Valoración de urgencia de las elecciones del 12 M.
Ya celebradas las elecciones legislativas del día 12 de marzo, se impone una valoración del resultado de las mismas, complementada, en este artículo, con una reflexión sobre algunas consecuencias derivadas de ello para la vida de la Iglesia Católica española.
Ya se conocen los resultados de las elecciones legislativas y autonómicas andaluzas celebradas el día 12 de marzo.
Por ello procede hacer algunas reflexiones al respecto.
1. Las elecciones legislativas han sido ganadas por el Partido Popular con una inesperada mayoría absoluta, suscitada en buena medida por el fantasma de la “unión de las izquierdas”.
2. El próximo gobierno será monocolor, sin precisar de pactos con fuerzas nacionalistas para mantenerse, tal como ocurrió en la legislatura anterior. Por lo tanto, el P.P. ya no tendrá excusas para desarrollar su programa electoral.
3.Izquierda Unida ha sido desplazada como tercer partido por CiU. Sus resultados han sido muy malos, aunque parece que ha tocado suelo. Los Verdes han restado votos a I.U. pero no han logrado resultados relevantes. Iniciativa Per Catalunya continúa bajando; sólo es una sombra de lo que fuera el histórico PSUC.
4. Los partidos nacionalistas, globalmente considerados, han aumentado votos.
- Al PNV le ha beneficiado la abstención de Euskal Herritarrok. Pero apenas le han llegado votos de esa coalición. Y además han perdido votos moderados en beneficio del partido Popular, que junto a UPN en Navarra, le saca 150.000 votos de diferencia en el conjunto de ambas autonomías. Pese a ello, se constituye en la gran referencia del nacionalismo vasco.
La abstención activa propugnada por EH apenas se puede cifrar en un 6%, lo que significa un fracaso importante, aunque Arnaldo Otegui, en público, no pueda reconocerlo; además ha logrado movilizar “a la contra” al voto a sectores poco politizados o atemorizados (lo que se ha concretado en el elevado número de votos en blanco y en el voto por correo), propiciando además un desplazamiento de votantes moderados nacionalistas al PP.
- EA se mantiene a la baja.
- CiU se mantiene, con un leve descenso en escaños.
- ERC logra un parlamentario, aunque sube en el número de votos.
- BNG no logra grupo parlamentario propio, pero desplaza al PSOE como fuerza real de la izquierda en la escena gallega.
presencia de su escisión Iniciativa Aragonesa.
- Coalición Canaria mejora su representación parlamentaria.
- El Partido Andalucista logra un parlamentario, confirmando sus expectativas, regresando al Congreso español tras muchos años de ausencia.
- Chunta Aragonesista se estrena, con Labordeta en el Parlamento. Absorbe a buena parte de los votos fugados de IU en Aragón.
- El PAR se hunde, víctima de su herrática política de pactos y de la
- UV y UM no alcanzan resultados relevantes.
5. El voto explícito de protesta, dentro de la heterogeneidad de este campo, sin considerar los votos emitidos en blanco, se ha dispersado en una larga lista de candidaturas: GIL, CDS, España 2.000, PADE, La Falange, FEI-Falange-2000, Comunión Tradicionalista Carlista, UN, UI, FN.
El voto más numeroso lo obtiene el GIL, sin llegar a las expectativas creadas.
Mario Conde ha fracasado estrepitosamente.
Sin duda, este sector de “voto de protesta” ha sido afectado por el numeroso listado de candidaturas presentadas y por los efectos de la polarización PP – izquierdas.
6. Por lo que respecta a las elecciones autonómicas andaluzas, mejora resultados el PP, aunque mediante un pacto estable con IU o PA, continuará en el gobierno Chaves y su PSOE.
7. La mayoría absoluta también se traslada al Senado.
8. Los sondeos no han acertado. Así como hace 4 años no detectaron un importante número de votantes ocultos del PSOE, en esta ocasión pese a las correcciones en ese sentido incorporadas a las encuestas, ha sido el PP el beneficiado del “votante oculto”.
9. Para la Iglesia Católica española los resultados no son indiferentes.
Partimos, en este juicio, de una premisa. Hay que desacralizar la política. La salvación no vendrá de los políticos, sino de la Iglesia de Jesucristo. Por ello, una aproximación a este tema puede venir, no desde la perspectiva de la graduación y elección del “mal menor”, sino desde la positividad del hecho cristiano, encarnado en la Iglesia. Por ello, la ampliación de los espacios de libertad para la acción pastoral, social y educativa de la Iglesia, es un objetivo legítimo que puede y debe perseguirse también en unas elecciones parlamentarias. Los partidos estatalistas (PSOE e IU) no sólo no posibilitan un mayor campo para la Iglesia, sino que su actuación es explícitamente beligerante ante la misma. Por el contrario, el Partido Popular, pese a enormes carencias (como la ausencia de un proyecto cultural para España y la desatención del sujeto frente a la política de los grandes números de la macroeconomía y del estado del bienestar), facilita en algunos sectores la presencia de la Iglesia. Y esto, al margen de otras consideraciones que exceden este breve artículo, ya es algo positivo. Y no sólo para la misma Iglesia española, sino para toda la sociedad.
Otro aspecto a considerar es el siguiente. A lo largo de esta campaña electoral, en algunas web, movimientos eclesiales, incluso en medios masivos de comunicación, se ha opinado sobre el voto de los católicos. Y se ha hecho con mayor libertad que en ocasiones precedentes. Es evidente que existen voces del catolicismo español que asumen, de forma consciente, posturas muy críticas con el tratamiento que el PP proporciona al voto de los católicos. Pero tales voces carecen de los medios que pudieran permitir un cambio de actitud en el sentido indicado y la consiguiente revisión de los planteamientos al respecto de la Jerarquía católica española.
10. Conclusiones.
El Partido Popular tiene una ocasión de oro para aplicar su programa, libre de las condiciones leoninas de los nacionalistas. Pero hay que constatar que no parece exista un programa de ambiciones culturales que exceda la gestión de lo económico.
Por otra parte, el PP se constituye en referencia obligada para todos los partidos europeos que consideran que la sociedad tiene un papel y una capacidad de iniciativa que no debe ser ahogado por el Estado, tal como propugnan los partidos socialistas en el poder en casi toda Europa.
Para los votantes católicos, es la ocasión de hacer valer la confianza prestada a este Partido y buscar vías de apoyo a la familia, al tercer sector, la resolución de temas pendientes como el del profesorado de religión, y tantos asuntos que preocupan al votante católico.
Pero no olvidemos que para los católicos, independientemente del resultado de estas elecciones políticas y de otras coyunturas, la misión fundamental es dar testimonio de Cristo allí donde vivimos.
Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, Nº 31, marzo 2000
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