Ante supuestas negociaciones con ETA: el retorno de Fernando Savater.
Fernando Savater, quien destacara por su valor frente al terrorismo años atrás desde una postura intelectual y ética incuestionable, se ha deshecho de la palabrería de ZP que, acaso, un día le infundió falsas esperanzas. Veámoslo.
Como tantas veces, varias mujeres fueron los rostros cuyas miradas mostraron, a quienes allí acudieron, el tesoro de su amor y el compromiso con la libertad: su madre, la esposa, la hermana...
Se escucharon muchas cosas interesantes; pero destacaremos un par de ellas.
El filósofo Fernando Savater, quien protagonizara la intervención central del evento, expuso de modo contundente, las cuestiones éticas y políticas que debieran iluminar, en todo caso, las enigmáticas afirmaciones de ZP y sus desconocidos movimientos encaminados supuestamente hacia la desaparición de ETA; y sin mencionarlo ni una vez.
El horizonte ético que debe iluminar la lucha del Estado y la sociedad frente al terrorismo, a su juicio, es el siguiente: no pueden equipararse víctimas con verdugos. No es posible la equidistancia. La paz, sin ensañamiento, debe basarse en la existencia de vencedores (las víctimas) y vencidos (los terroristas). No es una cuestión de posibles alternativas, todas relativas. Existe, por lo tanto, una verdad incuestionable: los terroristas deben ser derrotados. En consecuencia, la paz no puede tener un precio político.
De ello se deriva un elemental programa político: no existe un terreno intermedio entre la legalidad constitucional y el terrorismo. «Hay que evitar dar la impresión de que se va a crear un espacio a medio camino entre lo legal y lo ilegal, en el que estén los que defienden la democracia y los que no condenan la violencia», afirmó. No deben aceptarse, coherentemente, «mesas de partidos» ni otras «alternativas» análogas.
Formuló, en definitiva, un verdadero directorio que guíe a los políticos representantes de la sociedad ante el reto terrorista de ETA; sean los que sean sus ropajes y sus apoyos.
Si, Savater, un día, creyó en las expectativas levantadas por ZP, es evidente que ya las ha desenmascarado; lo que nos lleva a preguntarnos si, acaso ¿carece ZP de estrategia alguna y únicamente suplica a ETA una tregua con fines puramente coyunturales para mantenerse en el poder y, tal vez, «pasar a la Historia» a cualquier precio?
Ni el «buenismo» de ZP, ni sus ambigüedades, ni el desprecio manifestado ante las víctimas, ni el rechazo permanente e insultante a casi media sociedad que votó al Partido Popular…, nada de todo ello puede ser base sólida de la única negociación posible con ETA: la que facilite su abandono definitivo de las armas, sometiéndose a la justicia, pidiendo perdón a las víctimas y reparando su dolor. Entonces la sociedad podría ser generosa, caso por caso, y siempre desde la fortaleza de las propias convicciones. Los terroristas pudieron elegir, tuvieron diversas opciones: la sociedad, y nuestras víctimas, no.
Gracias, Fernando Savater, por saber rectificar.
El miércoles 8 de febrero, conforme lo anunciado, se homenajeó, desde el corazón, la razón y la amistad, a Joseba Pagazaurtundua, asesinado hace tres años por ETA en Andoáin.
Como tantas veces, varias mujeres fueron los rostros cuyas miradas mostraron, a quienes allí acudieron, el tesoro de su amor y el compromiso con la libertad: su madre, la esposa, la hermana...
Se escucharon muchas cosas interesantes; pero destacaremos un par de ellas.
El filósofo Fernando Savater, quien protagonizara la intervención central del evento, expuso de modo contundente, las cuestiones éticas y políticas que debieran iluminar, en todo caso, las enigmáticas afirmaciones de ZP y sus desconocidos movimientos encaminados supuestamente hacia la desaparición de ETA; y sin mencionarlo ni una vez.
El horizonte ético que debe iluminar la lucha del Estado y la sociedad frente al terrorismo, a su juicio, es el siguiente: no pueden equipararse víctimas con verdugos. No es posible la equidistancia. La paz, sin ensañamiento, debe basarse en la existencia de vencedores (las víctimas) y vencidos (los terroristas). No es una cuestión de posibles alternativas, todas relativas. Existe, por lo tanto, una verdad incuestionable: los terroristas deben ser derrotados. En consecuencia, la paz no puede tener un precio político.
De ello se deriva un elemental programa político: no existe un terreno intermedio entre la legalidad constitucional y el terrorismo. «Hay que evitar dar la impresión de que se va a crear un espacio a medio camino entre lo legal y lo ilegal, en el que estén los que defienden la democracia y los que no condenan la violencia», afirmó. No deben aceptarse, coherentemente, «mesas de partidos» ni otras «alternativas» análogas.
Formuló, en definitiva, un verdadero directorio que guíe a los políticos representantes de la sociedad ante el reto terrorista de ETA; sean los que sean sus ropajes y sus apoyos.
Si, Savater, un día, creyó en las expectativas levantadas por ZP, es evidente que ya las ha desenmascarado; lo que nos lleva a preguntarnos si, acaso ¿carece ZP de estrategia alguna y únicamente suplica a ETA una tregua con fines puramente coyunturales para mantenerse en el poder y, tal vez, «pasar a la Historia» a cualquier precio?
Ni el «buenismo» de ZP, ni sus ambigüedades, ni el desprecio manifestado ante las víctimas, ni el rechazo permanente e insultante a casi media sociedad que votó al Partido Popular…, nada de todo ello puede ser base sólida de la única negociación posible con ETA: la que facilite su abandono definitivo de las armas, sometiéndose a la justicia, pidiendo perdón a las víctimas y reparando su dolor. Entonces la sociedad podría ser generosa, caso por caso, y siempre desde la fortaleza de las propias convicciones. Los terroristas pudieron elegir, tuvieron diversas opciones: la sociedad, y nuestras víctimas, no.
Gracias, Fernando Savater, por saber rectificar.
Páginas Digital, 14 de febrero de 2006
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