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Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

Homenaje al Líbano

Piedras vivas de Armenia en el Líbano

Piedras vivas de Armenia en el Líbano

 

Víctima de un genocidio perpetrado hace 99 años y tozudamente negado por las sucesivas autoridades turcas, un nuevo éxodo aflige al pueblo armenio. En esta ocasión son sus comunidades radicadas en Siria e Irak las perseguidas, en el fragor del recrudecimiento de la guerra, en ambos países, provocado por la irrupción brutal y victoriosa del Estado Islámico de Irak y Levante (ISIS) y otras facciones islamistas radicales, como el Frente al-Nusra (adherido a Al Qaeda).

En Siria vivían unos 120.000 armenios antes de la presente crisis humanitaria; 80.000 de ellos en la todavía hoy martirizada ciudad de Alepo. La mayor parte de estos últimos ya han abandonado el país; así como los antaño residentes en localidades casi enteramente armenias (caso de Kaassab). Como iconoclastas extremos, los terroristas de ISIS, además de haber provocado este nuevo éxodo, también se han dirigido contra el patrimonio histórico y material del pueblo armenio. Ha sido el caso de la destrucción, el pasado 21 de septiembre, por militantes de esa facción, del memorial del Genocidio Armenio de la Iglesia de los Santos Mártires, que albergaba restos de innumerables víctimas, situado en e​l desierto de​ Der Zor, ​al noreste de ​Siria; precisamente allí, donde cientos de miles de armenios murieron a partir de 1915 -de hambre, sed y malos tratos- en la deportación perpetrada por las fuerzas turcas en el marco del genocidio armenio.

Por lo que respecta a Irak, unos 22.000 armenios permanecían en el país del Tigris y el Éufrates; principalmente en las ciudades de Bagdad, Basora, Kirkuk y Mosul. Pero ha sido forzada a emigrar la inmensa mayoría de quienes habitaban allí donde el ISIS se ha hecho fuerte: en el territorio mayoritariamente sunita de Irak en el que han proclamado el Califato. Como ejemplo paradigmático de este desastre –uno de tantos y no el más dramático- recordemos cómo la iglesia armenia Surp Echmiadzín de Mosul resultó incendiada tras la entrada de ISIS en la segunda gran ciudad de Irak el 10 de junio de 2014.

Una parte significativa de estos armenios, ahora refugiados como ya lo fueron sus antepasados en sucesivas oleadas, se han establecido en Líbano, donde ya radicaba una comunidad de unas 150.000 personas (descendientes en gran medida de supervivientes del genocidio que sufrió Armenia occidental, o Cilicia) y, en menor medida, en la actual Armenia.

Líbano es un pequeño, complicado e inestable país, de una extensión muy similar a mi Navarra natal. Está atravesado por dos cordilleras paralelas a su costa, de 225 kilómetros de longitud, el Chouf contiguo a Monte Líbano y el Antilíbano fronterizo con Siria. Entre ambas se sitúa el fértil valle central de la Bekaa, a 700 metros de altura, en el que se genera una riqueza agrícola formidable que surte de magníficos alimentos a buena parte de Próximo Oriente; albergando, además, las mayores ruinas en pie de la Roma imperial. Las más altas cimas de sus -en buena medida- desforestadas montañas, de más de 3.000 metros de altitud, acogen grandes nevadas que pueden disfrutarse buena la mayor parte del año. Y en unas pocas de sus bíblicas laderas pueden visitarse, todavía, las últimas reservas de los milenarios cedros. Con todo, apenas un 38% de esta tierra es cultivable. En contraste con esta formidable naturaleza, lamentablemente, se sufre una terrorífica contaminación urbana; observándose a simple vista numerosos desastres ambientales y ecológicos provocados por construcciones arbitrarias y otras intervenciones sobre el terreno.

Sus primeros habitantes, ya en el Neolítico, excavaron las primeras habitaciones en roca de la humanidad; les sucederían fenicios, egipcios, asirios, hicsos, macedonios, griegos, romanos, bizantinos, árabes, cruzados, mamelucos, otomanos, armenios, franceses, kurdos, sirios… ¡En Líbano se inventó la escritura y predicó Jesucristo!

Unos cuatro millones de libaneses se apiñan en ese exiguo territorio, abrupto y montañoso, junto a otro millón –acaso- de inmigrantes que realizan los trabajos que no quieren los autóctonos para sí, más dos millones de novísimos refugiados sirios, otro millón de palestinos, varios cientos de miles de kurdos…

Los contrastes del país, también desde la perspectiva de la geografía humana, son abismales. Gigantescas urbes como Beirut y, en menor medida, Trípoli; por contra, cientos de pequeños pueblos de montaña, con decenas de millares de casas en parsimoniosa edificación. Y la riqueza más opulenta y descarada que contrasta –dolorosamente- con la miseria de quienes poseen muy poco…

Mencionemos, por último, la existencia de, nada menos, 18 comunidades de base religiosa: cristianos (católicos, ortodoxos y protestantes) y musulmanes (sunitas, chiís, drusos, alauitas).

Semejante mixtura ha provocada, también a resultas –en parte- de la descolonización francesa, una confrontación civil permanente. Por ello, Líbano ha sido, y lo sigue siendo, campo de batalla del imperialismo europeo en su día, del nacionalismo libanés, del panarabismo de Nasser, del ideal de la Gran Siria del Baas y de Anton Saade, de quienes han redescubierto como ideal político la Umma de los “califas perfectos” (que ha llevado a algunos libaneses a las filas de Al Qaeda y Estado Islámico), del formidable resurgir chií de la mano de Hezbolá y Amal animado por Teherán…

No podía ser de otro modo: el país permanece profundamente dividido entre numerosos partidos políticos antagónicos, que responden a intereses propios de clanes familiares y clientelares, más que a académicos criterios ideológicos. Siendo su línea divisoria “a favor o en contra del régimen de Bachar el-Assad en Siria”, unos 20 partidos están representados en el parlamento nacional, padeciendo un gobierno endémicamente débil; contrarrestados ambos por una sociedad estructurada desde sus comunidades y lealtades reales. El ejército nacional libanés, única estructura transversal y de autoridad reconocida, pese a su escasa capacidad y arrojo bélico, está desplegado por todo el país. No obstante, la principal y más acreditada fuerza armada del país es la milicia de Hezbolá: mini-estado, partido, ¿ex-grupo terrorista?

Cuando el visitante accede al centro de Beirut, desde la autovía que pasa por el aeropuerto, tras el impacto causado por los suburbios chiís del sur controlados por Hezbolá (cuya fisonomía es más propia de una ciudad norafricana, por ejemplo, los farragosos barrios de El Cairo o Casablanca, salvo por la omnipresente iconografía chií y pro-iraní), los primeros edificios que reclaman poderosamente su atención son unas iglesias de evidente e inapelable factura armenia. Los armenios de Beirut, no obstante, se concentran en dos concretos barrios de tan moderna como caótica urbe: Burj Hamud, en el que residen acaso unos 50.000 de ellos, y, en menor medida, Antelias.

Otras decenas de miles armenios viven por el resto del país; una parte significativa de ellos concentrados en localidades enteramente armenias; como Anjar, en la llanura de la Bekaa. Esta villa -cuidada, limpia y ordenada, que linda con la vecina Siria- era visitada, con anterioridad al recrudecimiento de la violencia en esta área, por decenas de miles de turistas que se aproximaban a los restos de la ciudad omeya de Anjar y a las inauditas y desbordantes ruinas romanas de Baalbek.

En el sistema del estado confesional libanés, la comunidad de origen armenio participa con seis diputados en el parlamento; siendo sus partidos políticos más importantes el Hunchak (próximo a la anti-siria Alianza 14 de Marzo) y el Tachnag (asociado a la Alianza 8 de Marzo, controlada por Hezbolá). Y, desde 1943, es común la presencia de algún ministro armenio en los sucesivos gobiernos libaneses.

Los armenios del Líbano, al igual que sus hermanos de diáspora en otras latitudes y continentes, conservan celosamente su lengua, su religión (mayoritariamente ortodoxa, existiendo también una comunidad católica y otra evangélica), su antigua cultura, y sus lazos sanguíneos. Cuentan con sus propias escuelas; además de la prestigiosa universidad Haigazian en Beirut, fundada en 1955. Allí donde viven mayoritariamente armenios, barrio o pueblo, se evidencia el orden y la limpieza públicos. Existen, además, numerosas asociaciones filantrópicas y caritativas, así como asilos, dispensarios y hospitales; muy apreciados por el resto de libaneses.

Cuando se conversa con libaneses, sea el que fuere su credo o condición, u otros veteranos residentes, todos coinciden en destacar el espíritu de solidaridad de los armenios, que “tienen palabra”, y que son “gente de trabajo”.

Con todo, el centro de sus vidas siguen siendo sus características y bellísimas iglesias, monasterios, y capillas ubicadas en cementerios. Como ejemplo ilustrativo de esta particular presencia arquitectónica, mencionaremos el magnífico libro Les eglíses arméniennes du Liban (de Raffi Gergian, Université Saint-Joseph, Bairut, 2011), en el que se fotografían y describen unas 60 de tales construcciones.

Es en el barrio beirutí de Antelias donde radica la sede del Catholicós de la Santa Sede de Cilicia, establecida inicialmente en Sis en 1293, hasta que fuera destruida en 1915 en el contexto del genocidio armenio; y finalmente refundada en 1930 en Beirut. Es en ese espacio donde se ubica un tan desconocido como extraordinario Museo de Cilicia, inaugurado el 30 de marzo de 1998. Allí se reunió lo poco que pudieron conservar los maltrechos supervivientes del genocidio, de la historia y el arte de los armenios de Cilicia: desde la época del reino medieval de Armenia Menor, en el siglo XI, hasta la masacre y deportación de 1915.

Una parte relevante de los tesoros artísticos allí expuestos -de una densa carga emocional que puede palparse in situ- proceden de la iglesia patriarcal de Santa Sofía de Sis; salvados por los refugiados en huida y deportación hasta Alepo, en Siria y, finalmente, a Antelias.

Impresiona, en particular, la gran lámpara sacra, allí expuesta, procedente de la bóveda de dicha iglesia patriarcal. Dividida en varios cientos de fragmentos, fueron distribuidos oportunamente por los monjes entre unos agotados supervivientes expoliados de todo bien y que únicamente portaban harapos. Tras una odisea de persecución, destierro y muerte, la gran lámpara pudo ser reconstruida con devoción y mimo. Se trata, pues, de una verdadera “piedra viva”, auténtico símbolo que sintetiza, tan bella como dramáticamente, la historia y memoria de las comunidades armenias. Un pueblo de “piedras vivas” (no en vano, allí donde vive un armenio está presente Armenia) que exige ejemplarmente -a pesar de los 99 años transcurridos y del desinterés de buena parte de la comunidad internacional- verdad, justicia, reconocimiento y reparación.

 

http://vegamediapress.es/not/9897/piedras-vivas-de-armenia-en-el-libano/

.- Fotografías del artículo:

.El autor frente a la gran lámpara de la iglesia patriarcal de Santa Sofía de Sis, actualmente en el Museo de Cilicia en Antelias-Beirut. 1 de julio de 2012.

. Exterior del Memorial de los Mártires de Mousa Dagh, junto a la iglesia ortodoxa de San Pablo en Anjar. Junio de 2012.

.Catedral armenia-católica de San Elías y San Gregorio. Beirut. Junio de 2012.

Líbano: el tercer frente del Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL)

Líbano: el tercer frente del Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL)

La organización yihadista Estado Islámico de Irak y Levante (ISIS, según sus siglas en inglés) sorprendió a la opinión pública mundial al tomar, en la cresta de una lenta pero decidida ofensiva, Mosul, la segunda ciudad de Irak, el pasado 10 de junio. También habría caído Tikrit, la ciudad natal de Sadam Hussein; si bien, unos días después, las tropas regulares del gobierno de Nuri al-Maliki, habrían expulsados a los extremistas.

Aunque los yihadistas han implantado un silencio informativo casi absoluto, puede afirmarse que los efectos de la ofensiva están siendo devastadores: ejecuciones de clérigos musulmanes desafectos, militares del ejército regular y civiles; destrucción de iglesias cristianas y santuarios sufíes; múltiples daños en propiedades públicas y privadas; un desplazamiento de refugiados a punto de derivar en catástrofe humanitaria; el éxodo de la inmensa mayoría de los cristianos asirios y caldeos de la región; un acrecentado riesgo de división definitiva del país entre kurdos, chiíes y sunitas; reducción de la producción petrolífera de Irak que ya está afectando nuestros bolsillos; una ulterior y todavía indeterminada reordenación de los poderes y potencias regionales…

Diversos vídeos, fotografías y testimonios orales, parecen acreditar la brutalidad de los métodos empleados por el Estado Islámico; permaneciendo tanto el presidente norteamericano Barack Obama, como el liderazgo europeo, paralizados y totalmente indecisos. Mientras tanto, Israel, Rusia, Irán, Arabia Saudita, Qatar y Turquía, continúan manejando –indiferentes al tremendo dolor causado- sus peones regionales.

El Estado Islámico de Irak y Levante nació de una constelación de grupos yihadistas sunitas atraídos por Al Qaeda; si bien, posteriormente, se habría emancipado de la mítica organización terrorista, enfrentándose incluso a los radicales sirios del Frente al-Nusra. Pese a su radicalidad, habría llegado a acuerdos políticos con otras facciones sunitas, lo que explicaría su inesperado avance; incluso con antiguos miembros del partido Baas -socialista, laico y panárabe- derrocado por la nefasta ocupación norteamericana. Es el caso del ex vicepresidente del Consejo del Mando Revolucionario, de la época de Saddam Husein y líder del principal sector del proscrito partido: Izzat al-Dori Ibrahim, quien controlaría a un buen grupo de comandantes del disuelto Ejército de Irak.

Como un paso más de esa estrategia yihadista, el pasado 30 de junio de 2014, la organización anunció su cambio de nombre pasando a ser Estado Islámico; a la vez que proclamaba el califato islámico en los territorios de Irak y Siria que controla. Y su líder, Abu Bakr al-Baghdadi, era elevado a la dignidad de “califa de todos los musulmanes”. La utopía islamista tocando la realidad…

Con tantas incógnitas abiertas, el futuro de toda la región es imprevisible; pero se impone la sensación de que los militantes del Estado Islámico, procedentes de todo el mundo, incluso varios miles de ellos de Europa, lucharán hasta la victoria… o la muerte.

En este convulso y dramático contexto, una noticia ha pasado totalmente desapercibida en Occidente: la elección, por el Estado Islámico, de un emir para Líbano. Se trataría del desconocido y misterioso Abdel Salam al-Ourdouni (¿jordano?, ¿palestino con pasaporte jordano?). Este dirigente, encarcelado un tiempo en la prisión libanesa de Roumieh y liberado en oscuras circunstancias, se encuentra en paradero desconocido; acaso escondido, bien en algún campamento palestino, bien en territorio sirio controlado por el Estado Islámico. Es uno de los principales objetivos, hoy día, de los servicios de seguridad e inteligencia libaneses.

En el desarrollo de la interminable guerra civil libanesa (1975 – 1989), apenas tuvieron relevancia los grupos islamistas radicales. Correspondió a la comunidad chií la organización de partidos/milicias fundamentalistas al modo iraní: Amal, Amal Islámico y, finalmente, el todopoderoso Hizbolá. Por su parte, entre las divididas comunidades sunitas prevalecieron partidos de orientación laica y panarabista.

Con todo, algunos grupos islamistas también mantenían cierta presencia; si bien un tanto enquistada. Es el caso de la rama libanesa de los Hermanos Musulmanes y su expresión política, Jamaa Islamiya, que cuenta con un único representante en el parlamento nacional en el seno de la coalición anti-siria 14 de Marzo. Igualmente, el movimiento de carácter transnacional Hezb al-Tahrir (Partido de la Liberación), mantiene su presencia activa en el país; si bien al margen de los enfrentamientos armados.

Pero, en los últimos años, han surgido numerosos grupos de inspiración netamente yihadista orientados a la acción… y al terrorismo. Es el caso del movimiento impulsado por el cheikh Ahmed el-Assir, de Sidón, actualmente en fuga y perseguido por las autoridades libanesas. Enfrentado ferozmente a Hizbolá durante varios meses, tras recorrer en una gira proselitista todo el país, impulsó sus propias milicias: las Brigadas de Resistencia Libres; muchos de cuyos militantes se unieron a diversas facciones yihadistas sirias. Así, murieron con las armas en la mano los hijos de dos de los más altos dirigentes sunís de Trípoli; junto a varias decenas de combatientes libaneses.

Otro espacio de crecimiento yihadista es el de los campos de refugiados palestinos. Ya, en 2007, el grupo palestino Fatah al-Islam se enfrentó al Ejército regular libanés con extrema dureza; ocasionando cientos de muertos y una tremenda crisis nacional. De nuevo, en junio de este año, relevantes activistas de esta organización yihadista murieron en enfrentamientos con militantes de la laica Al-Fatah. Por ello, a lo largo de la primera semana de julio, Hamas y Al-Fatah han alcanzado un acuerdo dirigido contra la presencia de Fatah al-Islam y grupos similares detectada en numerosos campamentos palestinos del Líbano; especialmente en el de Ain Al-Hilweh, cerca de Sidón.

Pero el terrorismo yihadista se ha extendido a otras ciudades libanesas, especialmente desde la primavera de 2012; sucediéndose diversos atentados y enfrentamientos en Trípoli, sur de Beirut, Arsal, Hermel, Baalbek… Así, el pasado 25 de junio, dos terroristas, el saudí Abdul-Rahman Al-Shnifi y Abdul-Rahman Al-Thawani, habrían planeado atentar contra un restaurante del entramado social de Hizbulá sito en el sur de Beirut: el As-Saha. Para evitar su detención, el segundo de ellos detonó un cinturón de explosivos, falleciendo en el acto e hiriendo gravemente al saudí. Y según noticia difundida  el pasado 6 de julio por The Daily Star, diario beirutí en lengua inglesa, las Fuerzas de Seguridad Interna (FSI) de Líbano revelaron que el Estado Islámico de Irak y Levante estaba planeando ataques contra las aldeas chiitas y cristianas del norte del valle de la Bekaa; feudo de Hizbulá lindante con Siria. Desde entonces, una treintena de personas, de diversa nacionalidad, han sido detenidas con tales cargos en Beirut, Trípoli y otras localidades libanesas.

No obstante, a pesar de tan preocupantes antecedentes, el eje formado por Hezbolá y el Ejército regular libanés ha logrado contener la extensión del conflicto regional, al menos en la dimensión que se sufre en los dos países hermanos, a territorio libanés.

En este contexto, la presidencia de la república libanesa permanece vacante desde finales de mayo; ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo entre las dos facciones nacionales que dividen igualmente a los cristianos libaneses. Y ello pese a los buenos oficios y el impulso conciliador del cardenal Béchara Boutros Raï, patriarca de Antioquía de los Maronitas quien, desde que el 25 de mayo tuviera lugar la primera de las sucesivas y frustradas votaciones parlamentarios a tal efecto, persiste en su empeño de que la única gran magistratura pública que todavía corresponde a un cristiano en todo Próximo Oriente sea cubierta reglamentariamente.

Recordemos que el último Ministro de Asuntos Exteriores cristiano de la región, y Viceprimer Ministro Adjunto, el católico caldeo Tarek Aziz, permanece en prisión en la incertidumbre de si se ejecuta la pena de muerte contra él decretada por las autoridades judiciales de Irak por sus responsabilidades en el régimen de Sadam Hussein. Y el 18 de julio de 2012, otro cristiano relevante, el Ministro de Defensa sirio, el greco ortodoxo Daud Rayiha, fue asesinado junto a otros altos cargos, en un atentado suicida contra la sede central de la Seguridad Nacional en Damasco.

De este modo, la presidencia libanesa se ha convertido, incluso vacante, en un islote cristiano en un océano abrumadoramente musulmán al que miran ansiosas las minorías de la región. Y Líbano acoge, otra vez, nuevas comunidades cristianas. Si hace varios siglos fueron los maronitas procedentes de Siria quienes establecieron allí su hogar, ahora son varios miles de cristianos, de las diversas iglesias siríacas, junto a asirios y caldeos de Irak, los que mantienen la presencia viva de unas milenarias comunidades cristianas al borde de la extinción. De nuevo, las montañas libanesas, y las kurdas del norte de Irak, son testigos del empeño de estos cristianos en mantener arraigada la memoria de sus pueblos -en un intento casi desesperado- en tierra de sus antepasados.

 

http://latribunadelpaisvasco.com/not/1528/libano-el-tercer-frente-del-estado-islamico-de-irak-y-levante-eiil-/

¿Qué está pasando en el Líbano?

¿Qué está pasando en el Líbano?

Previsiblemente, el parlamento libanés elegirá el próximo 25 de mayo un nuevo presidente de esa república mediterránea. Tal y como determina su Constitución, de 23 de mayo de 1926 y modificada en no pocos aspectos en 1990 a raíz de los Acuerdos de Taif, será, como siempre, otro cristiano maronita quien releve al todavía presidente, Michel Suleiman; antiguo Comandante en Jefe de sus Fuerzas Armadas.

A lo largo de los últimos años, Líbano viene siendo noticia por alguno de estos motivos: sus sucesivas crisis gubernamentales, enfrentamientos mortales entre Israel y Hizbulá, atentados terroristas de uno u otro signo (pro o anti-sirio) a lo largo de todo el territorio, incidentes armados entre milicianos de los barrios suníes y alauitas de Trípoli… o el continuo aumento de los refugiados sirios allí acogidos.

Empecemos por el final: son ya un millón. Para una población autóctona de cuatro millones y medio de habitantes, este desastre humanitario equivaldría, si lo comparásemos en número con la población de nuestro país, a la llegada en menos de dos años de diez millones y medio de refugiados a España. Imagínense.

Veamos su situación política. Las últimas elecciones generales las ganó la anti-siria Alianza 14 de Marzo. Pero, tras diversas negociaciones y gabinetes en permanente crisis, el gobierno, finalmente pasó a manos de la pro-siria Coalición 8 de Marzo, encabezada por Hizbulá, en 2011.

La labor de gobierno de esta coalición está marcada por el lema, característico de Hizbulá, Pueblo-Ejército-Resistencia. Nada eficaz en su gestión interna, salvo en la recaudación de impuestos, el Estado libanés está minado por las luchas sectarias, el reparto de sus competencias y cargos entre las facciones, y el control por parte de Hizbulá de los más significativos de los anteriores; caso, por ejemplo, de los máximos responsables del Servicio Secreto militar. Y, tan debilitado como está, además debe coexistir con un Estado paralelo, enquistado en su seno, que es la estructura político-militar edificada por Hizbulá. Y siempre bajo la eterna excusa de la “resistencia” frente al odiado vecino judío; que todavía retiene el pequeño territorio fronterizo libanés de las Granjas de Shebaa.

De momento, Michel Aun y Samir Geagea, feroces contrincantes desde su enfrentamiento a muerte en la fase final de la guerra civil libanesa, son considerados como candidatos al cargo; si bien únicamente Geagea lo ha anunciado formalmente. Se habla de otros que, con toda seguridad, también serán proclamados: líderes históricos, militantes relevantes de las diversas facciones, tecnócratas...

Michel Aun fue nombrado Primer Ministro por el entonces Presidente, Amin Gemayel, en 1988. Rechazado por buena parte de las fuerzas políticas locales, al discutirse su legalidad, y por Siria, se lanzó a una imposible “guerra de liberación” contra el ocupante sirio. Previamente había destrozado militarmente a la última milicia mayoritariamente cristiana: las Fuerzas Libanesas de Samir Geagea.

Aplastado por la artillería siria, y ejecutada brutalmente la oficialidad que le siguió por los militares sirios, se exilió en París, de donde regresaría en 2005 para liderar el Movimiento Patriótico Libre; desde una línea, sorprendentemente, pro-siria. Algún peaje tenía que pagar para regresar impunemente a Líbano.

Michel Aun alega, entre otros muchos argumentos, que la fórmula Pueblo-Ejército-Resistencia ha sostenido al régimen sirio, impidiéndose la extensión total de la guerra civil que sacude al país vecino a territorio libanés; a la vez que mantenía viva la antorcha sagrada de la lucha contra Israel.

Por su parte, Samir Geagea no goza de buena prensa… fuera de Líbano. Logró liderar a las Fuerzas Libanesas hacia 1985, derrotando a todos sus anteriores rivales en la milicia. Sorprendentemente, fue el único “señor de la guerra” encausado, en 1994, y encarcelado durante más de 11 años en una pequeña celda sin ventana. Liberado en 2005, encabezó al partido que tomó su nombre de la milicia que había dirigido; convirtiéndose en el más potente entre los cristianos opuestos a la ocupación siria y relegando en ello al histórico Kataeb. Pero algo cambió en él: así, de hecho, ha sido el único líder miliciano y/o político que ha pedido perdón por los excesos de sus acólitos, y por sus propias decisiones.

El pasado 4 de abril, Geagea se proclamó candidato a la presidencia; aunque sin el apoyo explícito, al menos de momento, del resto de sus coaligados de la Alianza 14 de Marzo.

Con tales avales, desde fuera de Líbano, podría parecer un actor poco correcto políticamente hablando; pero nuestros timoratos parámetros europeos no sirven allí. Geagea se mantiene firme, coherente y sin haber cambiado un ápice su discurso. No obstante, ha demostrado ser flexible y realista en no pocos de sus planteamientos. Así, su partido se mantiene muy próximo a la Internacional Demócrata de Centro; lo que décadas atrás hubiera parecido imposible. A ello ha contribuido, y mucho, la que fue su mujer; una de las políticas más influyentes… y bellas del mundo: Sethrida Geagea, hija de emigrantes libaneses en Ghana. De este modo, mantiene un eje estratégico/programático totalmente distinto al de su rival Aun: libanés-árabe-occidental. Y ello pasa, inevitablemente, por el respeto de la Ley y el fortalecimiento del Estado; incluso a costa de Hizbulá.

Samir Geagea cuenta con el apoyo de sus correligionarios, de muchos libaneses de todas las confesiones, y de no pocos actores internacionales. Pero carece lo que otorga tanto poder a Hizbulá: una milicia en pie de guerra, superior en medios y hombres fogueados al Ejército Regular libanés y el soporte incondicional de una potente potencia regional como es Irán.

Contra todo pronóstico, el régimen baasista sirio se mantiene firme, habiendo pasado a la ofensiva y reponiéndose en parte de sus fuertes pérdidas humanas y territoriales; en buena medida gracias al concurso de Hizbulá y de sus aliados iraníes. Rusia se obstina en su defensa y China le apoya a su manera. Frente a esta coalición internacional que sostiene a Bashar Hafez al-Asad, se sitúa la encabezada por Estados Unidos y la integrista Arabia Saudita; con los titubeos de Europa.

En todo caso, el régimen sirio tiene un difícil futuro ante sí, y el de Líbano debe pasar, necesariamente, por su progresivo alejamiento. Pero el régimen iraní permanece fuerte y siempre próximo, apoyando a su muy querida criatura Hizbulá.

Hace falta mucho valor, una voluntad casi suicida, y unos apoyos internacionales inflexibles, para acabar con el Estado de Hizbulá. Geagea quiere, si le dejan y no le asesinan como a tantos otros líderes libaneses, intentarlo.

En este contexto, el cardenal Béchara Boutros Raï, patriarca de Antioquía de los Maronitas, ha reclamado que el nuevo presidente sea una persona de consenso «aceptado por todos para acercar a las partes en conflicto en lugar de crear nuevas crisis». Por ello, si bien no se ha decantado por ningún candidato concreto, ha manifestado que es deseable que el nuevo presidente se mantenga alejado de las dos grandes coaliciones.

Sea elegido Aun, Geagea, u otro, el futuro presidente lo tendrá muy, pero que muy, difícil.

En cualquier caso, sea cual fuere el candidato finalmente elegido, sus obligaciones principales serán preservar la paz, mantener los equilibrios confesionales y contener el riesgo de la extensión de la guerra siria al Líbano; con el permiso de Hizbulá, Siria, Irán, Arabia Saudita, Estados Unidos, Israel y Al Qaeda. Casi nada…

 

http://latribunadelpaisvasco.com/not/1169/_que_esta_pasando_en_el_libano_

 

Polémica en HispaniaInfo ante cierta presencia española en una manifestación en Roma, 15 de junio de 2013, en apoyo al pueblo sirio: el Baas, la gran Siria, la independencia del Líbano, el PSSN, el Kataeb…

Polémica en HispaniaInfo ante cierta presencia española en una manifestación en Roma, 15 de junio de 2013, en apoyo al pueblo sirio: el Baas, la gran Siria, la independencia del Líbano, el PSSN, el Kataeb…

He visto imágenes de la manifestación…
¿Se habrá fotografiado la representación falangista con los abanderados presentes de Hizbulá, gran valedor y sostén del régimen baasista? Un partido/milicia que, o acaso lo hemos olvidado, ¿no tenía algo que ver con el terrorismo; en Líbano y otras partes del mundo…?
¿Y con los nacional-bolcheviques, terceristas, nazis, rapados y demás?
No hacía falta ir a Roma para codearse con tan inestimables colegas.
Si, me diréis que soy un poquito escrupuloso…
Entre el torneo de ajedrez Raimundo Fernández Cuesta y el apoyo a Hizbulá, me quedo… con ninguno.
Al igual que en 1977, seguís luciéndoos.


http://www.hispaniainfo.es/web/2013/06/15/una-representacion-de-fe-jons-estara-presente-en-roma-en-la-manifestacion-de-apoyo-a-siria/#comment-280216

Acusaremos a otros de no tener memoria… y nos apenamos de nuestras “críticas”. Seamos serios, por favor.

¿Alguien recuerda a Bechir Gemayel? ¿Y al Kataeb, o Falanges Libanesas?

Bechir, electo Presidente de Líbano, fue asesinado junto a la plana mayor de su partido, el Kataeb, o Falanges Libanesas, el 14 de septiembre de 1982, en un atentado perpetrado por un militante del Partido Sirio Social Nacionalista, Tanios Habib Chartouni; grupo implicado en numerosos atentados terroristas y alineado con el entonces llamado bloque progresista: PSP druso, grupos palestinos (OLP, FPLP, FDLP), Partido Comunista, Amal (origen de Hizbulá), Baas libanés, etc.).

Fundado por un libanés, Antón Saade, el PSSN tiene presencia en Líbano, apoyando a Hizbulá en todas sus políticas y, desde hace unos años, autorizada su refundación en Siria; apoyando al régimen del Baas. Un régimen que ocupó Líbano durante años, eliminado físicamente, mediante desapariciones de varios miles de libaneses de los que todavía hoy nada se sabe, y decenas de atentados terroristas; lo que sangró –todavía más- a la minoría cristiana, y en buena medida a los Kataeb y militantes de un partido nacido del anterior, las Fuerzas Libanesas de Samir Geagea. Apoyar al régimen del Baas sirio en ignorar el drama libanés.

Estos días, miembros del PSSN recorren España explicando su visión del actual panorama sirio (en algún caso, de la mano del MSR). Allá cada uno. Es libre y puede optar por lo que quiera.

Terrible, ciertamente, el drama del pueblo sirio; masacrado sin piedad. Y no confundamos régimen con pueblo. No podemos olvidar que el gran perdedor en este conflicto provocado por las grandes potencias y sus peones regionales, son el pueblo sirio y el pueblo libanés.

El régimen baasista ha sido y es corrupto, totalitario y carente de escrúpulos. Ha jugado a la división, apoyándose en las minorías: ha masacrado a su pueblo sin piedad y ha ocupado ilegalmente Líbano durante años, asesinado y encarcelado a muchos miles de ciudadanos de esa nación (libre e independiente, a pesar del PSSN y del Baas). Y los salafistas, crecidos por el apoyo yanqui y de las monarquías del golfo, están aprovechando la ocasión. Ni unos, ni otros. Es una utopía, pero la única posibilidad es una conferencia de paz: lo sostenido en su día por Benedicto XVI, hoy por Francisco y por la inmensa mayoría de los cristianos del área.

El Kataeb y Fuerzas Libanesas están en contra del régimen baasista. Y también de los salafistas. Y, me pregunto, ¿sabrán de estas cuestiones menos que nosotros, españolitos de a pie?

Me diréis: es utópico, no se puede ser neutral. Y ello me recuerda a alguien que decía “nuestra misión es difícil hasta el milagro, pero creemos en el milagro”. Realismo político no implica ignorar hechos históricos decisivos.

Por cierto, en el canal HispanTV se ve perfectamente, y en las primeras imágenes, a un joven con la bandera de Hizbulá. Irán-Siria del Baas-Hizbulá forman un eje. No miremos la realidad con un ojo tapado, por favor.

Y que Hizbulá haya sido recibido en el Vaticano, francamente, no creo que sea garantía ni aval de nada: ello no le proporciona carta de naturaleza. En cualquier caso, la Santa Sede por sus fieles y por la paz, dialoga con quien sea.  Y mientras, Hizbulá sigue siendo una organización terrorista para la Unión Europea y Estados Unidos que ha atentado fuera de sus fronteras.

Pero como españoles, cristianos y falangistas (el que lo sea), hay que elegir entre la independencia del Líbano, el sueño de la Gran Siria a su costa, el expansionismo chií, el Estado de Israel, el avance de los Hermanos Musulmanes, el terrorismo de Al Qaeda... Parece complicado. Pero no tanto si miramos atrás y recordamos a Bechir Gemayel y los 6.000 mártires kataeb.

Hoy el Kataeb es partido observador del Partido Popular Europeo. Pero siguen saludando brazo en alto en sus reuniones y recuerdan con reverencia a sus mártires y fundadores que por algún motivo especial quisieron llamarse Kataeb y no cualquier otra cosa.

http://www.hispaniainfo.es/web/2013/06/15/una-representacion-de-fe-jons-estara-presente-en-roma-en-la-manifestacion-de-apoyo-a-siria/#comment-280506

Gracias, Indalo, por las precisiones.

La historia del Líbano, y sus facciones, es muy complicada; no digamos ya para quienes no estén interesados en ella.

En cualquier caso, la historia del Kataeb está por escribir… en castellano. Y ello sería importante, no en vano, el Kataeb ha sido el partido que más ha luchado por la independencia del Líbano frente a los peligrosos vecinos israelíes, los refugiados palestinos, el sueño anexionista de la Gran Siria, los intentos de reinstauración del Califato…

Al término de la guerra civil, en 1990, Líbano estaba destrozado. Los partidos políticos cristianos prácticamente habían desaparecido y todo el país estaba ocupado por el ejército sirio.

Las milicias cristianas unificadas, las Fuerzas Libanesas, tras ser derrotadas por el general Aun, fueron desarticuladas y sus dirigentes encarcelados por los sirios y sus colaboradores libaneses. También en 1990, el militar Aun, quien preconizó una intifada cristiana antisiria, es derrotado en Beirut por los sirios, quienes masacraron a la oficialidad cristiana de los restos del ejército regular libanés que le siguieron en la intentona, y se exilia a París.

En este contexto, un Kataeb “a mínimos” es liderado temporalmente por Karim Pakradoun, de padre armenio y madre libanesa. Le marca, no podía ser de otra manera, una línea pro-siria. Pero tras diversas contiendas internas y electorales, Amine Gemayel, hermano de Bechir, retoma el liderazgo del partido; que como Ave Fénix resurge poco a poco. Y de hecho, años después, Karim Pakradoun regresa al Kataeb. No existen, pues varias falanges.

Así, los grandes partidos libaneses cristianos son:

Fuerzas Libanesas. Es la antigua milicia, liberada de la tutela del Kataeb y liderada por Samir Geagea; excarcelado tras más de 10 años en prisión. Es el más potente entre los cristianos de la coalición anti-siria 14 de marzo.

El Kataeb, liderado por Amine Gemayel. Es la única Falange Libanesa, realmente. También forma parte de la coalición anti-siria 14 de marzo. Mantiene fraternas relaciones con Fuerzas Libanesas, pero compiten por el mismo electorado.

El Partido Nacional Liberal. Pequeño partido del clan Chamoun. También en la 14 de marzo.

El general Michel Aun regresó de París a su patria años después, en 2005, siendo permitido su retorno por el poder sirio en la sombra. Sorprendente: ¿a cambio de? Y formó su propio partido, que nunca tuvo que ver nada ni con el Kataeb ni con las milicias previas: la Corriente Patriótica Libre. Está integrado en la coalición pro-siria y pro-Hizbulá 8 de marzo. Ha sido el partido cristiano más votado. En la misma concurre otro pequeño partido cristiano, de la montaña libanesa, el Marada. Y en esa coalición encontramos también al Partido Sirio Social Nacionalista, laico por definición pero especialmente arraigado entre los grecoortodoxos.

Hay otros pequeños grupos políticos cristianos, extra-parlamentarios, caso del
Bloque Nacional o el Movimiento por la Independencia; ambos en el entorno de la antisiria 14 de marzo.

Entiendo que esos datos pueden aburrir o, al menos, no interesar a una inmensa mayoría; pero un foro como HispaniaInfo, creo, puede tener sentido hablar sobre un partido que mantiene su denominación y bandera de siempre.

Me alegro, Indalo, por compartir gustos y conocimientos.
Cuando Karim Pakradoun se reincorporó al Kataeb, lo celebraron como un éxito del partido mismo. El Kataeb sigue la misma línea y si algunos disienten en todo o en parte, difícil de saberlo.
Los virajes personales que se perciben en el mundo político libanés a veces son incomprensibles… en nuestra cómoda España. Pero sobrevivir allí no siempre ha sido fácil. Las políticas de alianzas y los aparentes cambios personales, responden a lógicas que allí sí alcanzan un sentido difícil de entender desde fuera.
Recientemente, ante la parálisis política, el aplazamiento de las elecciones y la inexistencia de un gobierno fuerte, estuvo a poco de cuajar una alianza “centrista”, al margen de las 8 y 14 de marzo, entre el Kataeb, los drusos del PSP, los chiís de Amal… que aparentemente se antojaría absurda. En la guerra civil, se mataron todos contra todos, pero la vida y la política mandan y los enemigos de ayer, pueden ser los aliados de hoy.
Con todo, Líbano es un país bellísimo, de una historia sorprendente; rompeolas de Oriente; frente y pecho del cristianismo árabe. Y sus gentes, amables, cultas, emprendedoras, de una extraordinaria dignidad…. y belleza.
Lástima de guerras y enfrentamientos.
En cualquier caso, Karim ya está algo mayor.

El Líbano al borde del abismo: sin cristianos no habrá paz

El Líbano al borde del abismo: sin cristianos no habrá paz

 

Irak primero, Siria, después, ¿ha tocado el turno al Líbano? La principal diferencia de Líbano con los anteriores es la presencia de una minoría cristiana potente, visible y, todavía, con capacidad de movimiento y decisión; lo que le convierte en la principal baza de la paz, por no decir, la única. Veámoslo.

No pocas cosas han cambiado desde que Benedicto XVI visitó Líbano, los días 14 a 16 de septiembre de 2012, en unas jornadas tan memorables como añoradas. Así, uno de los efectos colaterales de la dramática guerra civil que se viene desarrollando en Siria, desde hace más de dos años, es la exacerbación de los problemas internos que padece Líbano desde hace décadas y que le está arrastrando a la catástrofe.

En primer lugar: la consolidación del salafismo como una nueva fuerza social y política ascendente en Líbano y con enorme capacidad de desestabilización interna. El salafismo más extremo, próximo a Al Qaeda, había cuajado inicialmente en los campamentos de refugiados palestinos de Trípoli. Así, el grupo palestino Fatah Al-Islam mantuvo en 2007 incidentes armados de extrema dureza con el Ejército regular libanés en un conflicto, de varios meses de duración, que ocasionó cientos de muertos. Y a principios de este mes de mayo, nuevos grupos salafistas palestinos, escisiones del anterior, se enfrentaron a los fieles de Al Fatah; en esta ocasión en campamentos del sur del país, bajo la atenta mirada de Hamás, el partido de los Hermanos Musulmanes palestinos que controla la franja de Gaza y que poco a poco gana posiciones en los citados.

Como competidores de las salafistas en estos momentos, existe desde hace décadas el brazo político libanés de los Hermanos Musulmanes: Jamaa Islamiya. En la guerra civil de 1975 contaron con milicias propias en Trípoli, Beirut y Sidón. Su secretario general es Faysal Mawlawi. Cuentan con un único representante en el parlamento nacional, en el seno de la coalición anti-siria 14 de Marzo. Aspiran a aumentar su representación en las próximas elecciones legislativas, en el contexto de la recomposición de las fuerzas políticas suníes. Espoleados desde su "derecha" por el salafismo de diversos grupos, y por la "izquierda" desde el clan Hariri, dirigente de la anti-siria Corriente Futuro, aparenta renovar su atónico vigor. En ese salafismo radical de nuevo cuño debemos destacar al movimiento impulsado por el cheikh Ahmed el-Assir, quien se ha enfrentado a Hezbolá dialécticamente y en las calles, desde un año atrás, en Sidón, fundamentalmente; si bien viene recorriendo todo el país azuzando a los sunís libaneses para que se incorporen a las guerrillas sirias y planten cara al dominante chiismo de Hezbolá y sus aliados. A tal efecto, ha informado que está organizando su propia milicia, las Brigadas de Resistencia Libres.

Por otra parte, numerosos libaneses radicales se han incorporado a las guerrillas salafistas sirias, particularmente al cruel -hasta lo inaudito- Frente al-Nusra; habiendo muerto en combate no pocos de ellos, entre ellos, los hijos de dos de los más altos dirigentes sunís de Trípoli.

En este contexto, el sunismo libanés se encuentra muy fragmentando, si bien comparte su aversión al régimen baasista sirio y a sus aliados chiís libaneses de Hezbolá, aspirando a plasmar en futuras elecciones su avance en la calle y en el seno del conflicto sirio.

En segundo lugar, el enconamiento entre chiís y sus parientes alauitas con sus eternos enemigos los sunís de todas las tendencias. Ello se ha traducido, especialmente, en los enfrentamientos armados en grandes barrios tripolitanos: el de Jabal Mohsen, controlado por el Partido Árabe Democrático de Rifaat Eid, alauita (la minoritaria facción chií del presidente sirio Bashar al Assad, afín al gubernamental Baas) y los controlado por los sunís radicales, fundamentalmente el de Bab al Tabbaneh. Además de más de 40 muertos en las últimas semanas, ha provocado un repliegue parcial del ejército libanés en la zona, habiendo sufrido diversos ataques y unadecena de bajas mortales. Los enfrentamientos también se han sucedido en diversas localidades próximas a Trípoli: Arsal, Hermel (ciudad chií del norte bombardeada por los rebeldes sirios), etc. Por otra parte, la porosa frontera sirio-libanesa es causa de enfrentamientos e incursiones a ambos lados, de diverso calado, con la excusa de la persecución de los enemigos de diverso signo y los intentos de interferir en el contrabando de armas y combustibles; especialmente en el norte y valle de la Bekaa.

El enfrentamiento ha llegado hasta el punto de que el cuartel general de Hezbolá en el barrio de Shiyah, Beirut sur, ha sido bombardeado con cohetes de origen ruso. Este enconamiento alcanza incluso el más alto simbolismo. Es el caso de Saleh Sabbagh, militante de Hezbolá, fallecido en combate en Siria, hijo de padre suní y madre chií, que tuvo que ser enterrado el pasado 22 de mayo en un cementerio chií de Sidón ante la oposición de los ulemas sunís de serlo en el cementerio paterno.

En tercer lugar, los intentos de modificación legal de la ley electoral. Ante los cambios de población –aumento de la chií y disminución del electorado cristiano-, se ha intentado modificar la todavía vigente ley electoral de 1960 por un denominado "proyecto ortodoxo" que garantizara un nuevo porcentaje estable a los cristianos. De este modo, cada votante lo haría a candidatos de su propia confesión. Manteniéndose la representación cristiana, de manera estable, sería un factor de moderación y juego de alianzas alternativos al enfrentamiento final al que parecen fatalmente destinados chiís y sunís.

En cuarto lugar, la progresiva paralización del Estado y del ejército libanés. Se ha nombrado un nuevo primer ministro el pasado 6 de abril de 2012, Tamam Salam, en lugar del dimitido Najib Mikati. La alternativa al anterior, controlado por Hezbolá, era un gobierno de concentración nacional o de técnicos. No obstante, apenas se ha avanzado en la constitución de ese gobierno de transición cuyo objetivo principal sería mantener la paz y la celebración de elecciones el próximo 16 de junio; agenda que se presenta muy difícil, pues la situación global se enrarece día a día particularmente a causa de las consecuencias en suelo libanés del devenir del conflicto sirio.

En quinto lugar, acaso el más peligroso, la plena implicación de Hezbolá en el conflicto sirio. Inicialmente, fueron algunos altos asesores del brazo militar quienes participaron a modo de consejeros, falleciendo algunos de ellos en ataques de drones israelíes y en incursiones de los rebeldes. Posteriormente, en febrero, apoyaron sin reservas a los llamados Comités Populares, formados en las 40 aldeas chiís -pobladas en su mayoría por unos 30.000 chiís que mantienen la doble nacionalidad siria y libanesa- colindantes con Líbano, en defensa de los ataques de la insurgencia salafista siria. Por último, son varios miles los combatientes de Hezbolá que han liderado el estratégico contraataque de las fuerzas gubernamentales en Qusair, en un intento de volcar el curso de la guerra o, al menos, fortalece al régimen en unas hipotéticas conversaciones de paz. Son ya varias decenas los mártires de Hezbolá enterrados multitudinariamente en suelo libanés con tal motivo.

Por último, el papel de Israel en el contexto regional; siempre atento observador del papel de Hezbolá como cabeza de la "resistencia" libanesa. El temor a que Hezbolá llegara a controlar los Altos del Golán sirios, desde los que atacar a Israel, se suma a la sospecha de un rearme de la milicia/partido mediante nuevas armas de mayor alcance y capacidad logística procedentes de los arsenales sirios. Por ello, Israel ha intervenido directamente en varias ocasiones. Ha mantenido enfrentamientos aéreos con drones no tripulados procedentes del sur de Líbano. Bombardeó objetivos de Hezbolá en territorio libanés. Y ha protagonizado otras "operaciones encubiertas" de alto calado. Así el pasado 30 de enero, el general de brigada iraní Hassan Shateri, alias Hessam Khoshnevis, falleció en combate. Anunciada como fruto de un enfrentamiento con rebeldes sirios, al parecer sucedió en el ataque aéreo israelí contra el complejo militar sirio de Jamraya (norte de Damasco) y un convoy de armas destinado a Hezbolá. Shateri sería uno de los máximos responsables del cuerpo de élite Al-Quds Force, encargado de operaciones encubiertas fuera de Irán, siendo el encargado de colaborar con el régimen sirio y de la supervisión del rearme de Hezbolá.

En este explosivo contexto, el papel de los cristianos puede ser decisivo.

Un factor previo a considerar en cuenta: suponiendo un 40% de la población, se encuentran divididos en numerosas confesiones (católicos maronitas, latinos, greco-ortodoxos, greco-católicos, armenios, protestantes, caldeos, asirios). Y lo están, igualmente, entre diversos partidos políticos mayoritariamente cristianos: el Kataeb (Falanges Libanesas), Fuerzas Libanesas, Partido Nacional Liberal (alineados los tres en la coalición anti-siria 14 de Marzo); Corriente Patriótica Libre, Marada, Partido Sirio Social Nacionalista (coaligados en la pro-siria 8 de Marzo, actualmente mayoritaria en el gobierno); además de un puñado de parlamentarios cristianos independientes y pequeños partidos "centristas" de carácter extraparlamentario. No obstante sus diversas posiciones, mantienen diálogo entre sí, gracias a la buena labor de los pastores de las iglesias cristianas, particularmente del maronita Cardenal Béchara Boutros Raï. Y no cuentan con milicias armadas ni han protagonizado -desde su derrota en la guerra civil- enfrentamiento armado alguno. Pero la autoridad de Raï trasciende la ejercida en su propia comunidad, siendo una personalidad consultada por líderes de todas las facciones libanesas; incluidos los chiís de Amal y Hezbolá. Así, declaró, el pasado 18 de mayo en Bogotá, al término de su visita pastoral a las comunidades maronitas de la diáspora en Hispanoamérica, que «La guerra en Siria ha dividido a los libaneses en dos facciones, una del lado de la oposición y la otra con el gobierno de Assad. Pero yo os digo en voz alta que esto no es asunto nuestro, nosotros no debemos interferir en los asuntos internos de ningún país. Yo digo a los políticos y funcionarios libaneses: pensad en construir vuestro país deteriorado, en lugar de tomar parte en la guerra en Siria. Dejad de jugar con el destino de nuestro país que ha dado tanto al mundo». Aseguró, igualmente, con una notable lucidez, que ante el actual estancamiento político, fruto ante todo del freno a la reforma electoral y la dificultad en la formación de un nuevo gobierno, confirman que la clase política libanesa «es indigna e incapaz de asumir el liderazgo del país».

Los musulmanes moderados, o no tanto, de todas las facciones, y que no quieren ver a su país de nuevo sumido en una guerra sectaria de "todos contra todos" -por lo que entienden que el Estado libanés debe prevalecer- han declarado, en privado y en público, que únicamente la presencia cristiana puede permitir a la democracia sobrevivir y salvaguardar la paz. Sin su papel "bisagra" y moderador, sunitas y chiís se enfrentarían, al igual que en el resto de Oriente Próximo, en una guerra total con el objetivo último de una "limpieza étnica" de carácter religiosa, tal y como ocurrió en Irak y actualmente en Siria.

A lo largo de un viaje que este autor realizó en junio pasado por Líbano, un maronita, de origen venezolano, le mencionó en varias ocasiones que sus amigos musulmanes le pedían que no emigrara; pues sin cristianos, Líbano estaría encaminado a la guerra. Y, también entonces, un anciano armenio de la localidad de Anjar, apenas a tres kilómetros de la frontera con Siria, reflexionaba que armenios y turcos (¡!) pueden hablar; cristianos y musulmanes, también. Pero que el odio secular entre sunís y chiís no tendría remedio jamás…

Por todo ello, las invocaciones al diálogo, al cese de las hostilidades y al respeto de las minorías religiosas y nacionales, en Siria y el resto de la región, reclamado constantemente y casi en solitario por la Santa Sede, es la única posibilidad de paz efectiva frente a unos intereses internacionales en juego para los que las personas son un mero fin insignificante... siempre que pervivan los cristianos en esas tierras en las que su fe arraigó antes que en Europa y el Nuevo Mundo.

 

 

 

 

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=29451

 

La guerra civil en Siria y el destino de los cristianos libaneses

La guerra civil en Siria y el destino de los cristianos libaneses

Ante la indiferencia de Occidente, los cristianos árabes temen por su futuro

Una cristiandad en extinción

Es una constante histórica, especialmente a lo largo del siglo XX: los cristianos de Oriente Próximo están desapareciendo.

Un ejemplo particularmente sangrante: si hacia 1900 en Turquía eran un 30% de la población, en la actualidad apenas llegan al 0’2%.

Por entonces, en Líbano eran el 59%. Hoy día son el 39%: el mayor islote cristiano en un mundo progresivamente musulmán; no obstante.

La segunda mayor comunidad cristiana actual de próximo Oriente es la de los coptos ortodoxos de Egipto; un 9%, según las fuentes.

La tercera en porcentaje es la siria: un 6%. Acaso un 8%.

En Jordania son, dependiendo las fuentes, entre el 4 y el 6%, disfrutando de un Estado fuerte, en un periodo de paz y tolerancia.

Y en Israel apenas llegan al 2’6%.

Conforme pasan las semanas, la suerte de Siria se aleja de una solución pacífica. Acaso Rusia y China intenten todavía una salida a la “yemení”… Pero la batalla en Alepo significa que ya no hay vuelta atrás: victoria o muerte. Una alternativa para ambos contendientes. Bashar al-Assad no dará ni pedirá clemencia.

¿El futuro de Siria se llama, también para los cristianos, Irak?

En ese fuego cruzado, los cristianos sirios temen que su futuro, salvo un improbable mantenimiento del régimen baasista, sea el de sus hermanos iraquíes: la expulsión y ulterior emigración. Únicamente permanecería en suelo patrio -el de una de las comunidades más antiguas de la cristiandad- una ínfima representación; como en los actuales Israel y Palestina.

Poco a poco nos vamos enterando de su suerte. Acusados de cierta connivencia con el régimen baasista, que les garantizaba al menos cierta libertad religiosa, han sido asesinados los integrantes de varias familias cristianas, así como algunos de sus sacerdotes; por ejemplo en los barrio damasquinos de Bad Touma, Oujaira Zanaim y Sada, siendo expulsados en masa de varias localidades (Homs, Qusayr). No pocas iglesias han sido destruidas y profanadas; existiendo testimonios gráficos de ello, difundidos por alborozados “resistentes” (en Homs y Bustan al Diwan). Han salido del país varias decenas de miles de ellos, camino de la diáspora, vía Líbano, Turquía e Irak. Los dramáticos llamamientos por la paz de diversas autoridades religiosas de las confesiones cristianas se vienen sucediendo ante la indiferencia occidental: es el caso del Patriarca Greco Ortodoxo de Antioquía residente en Damasco, el director de las Obras Misionales Pontificias en Siria, el arzobispo católico de Alepo, el arzobispo maronita de Damasco…. No olvidemos un caso muy significativo: el ministro de Defensa sirio, el greco ortodoxo Daud Rayiha, fue asesinado el pasado 18 de julio junto a otros altos cargos, en un atentado suicida acaecido en la sede central de la Seguridad Nacional en Damasco. Y ello ante el indisimulado morbo de la prensa occidental; antaño simpatizante del régimen baasista por su antigua alineación pro-soviética, según imperativo de la progresía de entonces.

Así las cosas, no podía ser de otra manera: en Líbano se sigue con enorme expectación y temor la vecina guerra civil siria.

Especialmente los cristianos de allí, muy divididos en diversas comunidades religiosas, así como en numerosos partidos políticos, temen que el “efecto dominó” que arrincona a los cristianos árabes -fruto de la conjunción de los perniciosos efectos de la intervención militar extranjera en Irak y el avance del salafismo suní- también les alcance.

Cristianos en ambos lados de la barricada

Por ello, junto a la inmensa mayoría de sus compatriotas musulmanes, los cristianos tratan de evitar que el conflicto sirio se extienda a la patria común de todos los libaneses; siendo éste, no obstante, de un territorio hasta ahora controlado por los agentes de Bashar al-Assad. Lo que se ha ejecutado, bien mediante su ocupación directa por el ejército sirio, bien indirectamente a través de sus peones de Hezbollah y sus coaligados en la alianza 8 de Marzo; entre ellos, los cristianos de la Corriente Patriótica Libre de Michel Aun y del Movimiento Marada de Sleiman Franjieh.

Micuel Aun, el controvertido político libanés notoria víctima del llamado “Síndrome de Estocolmo”, declaró al diario beirutí L´Orient– Le Jour, el pasado 26 de julio, que “Si el régimen sirio cayera, no habría ganador. Sería la caída de la democracia, y los cristianos se verían afectados”, dibujando así su personal agradecimiento al actual régimen sirio. No obstante, estas declaraciones fueron matizadas al día siguiente por su Gabinete de Prensa, en el sentido de que la sustitución del actual régimen del Baas, por integristas islamistas como Hezb al-Tahrir, quienes persiguen abiertamente la implantación de la sharia y el califato, sería la antítesis de la democracia.

Pese a ello, otros líderes de su partido, como Ziad Abs, vienen escenificando ciertas divergencias con sus socios chiís de Hezbollah y Amal, en un intento de competir electoralmente con sus rivales cristianos y de distanciarse, en cierto sentido, de la suerte del régimen baasista.

Ya veremos más adelante, la posición de sus rivales Samir Geagea y Amín Gemayel, ambos en la opositora 14 de Marzo y líderes de las principales fuerzas maronitas anti sirias.

En Líbano, hasta hoy mismo, a los sirios se les odia o se les respeta. Pero, siempre, se les teme. Si bien el ejército sirio ya abandonó Líbano, tras casi 20 años de ocupación, es un lugar común considerar que el asesinato de diversos líderes y periodistas anti sirios no ha sido ajeno a sus servicios secretos. De hecho, está previsto para el 25 de marzo de 2013 el inicio de las sesiones del Tribunal Especial para el Líbano que debiera juzgar a los presuntos asesinos del ex primer ministro Rafik Hariri. Son 4 los miembros de Hezbollah acusados de ese asesinato cometido en 2005 y que costó la vida de otras 22 personas, permaneciendo todavía hoy en libertad y al amparo de su todopoderoso partido. El legado de Hariri, tan presente en el Líbano actual, se mantiene, social y políticamente, por su hijo Saad; líder del Movimiento Futuro, sunita y principal socio de la coalición opositora antisiria 14 de Marzo. Pero permanecen otros asesinatos sin resolver: los del periodista Samir Kasir (02-01-2005); el activista ex comunista George Ají (21-06-05); el magnate y parlamentario greco ortodoxo Gebran Tueni (21-12-05); el ministro de Industria Pierre Gemayel, hijo de Amín Gemayel (21-11-06), el legislador Antoine Ghannem (02-09-07), los dos anteriores, políticos decisivos en el Kataeb; el brigadier general Francois al-Hajj (12-12-07); y Wisam Eid (25-01-08), capitán de la Unidad de Inteligencia de la policía libanesa.

La gente de la calle quiere la paz. Ya sufrieron 15 años de guerra civil, 19 años de ocupación siria, varias invasiones israelíes, múltiples incidentes armados, atentados terroristas…

Hezbollah: la mano de hierro

Pero la clave la sigue teniendo de Hezbollah; el inquebrantable socio libanés sumado al eje Teherán-Damasco.

Si Bashar al-Assad es derrotado, Hezbollah quedará aislado de Teherán. Pero, por el contrario, podría incrementar todavía más sus arsenales –es la única milicia armada del Líbano- con los procedentes de la debacle baasista. Sus manifestaciones lo son invariablemente en apoyo del actual régimen de Damasco. Y -tal vez- estén pasando de las palabras a los hechos. Así, el diario An-Nahar publicó el viernes 27 de julio que se han detectado milicianos de diversas unidades de élite del partido chií en las regiones sirias de Qoussair, Homs, Rastane y Damasco (en la localidad de Zabadani). En cualquier caso, Hezbollah sobrevivirá al régimen del Baas sirio: es demasiado fuerte en el Líbano.

Ante semejante eventualidad, el Ministro de Relaciones Exteriores israelí, Avigdor Lieberman, adelantó el pasado miércoles 25 de julio que si descubren que Siria transfiere armas químicas o biológicas a Hezbollah, Israel actuará de inmediato; lo que quiere decir que se produciría el enésimo conflicto armado entre ambos enemigos a muerte. El reciente atentado acaecido en Bulgaria, que costó la vida de varios ciudadanos israelíes, ya enervó al gobierno israelí, que responsabilizó de ello a Teherán y posteriormente a Hezbollah. Un camino parece desbrozarse: ¿acaso el de una guerra de Israel contra Irán?

Por su parte, otros incómodos actores, emergentes en Líbano, seguirán elevando cuanto puedan la tensión política: nos referimos a los grupos sunitas radicales de Hezb al-Tahrir (Partido de la Liberación), los seguidores del jeque Ahmad Al-Asir, además de los combatientes de Al Qaeda presentes en el área sirio-libanés; todos ellos enemigos a muerte del régimen baasista de Damasco. Y es que, acaso a su pesar, no pueden desatar la que sería una catastrófica escalada militar, pues carecen, al menos de momento, de milicias armadas y de la disciplina de hierro de Hezbollah. Como “cabeza radical” del sunismo en Líbano, estos nuevos actores cuentan con el apoyo de las monarquías absolutistas wahabíes. Un factor preocupante.

Los hijos de Bachir Gemayel

Volvamos al campo cristiano. Enfrentados a Michel Aun y los suyos, los cristianos de la opositora y anti siria coalición 14 de Marzo, fundamentalmente las Fuerzas Libanesas de Samir Geagea y el Kataeb de Amín Gemayel, participan preocupados, en la medida de sus posibilidades, en tan complicado tablero geoestratégico que afecta a todo Oriente Próximo.

Estos partidos combatieron ejemplarmente al ocupante sirio mediante la “Revolución de los Cedros”, dejándose para ello la piel y la sangre; derrotaron a sus representantes políticos en su día (Hezbollah, Amal, Corriente Patriótica Libre, Partido Sirio Social Nacionalista, etc.); y regresaron pacíficamente a la oposición cuando aquéllos alcanzaron el poder que hoy detentan. No llorarán por la caída del opresor sirio, pero, en cualquier caso, temen que los más radicales entre los sunitas trasladen el conflicto a su patria: harán todo lo posible para que Líbano siga en paz; precaria, pero paz en definitiva.

También confían en que la caída de Bashar al-Assad pudiera aclarar la suerte de varios miles de cristianos desaparecidos en las décadas anteriores, acaso alguno de ellos todavía hoy en las herméticas y durísimas prisiones sirias; además del esclarecimiento de la autoría y responsabilidad de los asesinatos de los políticos y activistas anti sirios antes mencionados. Y se impediría, finalmente, que Habib Chartouni, asesino de Bachir Gemayel -presidente del Líbano- y de otras 26 personas, magnicidio acaecido el 14 de septiembre de 1982 en la sede del Kataeb del barrio beirutí de Achrafieh, fuera rehabilitado tal y como pretenden algunos medios pro sirios.

La cuestión anterior, de simbólica relevancia metapolítica, que dibuja en cierto modo la siempre peligrosa relación sirio-libanesa, no puede desligarse de otra realidad: la permanencia en Líbano de casi medio millón de sirios, quienes trabajan en la construcción, el taxi, los servicios y la restauración; generalmente en puestos de trabajo despreciados por muchos libaneses. Tales relaciones e interdependencias son realmente muy intrincadas, inquietantes y de alcance, incluso, cotidiano.

Tamaña complejidad llevó, sin duda, a Amín Gemayel, ex primer ministro libanés y líder del Kataeb, a declarar el pasado 17 de enero al diario L´Orient– Le Jour, que “No es de interés para Líbano interferir en los asuntos de Siria”, tibia declaración que acredita la extrema prudencia y moderación del veterano líder maronita, advirtiendo, no obstante que, “si los fundamentalistas llegan al poder, el cambio no será positivo. El fundamentalismo es una dictadura, ya que conduce a la represión en nombre de Dios”.

Por su parte, el siempre más contundente en sus posicionamientos, Samir Geagea, líder indiscutible de Fuerzas Libanesas, ya se manifestó el pasado enero en favor de algunas de las tesis del opositor Consejo Nacional Sirio; apostando por una futura normalización de las relaciones sirio-libanesas que pasara necesariamente por un cambio de régimen.

Sus aliados sunitas del Movimiento Futuro y otros partidos de esta confesión, son unánimes en sus críticas al actual régimen sirio. Abiertamente se han posicionado en favor de los rebeldes, al igual que sus correligionarios más radicales; pero únicamente desde una perspectiva política, desautorizando en todo caso los incidentes armados que en Trípoli causaron varias decenas de muertos a primeros de junio entre sunitas radicales libaneses y alauitas partidarios del régimen baasista.

Por su parte, Walid Jumblatt, líder de la principal fuerza drusa, el Partido Socialista Popular, también socio de la 14 de Marzo, ha pedido el viernes 27 de julio la eliminación física de Bashar al-Assad: “hay que abatirlo, ni más ni menos”.

Benedicto XVI, ¿la voz que clama en el desierto?

Líbano quiere la paz. Los políticos cristianos, todos ellos, ya sean de la pro siria 8 de Marzo, o de la opositora 14 de Marzo, por encima de esas divisiones tan profundas como sangrantes, están unidos por el mismo objetivo: la salvaguarda de la democracia, la paz y la unidad del Líbano. Los cristianos son los mayores defensores de la democracia libanesa; y sin cristianos no puede haber democracia en Líbano. Por ello, las fotografías de los líderes políticos cristianos maronitas de ambas coaliciones rivales (Samir Geagea y Amín Gemayel, por un lado, junto a Michel Aun y Sleiman Franjieh) reunidos en torno al patriarca maronita Bechara Boutros Rai, difundidas con ocasión de varios encuentros, son muy significativas y esperanzadoras.

Los cristianos libaneses quieren permanecer en su milenaria patria. Tienen todo el derecho. Pero, Occidente, ¿seguirá permaneciendo impasible ante la suerte de los cristianos árabes?

Quien ya sabemos que no lo hará es Benedicto XVI, empeñado en visitar Líbano los días 14 a 16 de septiembre de 2012. Tenderá la mano a todos. Mendigará la paz. Y rezará para que los cristianos árabes arraiguen en sus patrias y en la fe de sus mayores.

Insha'Allah.

Fernando José Vaquero Oroquieta

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=24058

Elecciones parciales en Líbano: ¿todo sigue igual?

Elecciones parciales en Líbano: ¿todo sigue igual?

Sus dos grandes retos: la paz y la democracia; siempre que Hizbulá y Siria lo permitan

El domingo 15 de julio tuvieron lugar en el distrito de Koura (Gobernación de Líbano Norte), elecciones parciales, convocadas para la sustitución del veterano parlamentario de Fuerzas Libanesas, Farid Habib, fallecido recientemente; escaño correspondiente a la minoría greco-ortodoxa.

Los electores de Koura debían elegir entre media docena de candidatos, si bien únicamente Fady Karam y Walid Azar, cabezas, respectivamente, de las dos grandes coaliciones rivales a nivel nacional, tenían opciones reales.

En ambos casos, dada las peculiaridades constitucionales del pequeño país, se trataba de políticos greco-ortodoxos presentados por partidos significativamente cristianos.

Fady Karam era el candidato de Fuerzas Libanesas: el partido mayoritariamente cristiano más relevante en el amplio arco parlamentario de la anti-siria Alianza 14 de Marzo, encabezada por el musulmán suní Movimiento Futuro de Saad Hariri. En esta lid le apoyaban sin fisuras el Kataeb de Amín Gemayel y el Partido Nacional Liberal del clan Chamoun; relevantes particularmente en la comunidad maronita católica.

Por su parte, Walid Azar era el candidato afín al actual gobierno de la pro-siria coalición 8 de Marzo, liderada por el potente Hizbulá. Le respaldaba su propia formación, particularmente relevante en la historia de las ideas políticas de Oriente Próximo, aunque de escasa representación hoy: el Partido Sirio Social Nacionalista. También le apoyaban, no podía ser de otra manera, el Movimiento Patriótico Libre de Michel Aun y el partido Marada del clan Franjieh; ambos también maronitas.

Un total de 60.000 electores fueron convocados: greco-ortodoxos en su mayoría, con la presencia de 16.000 maronitas, 6.000 sunís y un millar de chiís.

Con una participación electoral de poco más del 47 %, ha sido la campaña más politizada de la reciente historia política del país. Así, el líder de Fuerzas Libanesas, el poliédrico Samir Geagea, llegó a plantear el escrutinio como un enfrentamiento entre la Siria totalitaria de Bashar al-Assad, y el legado humanista-democrático del filósofo Charles Malek: ex ministro libanés, coautor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y cofundador de la Organización de Naciones Unidas; entre otros indudables méritos. Casi nada.

Con todo, las elecciones se desarrollaron de forma pacífica y ejemplar. Poco más de 1.200 votos separaron finalmente a ambos candidatos, reproduciéndose los resultados de 2009: Fady Karam ganó, de nuevo, su escaño para Fuerzas Libanesas; por lo menos hasta 2013 en que tendrán lugar elecciones legislativas generales. Y todos los participantes se han felicitado por los resultados, la ejemplaridad democrática y la madurez alcanzada: todo un éxito en el convulso y escasamente democrático Oriente Próximo.

Así, ¿todo sigue igual en Líbano? Pudiera ser.

De entrada, la vida continúa para la gente de la calle; para los ciudadanos normales preocupados por los constantes cortes de electricidad, la contaminación, el altísimo coste de la vida, el hundimiento del turismo, la carencia de un gobierno fuerte, las manifestaciones callejeras de los extremistas, el miedo a la extensión del conflicto sirio...

En todo caso, los libaneses, pueblo comerciante por naturaleza y acostumbrado a salir adelante al margen de un gobierno propio jamás fuerte, seguirá acreditando una de sus grandes cualidades: la de la supervivencia.

Hizbulá, el más potente e inquietante actor de la vida nacional libanesa, persigue la conquista de todo el poder; poco a poco, sin concesiones, implacablemente. Por ello defiende, ahora mismo, un cambio constitucional que, dada su presión demográfica, consolidaría, sin posible marcha atrás, su progresiva implantación en buena parte del país y en más y más resortes estatales. La reforma constitucional, con la implantación del criterio electoral proporcional, es su actual caballo de batalla. A su vez, cristianos de todas las confesiones y musulmanes sunitas temen que semejante cambio fuera el principio del fin de la peculiar democracia libanesa y del pluralismo real que garantiza su atípico -desde las estrechas miras europeas- reparto institucional entre las 18 comunidades religiosas presentes.

Por otra parte, Hizbulá sufre una creciente tensión, sin llegar a cuestionar al menos de momento la coalición, con su principal socio: el “cristiano” Movimiento Patriótico Libre de Michel Aun.

Si algo caracteriza a Hizbulá es su decidido y frío tacticismo. Así, este partido/milicia/estado/grupo terrorista, se ha servido, según la conveniencia del momento, de cualquier medio en orden a sus intereses a corto, medio y largo plazo. Por ello, tendrá que acreditar que es una fuerza que respeta el juego democrático. Un reto difícil, como tan inescrutable es su verdadera naturaleza. Terrorista sin escrúpulos durante décadas. Celoso controlador, todavía hoy, de unos potentes arsenales militares con los que derrotó a Israel: ¡es la única milicia libanesa que no se ha desarmado! Triunfador, en varias crisis, frente al mismísimo ejército regular libanés. Movilizador implacable y apabullante de sus masas en las calles de Beirut y buena parte del país. Conquistador de mayorías parlamentarias y del mismísimo gobierno…

Tal es la realidad: Hizbulá tiene la clave del futuro del país. Ya controla una mitad. Y ya lo hacía antes de entrar en el gobierno. Si en el futuro su representatividad llega a ser proporcional, no tendrá rival alguno en su voluntad de control de la totalidad de la vida pública de la nación. ¿Qué futuro esperaría, en tal caso, a las minorías religiosas? ¿Qué sería de la democracia? ¿La lenta e irremediable extinción de todas ellas?

La coalición 14 de Marzo espera con temor la cita de 2013; pero también con la esperanza de tratar de recuperar, para la “Revolución de los Cedros”, un gobierno hoy en manos pro-sirias; más cuando -al menos políticamente- el régimen sirio está condenado.

El mayor reto del país, y en buena medida asociado a la pervivencia de las actuales prácticas democráticas, es la salvaguarda de la paz. Una cruel guerra civil de 15 años de duración. La subsiguiente ocupación siria del país durante otros 20. La permanente belicosidad de su temible vecino israelí… Un reto gigantesco para la paz que tanto anhelan –colmo disfrutan hoy- sus habitantes.

En este contexto, si algo comparten todos los partidos libaneses, es su rechazo a una temida extensión del conflicto civil sirio. Ninguno ganaría con ello. Hizbulá quedaría fatalmente unido en su suerte a la del régimen sirio. Los cristianos estarían abocados al exilio y la emigración. La milenaria brecha entre sunitas y chiís se ensancharía todavía más, condenados a un enfrentamiento a muerte.

Salvo algunos extremistas partidarios de la estrategia del “cuanto peor, mejor”, que podemos situar en la órbita del salafismo suní más extremo, la voluntad del pueblo libanés, y de sus políticos, es salir adelante, convivir en paz y servirse de la política como un instrumento al servicio de los intereses comunitarios.

Aparentemente nada ha pasado el pasado domingo: todas las incógnitas siguen abiertas.

Paz y democracia: los grandes retos del pueblo libanés. Y todo ello, en buena parte, dependiente de la agenda política “real” de Hizbulá y de la suerte de su estrecho aliado, el actual régimen sirio.

Líbano, campo de batalla del panislamismo, del nacionalismo árabe, de los amigos de la gran nación siria, del nacionalismo fenicio y cananeo, seguirá de actualidad. Con toda la pasión. Con toda su vitalidad. Con todo su drama.

Fernando José Vaquero Oroquieta

http://www.diarioya.es/content/elecciones-parciales-en-líbano-¿todo-sigue-igual

 

El Líbano que encontrará Benedicto XVI

El Líbano que encontrará Benedicto XVI

El Líbano es un pequeño país, del tamaño de Navarra, bastante desconocido en España; salvo para los cientos de militares que allí vienen sirviendo en FINUL en el sur limítrofe con Israel. Su sola mención sigue invocando -a muchos de nosotros- guerras interminables, crueles matanzas de “todos contra todos”, ocupaciones extranjeras, bombardeos brutales… Pero Líbano es mucho, muchísimo más.

Al término de este verano, el país de los cedros volverá a ser noticia; pero, esta vez sí, con ocasión de esperanzadores encuentros, diálogos interreligiosos, y búsquedas a tientas de la paz: Benedicto XVI visitará este martirizado país. A punto de ser suspendido en varias ocasiones, por el lógico temor a una extensión del conflicto civil armado sirio, la Santa Sede informó que el viaje tendrá lugar los días 14 a 16 de septiembre. Si Dios quiere.

¿Qué encontrará Benedicto XVI?

Acaso la palabra clave sea “contraste”.

-          Geográfico. Dos cordilleras paralelas a una costa de 225 kilómetros de longitud (el Chouf contiguo a Monte Líbano y el Antilíbano fronterizo con Siria), algunas de cuyas cumbres mantienen nieves perpetuas; un fértil valle central de la Bekaa, a 700 metros de altura, que genera una riqueza agrícola que surte a buena parte de Oriente Medio y alberga las mayores ruinas en pie de Roma.

-          Histórico. A los habitantes del Neolítico, que excavaron las primeras habitaciones en roca de la humanidad, se les han sumado fenicios, egipcios, asirios, hicsos, griegos, romanos, bizantinos, árabes, cruzados, mamelucos, otomanos, franceses…

-          Humano. Más de cuatro millones de libaneses en un exiguo territorio especialmente montañoso. Casi un millón de inmigrantes en los trabajos que no quieren los autóctonos para sí. Y varios millones de libaneses en una diáspora mundial casi dos veces centenaria. Algunos regresan (especialmente desde los demás países árabes y África); otros mantienen su identidad generación tras generación (los de Europa, América y Australia).

Antítesis abismal entre gigantescas urbes, como son Beirut, y en menor medida Trípoli, y cientos de pequeños pueblos de montaña, con decenas de millares de casas en parsimoniosa edificación, acreditando así sus propietarios, muchos de ellos emigrantes por todo el mundo, que albergan gran esperanza en el futuro.

-          Religioso. Nada menos que 18 comunidades de base religiosa: cristianos (católicos, ortodoxos, protestantes), musulmanes (sunitas, chiís, drusos, alauitas), armenios.

-          Espiritual. Fábrica delicada de eremitas, monjes y párrocos; animadores de unas gentes muy religiosas. Y escuelas musulmanas de todo tipo: espirituales y jurídicas. Todo ello frente un “occidental” culto al cuerpo que une a musulmanes y cristianos en gimnasios numerosísimos, la omnipresente moda del tatuaje y el piercing. El consumismo voraz, ¿“becerro de oro” que iguala ya a todos?

-          Ideológico. Líbano ha sido y es campo de batalla del imperialismo europeo, del nacionalismo libanés, del panarabismo de Nasser, del ideal de la Gran Siria del Baas y de Anton Saade, de la Umma de los “califas perfectos” hasta la actualísima infiltración de Al Qaeda entre los radicales sunís, del resurgir chií animado por Teherán…

-          Político. Profundas divisiones partidarias que responden a los intereses de clanes familiares y territoriales, más que a criterios ideológicos que se antojan mera excusa frente a los imperativos de la sangre. Y, actualmente, canalizadas en la simplista “a favor o en contra de Siria”. Su fruto: más de 20 partidos presentes en el parlamento nacional. Y un gobierno endémicamente débil contrarrestado por una sociedad estructurada desde sus comunidades reales. Y si el ejército está desplegado por todo el país, por medio de cientos y cientos de controles militares en toda carretera y encrucijada, su mitad está controlado, de hecho, y muy eficazmente, por Hizbulá: Estado, partido, milicia, ¿grupo terrorista?

Siendo una democracia a “la libanesa”, aunque muy imperfecta desde la reduccionista mirada occidental, ésta garantiza la participación de todas las minorías. De este modo, la presencia cristiana permite la democracia y el pluralismo… también a los musulmanes, por lo que muchos de ellos piden a los cristianos que permanezcan en su tierra; a pesar de su miedo de que Irak se traslade a Siria y de allí a su patria.

-          Social. Brutales diferencias entre ricos y pobres: medio millón de emigrantes sirios (construcción, servicios, restauración) a los que se mira con respeto, temor y resentimiento; despreciadas, en ocasiones hasta el maltrato, mujeres indonesias, indias y filipinas (en los hogares al cuidado de niños, ancianos y ¡mascotas!); varones abisinios, sudaneses y eritreos en tan callada como despreciada limpieza de bares, y calles. Una seguridad social y sanidad estales paupérrimas, compensadas por una familia tradicional, todavía fuerte, que protege a niños y ancianos con consciente orgullo.

-          Cultural. Universidades prestigiosas, colegios públicos y privados de todas las confesiones, magníficas librerías, una música que canta al amor y que surte todo el mundo árabe, el cine un poquito conocido en Occidente de la mano de Nadine Labaki...

-          Ecológico. Alberga las últimas reservas de los milenarios cedro, desforestadas montañas de más de 3.000 metros de altitud, un 38 % de tierra cultivable, y, por el contrario, una descontrolada y dañina contaminación urbana provocada por un millón de vehículos en tan divertida como casi imposible conducción que iguala la de El Cairo.

-          Turístico. Desde restos arqueológicos de todas las culturas que por allí vivieron, causantes del asombro de todo viajero, hasta exclusivos clubs para los multimillonarios árabes. Senderismo, estaciones de esquí, deportes acuáticos.

He tenido la feliz oportunidad, tan demorada como sucesivamente deseada, de viajar, este pasado mes de junio, a Líbano, recorriéndolo de norte a sur, y de este a oeste. Si mis expectativas eran altas, la realidad me ha desbordado día a día, momento a momento.

Así, al viajero, además de todo lo anterior, también puede antojarse que Líbano es un inmenso taller de automóviles (especialmente destartalados Mercedes de todas las gamas). O un gigantesco mercado al aire libre (desde las tiendas más caras de Oriente, hasta los puestos fruteros más humildes). O el paraíso de las constructoras: miles de edificios de todo tipo, rascacielos de vértigo, suburbios laberínticos al estilo norafricano, villas de diseño exclusivo a la última; cuya expresión más contundente sea el SOLIDERE del asesinado Rafiq Hariri, especialmente en la llamada “línea verde” de Beirut, allí donde se combatió ferozmente durante años. O un inmenso restaurante delicioso y aromático sembrado con narguiles y exuberantes flores.

Impacta al viajero la vistosidad de un catolicismo militante presente, por todo este territorio, en cientos de iglesias, monasterios y ermitas; colegios, asilos y hospitales. Estatuas y capillitas a millares: en casas y caminos… Y ello desde su pluralidad: los originarios maronitas, coptos, latinos, siriacos, armenios, caldeos, melquitas. Al igual que sorprenden millares de nuevas mezquitas, de idéntico diseño y desafiante minarete de hormigón armado, en evidente rivalidad simbólica y material.

Un país que ha visto nacer y vivir a santos (Chárbel Makhlouf, Nemetala Al-Hardini, Rebeca de Himlaya), eremitas (Antonios Tarabay), escritores (Gibran Kahil Gibran, Amin Maaoluf) y artistas de todo tipo (la más universal cantante árabe, Fairuz, modistas como Elie Saad). Y otras muchas relevantes figuras mundiales, con sangre libanesa en sus venas: desde el hombre más rico del mundo, Carlos Slim, a la cantante Sakira…

A poco que se observe, en diálogo tranquilo y respetuoso con sus gentes, se detectan profundas cicatrices en el alma libanesa. Acaso la más evidente sea la de la memoria viva de los más de 100.000 muertos en la guerra civil de 1975 a 1990. Y otras decenas de miles más, fruto de las recientes ocupaciones israelita y siria. Otra lacerante herida no cicatrizada es la de los 18.000 desaparecidos, en buena medida supuestamente en Siria. Y la afrenta de las 2.500 libanesas violadas por la soldadesca siria…

Es imposible reflejar en unas pocas líneas, por mucha pasión y razón que se inviertan, la desbordante realidad de este siempre sorprendente país.

Pero, por encima de todo, hay que destacar la acogida de sus gentes, su gran cultura, amabilidad, alegría, su embriagadora belleza física…

El país entero, y toda su gente, son una oda de todos los sentidos a la vida.

Privilegiado Benedicto XVI, por viajar a este microcosmos único, rompeolas de Oriente y de la Cristiandad.

Afortunado país que recibe de nuevo a un papa –Juan Pablo II lo visitó el 10 y 11 de mayo de 1997- en paz, a pesar de todo, con la esperanza y la mirada acariciando el futuro.


Fernando José Vaquero Oroquieta

 

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=23690