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Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

Sobre José Antonio.

Enrique DE AGUINAGA y Emilio GONZÁLEZ NAVARRO (comp.). Ediciones Barbarroja. Biblioteca Centenario (colección patrocinada por Plataforma 2003). Madrid, 2002. 2ª edición. 268 páginas.

 

El protagonista de este texto recopilatorio, nacido un 24 de abril de hace 99 años, no precisa presentación, pese a ser, en palabras del historiador Luis Suárez, recogidas en este libro, el gran ninguneado. Mucho se ha escrito sobre él, quien ya forma parte, sin duda, de la memoria colectiva de los españoles. Ello no implica, sin embargo, que sea generalmente conocido ni que el juicio histórico emitido sea unánime; más bien debe afirmarse que arraigados prejuicios, de muy variado signo, deforman la lente a través de la cual se interpreta al personaje o se le margina.
La percepción de la imagen de José Antonio ha atravesado varias fases: combatida, ensalzada, ignorada… Y muchos de los testimonios del libro así lo avalan.
Su particular empeño fue, sintéticamente, el de la superación de derechas e izquierdas o, desde otra perspectiva, la fusión entre tradición y revolución; esfuerzo al que no fue ajeno su profundo catolicismo. Así lo afirma, entre otros, el francés Arnaud Imatz, (testimonio recogido en la página 129 del libro aquí reseñado), pues “Para que la síntesis falangista joseantoniana emparente con el fascismo italiano o con el nacionalsocialismo alemán, hubiera sido necesario que sacase su cuadro conceptual bien de la tesis hegeliana del estado, bien del vitalismo, el materialismo biológico o el social-darwinismo. Hubiera sido preciso que no estuviera fundada sobre los principios filosóficos del cristianismo, que hacen de la persona el valor supremo” (Novelle Ecole, Nº 45, París, febrero de 1989).
En este libro se nos ofrece un amplio abanico de opiniones. Recogidas en el ámbito familiar, en el laboral, en el de los correligionarios, también entre sus oponentes políticos, entre historiadores e intelectuales; encontramos posturas muy diversas. Desde la adhesión incondicional hasta el rechazo absoluto. Se percibe una simpatía muy extendida hacia sus cualidades personales y un reconocimiento general de sus aptitudes profesionales e intelectuales, rompiéndose esa unanimidad cuando la valoración se refiere a su papel político. Creador de una síntesis original, para unos, continuador de una visión tradicional del hombre y de España, para otros, consciente instrumento del poder capitalista; incluso, simplemente, un fascista (así lo califica el historiador Cesar Vidal).
La disparidad de opiniones es notable y sorprendente. En este sentido, y como curiosidad, mencionaremos que se reproduce, por ejemplo, la entrada PRIMO DE RIVERA recogida en la Enciclopedia Soviética (3ª edición, Moscú, 1975), con un juicio marxista ortodoxo fácil de predecir (página 83).
Está estructurado en un índice nominal de los autores de los testimonios recogidos, una breve nota preliminar en la que los recopiladores concretan la fe y anhelos subyacentes en este trabajo, la transcripción de tales testimonios (desde Diego Abad de Santillán hasta Julián Zugazagoitia) y una elemental bibliografía sobre el personaje.
Cada una de sus 449 opiniones contiene una referencia brevísima al autor de la misma y a la fecha en que se produjo, lo que permite una valoración por parte del lector. No es el mismo, por poner un ejemplo, el balance efectuado por un José María Aznar en sus años jóvenes, que el que pudiera realizar, posteriormente, ya lanzado en su carrera política hacia el centro reformista. De otras importantes personalidades, que igualmente evolucionaron a lo largo de nuestra reciente historia, también se recogen los testimonios en su día efectuados en torno a José Antonio: José María Ruiz-Giménez, Pedro Laín Entralgo... Mencionar cada supuesto concreto sería excesivo. La evolución personal experimentada, por otra parte, no priva de valor a los respectivos testimonios, evidentes proyecciones, en todo caso, de una época.
Echamos de menos algunas opiniones, como las del innovador historiador Pío Moa recogidas en su trilogía sobre la Segunda República española y la guerra civil (Ediciones Encuentro), o la del biógrafo de su entraña religiosa, Cecilio de Miguel Medina, autor de La personalidad religiosa de José Antonio (Almena, Madrid, 1975); un libro que conviene rescatar.
Un buen trabajo, como resumen, para aproximarnos a esta controvertida pero, pese a todo, desconocida figura.

 

Revista de historia Aportes. Nº 50, 3/2002.

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