La larga marcha de la extrema derecha española (3)
Desde que el notario Blas Piñar accediera al Congresos de los Diputados, allá en 1979, encabezando la coalición Unión Nacional, la genéricamente denominada extrema derecha ha ido de mal en peor, políticamente hablando. Sumaron nada menos que 378.964 votos bajo el lema «España en tus manos»; de ellos 110.730 en Madrid.
Piñar, concurriendo en solitario, no pudo ser reelegido en las elecciones de 1982, disolviendo su partido Fuerza Nueva. Regresaría a la política en 1986, fundando el Frente Nacional con la intención de conseguir un escaño en Europa, lo que no fue posible; sumando 122.927 votos en las elecciones al Parlamento Europeo de 1987. Precariamente, a la vez que sufría diversas escisiones, el partido se mantuvo hasta 1994, en que es disuelto de nuevo por este peculiar político que ajustaba los horarios de las sesiones de los congresos de sus sucesivos partidos a su imperdonable siesta diaria.
En otro plano, diversas facciones pugnaban por hacerse con el control de la sigla histórica de Falange Española de las JONS, participando la liderada por Raimundo Fernández Cuesta en aquella efímera Unión Nacional que aupó a Piñar al Congreso, junto al también falangista Partido Nacional Sindicalista-Círculos José Antonio, de Diego Márquez Horrillo; generando una complicada historia de escisiones, unificaciones, pactos, reincorporaciones, expulsiones, etc., sólo apta iniciados. Mencionemos, no obstante a Falange Española de las JONS (Auténtica), un intento renovador e izquierdista de la vieja Falange, a la que pretendían desvincular radicalmente del franquismo, y Falange Española (independiente), heredero del mítico Frente de Estudiantes Sindicalistas (FES) que precediera a los “auténticos” (o “hedillistas”) desde una ortodoxia literal en el intento. Tres son los grupos falangistas de vocación política, herederos de la primigenia Falange Española fundada hace ya 80 años, supervivientes todavía hoy, de los que hablaremos más adelante: FE de las JONS, La Falange y Falange Auténtica.
La tercera pata de Unión Nacional, es decir, los grupos tradicionalistas (excluimos del estudio a la Confederación de Ex-Combatientes, pues no era propiamente dicho un partido político), al no renovarse la coalición electoral, siguieron su propia ruta. Desaparecida la Agrupación de Juventudes Tradicionalistas fundada en 1977 bajo la dirección de Santiago Martínez-Campos, y refundada en 1986 la Comunión Tradicionalista Carlista, ésta formación, que nació de la unión de los diversos grupitos carlistas del momento, sufrieron la aparición de una disidente y peculiar Comunión Tradicionalista hacia 2001 nucleada en torno al pretendiente Sixto Enrique de Borbón, integrada fundamentalmente por minúsculos grupos de intelectuales muy activos y vinculados en su mayoría a la llamada “misa tradicional”. Ambas entidades sobreviven hoy día manteniendo sus desencuentros ideológicos, religiosos y dinásticos.
Por su parte, el sindicato que se había organizado desde Fuerza Nueva en su mejor época, Fuerza Nacional del Trabajo, languidecía hasta agotarse y desaparecer silenciosamente. Además, cerraban los diarios “El Alcázar” y “El Imparcial”, se clausuraban sedes de los grupos políticos afines, desaparecían los boletines locales…
Otras siglas trataron de ocupar el espacio explícitamente ultraderechista, simultánea o posteriormente a las aventuras de Piñar: Juntas Españolas, impulsadas ya en 1983 desde el mencionado diario El Alcázar, y su organización juvenil Patria y Libertad; Democracia Nacional, que reunió a supervivientes de Juntas y el neonazi CEDADE; España 2000; Plataforma por Cataluña; etc. Desde Democracia Nacional, formación existente todavía hoy, y que fracasó electoralmente de modo reiterado, se elaboró el concepto de “autonomía histórica”: el primer intento orgánico de desarrollar una formación al uso de los nuevos aires populistas procedentes de Europa, desvinculado de la esterilidad política de las fracasadas “familias históricas” mencionadas, apelando a la fraseología antiinmigración e identitaria en alza fuera de España.
Más allá de la extrema derecha clásica (insistimos, conforme la terminología al uso, no en vano los falangistas se proclaman “ni de derechas, ni de izquierdas” y el tradicionalismo admite como mejor definición la de “innovadora”, antes que la de extremista), España ha vivido algunas efímeras aventuras de carácter populista protagonizadas, curiosamente, por empresarios que han tenido, por decirlo suavemente, serios problemas con la Ley. En tales casos, que veremos a continuación, sin duda concurrió un legítimo “voto protesta” –siempre presente bajo diversas fórmulas a lo largo de estas décadas y sin duda, creciente hoy- que, instrumentalizado, avaló unas formaciones caracterizadas por el extremo personalismo, la carencia de un programa político alguno mínimamente consistente, y la concurrencia de gravísimos incidentes penales de sus impulsores; circunstancias que contribuyeron a anular unas intentonas que sólo cabe definir como esperpénticas.
La Agrupación Ruiz-Mateos, fundada por el ya expropiado empresario José María Ruiz-Mateos, consiguió un sorprendente resultado en las elecciones europeas de 1989: 608.560 votos, es decir, un 3’84 % del total de emitidos, lo que le supuso 2 escaños en Europa. Pero dicha formación fue incapaz de consolidarse, de modo que tras varios fracasos electorales posteriores, en las europeas de 1994 únicamente sumó 82.410 votos, apenas un 0’44 % de los emitidos, perdiendo ambos escaños. En consecuencia, el partido se disolvió.
El Grupo Independiente Liberal (GIL) fue una nueva aventura populista impulsada por otro polémico personaje, el empresario Jesús Gil y Gil, iniciada en 1991. Así, en las elecciones municipales del 26 de mayo de 1991 consiguió un sorprendente éxito electoral, alcanzando el 65’68% de los votos de Marbella. De las 25 concejalías, obtuvo 19, proclamándose Jesús Gil alcalde de la localidad. El GIL renovó mayoría en dos elecciones sucesivas (las de 1995 y 1999), finalizando su último mandato en 2003 con Julián Muñoz (otro delincuente) como alcalde. Además, el GIL gobernó Ceuta de 1999 a 2001. Y en otras localidades andaluzas obtuvo magníficos resultados, llegando a gobernar incluso alguna de ellas: Barbate, San Roque, Chipiona, La Línea de la Concepción, Tarifa, Estepona, Ronda, Casares y Manilva. En las elecciones generales de 2000, Jesús Gil se presentó como diputado al Congreso, obteniendo a nivel nacional apenas 72.162 sufragios. No lo consiguió. El GIL cesó toda su actividad en 2007, al no poder presentarse a las elecciones municipales a causa de los numerosos problemas legales en que incurrieron los más destacados líderes de la formación.
En 1999, la Ejecutiva del histórico y casi extinguido Centro Democrático y Social (CDS), que fundara Adolfo Suárez al marcharse de su UCD, nombró a otro singular personaje, condenado a pena de prisión por varios delitos de carácter económico, Mario Conde, como candidato de Unión Centrista-CDS en las elecciones generales de 2000, en las que obtuvo un resultado desastroso de apenas 23.576 votos. Conde lo intentó de nuevo en 2011 fundando Sociedad Civil y Democracia (SCD). Ese partido se presentó a las elecciones al Parlamento de Galicia del 21 de octubre de aquel año; sin obtener representación. Poco después, se despidió del partido.
Veamos el cuarto eje de este espacio (los anteriores, veíamos, son las familias “históricas”, las aventuras populistas y los grupos antiinmigración). No pocos estudiosos y activistas del difuso y plural espacio “a la derecha del PP” vienen depositando sus esperanzas en una escisión en el mismo, evidenciada la traición de éste a sus electores y a su mismo programa electoral sucesivamente y, especialmente, de la mano de Mariano Rajoy; un perfecto social-demócrata en la práctica, según estos detractores, y un acomplejado cultural y políticamente ante el hegemónico pensamiento radical-progresista.
Mencionemos, en esa línea, al único intento concreto de conformación de un partido conservador explícito, a la derecha del espacio que ocupa el Partido Popular: nos referimos al Partido Demócrata Español (PADE), que fundara Juan Ramón Calero, ex-portavoz de los populares en el Congreso, hacia 1996. En las elecciones municipales de 2003 obtuvo 34 concejales en toda España. Y en las de 2007, un total de 20; en su mayor parte, en la Comunidad de Madrid. El partido, tras una trayectoria agónica, se disolvió en la primavera de 2008. Seguramente, esta decepcionante experiencia haya desanimado a otros políticos populares en el intento de iniciar aventuras análogas. En esa línea, diversos nombres han sonado a lo largo de estas décadas. Jaime Mayor Oreja, por ejemplo, ya se vio envuelto en un supuesto intento de creación de una “Unión del Pueblo Vasco”, que buscaría el éxito conseguido en Navarra por Unión del Pueblo Navarro (UPN). Un intento frustrado o, desde una perspectiva táctica, una sutil manera de “hacerse valer” y asegurarse un papel relevante en el seno del Partido Popular.
Montserrat Nebrera fue otro nombre que sonó como posible cabeza de una derecha conservadora neta. En su enésimo intento de revitalizar a los populares catalanes, fue captada por el Partido Popular hacia 2006. Profesora en la Universitat Internacional de Catalunya, era además Directora de Estudios Sociales en el nacionalista Instituto Cambó. Elegida parlamentaria por el PPC en las elecciones de 2006, lo abandonó tres años después. Tras desencantar a quienes la miraban como la “Rosa Díez de la derecha”, encabezó la candidatura al Parlamento de Cataluña de 2010 de Alternativa de Govern por Barcelona, consiguiendo un resultado ridículo.
Y, hace unos pocos meses, se desveló en algunos medios digitales la supuesta existencia de un eje escisionista netamente conservador en el Partido Popular, formado por Jaime Mayor Oreja, Aleix Vidal-Quadras y Santiago Abascal. Parece ser que Jaime Mayor encabezará, de nuevo, las listas populares al Parlamento de Estrasburgo en las próximas elecciones; en un intento de frenar, especialmente ante el sector social que apoya a las víctimas del terrorismo, la erosión en apoyos electorales que todos los estudios demoscópicos auguran a los populares. Vidal-Quadras permanece en una calculada ambigüedad, y con el mérito de hacer iniciado el único intento serio de regenerar al Partido Popular desde dentro, mediante la plataforma Reconversión. Santiago Abascal, impulsor y máximo dirigente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española, compañero de Vidal-Quadras en Reconversión, ha abandonado el Partido Popular en torno al pasado 24 de noviembre de 2013, sin desvelar sus pasos futuros. Previamente, había sido fotografiado junto a Albert Rivera y el ex-socialista Antoni Asunción en el acto de presentación de Movimiento Ciudadano en el Hotel Goya de Madrid el pasado 26 de octubre, y que pudiera ser el inicio de una posible extensión de Ciutadans (su tercer intento) a nivel nacional en competición con la UPYD de Rosa Díez; circunstancia que laminaría seriamente las posibilidades reales de ambos ante los imperativos del sistema representativo mayoritario español. Si el paso de Abascal lo es a título personal, o es la avanzadilla de un movimiento más amplio encaminado a conformar una lista conservadora al Parlamento Europeo, se verá en el futuro.
La cuestión es: desaparecida, por simple extinción biológica, la generación que hizo la guerra civil, integrada en el sistema la mayor parte de la nada escasa militancia ultra de aquellas décadas, ¿existe un espacio propio para una nueva derecha “populista y a la europea”? La experiencia de Plataforma por Cataluña, que a continuación mencionamos, junto la persistencia de un “voto de protesta” (en sus diversas fórmulas, como el creciente voto en blanco y nulo, y el sumado por los grupos populistas como la Agrupación Ruiz-Mateos), y la aparición de nuevas franjas de electores descontentos (padres perjudicados por la legislación civil y penal ultrafeminista, comerciantes arruinados por las grandes superficies, jóvenes desempleados en las periferias de las grandes ciudades, defensores acérrimos de la vida humana), parece acreditar que efectivamente es así.
De esta “larga marcha” aquí descrita, debe destacarse el único éxito real de la derecha identitaria española reciente: el alcanzado por Josep Anglada; antiguo militante de Fuerza Nueva y, posteriormente, del Frente Nacional. Polémico personaje, populista, extrovertido e imprudente, cuyos problemas personales y de liderazgo han empañado su incuestionable ascenso político, es su máximo protagonista. Y nos referimos a su criatura política: Plataforma per Catalunya (PxC, Plataforma por Cataluña). Los orígenes de esta agrupación, a la que se han sumado arribistas de toda calaña, sufriendo deserciones y escisiones sin cuento, se remontan al 15 de enero de 2001, cuando el citado Josep Anglada crea Plataforma Vigatana, una iniciativa local en el municipio barcelonés de Vic donde reside. Poco después, el 5 de abril del 2002 fundará Plataforma per Catalunya. En las elecciones municipales de 2003 obtuvo un 7´4 % de los votos de Vich. Fracasando en las sucesivas elecciones autonómicas, se vuelca en las municipales, pasando de los 17 concejales obtenidos en las elecciones municipales de 2007, a un total de 67 en 2011. Puede parece poco, pero es mucho, si lo comparamos con la veintena de concejales conseguidos por el resto de grupos ultras en el resto de España o en las convocatorias anteriores.
No obstante, y pese a este último aspecto, hoy día, a finales de 2013, el panorama que ofrece el amplio y plural espacio que aquí repasamos, es el de total desorganización y dispersión, careciendo del imprescindible liderazgo que merezca tal calificativo. De hecho, esos tres ejes mencionados (desaparecido afortunadamente el de las aventuras de empresarios metidos en política) en torno a los cuales, alternativa o conjuntamente, podría configurarse una formación unitaria, suman no menos de una treintena de siglas que veremos en la próxima entrega.
+ Artículos anteriores:
La derecha populista europea se organiza (1).
http://latribunadelpaisvasco.com/not/639/la_derecha_populista_europea_se_organiza__1_
Una derecha muy diversa, pero identitaria y euroescéptica, presente en toda Europa… salvo en España (2)
http://latribunadelpaisvasco.com/not/655/una_derecha_muy_diversa__2_
+ Artículo próximo:
Una derecha populista española dispersa y fragmentada: nacional-revolucionarios, familias “históricas” (4)
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