trata de un texto de nuestros días! No es, pues, fraseología revolucionaria pronunciada en un mitin de Lenin en 1919, o por Dolores Ibarruri en 1936.

Para sus autores -comunistas intransigentes poseedores de la única verdad científica indiscutible- no parece que haya caído el Muro de Berlín. Ni les importan un comino las víctimas y sufrimientos del genocidio del Gulag soviético acaecido durante décadas y desde el mismísimo inicio de la Revolución rusa; ni los del Holodomor, otro exterminio multimillonario por el que sus camaradas comunistas masacraron Ucrania por hambre en 1933 como instrumento revolucionario de “pacificación”. Ni las masacres de la Revolución Cultural china desencadenadas a partir de 1966; ni las hambrunas de 1984 que siguieron al “terror rojo” de 1977 desatado por los comunistas etíopes del criminal Mengistu Haile Mariam, etc., etc.

Repiten, persisten y amenazan con sus viejas tácticas… ¿también con el terror?

«Como conclusión, los próximos meses, van a ser trascendentales: el desarrollo de la crisis económica va a provocar nuevos movimientos de lucha y no son de descartar  incluso  estallidos sociales espontáneos o localizados. La lucha por construir la unidad por la ruptura democrática con el régimen va a ser un eje fundamental de nuestra intervención. Y en ese camino debemos trabajar por unificar las luchas y movilizaciones sectoriales y dotarlas de contenido político, de objetivos políticos generales, que sitúen el centro de la diana sobre el que disparar. “Gobierno dimisión” y “Frente Popular por la III República” son nuestras consignas tácticas» (del Informe al Pleno del Comité Central del Partido Comunista de España Marxista-Leninista, 30 de junio de 2013).

Esta nueva cita no es casual: el PCE (m-l), reconstruido en octubre de 2006, impulsó en su día una organización terrorista que asesinó a policías y guardias civiles en 1974 y 1975: el nefasto FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico).

Las anteriores son dos ejemplos de otras miles de citas escritas análogas. Y hemos mencionado únicamente a dos organizaciones concretas del abanico, de más de un centenar de ellas, de ideología comunista que está reverdeciendo en España al calor de la crisis.

Se odian entre sí. Se federan, integran, escinden, se reorganizan, se excomulgan con ardor revolucionario... Y lanzan “juventudes”, se infiltran en CC.OO. y UGT, crean organizaciones-pantalla y correas de transmisión… Lo que han hecho siempre: activismo agotador, escritos interminables, faccionalismos incomprensibles, crípticos dogmatismos (frutos del “izquierdismo”, como enfermedad infantil del comunismo, que diría Lenin). Todo ello… a la espera de una oportunidad, en un contexto de crisis en el que la izquierda “moderada” y del entorno de Izquierda Unida enarbola con rabia, en toda ocasión que se les presente, las banderas tricolores con ánimo de ruptura, desvelando una faceta guerracivilista que creíamos extinguida.

Así, recordemos que en otro contexto de crisis, el de los años del tardofranquismo y los primeros de la Transición a la Democracia, algunos de ellos dieron el salto al terrorismo: el FRAP (desde el PCE m-l), el GRAPO (del PCEr), el PCI (I) y su “kale borroka” en Barcelona, ETA con sus diversas ramas, Terra Lliure, la Liga Armada Gallega…

Y lo mismo puede afirmarse respecto a la nebulosa anarquista: crecen, se extienden, desfilan en manifestaciones integrando los llamativos “bloques negros” de embozados jóvenes prestos a la guerrilla urbana...

Incluso, hoy día, una nueva generación de terroristas se lanza a la clandestinidad: Resistencia Galega, espoleada por los históricos del extinto Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive.

Paradójicamente, la más letal de todas ellas, ETA, aparentemente se acaba, al menos en su expresión terrorista pura y dura.

Pero, estos “profesionales de la revolución” y de la verborrea pseudocientífica, ¿no caerán de nuevo en la tentación del “atajo”? Su victoria es inevitable, aseguran, pero, ¿no querrán acelerar “las contradicciones del sistema” y desbordar los plazos ineludibles de la Revolución Proletaria Universal?

De momento, no faltan los “cantos de sirena”: «Jóvenes comunistas, militantes de la Juventud Comunista de España (marxista-leninista), en los momentos en que os alcancen el desaliento y el cansancio, en los instantes de incertidumbre y pesimismo, pensad que la militancia comunista es un timbre de gloria, es un orgullo. Sois un ejemplo y el referente para millones de jóvenes. La semilla que hoy sembráis será la espléndida realidad del mañana socialista. Pasará el tiempo, muchos acontecimientos que hoy nos parecen trascendentales quedarán relegados al olvido, desaparecerán con el transcurso de los años, pero vosotros, hombres y mujeres de la JCE (m-l), estaréis siempre presentes en la memoria del pueblo. Vuestra huella será imborrable. Hoy formáis parte viva de la historia de nuestro país. Mañana entraréis en la leyenda. Manteneos firmes en vuestras convicciones comunistas, combatid sin desmayo al enemigo de clase y que vuestra palabra sea la voz de los que nunca son escuchados. Estáis aquí, herederos de la revolución de Octubre, para cambiar el mundo, para asaltar los cielos» (A la juventud comunista, por Carlos Hermida, 7 de septiembre de 2013).

De momento: petardazo en El Pilar de Zaragoza, paquetes explosivos dirigidos a algunos clérigos españoles, agresiones a estudiantes antimarxistas en Sevilla y otras ciudades, amenazas de muerte en las redes sociales: “pegar tiros a los huevos de los fascistas”, proponía una cándida muchachita… (¿no recuerdan cuando un concejal comunista proponía “empalar” a Toni Cantó?, pero ¿se ha enjuiciado al energúmeno?, ¿alguien ha tomado alguna medida contra tamaña agresión?).

La realidad es mucho más compleja y menos explosiva de lo que esos profetas del miedo y el terror aseguran. Son una pequeñísima minoría, ciertamente, pero juegan con fuego; un fuego que encendió en muchos lugares del planeta el “terror rojo”. Un terror que, increíblemente, algunos añoran y del que nos llegan, de nuevo, y en pequeñas dosis, algunas chispas.

Desde el actual Gobierno se proponen perseguir, con el Código Penal en la mano, a los “negacionistas” del Holocausto nazi. Pero permiten campar a sus anchas a los apologetas de las mayores masacres que ha sufrido la humanidad. Ni se arrepienten, ni piden perdón. Ni se les persigue; faltaría más. Entonces, ¿por qué esa doble vara de medir del Partido Popular? Si un día próximo algunos cachorros del marxismo revolucionario retoman el “terror rojo”, los dirigentes del Partido Popular no podrán afirmar que no sabían nada de nada: con sus complejos están alimentando la hoguera.

http://www.diarioya.es/content/%C2%BFrescoldo-o-rebrotes-de-%E2%80%9Cterror-rojo%E2%80%9D

El movimiento de las víctimas del terrorismo y la crisis

El movimiento de las víctimas del terrorismo y la crisis

Pocos días antes de la última manifestación celebrada por varias organizaciones de víctimas del terrorismo, el anticipo del barómetro de mayo del Centro de Investigaciones Sociológicas aseguraba que el terrorismo apenas inquietaba al 1´2% de los españoles. Por el contrario, el paro sería la principal preocupación del 81´7% de encuestados, mientras que las cuestiones de índole de tipo económica lo eran para el 51%. De un total –casi- de 30 problemáticas, la del terrorismo era la penúltima –en preocupante percepción- de todas ellas. Un cambio sustancial en la opinión pública; pero no tanto. Recordemos que el terrorismo empezó a preocupar a muchos compatriotas a raíz del atentado de ETA contra Hipercor en Barcelona, hace ya 25 años de ello, cuando los medios de comunicación asumieron y difundieron la idea de que “cualquiera podía ser víctima del terrorismo”. Hasta entonces parecía que “sólo” era un problema de guardias civiles, militares, policías, fachas…

Con tan negros presagios, el pasado 9 de junio se reunieron en la plaza de Colón de Madrid unos escasos millares de manifestantes convocados por Voces Contra el Terrorismo, su plataforma Mujeres por la Justicia, y diversas entidades del antaño denominado, por algunos, “movimiento cívico constitucionalista”.

No acudieron a la cita la mayoría de las asociaciones de víctimas del terrorismo que constituyen el fragmentado panorama, fruto de una trayectoria difícil y convulsa; entre ellas la mayoritaria AVT que, no obstante, también ha manifestado su desacuerdo con el plan de reinserción de presos terroristas desarrollado por el Ministerio del Interior español.

En este contexto, una de las ideas movilizadoras de esta enésima convocatoria era, de nuevo, la de la “rebelión cívica”.

Generada en el seno de la Asociación de Víctimas del Terrorismo entonces dirigida por Francisco Alcaraz, ese eslogan constituyó un afortunado recurso táctico; sintética expresión de las inquietudes de muchos españoles, más allá incluso del imprescindible “memoria, dignidad y justicia” que venía canalizando el dolorido impulso de la inmensa mayoría de víctimas del terrorismo desde años atrás.

Frente la indiferencia o complicidad de las élites, la “rebelión cívica” fue foco de atracción y catalizador de miles y miles de españoles preocupados por la deriva de su cuestionada –y en aparente “caída libre”- nación. El mar ondeante de banderas rojigualdas, característico de esas memorables manifestaciones impulsadas por AVT, era la expresión de un estado de ánimo, de unos valores, de unas creencias, que trascendían las exigencias, tantas veces aplazadas y despreciadas, de las víctimas del terrorismo.

Desde el apogeo de esas manifestaciones, hasta el pasado 9 de junio, han sucedido muchas cosas en España.

Y si una palabra preside la vida nacional, hoy día, ésa es la omnipresente -hasta el hartazgo-  “crisis”. Un peligroso e inédito trance referido, en principio, a la economía.

Una crisis a la que se ha reconocido, aunque sin profundizar generalmente en ello, un sustrato más profundo: la crisis de valores, siendo otra expresión de la misma, la crisis nacional que vivimos. Ausencia de cohesión social, separatismos crecientes de poderosas perspectivas, individualismo extremo, corrupción institucional, desmoralización general... Una crisis a la que no podemos negar una base religiosa: la crisis del catolicismo español; aunque sea políticamente incorrecto afirmarlo.

¿Estamos ante un nuevo, acaso definitivo, 98? Entonces, se diría que los españoles –los que todavía así nos consideramos- lo sufrimos como se supone lo hacen las  ranas cocidas a fuego lento: sin sentir nada.

Años atrás, ya se intuía que la crisis que adivinaban algunos, aunque todavía viviéramos en la España del derroche y del optimismo, podía tener un calado más profundo de lo que los políticos y generalidad de comunicadores reconocían.

Por ello, esas inquietudes, percibidas por miles de españoles descontentos y críticos, se canalizaron en esa “rebelión cívica”, trascendiendo el legítimo interés de las víctimas del terrorismo. Así, tuvieron la fortuna –o carga, según se vea-, de aglutinar en su entorno un sinfín de asociaciones, plataformas, fundaciones, configurando un no del todo definido y, en todo caso heterogéneo, movimiento cívico constitucionalista; primero ceñido al País Vasco y Navarra y después extendido al resto de España.

Las vicisitudes políticas, sociales y económicas, particularmente las primeras, de España, a lo largo de esos años de movilización, condicionaron la natural vida de las heroicas asociaciones de víctimas del terrorismo. De este modo, la singular cobertura mediática y el apoyo, expreso o indirecto según el momento, del Partido Popular, jugaron un rol tan importante como distorsionador. El alejamiento o disminución de esos apoyos redujeron gradualmente su capacidad de movilización. De modo paralelo -no podía ser de otra manera- ese movimiento cívico se desinflaba, desapareciendo no pocas de sus entidades o reduciendo notablemente su volumen.

Sustracción de apoyos, abandonos, divisiones, luchas personalistas, contaminación partidista… una travesía por el desierto tan compleja como injusta.

El día 9 de junio, Voces Contra el Terrorismo hizo de nuevo lo que tenía que hacer: salir a la calle. Y lo hizo, seguramente, consciente de que éstos son otros tiempos.

A Voces Contra el Terrorismo, y todas las demás asociaciones de víctimas, no se les puede pedir más: demasiado han hecho ya; locomotora forzada de un tren acomodado e indolente.

Han sido, y seguirán siendo, un referente moral extraordinaria para una España dormida y encarrilada –acaso- hacia un destino fatal.

Las asociaciones de víctimas del terrorismo han estado, siguen, y continuarán activas; sin duda. Pero ya va siendo hora de que otras voces, otras fuerzas, asuman y acompañen la “rebelión cívica”.

Son muchos, muchísimos, los españoles a la intemperie abandonados por políticos, intelectuales y demás líderes naturales. Entre el repliegue personal y la crisis global, frente al desesperado “sálvese quien pueda” y el cinismo, ¿no hay alternativas?

Rebelión cívica; más que nunca.

http://www.diarioya.es/content/el-movimiento-de-las-víctimas-del-terrorismo-y-la-crisis

¿A quién beneficia la “Vía Nanclares 2”?

¿A quién beneficia la “Vía Nanclares 2”?

Quid prodest.

Es necesario hacerse esa pregunta, dada la maraña informativa, los ánimos desatados y las explicaciones pueriles, que abruman a cualquier ciudadano interesado en el futuro de este desmoralizado país, desde que saltara la cuestión a los medios de comunicación.

La que se viene denominando “Vía Nanclares 2”, o Plan Integral de Reinserción de presos terroristas asumido por el Gobierno del Partido Popular, empezó mal. Primero se difundió por medio de una filtración periodística procedente de “medios penitenciarios”. El titular de Interior, ante tan “inocente” iniciativa, no tuvo más remedio que tratar de explicarla en una rueda de prensa, lo que hizo de manera un tanto caótica e improvisada, generando no poca confusión en general… y mucha indignación especialmente entre las asociaciones más combativas de víctimas del terrorismo.

Con todo, el Gobierno ha insistido en que este rimbombante plan no implica nada nuevo respecto a la “Vía Nanclares” desarrollada por los socialistas, su “madre” antecedente. Entonces, ¿por qué un nuevo plan?

Pero si analizamos la cuestión detenidamente, deducimos que sí hay novedades. La principal: que los posibles interesados -cuyo ámbito de aplicación se amplía, además de a los procedentes de ETA, al GRAPO y a los presos islamistas- podrán acogerse inicialmente a la misma sin pedir perdón. En segundo lugar, se visibilizan –normalizándose en el sentido administrativo del término- unas actuaciones que ya se venían produciendo, si bien con un resultado muy escaso y en retroceso. Entonces, ¿para qué impulsar una vía aparentemente muerta?

Para tratar de entenderlo, pongamos nuestra atención en una “casualidad”: el equipo autor del plan sería el mismo que venía desarrollando la “Vía Nanclares 1” bajo directrices socialistas. ¿Casualidad o causalidad? Por ello tememos que, tal vez, la “filtración” inicial no haya sido tan casual en tiempo y manera: de nuevo, un campo de minas sembrado en una administración socialista “convenientemente” accionado. Casualidades de la vida, faltaría más. Y no sería la primera vez en que un “quiste” socialista genera no pocos dolores de cabeza a los siempre timoratos y un poquito ingenuos políticos populares. Y en ese mismo Ministerio...

Lo que es incuestionable es que si alguien ha salido beneficiado con la polémica es el PSOE y, en particular, el lehendakari Patxi López, muy mal situado en las quinielas que se vienen manejando cara a las próximas elecciones autonómicas vascas. Recordemos que, suceda lo que suceda, se adelanten o no, se producirán resultados” históricos”; esos que tanto teme Jaime Mayor Oreja y que viene exponiendo en sus prédicas en el desierto en el que se encuentra. El primero y seguro: un éxito sin paliativos de la izquierda abertzale y sus coaligados, convenientemente fagocitados y controlados. Acaso, otro dos: el sorpasso de esa izquierda abertzale sobre el anquilosado y envejecido PNV y, el que puede ser más dramático y trascendental, el lehendakari abertzale que nos viene anticipando, junto otras pocas voces, Rosa Díez.

Con este “nuevo” plan, y como muñidor en la sombra, el lehendakari Patxi López podrá sumarse algún mérito más en tan difícil carrera, presentando su papel como impulsor del “proceso de paz” que en su día inició el PSOE con ETA y del que el diario El País (generalmente, auténtico Boletín Oficial del Estado) nos viene informando a la opinión pública con oportunas y muy calculadas dosis.

En cualquier caso, si alguien no se beneficia con este plan es el Partido Popular. A nivel vasco, pierde credibilidad y combatividad; ninguneado y desconcertado. A nivel nacional, se extiende la impresión de que está “traicionando” a las víctimas del terrorismo y a sus electores más motivados al respecto. Fatalmente así, se consolida poco a poco ese rumor, esa sospecha de que el “proceso de paz” perfilado por la anterior administración socialista fue asumido, aunque ahora ejecutado con poco entusiasmo, por Mariano Rajoy y su Partido Popular, pues se trataría de una “política de Estado”.

El análisis de la izquierda abertzale

Mientras que en los párrafos anteriores nos movíamos, en parte, en el terreno de las hipótesis, procede una afirmación objetiva, basada en hechos constatables y públicos: la más beneficiada es, ¡la propia ETA! Y no es algo gratuito, pues, con todo, es ETA y sus organizaciones satélites las que se han manifestado, a pesar de sus matices y remilgos, con el análisis más matizado y expectante. Veámoslo.

El autodenominado Colectivo de Presas y Presos políticos Vascos (en euskera Euskal Preso Politikoen Kolektiboa, EPPK) por medio de un comunicado publicado en el diario extremista Gara, ha analizado el plan concluyendo que, desde su perspectiva, le supone un avance. Así, EPPK destaca como significativos esos avances, que a continuación concretamos, considerando que responden «a la demanda de movimientos trasladada a La Moncloa desde Euskal Herria, el ámbito internacional e incluso España». ¿Qué avances?, ¿qué reconocimientos? EPPK considera que el plan «nos reconoce como objetivo del sistema penitenciario y como sujeto de derechos globales». EPPK entiende que supone una admisión implícita de su esencia política, pues «Acepta que se nos impone un tratamiento diferenciado (y colectivo), tanto al imponer condiciones y niveles de exigencia más altos para recibir derechos y beneficios penitenciarios como a través de la discrecionalidad de la clasificación penitenciaria y de la propia dispersión». Por último, a su juicio, el Gobierno aceptaría «el fracaso político de la llamada `vía Langraiz’ de arrepentimiento-delación. Y es algo significativo en sí mismo, ya que hasta ahora esto había sido negado de modo irresponsable». En definitiva, todo un triunfo en el terreno del lenguaje: se trataría, pues, de un conflicto estrictamente político; una reivindicación histórica del MLNV. Y concluye afirmando que el EPPK estaría dispuesto a dar pasos si se abandonan «todas las presiones y chantajes». Buenos chicos, en el fondo.

De esta manera, dado que la polémica se suma a la desatada por los manejos de la autodenominada Comisión Verificadora Internacional (¿no se les puede, llanamente, expulsar de España y punto?, ¿o es que no hay interés en ello?), la consecuencia de todo ello es que mientras que el Gobierno popular ha dado nuevas muestras de torpeza, o mala intención, al despreciar olímpicamente a sus electores y a demás ciudadanos al tratarlos como menores de edad políticamente hablando, ETA es la gran ganadora. Así, ha alcanzado un tratamiento de “sujeto político”, en las personas de sus presos, acorralando de paso, dialéctica y mediáticamente al Gobierno español, desvelando sus contradicciones con este nuevo triunfo en materia de lenguaje y propaganda. Y con “tutela” internacional, nada menos.

Y siempre, en la estela del proceso de paz norirlandés.

¿Puede tener éxito la “Vía Nanclares 2”?

Por otra parte, este plan ha sido recibido con mucho escepticismo por lo que respecta a sus posibles resultados prácticos. Si en su día con la “Vía Nanclares” se intentó romper la organización y disciplina internas de ETA, fracasando, con este programa –en buena medida, más de lo mismo- difícilmente se conseguirá.

El áspero, pero tremendamente veraz y objetivo, Florencio Domínguez, aseguraba en La Vanguardia, el pasado 2 de mayo que «Cada elogio a Otegi en un titular era un paso atrás de los etarras presos que estaban en el camino del desmarque de ETA. El principal obstáculo para una reinserción es el miedo a tener que romper con ETA y recorrer el camino en solitario, significándose ante sus ex compañeros y entorno social. Al crear expectativas de éxito para la izquierda abertzale aumentaron las esperanzas de los presos de salir en grupo y sin hacer renuncias. Así matamos entre todos la vía Nanclares». En definitiva, « Al crear expectativas de éxito político de la izquierda abertzale se mató la vía de la reinserción». Y, ya hemos visto, esa expresión política de ETA tiene muchas, muchísimas expectativas políticas.

Y no es el único que así opina. Nos remitimos a las interesantes reflexiones al respecto realizadas por Mikel Buesa en sus artículos Los presos de ETA y el “juego del gallina”, publicados en Libertad Digital.

De esta manera, una nueva versión de la “Vía Nanclares”, aunque maquillada y visibilizada, no rompe unas expectativas que exigen respuestas globales; por lo que está garantizado su fracaso.

Conclusiones: una “mina” mediática accionada por interesados en el avance del “proceso de paz” ha pillado al Gobierno a contrapelo. Los “presos” no se mueven. El PSE-PSOE y ETA, en sus respectivos ámbitos, se benefician con la noticia. Una indignante Comisión Verificadora Internacional continúa con sus manejos y andanzas. Y la opinión pública no entiende casi nada; salvo que los etarras YA serían “presos políticos” y que existe un “proceso de paz”. Rectificamos: percibe la problemática desde otros parámetros dialécticos. Están ganando.

En este contexto, mejor haría el Gobierno del Partido Popular en escuchar las voces que, como las anteriores, vienen denunciando la perversidad del proceso de referencia (el norirlandés), caso de Rogelio Alonso en el ámbito universitario, o de políticos expertos sobre el terreno, como Jaime Mayor Oreja. De no rectificar tan torpes pasos -lo que únicamente puede hacerse manteniendo contra viento y marea una nítida posición de inteligencia y firmeza- confirmará estos desaguisados como males menores de un proceso perverso y oculto al que se habrían entregado.

 

Fernando José Vaquero Oroquieta

http://diarioliberal.com/DL_vaquero.htm, 07/05/12

Razón Española, Nº. 174, julio-agosto 2012, págs. 100 a 105

¡Abertzales de todos los países, uníos!

¡Abertzales de todos los países, uníos!

¿Qué se esconde tras el fenómeno mediático, judicial y político de la lista a Europa Iniciativa Internacionalista? ¿Es un feliz movimiento táctico más de la izquierda abertzale o hay algo más?

 

1. La cuadratura del círculo

 

Parece mentira, pero hay que reconocerlo: ¡lo han conseguido! Y no sólo haber colado una lista electoral vinculada tácticamente con el autodenominado MLNV, pues estamos hablando de Iniciativa Internacionalista, sino, ante todo, ¡la cuadratura del círculo marxista! Nos referimos a la perfecta simbiosis, aparentemente contraria a todo lógica, de internacionalismo y… nacionalismo. Una polémica ya resuelta desde la praxis, a pesar de los tediosos, obtusos y jamás conclusos debates pseudo-academicistas desarrollados -¿recuerdan? por las tropecientas facciones marxistas, allá por los años 70, en torno a tantos y tantos títulos más o menos similares a Marx, Lenin y la cuestión nacional.

 

Pero, siempre hay que recordarlo, la lógica revolucionaria, marxista en definitiva, no es la lógica filosófica clásica ni, mucho menos, la simplemente común; incluso aunque muchos marxistas, aparentemente, ya pasen del Marx clásico y, en teoría, del mismísimo Lenin. La lógica revolucionaria de la extrema izquierda –y de otras izquierdas- se apoya en la dialéctica marxista. Ya saben: todo aquello de tesis, antítesis, síntesis; que puede derivar, sin sonrojo intelectual alguno, en la conciliación de los contrarios: la cuadratura del círculo.

 

La lógica revolucionaria únicamente se debe a la verdad revolucionaria, de modo que todo lo que suponga un avance para la causa revolucionaria es válido, y cuanto se le oponga, un obstáculo a eliminar. Verdad y mentira, desde esta perspectiva, devienen en categorías totalmente relativas y susceptibles de usos, manipulaciones, alteraciones; siempre, en aras del ideal revolucionario. Por ello, un día, desde ese tinglado electoral se puede rechazar la violencia terrorista –la lucha armada, la siguen denominando sin rubor alguno- y, al día siguiente, negarse a condenarla por considerarla inútil y un simplismo. ¿Mienten, acaso se contradicen? Para nada. ¡Sólo mienten los reaccionarios! Si se mira la realidad desde su peculiar óptica, mentir o ser veraces son actitudes totalmente secundarias en aras de los objetivos de su totalitaria cosmovisión. La verdad es lo apropiado… en el momento histórico concreto; siempre de cara al fin grandioso de la Revolución. En el marxismo, desde siempre, las cosas no siempre son lo que parecen ser…

 

Y es que, a los todavía partidarios en España de la “revolución pendiente”, los encontramos en esa nebulosa de las extremas izquierdas ibéricas. Una constelación de las de agárrate que vienen curvas; pues si tratas de seguirle el rastro, puedes como poco marearte…

 

Pero el mérito de la polémica y notoriedad mediática alcanzadas, realmente, no es de Iniciativa Internacionalista, ni siquiera de la torpe respuesta del Estado español, sino de la organización-tótem de todos los Alfonsos Sastres del mundo entero. Nos referimos, sin duda, a ETA y su MLNV.

 

2. La naturaleza de ETA y su MLNV

 

En ETA, marxismo y nacionalismo se funden en una nueva teoría y práctica, en una organización de nuevo cuño expresión de un modelo totalitario de vida; una incipiente nueva sociedad que avanza consolidando espacios de poder abertzale. Dos pasos adelante, un paso atrás.

 

ETA nació en el seno del nacionalismo vasco, del que nunca se desprendió, desarrollándose en unas etapas históricas muy concretas: los últimos lustros del franquismo y la actual democracia española. Unas décadas de sorprendente y rapidísima transmutación cultural y social que afectó a todos los estratos de la sociedad, desembocando en un recambio radical de los valores vigentes.

 

Nacionalista radical y nominalmente católica, en sus orígenes, ETA hará propias diversas novedades ideológicas procedentes de ciertas lecturas del marxismo y del discurso “antisistema”. Así, progresivamente y marchando al ritmo de la historia, se consolidará y arraigará profundamente en las sociedades vasca y navarra.

 

Pero, aunque su nacionalismo sea muy distinto al de sus mayores, continuará siendo, ante todo, eso: un nacionalismo radical fundido con diversos ingredientes marxistas en una atractiva mixtura revolucionaria antisistema, que edificará una novedosa estructura socio-político-militar que poco a poco consolidará diversos espacios físicos de contrapoder. Vamos, toda una organización de planta totalitaria que resultará muy atractiva a muchos revolucionarios de todo el mundo y, en concreto a no pocos españoles que verán en ETA y su MLNV el modelo a seguir.

 

Las razones que han permitido la supervivencia de ETA, y que ésta pueda llegar a jugar un papel político relevante en la España de hoy, son dos: un movimiento social vivo alimentado por el nacionalismo preexistente; y un Estado en buena medida inhibido, lo que le ha facilitado el desarrollo de unos espacios propios en la vida pública, que otros han intentado imitar a pequeña escala.

 

También debemos señalar que bien puede hablarse de la existencia de diversas complicidades externas en algunas etapas de su historia. En los últimos años del franquismo, diversos sectores de la izquierda la admiraban sin disimulo; no en vano ETA era, de todas ellas, la organización más “decidida”. El mito sobrevivió durante años; de modo que esos intelectuales, y demás izquierdistas complacientes, tardaron muchísimo –y no todos- en realizar una autocrítica que no todos asumieron. Así, Eva Forest, fallecida el 19 de mayo de 2007, y Alfonso Sastre, cabeza de lista de Iniciativa Internacionalista, fueron, acaso, dos de los recalcitrantes más representativos de esa especie; afincándose en Euskadi, incluso. Y todo ello a pesar de que, muy pronto, pudo concluirse que ETA no se disolvería con la instauración de la democracia “española y burguesa”: no en vano, su objetivo no era tanto la caída del franquismo, como la implantación simultánea de la independencia y el socialismo en el País Vasco y Navarra. Y siguen en ello; junto a todos los que, de un modo u otro, se quieran sumar. Estén donde estén.

 

Semejante realidad orgánica, de fuertes lazos comunitarios apoyados en una común ideología y la militancia en múltiples frentes de la vida, generará una red de simpatías y complicidades fuera del País Vasco y Navarra; especialmente en Cataluña. Pero también encontramos núcleos de apoyo a la “causa vasca” en todas las nacionalidades y regiones españolas.

 

Al parecer, y en esta ocasión, el impulso organizativo de la candidatura Iniciativa Internacionalista ha correspondido al grupo Izquierda Castellana, una pequeña y veterana organización nacida al calor y a imitación, en su ámbito territorial, del MLNV. Recordemos, también, el elevado número de votos alcanzado por la primera marca electoral para Europa de Herri Batasuna en su día, si bien el atentado de Hipercor le laminó buena parte de los mismos. Pero, recordemos, el que tuvo, retuvo. Además de esos castellanistas, diversas organizaciones surgieron por toda la geografía española imitando el modelo abertzale; si bien, con desigual fortuna. Nacieron muchas. Se desarrollaron no todas. Murieron bastantes. Y buena parte de las que persistieron, las encontramos en Iniciativa Internacionalista; junto a formaciones marxistas “clásicas”, caso de Corriente Roja.

 

3. La cocina-fusión de Iniciativa Internacionalista

 

Para analizar la composición e ingredientes de la candidatura, repasemos la procedencia de los 25 primeros miembros de la misma.

  1. Alfonso Sastre Salvador. Escritor y dramaturgo. Un histórico de la extrema izquierda afincado en Euskadi.
  2. Doris Benegas Haddad. Veterana dirigente de Izquierda Castellana.
  3. Josep Garganté Closa. Sindicalista del transporte de la anarcosindicalista y posibilista CGT catalana.
  4. Zésar Corella Escario. Fue miembro del Comité Nacional de Chunta Aragonesista. Señalemos que CHA forma parte de otra coalición más moderada.
  5. Ángeles Maestro Martín. Líder de Corriente Roja, una escisión de Izquierda Unida en 2004. Fue dirigente del PCE y diputada por Izquierda Unida.
  6. Xosé Luís Méndez Ferrín. Uno de los mejores poetas vivos en lengua gallega y líder del Frente Popular Galega; grupúsculo independentista a la izquierda del mismísimo BNG.
  7. Juan Ignacio Orengo. De la Comisión Ejecutiva de la Federación del Metal de CC.OO. de Sevilla por el Sector Crítico. Militante de Corriente Roja.
  8. Antonio Sardá Artiles. Militante de la Confederación Intersindical Canaria.
  9. Gloria Pérez Berrocal. Miembro del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe.
  10. Alicia Pérez Herranz. Conocida artísticamente como Alicia Hermida. La Valentina de Cuéntame cómo pasó en TVE.
  11. Antonio Nicolás Maira Rodríguez. Director del portal internauta de extrema izquierda Rebelión.org
  12. Jaime Losada Badía. Dramaturgo.
  13. Concepción Bosch Riera. Se presentó en las listas de Barcelona per l’Autodetarminació (BxA) - Federació d’Independents de Catalunya (FIC) en las municipales de 2007.
  14. Celia Camps Pérez.
  15. David Pérez Ramos.
  16. Xan Andrés Carballo Rodríguez. Secretario de Acción Sindical de la Confederación Intersindical Galega y dirigente del Frente Popular Galega.
  17. Mustafa Bachir Mohamed. Del Comité de Empresa de Controlex España y vocal de inmigración de la Asociación de Vecinos de Puente de Vallecas.
  18. Adrián Ruiz Ibáñez. Militante de Cucha Independentista Aragonesa; una escisión radical de CHA.
  19. Guillerma Silva Díaz. Miembro, por Comisiones Obreras, del comité de empresa de Magneti Marelli Electrónica SL. Fue candidata de la coalición GPOR-PST (LVS) –una de tantas sectas trotskistas- al Parlamento Europeo en 1994.
  20. Violeta Benítez Romero. Militante cordobesa de Corriente Roja.
  21. Alfonso Araque Macias. De la comisión Ejecutiva de la sección sindical de CC.OO. de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid.
  22. Luis Nicanor Ocampo Pereira. Secretario general de Izquierda Castellana.
  23. Luna María Fajó Castro. Militante de Chobenalla, grupúsculo radical; antiguas juventudes de la CHA hasta su escisión por considerar al partido-madre demasiado moderado.
  24. María Rocío Mielgo Blanco. Candidata al Senado por Palencia en 2008 por Comuner@s.
  25. José Estrada Cruz. Candidato de Nosaltres Som-Assemblea d’Unitat Popular (N.SOM-AUP) al Ayuntamiento de Tarragona en 2007. Fue concejal del PSUC en Tarragona y secretario general de CC.OO. de la comarca de Tarragonès hasta su expulsión y posterior integración en CGT.

Otras organizaciones que apoyan la candidatura son: Iniciativa Comunista, Lucha Internacionalista, descontentos de Izquierda Unida como la agrupación alicantina de Bigastro, Nova Esquerda Socialista, Endavant, Col·lectiu Republicà Baix Llobregat, etc. Una complicada sopa de letras e individualidades unidas por ¿ETA?

La polémica con la que nació no está zanjada, más allá de la triste sentencia del Tribunal Constitucional que le ha permitido concurrir a estas elecciones europeas, al considerar que los indicios presentados por la Fiscalía no constituían prueba concluyente de su presunta instrumentalización por la banda. Ciertamente, el haber consumado tan compleja suma de personas, tendencias y grupos no es fácil para alguien -o algo- que carezca de autoridad sobre todos ellos. Pero, dada la debilidad orgánica de la banda y el aislamiento político de Batasuna, ¿quién instrumentaliza a quién? Cuanto menos, podemos afirmar que se produce una fusión de intereses: ETA puede participar en unas elecciones, eludiendo la prohibición, y, tal vez, alcanzar un importante altavoz en Europa. Pero, a su vez, esa sopa de grupitos consigue dos cosas que, de no contar con el concurso de ETA, no podían ni imaginar: una bolsa de hasta 150.000 votos, imprescindibles para llegar a Europa, y tratar de capitalizar un debate de la máxima importancia que se viene produciendo últimamente en ese entorno. Nos referimos a un nuevo intento de reformulación del espacio político revolucionario a la izquierda de Izquierda Unida.

 

4. Enésimo intento de reformulación de las extremas izquierdas

 

En unas ocasiones dentro, y en otras fuera, de Izquierda Unida, existe una galaxia de grupos y grupitos de la extrema izquierda que cubren un colorista arco iris: desde antiguos trotskistas, pasando por maoístas, pro-soviéticos, anarco-comunistas, ecosocialistas, feministas radicales, rojos, rojísimos e hiperrojos, etc., etc. Se mueven como formaciones políticas, pero también en todo tipo de asociaciones y plataformas solidarias con las más variadas causas: desde la lucha antinuclear, hasta el impulso al neosocialismo indigenista hoy en boga por América Latina. Se unen, se dividen, se coaligan, se escinden, desaparecen… Son cientos de siglas de todo tipo. Su vida se resume en aquel dicho, tan mentado años atrás: “un trotskista, un partido; dos trotskistas, una escisión”. ¡Criaturas!: son así, y no pueden evitarlo.

 

Por cierto, entre tal cantidad de siglas y tendencias, ¿no han advertido una ausencia? Efectivamente: no hablamos de pacifistas. De hecho, es algo que les une a todos ellos: la violencia puede ser legítima. Así, jamás condenarán el Gulag, ni las matanzas de la Revolución Cultural china, ni el terrorismo de extrema izquierda. Si quieren encontrar ustedes propuestas supuestamente pacifistas, búsquenlas en otras listas, como Europa de los Pueblos-Verdes, en la que recalan históricas siglas de otra “nueva izquierda”, como Aralar, BNG, EA, ERC, CHA, etc.

 

Volvamos a quienes nos ocupan. No pocos de los militantes de esa colorista y heterogénea galaxia lo hacen simultáneamente en Izquierda Unida; en Comisiones Obreras, en otras centrales sindicales de izquierda y nacionalistas; en organizaciones vecinales; en ONG’s, grupos ecologistas y antinucleares; como okupas... y lo que haga falta.

 

Forman, en definitiva, una compleja red, muy presente también en Internet, difícilmente accesible e inteligible, en sus debates y lugares comunes, para un profano ajeno.

 

Uno de sus objetivos siempre presente, aunque hasta ahora demorado, además de “hacer la revolución” a la que jamás han renunciado, es la “unidad” de  la izquierda radical; con o sin Izquierda Unida.

 

Y en ello estaban, entre otras muchas cosas, cuando Iniciativa Internacionalista se formó en competencia con otras listas radicales a Europa; todas ellas tratando de situarse las primeras en el desfile.

 

Veamos las más significativas:

 

-          Unificación Comunista de España. Peculiar grupúsculo inicialmente maoísta capaz de coquetear, en algún momento de su historia, con Izquierda Unida, el Foro de Ermua… ¡y el partido de Rosa Díez! No podrán contar con ellos, siempre prestos a cualquier pirueta imprevisible. Hipercríticos con ETA y partidarios de la unión nacional española. Se les ha acusado de secta. Raros, muy raros.

-          Partido Comunista de los Pueblos de España. Lo que queda de la antigua escisión pro-soviética de Ignacio Gallego, de 1983, del Partido Comunista de España cuando éste, de la mano de Santiago Carrillo, se apuntó al efímero “eurocomunismo” marcando distancias con la todavía exultante Unión Soviética. Son pocos, pero dan guerra. Y permanecen en pie a la espera de una ocasión.

-          Izquierda Anticapitalista. Fórmula electoral de los ancianos neotrotskistas herederos de la LCR y el MCE; imitadores del sorprendente  resurgir francés de la extrema izquierda de la mano del Nuevo Partido Anticapitalista, de Olivier Besancenot, descendiente directo de la histórica LCR gala.

 

El sueño de todos ellos, y de otros tantos que ni siquiera participan en alguna de tales listas, sería la unidad, la confluencia en un único proyecto revolucionario; pero liderándolo. ¡Hay que reconquistar el Palacio de Invierno! Pero ni lo han conseguido hasta ahora, ni lo harán jamás.

 

Arrastran demasiadas historias de enfrentamientos sectarios, diferencias ideológicas, desafectos personales, rivalidades organizativas, puñaladas traperas, fidelidades inquebrantables… Con sus limitaciones, y en ocasiones sorprendentes capacidades, ahí están y seguirán. Y todos quieren arrimar el ascua a su sardina. Por ello, nunca podrán todos ellos confluir en una única plataforma. Pero los más decididos, los más capaces y audaces, tal vez puedan aglutinar a un buen número de ellos...

 

Todas esas listas electorales son expresiones tácticas de los diversos movimientos producidos en esa dirección. De los resultados alcanzados se derivarán posiciones de fuerza y autoridad en esa área que les harán valer frente a los rivales; se juegan el liderazgo de ese espacio en ebullición. No conseguirán unirse, pero lo seguirán intentando: está en el código genético… de su ideología.

 

5. Conclusiones

 

Tras este recorrido, se imponen unas breves conclusiones.

 

-          Iniciativa Internacionalista es un fruto táctico de la atracción ejercida por ETA y su MLNV en un sector de la extrema izquierda española.

-          Los beneficios de la operación se reparten tanto entre ETA, como entre sus simpatizantes neocomunistas españoles.

-          Iniciativa Internacionalista ha metido un gol al Estado español. De conseguir un escaño, proporcionará un importante altavoz a ETA; lo que supone un retroceso en la lucha antiterrorista y la pérdida de prestigio internacional de España.

-          Iniciativa Internacionalista pretende, además, liderar el proceso de redefinición de las extremas izquierdas ibéricas en un momento en el que varios candidatos aspiran a encabezar una alternativa radical con/frente Izquierda Unida.

 

En resumen, si Pamplona es la Jerusalém de los vascos, que decía Otegi, Euskadi es paraíso terrenal de los abertzales de todo el mundo. De tantos y tan paradójicos internacionalistas/nacionalistas. La revolución pendiente en marcha. La revancha de las nacionalidades proletarias. La aurora. La cuadratura del círculo. Ni más ni menos.

 

Revista digital Arbil, número 121, mayo de 2009

Conclusiones del "Taller de realidad", de Fundación Leyre, "Respuestas penitenciarias españolas al terrorismo de ETA".

Conclusiones del "Taller de realidad", de Fundación Leyre, "Respuestas penitenciarias españolas al terrorismo de ETA".

 

El pasado 29 de mayo de 2008 se celebró, en los locales de la Fundación Leyre en Pamplona, una nueva sesión de los "Talleres de realidad" en la que se analizó la respuesta estatal española al terrorismo desde la perspectiva de la ejecución penal-penitenciaria.

 

Al igual que en otras ocasiones, presentamos las siguientes conclusiones:

 

1)       Como organización nacionalista, revolucionaria, totalitaria, militarizada y centralizada, ETA cuenta con un importante número de militantes encarcelados, cuya realidad organizativa nunca ha descuidado; independientemente de su mayor o menor peso en la toma de decisiones.

2)       El ordenamiento penitenciario democrático español, se asienta en dos grandes principios: Régimen, o conjunto de actividades encaminadas al orden, la seguridad y la disciplina; Tratamiento, o suma de actividades expresamente dirigidas a la reeducación y reinserción social de los presos y penados.

3)       El sistema tratamental español se concreta en los tres grados penitenciarios en que los penados pueden ser clasificados, inicial o sucesivamente. El primer grado se aplica a internos de trayectoria, pena u otras circunstancias reveladoras de una particular y persistente peligrosidad. Así, la mayor parte de los terroristas son clasificados en dicha modalidad.

4)       Desde la lógica interna propia de su naturaleza, ETA enjuicia este sistema como “pseudo fascista”, de modo que sus presos no serían meros delincuentes, sino “encarcelados políticos vascos”. No sería otra cosa que un ámbito más de la actuación represora de un Estado ilegítimo que no reconocen. El tratamiento penitenciario sería un instrumento más dirigido a la desmoralización de los “gudaris”.

5)       Es el “frente de makos” de la dirección de ETA la encargada de los presos. Sus decisiones se determinan mediante una variedad de la cultura organizativa marxista-leninista del “centralismo democrático”, denominada Batzarre. Así, no se admiten discrepancias a la línea política de la organización; toda decisión personal y colectiva se debate; se toman acuerdos, se hacen llegar a la dirección y ésta acepta o rechaza; los presos de ETA no aceptan los grados penitenciarios: ni los piden ni los recurren. No aceptan los destinos laborales; concebidos como fórmula de “colaboracionismo” con la represión española.

6)       No siempre han mantenido los mismos criterios inamovibles. Así, en su día modificaron su postura en una cuestión muy relevante, para las expectativas personales de sus presos y de sus familiares, al aceptar las redenciones extraordinarias con efectos retroactivos. Su objetivo era acortar las largas condenas, facilitando el adelantamiento de su excarcelación y, de paso, acceder a las peticiones de unos familiares desmoralizados y agotados.

7)       La respuesta penitenciaria española arranca en 1977, con la amnistía de octubre; la Ley Orgánica 1/1979 de 26 de septiembre, General Penitenciaria (LOGP); la dispersión de 1989; la eliminación de las redenciones de penas por el trabajo por Ley Orgánica 10/1995 de 23 de noviembre de reforma del Código Penal; la canalización de los estudios universitarios en prisión por medio de la UNED a partir de 2003; la reforma de 2003 por la que se crea el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria, en la Audiencia Nacional, en Madrid, con la misión de unificar los criterios para el control del cumplimiento de las penas impuestas, entre otros, a terroristas; la Sentencia 197/2006 de 28 de febrero del Tribunal Supremo español que formula la “doctrina Parot”.

8)       Si ya en 1977 se acreditó, pese a la reciente amnistía, la voluntad criminal de ETA y otras bandas como el GRAPO, ¿por qué se ha tardado tantos años en elaborar una respuesta “global” al desafío terrorista en su proyección carcelaria? Anticiparemos algunas respuestas: la carencia de una estrategia global del Estado frente al fenómeno poliédrico del terrorismo de ETA; ausencia de instrumentos teóricos analíticos; las complicidades de ciertas izquierdas; los complejos de la derecha; el halo romántico de los nacionalismos y la “bula antifranquista”; el empacho garantista de los primeros años de la democracia; las aparentemente relaciones confusas de las diversas familias nacionalistas entre sí.

9)       Ha sido la acción de unas pocas personas –víctimas del terrorismo, activistas, políticos, comunicadores-, la que ha impulsado las más relevantes reformas elaboradas frente al terrorismo. Una acción que ha facilitado el cambio de la opinión pública y la subsiguiente rectificación política.

10)   Ello evidencia unas improvisaciones, unas rutinas, y unas carencias, que lindan con la apatía o incapacidad políticas de sucesivos responsables del Estado, y que en todo caso merecen un duro juicio moral.

11)   Una importante cuestión terminológica. La supuesta distinción –presos comunes/presos políticos- es una manipulación más de un lenguaje pervertido que pretende ganar otra batalla en el ámbito de las ideas y de la propaganda.

 

 

Pamplona, 30  de mayo de 2008