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Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

Una entrevista al director del semanario ALBA, D. Carlos Esteban.

Una entrevista al director de la más iniciativa más reciente, acaecida en los medios de comunicación españoles, dirigida a los lectores católicos: D. Carlos Esteban, rostro visible del semanario de información general ALBA.

 

Hemos entrevistado al director del semanario de información general ALBA, el joven Carlos Esteban. Se trata de la más novedosa iniciativa, lanzada en los medios de comunicación españoles, dirigida a los lectores católicos.

 

Pregunta: El semanario ALBA, ¿es un “producto” puramente comercial o tiene una pretensión, en alguna medida, evangelizadora?

 

Respuesta: ALBA pretende influir a favor de una visión cristiana del mundo y de la vida y, por tanto, de evangelizar. Ese es su objetivo fundamental, primario. Pero para ello debe a) llegar realmente al público, alcanzar cotas suficientes de aceptación y b) autofinanciarse; eso la convierte también en un producto comercial. Dicho de otra manera: no cumplirá bien su objetivo de influir si no consigue ser un buen producto comercial.

 

P.: El semanario ALBA nace con un ámbito nacional, aunque con la base y experiencia alcanzada como publicación de la Diócesis de Segorbe - Castellón. En lugar de atarse a los costes y exigencias de una cara distribución a través de miles de puntos de venta, ¿no habría sido más acertado profundizar en el “mercado” de las publicaciones oficiales diocesanas con la fórmula allí probada?

 

R.: No, en absoluto. Queremos ‘normalizar’ el periodismo católico. Incluso preferimos obviar el calificativo ‘católico’, no porque pretendamos una simulación imposible o vergonzante, sino porque creemos que el catolicismo es la Verdad, que no necesita de adjetivos, y que se puede hacer un periodismo de calidad, riguroso y valiente sin circunscribirlo al circuito de los convencidos. El cristianismo no hubiera pasado del Siglo I si se hubiera limitado a convencer a los convencidos, sino hubiera salido al mundo y usado sus cauces normales de comunicación.

 

P.: Su semanario está dirigido a lectores católicos, fundamentalmente. ¿Existe un perfil tipo, más concreto que el mencionado, del lector de ALBA? La publicación, ¿prestará análoga atención a las diversas sensibilidades eclesiales existentes, en ocasiones tan dispares?

 

R.: En principio, ése es nuestro propósito. Con la información no veo que deba haber mayor problema. Pero ni yo ni mis redactores somos cristianos ‘neutros’; cada uno tiene su peculiar sensibilidad, su modo de vivir el cristianismo, e imagino que eso se dejará ver en columnas de opinión o elección de tribunas. En cualquier caso, no cerramos la puerta a nadie, con la única excepción de quienes, diciéndose católicos, difieren del Magisterio de la Iglesia. Ese es nuestro límite. Por otra parte, si determinadas opciones políticas son más beligerantes contra la Iglesia, parece evidente que serán también las más atacadas en ALBA.

 

P.: ALBA su suma a otras recientes iniciativas mediáticas dirigidas al público católico: el suplemento religioso de libertaddigital.com, el diario electrónico forumlibertas.com, la creación de nuevas agencias católicas de noticias, etc. De tal manera, la tradicional dispersión de las publicaciones religiosas vuelve a acrecentarse. Esa multiplicidad, ¿es prueba de vitalidad o, al contrario, expresión de una impotencia colectiva? O, en otros términos, ¿no deberían sacrificarse, cabeceras y proyectos, en aras de un gran proyecto colectivo, de hondo calado social, por ejemplo, un diario católico impreso?

 

R.: ¿Por qué? La Iglesia se ha beneficiado enormemente de la diversidad, siempre que haya unidad en lo esencial. Por otra parte, no existe nada como ALBA en el mercado y, aunque me encantaría que sirviera para aunar el esfuerzo católico, también me alegraría ver cómo nos salen competidores.

 

P.: El próximo 20 de febrero, los españoles tenemos una importante cita en las urnas. El semanario ALBA, ¿fomentará el debate sensato y plural entre las diversas opciones de voto, ya manifestadas por católicos españoles, ante la propuesta de tratado para una constitución europea?

 

R.:

 

P.: El anuncio de diversas iniciativas legislativas, impulsadas por el ejecutivo socialista, contrarias a la cultura de la vida y de la familia, ha provocado la respuesta de determinados grupos católicos, proponiendo algunas interesantes acciones cívicas, aunque, tal vez, escasamente coordinadas entre sí. El semanario ALBA, en este contexto, ¿informará de todas ellas o privilegiará las que considere más adecuadas al momento actual?

 

R.: El papel es limitado y privilegiar unas informaciones sobre otras, sencillamente, no es una opción. Sopesaremos la importancia relativa de cada evento y, sin duda, nos equivocaremos muchas veces. Ese es nuestro riesgo y nuestra responsabilidad.

 

P.: Muchos católicos, en número creciente, se sienten decepcionado por las políticas concretas de otros grandes partidos en contra de sus valores (nos referimos, particularmente, al PP y CiU). Por ello, algunos se han decantando por nuevas formaciones políticas que, hasta ahora, no han calado en la sociedad española. Es el caso de Familia y Vida, anteriormente, y tal vez de Alternativa Española, que inicia ahora su andadura. ¿Considera, su aparición, un toque de atención a esos grandes partidos, que ya no podrán seguir dando por amarrada a su porción electoral católica? Su semanario, ¿reservará un espacio a las polémicas que pueda generar esta fractura del electorado católico?

 

R.:  La opinión católica no puede estar ‘secuestrada’ por algo tan coyuntural, voluble, posibilista y efímero como es un partido político. En ese sentido, ALBA celebra la aparición de nuevas opciones y, naturalmente, se sumará cuando considere conveniente a las polémicas políticas en torno a esta cuestión.

 

P.: En algunos medios eclesiales se considera que el pueblo católico es un “gigante dormido”; así, en determinadas circunstancias, podría avivarse su conciencia colectiva y revitalizarse la fe de sus integrantes. Nosotros consideramos, no obstante, que el cambio de mentalidades y valores experimentados en España no es superficial, sino que ha provocado una transformación antropológica revolucionaria de difícil retorno. Un error de diagnóstico puede resultar nefasto en muchos sentidos. En su semanario, ¿comparten este juicio?

 

R.: In dubiis, libertas. Es una cuestión abierta, y ALBA no tiene una opinión editorial rígida en este sentido. Yo, personalmente, no creo en el ‘gigante dormido’. Pienso que somos una minoría, pero una minoría muy importante cuantitativamente y, hasta ahora, desarticulada y sin voz en la plaza pública. Uno puede estar seguro de la victoria final, pero el triunfalismo es fatal a corto y medio plazo. Parte del problema de la Iglesia española –y sigo desarrollando una opinión personal- ha sido la inercia que ha llevado a muchos de sus responsables a pasar por alto esa transformación antropológica de la que habla. Por otra parte, el pensamiento dominante lleva a un callejón sin salida que le hace naturalmente inepto para la supervivencia.

 

 

Suerte y muchas gracias.

 

 

 

Direcciones electrónicas de interés:

www.semanarioalba.com

suscripciones@semanarioalba.com

 

Arbil, notacionesde pensamiento y crítica, Nº 85, octubre de 2004.

 

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