Blogia
Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

Una derecha populista española dispersa y fragmentada: nacional-revolucionarios, familias “históricas” (4)

Una derecha populista española dispersa y fragmentada: nacional-revolucionarios, familias “históricas” (4)

Para desplegar ante el lector -especialmente el no familiarizado con este espacio político- con cierta lógica el amplio arco de siglas e iniciativas que, de alguna manera, pudieran ser adscritas al área de la derecha populista, es imprescindible establecer un criterio objetivo. Así, los investigadores belgas Jean-Yves Camus y Manuel Abramowicz, el 19 de febrero de 2010, insertaron en su web “Resistencias – Observatorio belga de la extrema derecha” un artículo esquemático de la extrema derecha francesa, poniendo el acento en la posición de todos los grupos de los que hablarían ante el Frente Nacional. Titulado «La extrema derecha francesa, cada vez más atomizada», dividían casi un centenar de entidades de todo tipo y calado –partidos políticos, círculos de pensamiento, entidades regionales, publicaciones, entidades sectoriales- en 5 corrientes, a saber:

  1. Derecha nacionalista frentista. Entidades que orbitan en la periferia del Frente Nacional con voluntad de coadyuvar en su esfuerzo común.
  2. Derecha nacional e identitaria anti-frentista. Partidos “enemigos” del FN, en su mayor parte escisiones del mismo y que aspiraban a relevarlo o reconstruirlo; sin éxito hasta ahora, todo hay que decirlo.
  3. Identitaria-regionalista. De ámbito local, en ocasiones partícipes de algunas iniciativas del FN y en su mayor parte, también escisiones del FN.
  4. Inter-corrientes. Grupúsculos de diversa naturaleza que, ocasional o regularmente, establecen alianzas con alguna de los corrientes anteriores.
  5. Extra-corrientes. Trabajan al margen de las primeras tres corrientes citadas, bien en el ámbito del pensamiento, bien de la acción sectorial.

Tal esquema, de una objetividad y racionalidad bastante ponderada, es inaplicable en España, al no existir en nuestro país una entidad central de referencia de la derecha populista: desde la afirmación o el cuestionamiento.

Por ello, teníamos varias opciones en la organización y descripción del área. La primera, conforme al criterio empleado en el artículo anterior -inspirado en el trabajo de autores tan dispares pero autorizados como Xavier Casals o Ernesto Milá- es decir, el derivado de la evolución de los “polos o familias” de carácter ideológico más o menos afines; excluyendo el indeseable fenómeno de las organizaciones populistas impulsadas por empresarios de historial delictivo. Así, estableceríamos las siguientes categorías: 1. Familias “históricas”. 2. Identitarios y antinmigración. 3. Conservadores: escisiones u otros del entorno del Partido Popular. Pero presenta una objeción: dejaría fuera del análisis, o forzando muchísimo su encaje, diversas siglas caracterizadas por su radicalidad ideológica, y otras que, por su mayor moderación o su peculiar perfil ideológico, no encajan en ninguna de las tres categorías indicadas. De modo que habría que sumar a esa tríada, al menos, dos categorías más: 1. Nacional-Revolucionarios, y 2. Populistas moderados.

Una segunda vía de análisis la constituiría determinar la explícita vocación, de cada sigla analizada, en ocupar el espacio de la derecha populista, bien como fuerza hegemónica, bien como mera integrante y con la legítima pretensión de alcanzar cierto peso en la misma. Pero, al igual que el anterior, también presenta algunas dificultades metodológicas; no en vano, la determinación de la naturaleza ideológica de algunos de tales partidos y su tacticismo, escapan de la dinámica que entendemos central, en ausencia de una organización española referencial, como es el caso del Frente Nacional francés.

Nos hemos decidido, finalmente, por el primero de los criterios mencionados, pues es un dato concreto de la realidad, histórico y fáctico, reconocible externamente; mientras que el segundo violentaría la propia definición particular en no pocos supuestos, e introduciría en su desarrollo una mayor confusión que pudiera derivarse en una discusión terminológica sin fin. Somos conscientes de que el criterio es perfectible y, por ello, limitado. Con toda seguridad, algunas de las organizaciones, que luego veremos, o no pocas de las personalidades que mencionemos, no se sentirán bien encuadrados o definidos. Están en su derecho. Hablaremos, por ejemplo, de Nacional-Revolucionarios, pero ¿hay unanimidad en lo que se entiende por tal concepto? Me temo que no. Y lo mismo pasa con el término en alza de “identitario”. ¿Qué significa ser identitario? ¿Un patriota español es identitario o tal calificativo lo limita y distorsiona? ¿Y patriotas es lo mismo que nacionalista? ¿No podría calificarse también de identitaria a la autodenominada izquierda abertzale, llevando la argumentación hasta sus últimas consecuencias, tal y como hacen numerosos autores? Pero análogas dudas nos surgen con otros conceptos. ¿Son los mismo derecha social, derecha nacional y derecha conservadora? ¿Populismo en es un concepto peyorativo o positivo? ¿Y qué decir de la llamada Revolución Conservadora? ¿Fue José Antonio un tradicionalista revolucionario o un revolucionario tradicionalista?, etc., etc.

No pretendemos sentar cátedra; únicamente, despejar un poco la confusión que el panorama presenta en una primera mirada, recordar algunos hechos, y tratar de proporcionar elementos de reflexión para un debate de futuro, si los interesados en ello lo desean. Los conceptos y las categorías que emplearemos pretenden simplificar, despejar el panorama y ello, inevitablemente, generará discrepancias terminológicas, precisiones doctrinarias, etc. De este modo, la determinación teórica de esas “familias” y su inclusión, a efectos de este estudio -de pretensiones más periodísticas que de otro tipo- de grupos y personalidades, no implica juicio peyorativo alguno.

Pero, en cualquier caso, es imprescindible establecer algunas convenciones terminológicas, mínimas. Es reto es doble, pues: mostrar este “mundillo”, evitando el prejuicio generalizado que lo demoniza a priori; y tratar de encajar la piezas, sobre unos conceptos y categorías susceptibles de múltiples matizaciones desde diversos puntos de vista- de un puzle que, tal vez, concluyamos, correspondan no a una, sino a varias imágenes.

Hechas estas precisiones, veamos brevemente, en dos entregas, las agrupaciones más  relevantes (agrupadas en esas 5 categorías). Y dejaremos para entrega posterior una aproximación a su incidencia social (número de concejales, publicaciones, editoriales, etc.), lo que complementaría la mirada al conjunto de esta área; que insistimos, es plural, poliédrica, cambiante, en ocasiones complementaria y en otras, antagónica…

En este texto veremos dos de las cinco categorías citadas.

1.- Nacional-Revolucionarios. Caracterizados por su radicalidad ideológica, cierta agresividad en las formas, y una marcada simbología, son tributarios, en mayor o menor medida, de las ideologías extremistas de la posguerra mundial; concretamente, del neofascismo, del nacional-socialismo y de sus nuevas formulaciones. Empeñados en la consolidación de sus propios grupos, convencidos de la pureza y clarividencia de sus ideales y estrategias respectivas, no se presentan fácilmente permeables a tácticas que impliquen un trabajo de integración con otros grupos de calado superior; al contrario que en Francia donde grupos análogos (por ejemplo, Vox NR y Jeune Nation) colaboran, en mayor o menor grado, con el Frente Nacional. Veamos sumariamente los más relevantes.

.- Movimiento Social Republicano (MSR). Una de las siglas más activas del área; polo de atracción de numerosos grupos locales y jóvenes de diversa procedencia. Organizan las anuales Jornadas de la Disidencia, en Madrid, y las Jornadas Antiglobalización de Zaragoza, convocatorias que atraen a jóvenes activistas de todo el arco del populismo radical español y a no pocos “veteranos”. Es el fruto de la persistencia de su secretario general, Juan Antonio Llopart, quien difundiera en España, en su día, el chocante -cuando no aparentemente imposible- pensamiento “nacional-bolchevique”. Liga Joven es la sección juvenil. Cuentan con un órgano sindical: la Unión Sindical de Trabajadores. Hispania Verde es la sección ecologista-excursionista y el Círculo Atenea, la de las mujeres más comprometidas. Ediciones Nueva República, con sus numerosos libros y la revista de pensamiento Nihil Obstat, también mantiene su vínculo con la entidad por medio del propio Llopart. Su pretensión es la consolidación de un partido inequívocamente nacional-revolucionario; un concepto táctico fruto de las factorías intelectuales del neofascismo de los años 70 y 80. Mantienen relaciones de hermandad con organizaciones internacionales tan diversas como los italianos de Fiamma Tricolore, escisión radical de la Alianza Nacional de Fini (antiguo MSI), o el Partido Sirio Social Nacionalista (de Líbano y Siria). Aunque determinados de sus postulados son asimilables a algunas de las expresiones de la derecha populista europea (identidad, denuncia de la partitocracia, justicia social-socialización), su fundamentalismo doctrinario y personalismo le dificulta sumarse a proyectos de entidad superior.

.- Asociación Cultural In Memoriam Juan Ignacio González. Toma su nombre de quien fuera el primer secretario nacional del mítico, en los ambientes radicales, Frente de la Juventud; escisión madrileña de toda la juventud de Fuerza Nueva acaecida en septiembre de 1978, y uno de los motivos de su declive. Asesinado el 12 de diciembre de 1980 en uno de los escasos atentados políticos de la Transición no esclarecidos todavía, aunque reivindicado por el GRAPO, y atribuido sin prueba alguna por algunos medios periodísticos a “ajustes de cuentas y rencillas internas”, sus ex-camaradas siguen responsabilizando del hecho a las “alcantarillas del Estado”. La entidad es liderada hoy por el carismático Juan Antonio López Larrea. Alberga no pocos antiguos militantes del Frente Nacional (posterior al fundado por Blas Piñar, a no confundir con el mismo, pues, y que fue fruto de una escisión falangista). Nacido con la vocación de mantener viva la memoria de Juan Ignacio González, de impulsar una nueva investigación judicial, y de dinamizar con su experiencia la revigorización de la derecha radical, puede asomarse a la tentación partidista, funcionando como un partidito más; lo que acaso anulara buena parte de su potencial.

.- Acción Nacional Revolucionaria (ANR). Sigla-Coordinadora que agrupa una heterogénea diversidad de grupos locales, webs políticas y musicales, etc., de calado muy diverso, distribuidos por diversas localidades de toda España; caracterizados por su autonomía organizativa, radicalidad verbal, integración muchos de ellos en aficiones futbolísticas, y cierto mimetismo de los grupos que bajo el lema “libre, social, nacional”, mantienen en Francia análoga dinámica. En diversas concentraciones celebradas en Madrid, generalmente convocadas por otras organizaciones, han agrupado medio millar de activistas vestidos de negro, muchos de ellos rapados y otros, encapuchados, con banderas de la cruz céltica en blanco sobre fondo negro y enarbolando antorchas; una escena tan sugerente como inquietante. Enfocados al activismo, no parecen ser fácilmente asimilables a un partido populista, más cuando carecen de líderes visibles.

.- Alianza Nacional (AN). Esta organización de corte socialista, nacionalista y racial nacida en 2005, es liderada por el histórico militante Pedro Pablo Peña; quien sufriera condena de prisión en 2000 por tenencia de sustancias explosivas. La Fiscalía del Tribunal Supremo abrió diligencias informativas cara su posible ilegalización el pasado 1 de octubre de 2013, debido a los hechos perpetrados en la librería Blanquerna. Nunca ha superado los 3.000 votos en las diversas elecciones a las que se ha presentado. Si bien colabora con otras pequeñas organizaciones en la plataforma “La España En Marcha”, su radicalismo parece más dirigido a la formación de jóvenes intransigentes, para quienes ha creado la sección Frente de Juventudes, que a la consolidación de un partido posibilista. Banco Social es el conjunto de sus iniciativas en el campo de la asistencia social “a españoles”.

.- Devenir Europeo. Organización minúscula de corte nacional-socialista ortodoxo, heredero ideológico y moral de CEDADE, la más potente organización española explícitamente neonazi, disuelta en 1993, y cuyos líderes más conocidos fueran Jorge Mota, Ramón Bau y el editor/librero Pedro Varela. Sin peso ni vocación alguna en la configuración de un partido populista posibilista.

.- Partido Nacional Republicano (PNR). Minúsculo partido, presente casi exclusivamente en Madrid, fundado por el prematuramente fallecido Joan Colomar, quien, procedente de la extrema izquierda trotskista, derivó hacia posturas “terceristas” a resultas de su acercamiento al pensamiento de Nietzsche. Su objetivo es la “república nacional, unitaria y socialista”. Su radicalidad ideológica lo presenta como escasamente permeable a ningún proyecto exterior.

.- La bandera negra. Nuevo grupo impulsado por el hiperactivo y siempre polémico Ricardo Sáenz de Ynestrillas; quien llegó a pedir el voto, bien para Falange Auténtica, bien para UPyD. República, Soberanía, Democracia, Autogestión y Federalismo; tales son sus principios. Un grupo que se encuentra en pleno debate interno y de difícil clasificación e inserción dentro de las familias políticas comunes.

 

La potencialidad de los integrantes de estos grupos, cara a la constitución de un partido populista, es de carácter individual o local. Es evidente que su fundamentalismo doctrinario, que no admite renuncias ni concesiones, les incapacita en la flexibilidad necesaria para el tejido de unas alianzas que pudieran desvelar supuestas debilidades o cesiones al sistema. Pero la tentación “entrista”, para no pocos de sus integrantes, se concretaría caso de consolidarse esa eventualidad, como opción posibilista y salida personal –incluso colectiva- al ambiente claustrofóbico y de soledad que suele experimentarse vitalmente en su seno; tal y como ha sucedido en Francia, con el Frente Nacional y en otros países. Por otra parte, tamaña radicalidad les inhabilita como socios deseables desde las posiciones más realistas y moderadas que deben tributar debidamente a la respetabilidad pública.

 

2.- Familias “históricas”.

.- Falangistas. Ya hemos hablado algo de los grupos falangistas; concretamente en torno a su papel en la coalición Unión Nacional que aupó a Blas Piñar como diputado nacional. Los años posteriores lo fueron, para este sector, de convulsión y fragmentación, perdiéndose a lo largo de este proceso buena parte de sus estructuras y militancia; alcanzando su punto álgido en 1997, cuando el que fuera Jefe Nacional, Gustavo Morales, dimite inesperadamente. Mientras que Diego Márquez Horrillo conservaba legalmente la sigla histórica de FE de las JONS junto a un reducido grupito de leales, los seguidores de Gustavo dan lugar a FE/La Falange, que eclosionará en varias organizaciones autónomas: Mesa Nacional Falangista, recientemente integrada en FE de las JONS; La Falange (sector José Fernando Cantalapiedra, quien fundará otro Frente Nacional, finalmente disuelto tras su fracaso en las elecciones europeas de 2009 en las que obtuvo 7.970 votos); La Falange (sector Manuel Andrino, que pervive hoy); y Falange Auténtica, desgajada a su vez de la Mesa Nacional Falangista.

En 2004, los inasequibles al desaliento de Falange Española (independiente) se integran con Diego Márquez Horrillo en FE de las JONS, siendo nombrado años después, uno de los suyos, el que es su actual Jefe Nacional: Norberto Pico Sanabria. FE de las JONS mantiene su voluntad de constituirse en alternativa revolucionaria al sistema. En las Elecciones Generales de marzo de 2008, Falange Española de las JONS obtuvo 14.023 votos. Cuenta con una pequeña organización sindical, la UNT, y trata de abrirse a la sociedad civil; caso del encuentro “La alternativa en movimiento”, celebrado el pasado 22 de junio de 2013. Persigue, igualmente, reagrupar a los denominados “falangistas sin falange” (FSF), que participan en algunos foros, decepcionados de tantas batallas internas y la eterna desunión falangista, y configurarse, finalmente, en la casa común de todos los falangistas. En el 80º acto conmemorativo de la fundación de Falange, celebrado a puerta cerrada tras amenazas de la extrema izquierda, destacaba la presencia mayoritaria de un sector de asistentes de edad mediana, sin apenas jóvenes, lo que contrastaba con una de las constantes históricas de los grupos falangistas: mucha gente joven, bastante muy mayor y poca de edad mediana. Una constatación generacional que, acaso, señale que las nuevas generaciones de militantes disidentes con el régimen se dirigen mayoritariamente hacia formaciones de nuevo cuño. Dada su voluntad de constituirse como alternativa de futuro, no parece permeable a pactos electorales.

Por su parte La Falange, de Manuel Andrino, implantada especialmente en Madrid, participa plenamente en la coordinadora “La España En Marcha”, junto a grupos radicales; una plataforma a la que le falta una mayor definición de tácticas y estrategias.

Falange Auténtica, habiendo perdido su puñado de concejales (Hoyo de Pinares, Ardales…), se mantiene libre de compromisos, salvo el que alcanzó con FE de las JONS coyunturalmente en la campaña “Defensa Social”, acentuando unos rasgos que, acaso, pudieran calificarse como socialdemócratas; empleando –incluso- algunos términos característicos de la “ideología de género”. En las elecciones europeas de 2009 obtuvo 5.165 votos.

Por último, mencionemos que el concejal por Santoña, Leoncio Calle, varias veces electo en diversas candidaturas falangistas, mantiene su concejalía, todavía hoy, bajo la sigla de otro grupo aparentemente extinto y que en su día agrupó originariamente a una parte de los militantes de FE de las JONS (Auténtica) al disolverse su partido: el Movimiento Falangista de España (MFE) en el que militó el histórico y añorado falangista Narciso Perales hasta su fallecimiento en 1993.

¿Cómo explicar, a los 80 años de la fundación de Falange Española, esta situación? ¿Es realista la pretensión de los falangistas de hoy de constituirse en alternativa al sistema? ¿Cómo, aparentemente, perfilan respuestas tan dispares? No siendo este modesto escritor persona cualificada para emitir tal juicio, me remito a algunas reflexiones del historiador Francisco Torres, procedentes de su libro, que me atrevo de calificar de extraordinario, El último José Antonio (Barbarroja, Madrid, 2013, 602 pp.) en su apartado final, y que enfocan esas cuestiones en su encrucijada real. Perdonen tan larga cita, pero, realmente, merece la pena conocer esas conclusiones que, evidentemente, no tienen por qué hacerlas propias ni sus lectores ni los falangistas de hoy; pero que, incuestionablemente, aportan algunas luces y claves de la situación descrita. Veamos algunas de ellas. «A) El pensamiento de José Antonio es una construcción ideológica inconclusa. En ella, más que de evolución, debiera hablarse de desarrollo y agregación. (…) Fijó las grandes palabras pero no su desarrollo práctico, de ahí las aparentes contradicciones de su pensamiento, las antinomias sin resolver y la ambigüedad interpretativa de algunos de sus planteamientos» (Pág. 574). «B) (…) Solo desde el terreno especulativo se puede plantear: si José Antonio hubiera superado sus cada vez más acusadas antinomias, si hubiera resuelto satisfactoriamente las dudas sobre las que construye y conceptualiza; si se hubiera despegado definitivamente de la visión aristocratizante de la política que comienza a revisar y matizar en sus escritos de Alicante; si hubiera alcanzado a definir su propuesta democrática a través de una nueva “construcción de contenido”; si acorde con lo anterior, hubiera encontrado respuesta a la organización de la participación popular en la vida pública; o si finalmente hubiera reformulado su débil propuesta sindicalista, concebida como instrumento y no como fin, para nacionalizar la izquierda y evitar la revolución antioccidental, encontrando un modelo organizativo de la economía y las relaciones laborales capaz de superar las injusticias provocadas por el capitalismo y recuperando, al mismo tiempo, para el Estado la soberanía económica (…)» (Pág. 575). Y su párrafo final: «De José Antonio y de su mito va a quedar, como algo permanente, el arquetipo humano que refleja una forma imitativa de ser y estar, de hacer frente de forma comprometida al reto de la existencia y de la preparación del alma para la eternidad; los atisbos cercenados de una nueva expresión del humanismo cristiano» (Pág. 583).

El interés del estudio de los grupos falangistas, cara a la temática de la derecha populista, estriba en que estas formaciones han generado sucesivas oleadas de militantes; en general, personas muy capacitadas y formadas, que han terminado a lo largo de todo el espectro político español. De modo que, entendido como Escuela de Formación Política, de hecho y no jurídicamente hablando, el falangismo sigue siendo un banco de capital humano, iniciativas e ideas.

.- Por lo que respecta al tradicionalismo hispánico, la Comunión Tradicionalista Carlista (CTC), en su lenta pero constante recuperación, se presentó en las elecciones generales de 2008, al Senado en todas las circunscripciones, y al Congreso en siete provincias; sumando, por lo alto, unos 45.000 votos que, al no concurrir otras formaciones “patrióticas”, no necesariamente puede afirmarse que sean patrimonio de la CTC. Está presidida por María Cuervo-Arango Cienfuegos-Jovellanos, y su Secretario General es el navarro Javier Garisoain. En su entorno existe cierto grupo de entidades afines, coordinados en la Liga Tradicionalista (asociación juvenil Cruz de Borgoña, Foro Alfonso Carlos I, asociación Cruz de San Andrés, Editorial Tradicionalista, Socorro Blanco y una treintena más). Mantiene una militancia muy formada, que se moviliza regularmente y con una notable presencia de jóvenes. Además ha demostrado músculo negociador, al firmar el manifiesto conjunto que cara a las elecciones europeas de 2014 ha suscrito junto a Familia y Vida y Alternativa Española, según veíamos en el primer artículo de esta serie. Existe, por otra parte, un pequeño núcleo agrupado en torno a la denominada Secretaría política de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, a quien reconoce como Abanderado de la Tradición; siendo José Miguel Gambra su Jefe Delegado. Está integrado por pequeños pero muy activos círculos de intelectuales vinculados a diversos centros de estudios, revistas y editoriales (algunos de ámbito internacional). Este núcleo no comparte el antes mencionado acuerdo conjunto en el que participa la CTC.

En Francia, los tradicionalistas políticos y religiosos (entre ellos, los seguidores de Marcel Lefebvre) participan, en mayor o menor medida, en diversas actividades del Frente Nacional, jugando el papel de “intelectuales orgánicos” para un sector de su electorado y de impulso movilizador en determinadas actividades: defensa de la familia, de la libertad religiosa, de los cristianos perseguidos en diversos lugares del mundo, contra las profanaciones religiosas, etc. Es el caso del Centre Charlier, Agrid, L´Institut Civitas, Chrétienté-Solidarité y Renouveau FranÇais. En España no sería imposible –en teoría- que jugaran un papel análogo, según se configure finalmente el acuerdo electoral citado, en su búsqueda de nuevos aliados. El tradicionalismo, pues, sigue siendo otro banco de ideas, escuela de formación y una pequeña masa electoral fiel y en permanente movilización.

.- Franquistas. Debe destacarse que, en términos generales, el falangismo y tradicionalismo actuales se vienen desmarcando del franquismo; por entender que éste instrumentalizó ambas corrientes políticas, y otras, según el momento histórico concreto, en aras del proyecto personal de Franco, de consolidación institucional del Régimen, y los imperativos políticos del exterior.

En ese sentido, disuelta Fuerza Nueva por Blas Piñar, y posteriormente el Frente Nacional, el alejamiento de falangistas y tradicionalistas del franquismo se acentuó, no sin resistencias, en sus respectivas áreas. La consecuencia de esta tendencia es que, aparte de la Fundación Nacional Francisco Franco, que no es un partido político, únicamente dos pequeñas organizaciones pueden calificarse, genéricamente, como franquistas. Unos últimos apuntes al respecto.

Alternativa Española (AES), si bien es conocida su génesis y los vínculos familiares y personales de algunos de sus dirigentes con Blas Piñar, se define como “alternativa social-cristiana”, no encontrándose ninguna referencia directa al franquismo, ni en su declaración política, ni en su programa fundacionales, fechados hacia 2003. Y ya que hemos vuelto a mencionar a Blas Piñar, a quien jamás hemos negado –ni necesita nuestra aprobación ni concurso para nada y en nada- su condición de extraordinario orador, magnífico y prolífico escritor, persona formadísima, trabajador incansable, fidelidad y coherencia inquebrantables, no nos resistiremos a reproducir un párrafo procedente de la página 10 del Nº. 2 de la revista No Importa, portavoz de Falange Española (independiente), fechado en noviembre de 1977, segunda parte de un análisis crítico publicado en los dos primeros números de la revista (texto sin firma) titulado “Fuerza Nueva y Franco”. Dice así: «El amor de Fuerza Nueva por Franco ha sido siempre un amor no correspondido. Los hombres de Fuerza Nueva han proclamado constantemente su adhesión y lealtad al 18 de julio y a la obra de Franco. Franco se ha dejado querer y adular por Fuerza Nueva, pero nada más. Si Franco hubiera considerado que los mejores intérpretes del 18 de julio y de su política eran Blas Piña y los hombres de Fuerza Nueva les hubieran llamado a desempeñar cargos de responsabilidad en su régimen. No fue así». En cualquier caso, Piñar fue Director General, entre 1957 y 1962, del Instituto de Cultura Hispánica, procurador en las Cortes Españolas y consejero nacional del Movimiento por designación libre y directa de Franco. Pero tales reflexiones, que entendemos actuales y compartidas por la generalidad de los falangistas de hoy, acaso pudieran ser una modesta y original contribución al posicionamiento de la derecha populista ante el complejo fenómeno de un régimen franquista, ya remoto e inédito -cuando no mitificado o demonizado- para la inmensa mayoría de los españoles de hoy, y cuya invocación nostálgica no aporta necesariamente respuestas concretas a los problemas reales y cotidianos que los españoles precisamos. Otra cuestión es el juicio que merezca a la Historia, y, especialmente, los intentos de torpedeamiento, de la todavía inacabada labor de reconciliación entre los españoles, desplegados desde el revanchismo de una mal enfocada “Memoria Histórica”.

Hemos hablado de dos organizaciones, en cualquier caso. Veámoslas.

El Movimiento Católico de España es la primera de ellas en nacer; y lo hizo ya en 1981 como pequeña escisión de la todavía existente Fuerza Nueva, a la que criticó sin reservas por el curso que seguía, de la mano de quien fuera uno de los líderes de su rama juvenil, Fuerza Joven, y quien sigue siendo su máximo dirigente: José Luis Corral. Este grupo insiste en los aspectos religiosos del nacional-catolicismo franquista, siendo su propaganda, en general, un tanto tosca, escasamente elaborada y de una notable carga nostálgica. Por sus filas han pasado no pocos militantes; pudiéndose afirmar lo mismo que se decía de su partido madre: “es como el Metro de Madrid: pasa mucha gente y no se queda casi nadie”. En la actualidad, muy reducido ya, se ha integrado en la dinámica de la plataforma “La España En Marcha”.

El Nudo Patriota Española (NPE) es la actual organización dirigida por uno de los activistas históricos de la extrema derecha española: Eduardo Arias; quien se define como nacionalista español, que no identitario (matización no carente de interés). Pretende articular el espacio político de lo que denominan “patriotismo español”, invocando para ello al anterior régimen en campañas como: “¡Gracias Franco!”, “¡Vuelva, General!”, “Que no te cuenten cuentos, ¡Franco molaba!”. Presentes fundamentalmente en Madrid, cuentan con una élite militante denominada Sección de Activistas de España y una docena de delegaciones locales. Es uno de los puntales de “La España En Marcha”.

 

El alcance de ambas organizaciones, desde una perspectiva histórico/política, indica cómo el franquismo mayoritario de la extrema derecha española de hace unas décadas, ha devenido en residual; de hecho el último avatar de Fuerza Nueva, Alternativa Española (AES), veíamos antes, elude dicha conceptuación. Si la derecha populista tiene una posibilidad de presencia en España, no lo será de la mano de estas organizaciones nostálgicas, dada su esterilidad política y propositiva.

 

La semana próxima continuaremos con este repaso del área populista español, centrándonos sumariamente en los grupos identitarios/antiinmigración, los populistas moderados y los conservadores.

 

+ Artículos anteriores:

La derecha populista europea se organiza (1).

http://latribunadelpaisvasco.com/not/639/la_derecha_populista_europea_se_organiza__1_

Una derecha muy diversa, pero identitaria y euroescéptica, presente en toda Europa… salvo en España (2)

http://latribunadelpaisvasco.com/not/655/una_derecha_muy_diversa__2_

La larga marcha de la extrema derecha española (3)

http://latribunadelpaisvasco.com/not/685/la_larga_marcha_de_la_extrema_derecha_espanola__3_

+ Artículo próximo:

Una derecha populista española dispersa y fragmentada: identitarios, populistas, conservadores (5)

 

 

http://latribunadelpaisvasco.com/not/704/una_derecha_populista_espanola_fragmentada__4_

0 comentarios