El homo abertzalensis.
Un nuevo tipo de terrorista ha hecho sangrienta aparición con motivo de la ofensiva desatada por ETA. Sus presupuestos ideológicas y vitales explican este fenómeno.
Un nuevo tipo humano, fraguado desde hace varias décadas en el amplio entorno humano de ETA, ha hecho dramática aparición en el País Vasco. La nueva hornada de activistas incorporados a ETA desde la escuela de JARRAI-HAIKA, fundamentalmente, nos ha revelado un nuevo tipo de terrorista: de escasa formación ideológica, poco disciplinado, muy radical, imprevisible, voluntarista, violento, poco cuidadoso con las medidas de seguridad internas de una organización que las había depurado corrigiendo múltiples errores, etc.
Pero esa falta de preparación política no es incompatible con la posesión de firmes convicciones ideológicas, que en este caso son evidentes: nacionalismo extremo e izquierdismo radical. El nuevo activista no es un convencido y muy formado marxista – leninista, como lo fueron sus “mayores”, pero evidentemente sí que es un abertzale radical.
Este tipo humano, del que los nuevos terroristas son la punta del iceberg, es el resultado de una dinámica vital desarrollada en las múltiples instancias asociativas y movilizadoras del autodenominado MLNV. Los jóvenes radicales han nacido, en buen número, en el seno de familias ya muy radicalizadas que, sin convicciones religiosas, les han inculcado una mentalidad nacionalista omnicomprensiva y de múltiples expresiones: recreativas, lúdicas, políticas, educativas, afectivas, simbólicas, sindicales…
Una mentalidad libertaria, lindante con el nihilismo, ha ido modelando, poco a poco, a estos jóvenes, absorbiendo los nuevos dogmas antiautoritarios destilados desde las factorías ideológicas “sesentayochistas”: feministas, ecologistas radicales, etc. También les caracteriza una instintividad muy primaria, especialmente en lo que a la afectividad y desarrollo de la sexualidad se refiere.
Con la caída del muro de Berlín, la izquierda radical ha perdido, además de unos regímenes concretos a los que remitirse, las referencias doctrinales de un marxismo - leninismo dogmático que marcaron a una generación de activistas izquierdistas en todo el mundo; también a buena parte de los militantes históricos de ETA y del resto del MLNV. Esa militancia, tanto la de los fundadores como la de sus sucesores, educada en colegios católicos buena parte de ella, cambió unos dogmas por otros progresivamente, resultando de esta evolución un tipo humano que no estaba en total ruptura con el modelo vital y cultural previo. Cambiaron catolicismo por marxismo-leninismo, caridad por activismo, celibato por clandestinidad.
Por el contrario, la actual generación de activistas carece de tales referencias vitales e ideológicas, lo que redunda en un mínimo sentido de la disciplina personal y colectiva, a lo que también ha contribuido el envalentonamiento generado por la impunidad que ha rodeado a las expresiones de la “kale borroka”.
Del medio familiar pasaron a escuelas y colegios donde contactaron con JARRAI o Ikasle Abertzaleak. De ser jóvenes trabajadores, se encuadraron en Gazte LAB (las juventudes del sindicato abertzale próximo a ETA). Si estaban interesados por la problemática ecologista, ahí estaba EGUZKI para encauzar sus entusiasmos. Para las feministas: EGIZAN. Si se decantaban por la militancia internacionalista, ASKAPENA les orientaría. De estar interesados en las múltiples manifestaciones problemáticas de la elaboración, tráfico y consumo de drogas, ASKAGINTZA les encuadraría. Incluso se fundó una organización dirigida a los niños: KIMUAK (brotes), cuyo modelo eran los “pioneros”. Y no hemos hablado, todavía, del movimiento de las “Gazte Asanblada” (asambleas de jóvenes) organizadas en pueblos y barrios y teledirigidas desde Haika, asociaciones de vecinos, grupos deportivos y montañeros, asociaciones de danzas y centros folklóricos, ikastolas para adultos, etc.
Y todo ello, además, complementado con los viajes en apoyo a los presos de ETA por toda España y Francia organizados por Gestoras Pro-Aministía y SENIDEAK, las movilizaciones semanales “a favor de los presos”, las manifestaciones “nacionales” que periódicamente se convocan, la participación en piquetes huelguísticos, la formación recibida en las “Mendi-martxa” que anualmente convoca JARRAI en las fechas correspondientes a la cristiana Semana Santa, las celebraciones festivas de todo tipo, los conciertos de “rock radical” vasco, los “viajes solidarios” a Iparralde y América Latina, la participación en “peñas” y cuadrillas”, etc.
Este estilo de vida también tiene elementos externos fácilmente reconocibles. Es el caso de la estética “neo-hippy” y “grunge”: ropas amplias de algodón y vivos colores con símbolos étnicos, peinados africanos, pulseras de cuero, pañuelos palestinos, etc.
Otro aspecto a tener en cuenta es el consumo masivo, entre estos jóvenes, de marihuana y alucinógenos de diverso tipo. La heroína y cocaína se consideran “drogas españolas” cuyo objetivo es adormecer a la juventud combativa de Euskadi. Por el contrario, los alucinógenos encajarían con la primitiva sociedad rural vasca pre-cristiana, una cultura agraria familiarizada –supuestamente- con las plantas naturales, los hongos alucinógenos, etc. Esta circunstancia proporciona una imprevisibilidad en los comportamientos que neutraliza, en parte, la capacidad movilizadora de muchos de estos jóvenes, perdiendo fiabilidad. De hecho, tal percepción empieza a preocupar en el MLNV, hasta el punto de que un documento interno afirma que “no es compatible el compromiso político con el trapicheo”, tal como ha informado Alfonso Rojo en el diario “El Mundo” el día 30 de marzo en su página 14, llegando a calificar el problema de la droga como un cáncer.
La nueva “internacional radical izquierdista”
Buena parte de los ingredientes ideológicos y culturales que hemos descrito, en los párrafos anteriores, los encontramos en otras latitudes y circunstancias.
Es el caso de la izquierda “anarcoide” y “antiglobalizadora” que, ya carente de modelos a los que imitar, se manifiesta con inusitada violencia con ocasión de diversos acontecimientos, caso de foros como el celebrado en Seattle y Praga. Con actitudes próximas al nihilismo filosófico y vital, conjugan la estética mencionada con convicciones libertarias, el empleo de nuevas tecnologías (de forma subversiva, bloqueando, por ejemplo, el portal de Yahoo o accediendo a ordenadores centrales de diversas instancias representativas del poder bancario o estatal), la coordinación internacional para movilizaciones puntuales y la solidaridad con causas tan dispares como la lucha de los independentistas kurdos o la guerrilla zapatista.
Los expertos antiterroristas han valorado, como un factor novedoso, la irrupción de este nuevo tipo de activista, expresión del cambio humano experimentado en las bases del MLNV. Estos bisoños terroristas pueden “caer” con cierta facilidad, como consecuencia de sus errores, falta de preparación e indisciplina. Pero también pueden causar mucho daño, lo que puede explicar los últimos atentados que, por tratarse de acciones mal diseñadas, han resultado indiscriminados, provocando víctimas no buscadas.
Toda organización humana, que pretende su continuidad en el tiempo, perfecciona sus mecanismos internos en aras de ese fin. ETA también lo intentará con toda seguridad, pero, y la pregunta es decisiva para el futuro, ¿lo logrará pese a las características vitales y humanas de sus nuevos activistas?
Por último, consideramos que, vistas las anteriores reflexiones, el “homo abertzalensis” es una variedad local, muy pegada al terreno y de características algo peculiares, del “homo sesentayochensis”.
Los jóvenes de Haika.
Un nuevo tipo humano, fraguado desde hace varias décadas en el amplio entorno humano de ETA, ha hecho dramática aparición en el País Vasco. La nueva hornada de activistas incorporados a ETA desde la escuela de JARRAI-HAIKA, fundamentalmente, nos ha revelado un nuevo tipo de terrorista: de escasa formación ideológica, poco disciplinado, muy radical, imprevisible, voluntarista, violento, poco cuidadoso con las medidas de seguridad internas de una organización que las había depurado corrigiendo múltiples errores, etc.
Pero esa falta de preparación política no es incompatible con la posesión de firmes convicciones ideológicas, que en este caso son evidentes: nacionalismo extremo e izquierdismo radical. El nuevo activista no es un convencido y muy formado marxista – leninista, como lo fueron sus “mayores”, pero evidentemente sí que es un abertzale radical.
Un estilo de vida total.
Este tipo humano, del que los nuevos terroristas son la punta del iceberg, es el resultado de una dinámica vital desarrollada en las múltiples instancias asociativas y movilizadoras del autodenominado MLNV. Los jóvenes radicales han nacido, en buen número, en el seno de familias ya muy radicalizadas que, sin convicciones religiosas, les han inculcado una mentalidad nacionalista omnicomprensiva y de múltiples expresiones: recreativas, lúdicas, políticas, educativas, afectivas, simbólicas, sindicales…
Una mentalidad libertaria, lindante con el nihilismo, ha ido modelando, poco a poco, a estos jóvenes, absorbiendo los nuevos dogmas antiautoritarios destilados desde las factorías ideológicas “sesentayochistas”: feministas, ecologistas radicales, etc. También les caracteriza una instintividad muy primaria, especialmente en lo que a la afectividad y desarrollo de la sexualidad se refiere.
Con la caída del muro de Berlín, la izquierda radical ha perdido, además de unos regímenes concretos a los que remitirse, las referencias doctrinales de un marxismo - leninismo dogmático que marcaron a una generación de activistas izquierdistas en todo el mundo; también a buena parte de los militantes históricos de ETA y del resto del MLNV. Esa militancia, tanto la de los fundadores como la de sus sucesores, educada en colegios católicos buena parte de ella, cambió unos dogmas por otros progresivamente, resultando de esta evolución un tipo humano que no estaba en total ruptura con el modelo vital y cultural previo. Cambiaron catolicismo por marxismo-leninismo, caridad por activismo, celibato por clandestinidad.
Por el contrario, la actual generación de activistas carece de tales referencias vitales e ideológicas, lo que redunda en un mínimo sentido de la disciplina personal y colectiva, a lo que también ha contribuido el envalentonamiento generado por la impunidad que ha rodeado a las expresiones de la “kale borroka”.
Del medio familiar pasaron a escuelas y colegios donde contactaron con JARRAI o Ikasle Abertzaleak. De ser jóvenes trabajadores, se encuadraron en Gazte LAB (las juventudes del sindicato abertzale próximo a ETA). Si estaban interesados por la problemática ecologista, ahí estaba EGUZKI para encauzar sus entusiasmos. Para las feministas: EGIZAN. Si se decantaban por la militancia internacionalista, ASKAPENA les orientaría. De estar interesados en las múltiples manifestaciones problemáticas de la elaboración, tráfico y consumo de drogas, ASKAGINTZA les encuadraría. Incluso se fundó una organización dirigida a los niños: KIMUAK (brotes), cuyo modelo eran los “pioneros”. Y no hemos hablado, todavía, del movimiento de las “Gazte Asanblada” (asambleas de jóvenes) organizadas en pueblos y barrios y teledirigidas desde Haika, asociaciones de vecinos, grupos deportivos y montañeros, asociaciones de danzas y centros folklóricos, ikastolas para adultos, etc.
Y todo ello, además, complementado con los viajes en apoyo a los presos de ETA por toda España y Francia organizados por Gestoras Pro-Aministía y SENIDEAK, las movilizaciones semanales “a favor de los presos”, las manifestaciones “nacionales” que periódicamente se convocan, la participación en piquetes huelguísticos, la formación recibida en las “Mendi-martxa” que anualmente convoca JARRAI en las fechas correspondientes a la cristiana Semana Santa, las celebraciones festivas de todo tipo, los conciertos de “rock radical” vasco, los “viajes solidarios” a Iparralde y América Latina, la participación en “peñas” y cuadrillas”, etc.
Este estilo de vida también tiene elementos externos fácilmente reconocibles. Es el caso de la estética “neo-hippy” y “grunge”: ropas amplias de algodón y vivos colores con símbolos étnicos, peinados africanos, pulseras de cuero, pañuelos palestinos, etc.
Otro aspecto a tener en cuenta es el consumo masivo, entre estos jóvenes, de marihuana y alucinógenos de diverso tipo. La heroína y cocaína se consideran “drogas españolas” cuyo objetivo es adormecer a la juventud combativa de Euskadi. Por el contrario, los alucinógenos encajarían con la primitiva sociedad rural vasca pre-cristiana, una cultura agraria familiarizada –supuestamente- con las plantas naturales, los hongos alucinógenos, etc. Esta circunstancia proporciona una imprevisibilidad en los comportamientos que neutraliza, en parte, la capacidad movilizadora de muchos de estos jóvenes, perdiendo fiabilidad. De hecho, tal percepción empieza a preocupar en el MLNV, hasta el punto de que un documento interno afirma que “no es compatible el compromiso político con el trapicheo”, tal como ha informado Alfonso Rojo en el diario “El Mundo” el día 30 de marzo en su página 14, llegando a calificar el problema de la droga como un cáncer.
La nueva “internacional radical izquierdista”
Buena parte de los ingredientes ideológicos y culturales que hemos descrito, en los párrafos anteriores, los encontramos en otras latitudes y circunstancias.Es el caso de la izquierda “anarcoide” y “antiglobalizadora” que, ya carente de modelos a los que imitar, se manifiesta con inusitada violencia con ocasión de diversos acontecimientos, caso de foros como el celebrado en Seattle y Praga. Con actitudes próximas al nihilismo filosófico y vital, conjugan la estética mencionada con convicciones libertarias, el empleo de nuevas tecnologías (de forma subversiva, bloqueando, por ejemplo, el portal de Yahoo o accediendo a ordenadores centrales de diversas instancias representativas del poder bancario o estatal), la coordinación internacional para movilizaciones puntuales y la solidaridad con causas tan dispares como la lucha de los independentistas kurdos o la guerrilla zapatista.
Algunas reflexiones.
Los expertos antiterroristas han valorado, como un factor novedoso, la irrupción de este nuevo tipo de activista, expresión del cambio humano experimentado en las bases del MLNV. Estos bisoños terroristas pueden “caer” con cierta facilidad, como consecuencia de sus errores, falta de preparación e indisciplina. Pero también pueden causar mucho daño, lo que puede explicar los últimos atentados que, por tratarse de acciones mal diseñadas, han resultado indiscriminados, provocando víctimas no buscadas.
Toda organización humana, que pretende su continuidad en el tiempo, perfecciona sus mecanismos internos en aras de ese fin. ETA también lo intentará con toda seguridad, pero, y la pregunta es decisiva para el futuro, ¿lo logrará pese a las características vitales y humanas de sus nuevos activistas?
Por último, consideramos que, vistas las anteriores reflexiones, el “homo abertzalensis” es una variedad local, muy pegada al terreno y de características algo peculiares, del “homo sesentayochensis”.
Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, Nº 44, abril de 2001.
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