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Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

24 de abril de 2015: centenario del genocidio armenio. Una fecha que no puede olvidarse

24 de abril de 2015: centenario del genocidio armenio. Una fecha que no puede olvidarse

Pero, ¿hubo un genocidio?

El 24 de abril de 1915 fueron detenidos en Estambul 235 líderes de su numerosa comunidad armenia, ampliándose a un total de 600 en los días siguientes. Docentes, políticos, intelectuales, artistas, periodistas… todos ellos serían deportados a Ankara y ejecutados en tránsito.

No era la primera vez que el pueblo armenio era agredido por sus gobernantes turcos. Destaquemos que, entre otras, de 1894 a 1897 unos 300.000 armenios fueron masacrados bajo el mandato del sultán Abdul Hamid II; obsesionado con el delirio de una supuesta nación armenia que llegara a traicionar a su imperio. En 1909 se reprodujeron las matanzas, circunscritas a la provincia de Adana, en la que fueron asesinados, según las fuentes, no menos de 15.000 y un máximo de 30.000 armenios.

Pero aquellas detenciones, perpetradas aquel aciago 24 de abril, fueron el inicio de una operación cuya envergadura real desbordaría todos sus precedentes. Así, esa actuación policial fue el pistoletazo de salida del primer genocidio moderno: el perpetrado por el gobierno de los Jóvenes Turcos contra la comunidad armenia en un intento de extirparla por completo, por entender que no tenía cabida en su proyecto de nación homogénea racial, cultural y religiosamente.

El genocidio fue planificado y ejecutado en diversas fases. En unas pocas jornadas todos los reclutas armenios del ejército turco, unos 60.000, fueron desarmados, fusilados y enterrados en fosas comunes.

Y se emitió una «Ley de Traslado y Reasentamiento» que se aplicaría a toda la población civil: los varones adultos serían fusilados, deportándose inmediatamente, sin cargar medios de supervivencia, niños, mujeres y ancianos. Huelga decir que todas sus posesiones y propiedades fueron expoliadas sin indemnización alguna. En el curso de las «marchas del hambre», dirección a Mesopotamia a través del desierto sirio, murieron en su mayor parte; sufriendo el robo de sus mínimas pertenencias y siendo violadas mujeres y niñas por gendarmes que les vigilaban y bandas de forajidos kurdos, circasianos y turcos.

El número total de víctimas sigue siendo objeto de controversia. El propio Recep Tayyip Erdogan reconoció, hace un año en un amago de justificación, que serían menos de 500.000 en el contexto de la guerra y el hambre, lo que habría afectado a otras minorías no musulmanas. Y, ciertamente, no menos de 250.000 cristianos asirios perecieron en condiciones análogas (en un genocidio inédito en España, no existiendo apenas fuentes documentales en castellano); además de varios millares de griegos pónticos y cristianos de rito siríaco. Otras fuentes elevan la cifra de víctimas armenias hasta los dos millones; si bien las más documentadas coinciden en fijar su número en torno a 1.500.000. En cualquier caso, un genocidio en toda regla.

Excepcionalmente se produjeron algunos movimientos de resistencia armada. Entre ellos, el que mayor trascendencia alcanzó fue la gesta conocida como Los cuarenta días del Musa Dagh, narrado por el escritor austríaco de origen judío Franz Werfel (autor, entre otras muchas obras, de La canción de Bernadette) cuya lectura inspiraría la resistencia de los defensores del ghetto de Varsovia. Tras varios intentos acaecidos en los años 30, frustrados por presiones turcas, fue llevada al cine en 1982.

Fueron testigos de aquella hecatombe, además de un par de escasos cientos de miles de supervivientes desperdigados por  Líbano, Francia, Argentina, Estados Unidos, Unión Soviética, etc., varios diplomáticos occidentales y algunos religiosos extranjeros. Entre todos ellos se elaboró una contundente documentación integrada por diversa colecciones fotográficas, crónicas personales, memorándums oficiales, etc. Deben destacarse los informes de diplomáticos y militares alemanes allí desplegados; aliados en aquellos momentos de Turquía.

 

El estado actual de la cuestión

A día de hoy, después de la Shoah, es el genocidio más estudiado por historiadores y juristas, siendo así calificado por 23 gobiernos de todo el mundo, destacando Rusia y varios países europeos e hispanoamericanos. Chipre, Eslovaquia, Grecia y Suiza, por su parte, han prohibido penalmente la negación del genocidio. Y Francia lo intentó pero, finalmente, lo impidió su Tribunal Constitucional.

El gobierno norteamericano, por su parte, no lo ha reconocido; si bien 44 de sus Estados ya lo han hecho. De hecho, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en su comunicado por el 24 de abril afirmó que «Este año conmemoramos el centenario del Meds Yeghern (Gran Matanza, en armenio), la primer atrocidad masiva del Siglo XX»; evitando, no obstante, la palabra «genocidio». Y continuó asegurando que «He declarado consistentemente mi propia visión de lo ocurrido en 1915, y mi punto de vista no ha cambiado (…) Celebramos las expresiones del Papa Francisco, de los historiadores turcos y armenios y los muchos otros que han tratado de arrojar luz a este oscuro capítulo de la historia». Sin duda, no quiere herir la delicada y característica susceptibilidad de sus aliados turcos.

 

Pronunciamientos recientes

En Jerusalén, el pasado 21 de enero, el Patriarca católico latino Fouad Twal pidió a Turquía que rectificara su tradicional postura por la que considera el «genocidio armenio como mero fruto de la imaginación». Por su parte, el presidente de Israel, Reuven Rivlin, anunció su participación en la liturgia conmemorativa a celebrar en el Santo Sepulcro.

En la vecina Siria, el 4 de marzo siguiente, la Asamblea del Pueblo, en Damasco dedicó una sesión conmemorativa al Genocidio armenio; iniciativa de la parlamentaria, de confesión greco-católica, María Saadeh. Pero la guerra no hace distinciones y el 21 de marzo, la ciudad siria de Kasab, de mayoría armenia, fue atacada nuevamente por el Frente al-Nusra.

Acaso el pronunciamiento más enérgico y mediático fuera el que pronunció el Papa Francisco, el 12 de abril, previamente al inicio de la eucaristía conmemorativa de los mártires armenios. Del mismo destacamos las siguientes palabras: «También hoy estamos viviendo una especie de genocidio causado por la indiferencia general y colectiva, por el silencio cómplice de Caín que exclama: '¿Y a mí qué me importa? ¿Soy yo quizás el guardián de mi hermano?'. La humanidad vivió en el siglo pasado tres grandes tragedias y sin precedentes: la primera se considera generalmente como 'el primer genocidio del siglo XX' (Juan Pablo II y Karekin II, Declaración Conjunta, Etchmiadzin 27 de septiembre de 2001). Esa ha golpeado a vuestro pueblo armenio, la primera nación cristiana, junto a los católicos y los ortodoxos sirios, asirios, caldeos y griegos. Fueron asesinados obispos, sacerdotes, religiosos, mujeres, hombres, ancianos y niños e incluso enfermos e indefensos. Los otros fueron los perpetrados por el nazismo y el estalinismo. Y más recientemente, ha habido otros exterminios de masa, como en Camboya, Ruanda, Burundi y en Bosnia. (…) Recordarlos es necesario, más aun un deber, porque donde no subsiste la memoria, significa que el mal todavía mantiene abierta la herida. ¡Ocultar o negar el mal es como dejar que una herida siga sangrando sin curarla!».

Las autoridades turcas reaccionaron virulentamente con duras palabras de condena en una nota gubernamental, el anuncio de diversas medidas diplomáticas de represalia y llamando a su embajador en el Vaticano y al propio Nuncio a consultas.

El último 15 de abril, el Parlamento Europeo aprobó por unanimidad, incluidos los europarlamentarios españoles, una resolución por la que se pedía a Turquía el reconocimiento del genocidio armenio, asumiendo su pasado, abriendo así el camino a la reconciliación entre ambos pueblos. Reclamó, igualmente, la apertura de la frontera entre ambas naciones, así como un inventario del inmenso patrimonio cultural y religioso armenio, destruido o dañado en el siglo XX, en parte todavía en pie.

El parlamento de Austria, aliado de Turquía por entonces, guardó el miércoles 22 de abril un minuto de silencio en recuerdo del genocidio. Así, la presidenta socialdemócrata del mismo, Doris Bures, previamente al minuto de silencio, afirmó que «El 24 de abril de 1915 marcó el inicio de las persecuciones que terminaron en un genocidio», empleando el término «genocidio» de manera oficial por primera vez en ese país. Por último, los seis grupos parlamentarios elaboraron una declaración conjunta reconociendo el genocidio que no fue sometido a votación; por lo que carece de valor legal.

El presidente de Alemania Joachim Gauck, por su parte, también empleó el término «genocidio» en una declaración efectuada el jueves 23 de abril; un relevante cambio político y diplomático. Incluso se planteó que «En este caso [refiriéndose a su papel en la Primera Guerra Mundial], los alemanes debemos afrontar el pasado para ver si de hecho hay una responsabilidad compartida, incluso hasta complicidad, en el genocidio de los armenios», llegando a afirmar que las fuerzas alemanas estuvieron involucradas en la planificación y la implementación de las deportaciones.

 

Actos conmemorativos en Armenia y en todo el mundo

Ayer, jueves 23 de abril, la Iglesia Ortodoxa Armenia, en la Sede patriarcal del Catholicosato de Echmíadzin, guiada por el Patriarca Karekin II, declaró mártires, solemnemente, a las víctimas del genocidio; ante la presencia de numerosos mandatarios extranjeros, representantes de 38 iglesias cristianas y organismos ecuménicos y decenas de miles de fieles, muchos de ellos procedentes de la diáspora. Ayer mismo, a las 19’15 horas, todas las Iglesias armenias apostólicas del mundo (a excepción de las que, en situación de total abandono, todavía perviven en territorio turco) repicaron cien veces las campanas en recuerdo del genocidio. También en España, varias iglesias con comunidades armenias, y al menos 2 parroquias católicas catalanas, se sumaron a tan simbólico repique.

Entre los invitados más insignes que asisten en el día de hoy en Ereván, a las diversas actividades conmemorativas, se encuentra Wladimir Putin, quien antes de partir declaró que «El genocidio del pueblo armenio es uno de los eventos más trágicos y dramáticos de la historia de la humanidad»; el presidente francés Hollande; parlamentarios iraníes, hispanoamericanos, europeos, asiáticos; etc. Unos actos que se desarrollan especialmente en el entorno del Museo del Genocidio y su memorial conocido como Tsitsernakaberd, edificado en 1965 con ocasión del 50 aniversario bajo las autoridades soviéticas.

Estas fechas han sido particularmente elegidas por decenas de miles de armenios de la diáspora y descendientes de supervivientes del genocidio, para viajar a la Armenia actual y asistir a los diversos actos conmemorativos.

En Líbano, país en el que residen una parte significativa de descendientes de aquellos miles de supervivientes del genocidio, se vienen sucediendo todo tipo de actos conmemorativos: celebraciones litúrgicas de las iglesias armenias arraigadas (los dos patriarcados ortodoxos, especialmente el afincado en el barrio beirutí de Antelias, y el católico-armenio), diversas actuaciones del patriarca católico-maronita Béchara Raï (antes de su viaje a la propia Armenia), declaraciones políticas de relevantes líderes nacionales, como Samir Geagea, Michel Pharaon, Massoud Achkarlos, Jean Oghassabian y Hagop Pakradounian (ambos, parlamentarios de origen armenio), escritos de relevantes periodistas como Elías Aoun, placas conmemorativas en Metn, Antelias, etc.

Y son múltiples las iniciáticas desplegadas en otros países: murales en el Metro de París, documentales en varias televisiones, marchas reivindicativas en Montevideo y Ereván, concentraciones en Buenos Aires y Córdoba (Argentina), conferencias en Sao Paulo y Valencia, hojas filatélicas en Uruguay, recitales en Londres, ediciones de libros en diversos idiomas, etc.

 

¿Y España?

En España reside una comunidad armenia cifrada, según las fuentes, entre 50.000 y 75.000 personas. En su mayor parte proceden de la Armenia ex-soviética, en busca de oportunidades económicas; y unos centenares de nacionalidad argentina, establecidas en España con anterioridad a sus hermanos del Cáucaso. Ambas comunidades han empezado a trabajar juntas, habiendo dado lugar a iniciativas como la Casa Armenia de Barcelona, en su día, la Asociación de Ararat, la Coordinadora de Organizaciones Armenias de España y, ante todo, el pionero Consejo Nacional Armenio en España. Y, entre otras actividades conmemorativas, han desarrollado la exposición fotográfica, auspiciada por la Embajada de Armenia, «El Campanario Incesante, Armenia 1915-1918»; ubicada en la sala «Quinta de Cervantes» de Alcalá de Henares hasta el  pasado 30 de enero.

Repasándose las diferentes webs elaboradas por los armenios radicados en España puede observarse su creciente activismo, su interrelación con los vecinos españoles y su viva memoria.

Por lo que se refiere a las instituciones públicas españolas, debe señalarse, en primer lugar, que el Parlamento español no ha realizado, todavía, una declaración solemne respecto al genocidio; por el contrario, sí lo han efectuado los parlamentos autonómicos de Baleares, Cataluña, Navarra y País Vasco. La clase política española, ciertamente, no está destacando por su vivacidad y capacidad de iniciativa al respecto. Y, acaso, todavía se siga deslizando por la senda marcada por la nefasta y buenista Alianza de las Civilizaciones del anterior presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, quien contara como principal adalid y receptor de la misma al fundamentalista Recep Tayyip Erdogan. Pero con su sucesor tampoco las cosas cambiaron; es más, todavía se recuerda el vergonzoso papel desarrollado por Mariano Rajoy en su visita a Turquía (véase http://latribunadelpaisvasco.com/not/969/rajoy__erdogan_y_el_genocidio_armenio).

Por lo que corresponde a la sociedad civil, se evidencia un creciente interés entre políticos locales, universidades, entidades culturales y vecinales, periodistas y algunas entidades religiosas, especialmente católicas (dentro de su general atonía). Destaquemos, dado su valor simbólico, que el Oratorio de San Felipe Neri de Valencia acogerá este sábado una eucaristía en rito armenio, para conmemorar el centenario del genocidio, presidida por el vicario patriarcal de la Iglesia Apostólica Armenia para España y Portugal, Sasun Zumrukhdian.

Debemos resaltar el papel desempeño durante años, casi en soledad, por el periodista José Antonio Gurriarán, quien, herido gravemente en un atentado perpetrado por ASALA en Madrid en 1980, investigó la realidad e historia de la causa armenia, escribiendo dos libros acaso fundamentales: La bomba (1982) y Armenios, el genocidio olvidado (2010).

                Con ocasión de este centenario, las televisiones españolas han ignorando el evento; al contrario que la prensa escrita y digital que le ha dedicado magníficos análisis en medios como El País, La Vanguardia, El Mundo…

 

Los armenios, de nuevo, perseguidos

Pero, de nuevo, otra terrorífica guerra, la que se viene desarrollando en Siria e Irak en buena medida fruto del torpe e injustificable intervencionismo yanqui, también persigue al pueblo armenio y sus descendientes.

Así, en la ya mencionada Siria vivían, antes del inicio de la mal llamada guerra civil, unos 120.000 armenios; 80.000 de ellos en la martirizada y milenaria ciudad de Alepo. En su mayor parte ya han abandonado el país. También los terroristas de ISIS quieren eliminar hasta el mismísimo recuerdo del genocidio y de la presencia armenia. De este modo, el 21 de septiembre de 2014, militantes de ISIS destrozaron el memorial del genocidio de la Iglesia de los Santos Mártires, que albergaba restos de innumerables víctimas, situado en e​l desierto de​ Der Zor, ​al noreste de ​Siria; precisamente allí, donde cientos de miles de armenios murieron a partir de 1915 -de hambre, sed y malos tratos- en la deportación.

Por lo que respecta a Irak, unos 22.000 armenios permanecían en el país del Tigris y el Éufrates antes de la nueva fase de la guerra civil, en esta ocasión desatada por ISIS; principalmente en las ciudades de Bagdad, Basora, Kirkuk y Mosul. Pero han sido forzados a emigrar en su inmensa mayoría. También en Irak los terroristas quieren borrar su presencia humana y material. Un ejemplo paradigmático de ello fue la destrucción de la iglesia armenia Surp Echmiadzín de Mosul, inmediatamente fuera tomada esa localidad por ISIS el 10 de junio de 2014.

 

El tozudo negacionismo turco

A pesar de tan relevantes movimientos políticos y actividades conmemorativas, el gobierno turco persiste en su cerrado negacionismo. Es más, su presidente, en una reflexiva actitud provocativa, invitó a Ankara a 100 líderes mundiales –entre ellos al presidente armenio Serzh Sarkisian- precisamente este 24 de abril para conmemorar la batalla de Galípoli, en la que el Imperio otomano derrotó a las fuerzas aliadas en 1915 en la Primera Guerra Mundial. Entre los que han confirmado su asistencia figuran el príncipe Carlos de Inglaterra, heredero de la Corona británica, y los primeros ministros de Australia y Nueva Zelanda; representantes de unos países que dejaron sobre el terreno decenas de miles de bajas en aquellos combates que inmortalizara el film australiano de 1981 protagonizado por Mel Gibson.

El pueblo armenio, los descendientes de los supervivientes del genocidio y sus representantes nacionales y comunitarios, no piden territorios. La suya es, ante todo, una reivindicación moral. Reclaman reconocimiento y una dificilísima e improbable reparación material. Y la salvaguarda de sus cientos de iglesias abandonadas en tierras turcas… En suma: memoria, reparación y justicia. ¿Les suena?

 

Enlaces de interés

 

Descarga gratuita del libro Genocidio Armenio (en castellano, elaborado por el Centro de Estudios e Investigaciones de la Logia Urartu):

http://books.google.com.ar/books?id=bAjc1BQOdQAC

http://www.genocidioarmenio.org/inicio/

 

Links de testimonios fotográficos del genocidio armenio:

http://www.prensaarmenia.com.ar/2015/04/archivo-de-fotos-del-genocidio-armenio.html

http://armeniangenocide100.org/es/photoarchive/

 

Actualidad de Armenia en español:

http://www.prensaarmenia.com.ar/

http://www.diarioarmenia.org.ar/

 

Webs armenias en España:

http://cnarmenio.es/

http://www.armspain.com/

http://genocidoarmenio.blogspot.com.es/

http://losarmeniosinfo.blogspot.com.es/

 

 

Fernando José Vaquero Oroquieta

 

http://latribunadelpaisvasco.com/not/2812/centenario-del-genocidio-armenio/

 

Masones y yunques: sociedades secretas en Navarra

Masones y yunques: sociedades secretas en Navarra

En el número 63 de la publicación digital El Oriente, del pasado 30 de marzo de 2015, el editorialista se congratulaba por el “levantamiento de columnas” de la «Respetable Logia Pro Libertate número 181»; en suma, la implantación estable de una logia regular masónica en Navarra, después de ocho décadas de ausencia.

Se venían produciendo algunos intentos al respecto. Así, persistía el de establecer una «Logia Xavier Mina» por parte de personas de ambos sexos -otra diferencia con la llamada masonería regular representada por la arriba citada- vinculados a la Gran Logia Simbólica Española residentes en Navarra. Es decir, una logia de la denominada masonería irregular o liberal, particularmente laicista, orgánica y dogmáticamente separada de la regular de obediencia “inglesa”.

Por su parte, la novísima «Respetable Logia Pro Libertate número 181» se integra en la Gran Logia de España, masonería regular, ortodoxa por calificarla de alguna manera, reconocida por la Gran Logia de Inglaterra; que en cuestión de filiaciones masónicas viene a ser, grosso modo, lo que el Vaticano para el catolicismo y el resto del cristianismo.

En su exultante narración, el editorialista también se orgullecía de la magnífica acogida que le había dispensado Diario de Navarra, quien le dedicó un formidable reportaje de dos páginas. Ya se sabe, el diario y sus siempre buenas relaciones con el poder… del momento. ¿Cabe mejor bienvenida?

Pero, masones, ¿a cuento de qué?, ¿qué es la masonería?, ¿tiene alguna trascendencia real la presencia, en nuestra Navarra, de tan pintoresca como vetusta sociedad en la que caballeros, muy serios y trajeados, se visten con mandiles y ostentosos collares, portando espadas de las que puedes encontrar en la calle Estafeta en tiendas para turistas, entrelazándose en cadenas de unión en iniciáticas tenidas, rodeados de símbolos esotéricos de todas las tradiciones primordiales, y departiendo discretamente sobre todo lo divino y lo humano, sobre todo esto último?

El escritor navarro Víctor Manuel Arbeloa, un pionero en el posteriormente muy abundante género de la recuperación documental de la memoria histórica masónica española, aseguraba en su libro La masonería en Navarra, 1870-1945 (Aranzadi, Pamplona, 1976) que tan insigne institución -de escasísima implantación en Navarra antes de la guerra civil- sería «una asociación ritualista y benéfica, que respetaba y armonizaba todas las religiones monoteístas, buscando un modelo de sociedad tolerante, pluralista y filantrópica». También denominada francmasonería, para el igualmente navarro José Antonio Ullate (El secreto masónico desvelado, Libros Libres, Madrid, 2007)- se trata de «una organización cuyos miembros, siguiendo un sistema propio de moralidad y mediante ritos iniciáticos, logran un conocimiento y un perfeccionamiento moral, por los que anticipan en sí mismos una futura hermandad universal de todos los hombres basadas en ese progreso moral e intelectual».

Ambas definiciones no van más allá de las propias fuentes masónicas, las cuales se alimentan -según el muy acreditado criterio de Ullate- de «… los grandes temas del agnosticismo dogmático, del relativismo moral, de la creencia en el progreso ilimitado, del laicismo… [que] se han convertido en el telón de fondo de la vida de nuestros contemporáneos». De este modo, bien puede afirmarse, siempre con las palabras de Ullate, que «… puede que la masonería organización haya perdido gran parte de su vitalidad y que incluso languidezca en casi todos los países, pero indiscutiblemente los principios de la masonería se han impuesto integrándose en la vida cotidiana de la gran mayoría de los habitantes del mundo occidental». En su formidable determinación de la naturaleza de tan discreta institución, Ullate la encaja perfectamente en nuestro mundo actual, atribuyéndole un protagonismo determinante; no en vano «La masonería es un vehículo para transmitir un sistema ético y doctrinal. Es innegable que ha cumplido su misión, una tarea en la que no ha estado sola, pues esos principios, que se originaron fuera de la masonería, han sido defendidos por muchos otros. Una vez más, nos damos cuenta que de cómo una excesiva obsesión con la organización masónica, un exagerado interés por la hipotética condición masónica de algunos personajes claves de la historia, han traído como consecuencia una inflación de la importancia de la institución en sí misma».

Resumiendo: los masones son muy pocos, también en la Comunidad Foral, pero su influencia, por el contrario, enorme; habiendo determinado en gran medida los contenidos políticamente correctos del pensamiento y los comportamientos dominantes en Occidente. Otra cuestión que está fuera de discusión es el gusto de masones y masonería por el poder: mediático, académico, político, judicial, financiero… Los propios masones alardean de ello y sus rabiosos oponentes lo acreditan… hasta el paroxismo.

La masonería no es una sociedad secreta –sus fines y rituales son conocidos-, pero sí discreta, de modo que es muy difícil saber de la condición masónica de la mayoría de sus integrantes; salvo excepciones, como esos escasos portavoces autorizados. Discreción, secretismo: un terreno tan difuso como atractivo y evocador.

En las antípodas ideológicas, muy indirectamente, Navarra se ha visto salpicada por las andanzas de otra entidad más o menos secreta: la «Organización Nacional del Yunque». Según el periodista Santiago Mata, experto español en el tema, se trataría de una «sociedad secreta fundada en México por Ramón Plata e importada a España desde allí por Miguel Ángel López Zavaleta». Y añadimos nosotros que, conforme otras fuentes, sería una entidad empeñada en la conquista de parcelas de poder real desde una perspectiva estratégica “neocon”, imbuida del espíritu de resistencia de los mártires cristeros e infiltrados, en su día, en la alta dirección del derechista Partido de Acción Nacional mejicano.

Tan peculiar como oscura historia –lindante con conspiranoias y conspiracionitis tan múltiples como divertidas- ha devenido noticia al ser dos, lo que no es poco dadas las características del medio, los obispos católicos españoles que han desautorizado al Yunque y sus iniciativas.

Así, el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, suscribía el pasado 25 de marzo unas declaraciones precedentes del obispo de Getafe, Joaquín María López de Andújar y Cánovas del Castillo, por las que rechazaba las iniciativas de la plataforma HazteOir.org, al valorar que miembros activos de la misma estarían relacionados con El Yunque. En consecuencia, el arzobispo de Toledo prohibía a Hazte Oír y a Derecho a Vivir el desarrollo de sus actividades en parroquias o instituciones de su diócesis. Una decisión sorprendente en tan tolerante institución caracterizada por acoger santos y pecadores, abortistas y meapilas, curas casados y monjas disfrazadas, corderos y lobos. La Iglesia, experta en humanidad y extraordinaria conocedora de su naturaleza, huye de “votos secretos” y similares. De este modo, ambos obispos decidieron que ese secretismo del Yunque era la línea roja que no podían permitir en sus jurisdicciones. Por algo será.

En los últimos meses, especialmente en medio digitales católicos de información religiosa (destacando Forum Libertas e InfoVaticana), se venían sucediendo diversas aportaciones documentales, muchas de ellas impulsadas por el mencionado Santiago Mata, en las que se denunciaba el carácter secreto y las pretensiones políticas de esa entidad genéricamente definida como integrista. Todo ello se remitía a Navarra de una manera indirecta, pues, por una parte, el mencionado Santiago Mata es licenciado en periodismo por la Universidad de Navarra. Y, conforme las informaciones difundidas, por ejemplo en Wiki Yunque (del propio Mata), una cierta estructura de esa supuesta organización –que no existe, faltaría más- mantendría actuaciones proselitistas en ambientes ligados a tan potente realidad religioso-cultural navarra.

No nos consta que tal estructura pudiera ser relevante numéricamente hablando; pero si está acreditada la presencia ocasional en Navarra de algunos licenciados, en estudios de doctorado y similares, supuestamente vinculados a El Yunque; concretamente de nacionalidad mejicana.

En cualquier caso, ¿tienen algo que ver la masonería y esa supuesta organización de El Yunque? Su existencia, ¿es relevante? ¿Tiene algún interés para la gente “normal”?

En unos tiempos, los nuestros, en que es una exigencia generalizada la transparencia en las relaciones personales y sociales y el ejercicio responsable de la libertad individual y colectiva, no parece de recibo que algunas instituciones actúen desde el secretismo, con un ánimo más o menos explícito de acceder a determinados resortes de poder manipulando a terceros ignorantes y bienintencionados.

El elitismo y el despotismo (todo para el pueblo pero sin el pueblo) caracterizan tales búsquedas a cualquier precio de parcelas de poder. La manipulación de útiles “buenos chicos”, prescindiendo de su voluntad o privándoles del conocimiento necesario, al servicio de magníficos ideales –sean éstos una vía iniciática de la gnosis o la instauración del reinado social de Cristo- repugnan a nuestra mentalidad. Y es que esta exigencia de transparencia, que en definitiva es tratar a la gente con respeto y dignidad, alcanza todo. Por ejemplo, uno de los motores del terremoto que afecta al bipartidismo en la crisis política actual es la expresión política de esa exigencia tan sentida: que no nos traten como súbditos, o como menores de edad, o como tontos útiles, o como buenos chicos que no necesitan saber más.

Por otra parte, el secretismo no es bueno para nadie. Un caso muy reciente. Se ha difundido que Iván Espinosa de los Monteros, secretario general del incómodo partido liberal-conservador VOX, sería miembro del Yunque; entre otros muchos de una lista de Wiki Yunque a la que habría que aplicar el enunciado de «ni están todos son lo que son, ni son todos los que están». Interpelado al respecto, el propio afectado lo ha negado con una contundencia y una convicción tales que difícilmente pueden cuestionar la sinceridad de su desmentido (por ejemplo, http://blogs.elconfidencial.com/espana/tribuna/2014-09-28/el-yunque-y-el-bunker_217730/), pero… el mal ya está hecho. Una vez se difunde que menganito o fulanito es esto o lo otro, masón o yunque, amigo de Barcina o asesor del presidente de Osasuna, los males derivados son seguros. Y los efectos colaterales, imprevisibles. No en vano, el secretismo pudre las relaciones personales, pues facilita la extensión de la siempre lacerante sospecha: ¿es sincero en su amistad?, ¿lleva un doble juego?, ¿a quién sirve realmente?... ¿es no es?

Naturalmente que los masones tienen derecho a buscar su vía de perfeccionamiento individual, incluso el ejercer una acción filantrópica en la sociedad en la que viven. Pero también lo tienen los católicos, incluso los denominados despectivamente como integristas; y no únicamente los progresistas, liberacionistas y similares. Las diversas creencias religiosas y humanísticas tienen el derecho a vivir conforme sus creencias, en público y en privado, a formarse y a trabajar al servicio del bien común. Negarlo, o considerarlos como una patología social, no es laicidad: es laicismo; y como todo “ismo”, se trata ya de una ideología, con los que peligros y derivas que ello conlleva. Pero, tales y cualesquiera otros, deberán actuar respetando la libertad de las personas, sin violentar sus conciencias, sin manipularles o instrumentalizarlos, sin perseguir fines secretos con tácticas maquiavélicas.

Es el riesgo subyacente e inevitable de todo despotismo, sea ilustrado, masónico, feminista, ultracatólico, islamista o budista: dividir a la humanidad en dos categorías, la de los elegidos y el rebaño al que dirigir… y manipular.

Vivimos en unos tiempos inquietantes. Osasuna a punto de descender a Segunda B o, incluso, de esfumarse por completo. La Caja de Ahorros de Navarra, expoliada irresponsablemente y liquidada a precio de saldo. Los animalistas amenazando con acabar con las esencias toreras de los sanfermines. UPN, al borde de pasar a la oposición… con todos los escenarios abiertos y todas las combinaciones de gobierno posibles. ¿Qué pasara? Navarra, ¿sola o con leche? Y ya se sabe: en río revuelto, ganancia de masones y yunques, perdón, de pescadores de todos los pelajes.

 

Fernando José Vaquero Oroquieta

http://latribunadelpaisvasco.com/not/2751/sociedades-secretas-en-navarra/

VOX se estrella en Andalucía

VOX se estrella en Andalucía

Podemos y Ciudadanos no eran los únicos partidos que pretendían hacerse un hueco en las elecciones autonómicas de Andalucía. Pero ambos –aunque dirigidos a electorados muy distintos desde bases dispares- lo han logrado sobradamente; colmando sus expectativas a costa de otros partidos. Así, Podemos ha multiplicado por tres sus votos cosechados en las elecciones europeas, incorporando a buena parte de los antiguos votantes de Izquierda Unida, cien mil socialistas y un porcentaje indeterminado de antiguos abstencionistas.

Ciudadanos, en su tercer intento de salto nacional desde Cataluña, se ha nutrido especialmente de electores moderados: antiguos votantes del Partido Popular, quien ha sufrido un descalabro notable, desengañados por la corrupción y poco amigos de aventurismos. De paso ha neutralizado a UPyD atrayendo a la mayor parte de su electorado natural, merced a unos medios de comunicación empecinados en presentar a Rosa Díez como una soberbia desnortada por no obedecer sus consignas.

Izquierda Unida ha quedado muy tocada y el Partido Andalucista permanece en el ostracismo.

Pero, el partido que ha salido peor parado, acaso, sea VOX.

Este joven partido, nacido del entusiasmo de Santiago Abascal, su pequeña Corte y de otros personajes icónicos de la derecha, como José Antonio Ortega Lara, pretendía, al menos, hacerse con un escaño por Sevilla que le ofreciera un espacio al sol mediático.

Demostraron tener cierto olfato político al presentar de cabeza de lista al ex-juez Francisco Serrano, una víctima cualificada de las prácticas de la ideología de género implantada por los socialistas e implementada por los populares; un rostro conocido, además, en ambientes católicos. Y para él organizaron unas jornadas centradas en la custodia compartida. VOX, además, acentuó su línea patriótica e identitaria con las jornadas «Córdoba, ante el reto del multiculturalismo», organizadas por su asociación pantalla «Stop ISIS»; lo que trató de popularizar con su célebre video-noticiario de un futuro distópico para Andalucía y España en el que recreaban la expropiación de la Giralda de Sevilla y la Mezquita de Córdoba para el culto musulmán.

Previamente intentaron hacerse valer y ver en la manifestación convocada por AVT en Madrid el pasado 24 de enero; pero ante un aforo de apenas unos cientos de personas, sin apenas resonancia mediática, los réditos partidarios fueron nulos: el filón estaba agotado por sobreexplotación.

También pretendieron hacerse un hueco en la manifestación contra el aborto del reciente 14 de marzo. Mas la presencia de algunos líderes del Partido Popular, como Esperanza Aguirre, y algunos supervivientes del Mesozoico democristiano, junto a la ambigüedad de las plataformas convocantes -especialmente Hazte Oír y su Derecho a Vivir- que escenificaron un tímido «Yo rompo con Rajoy» pero no con el Partido Popular, neutralizaron la posibilidad de que aquello derivara en un el inicio de un «gran trasvase». Y es que el voto útil pesa mucho, muchísimo, entre los cuadros y electores del centro derecha; un sector desmovilizado, desmotivado y escasamente arraigado en la débil sociedad civil española.

No fueron pocos, pues, los esfuerzos empleados. Pero nada de ello fue suficiente: apenas 18.000 votos, casi la mitad que en las europeas; una cifra minúscula e irrelevante si la comparamos con las de los partidos que han obtenido representación parlamentaria. Pero es que, si lo hacemos con los que tampoco la han alcanzado, se observa que el descalabro ha sido casi fatal. Veamos: UPyD, 76.653 votos; el histórico Partido Andalucista, 60.707; el pintoresco e intermitente Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA), 31.735; un inédito Ciudadanos Libres y Unidos (CILUS) 11.180 sufragios; los inasequibles al desaliento de Falange Española de las JONS, 4.811.

¿Qué ha pasado?

Un partido no nace de la nada. Para asentarse y avanzar precisa conectar con las necesidades reales y los valores de amplias franjas de electores: un trabajo a medio y largo plazo que requiere mucha paciencia y tenacidad. Así, por ejemplo, Izquierda Anticapitalista apenas obtuvo un puñado de miles de votos en otras convocatorias electorales; pero injertada en el tronco de Podemos, ha podido situar a una de sus mujeres, Teresa Rodríguez, como líder de su bancada en el Parlamento andaluz.

Vox así lo había entendido en buena medida, pero, entre otros aspectos, le ha faltado tiempo: el filón de los simpatizantes de las víctimas del terrorismo se encuentra agotado. Y el de los enemigos de las leyes abortistas se divide entre unos pocos miles inasimilables, salvo por grupitos como Alternativa Española, y la masa que sigue votando útil, obediente y mansamente, al Partido Popular.

Por su parte, el sector de padres afectados por las leyes derivadas de la ideología de género apenas ha podido ser sondeado e informado de esta nueva opción; además de tratarse de una franja desorganizada y desmoralizada por dramas personales inefables.

El antes mencionado video antiislamista fue visionado unas 125.000 veces ¿Mucho? En una primera mirada pudiera parecer que sí, pero, si se analizan fenómenos análogos, se deduce que su índice de penetración fue minúsculo: para que un video tenga trascendencia social precisa ser visionado en varios millones de ocasiones… y es que el mundo virtual de internet es muy engañoso.

Pueden alegarse otros factores externos que han predeterminado este fracaso. El principal de ellos, sin duda, ha sido el «silencio informativo» que ha sufrido VOX; lo que indica que los poderes fácticos no lo contemplan como solución de recambio del centro derecha en esta operación de apuntalamiento del sistema: su opción es Ciudadanos. Por todo ello, el que VOX se presentara desacomplejadamente como «La derecha», no ha resultado creíble; más cuando Abascal apeló a «liberales, conservadores, patriotas y democristianos». Traigamos a colación una experiencia comúnmente aceptada: ante el original, nunca se opta por una copia; aunque sea un tanto depurada.

VOX, en definitiva, lo tenía muy difícil. Le ha faltado tiempo, atención mediática y espacio. ¿Espacio? Así lo entendemos, no en vano, ¿cómo competir con un todopoderoso Partido Popular en su propio terreno? Y mucho menos con un Ciudadanos que, ordenadamente, le empieza a tomar el relevo. VOX había omitido un análisis político clave: el de los espacios. Y es que, en España, todos los espacios políticos están cubiertos por sus respectivos partidos. Todos salvo uno: el patriótico-identitario que hace furor en otros países europeos. Pero, que sea VOX el llamado a desbrozarlo y ocuparlo, de seguir con su actual línea, no parece posible.

VOX intenta presentar listas a todos los parlamentos autonómicos cuyas elecciones se celebrarán en mayo. Y a todas las capitales de provincia; además de a otros municipios. Salvo en los últimos, lo tiene muy difícil. Para colmo, el susto andaluz habrá acobardado a muchos (de dentro del partido y a no pocos todavía emboscados en el Partido Popular). Pero es su única posibilidad: conseguir unos pocos cientos de concejales, acaso en municipios pequeños, perfilar una línea política mucho más contundente y trabajar muchísimo con la mirada a medio y largo plazo.

http://latribunadelpaisvasco.com/not/2691/el-descalabro-de-vox-en-andalucia/

Book trailer del libro "¿Populismo en España? Amenaza o promesa de un a nueva democracia"

https://www.youtube.com/watch?v=CaQIX-IdvWw

En abril: "¿Populismo en España? Amenaza o promesa de una nueva democracia"

En abril: "¿Populismo en España? Amenaza o promesa de una nueva democracia"

De la mano de Ediciones Barbarroja y con prólogo del hispanista Arnaud Imatz, verá la luz en abril nuestro libro "¿Populismo enEspaña? Amenaza o promesa de una nueva democracia".

Los populismos políticos son denostados y ridiculizados generalmente: paradigmas de la antipolítica, ejercicios de una demagogia sin freno, rebrotes de viejas reminiscencias históricas, anomalías a extinguir... y sin posibilidad de réplica. Pero, ante tan contundente como inesperada eclosión, se impone una afirmación: su fantasma recorre toda Europa… salvo España. En nuestra patria, es la –aunque no en ideas- novísima formación de Podemos la que se beneficia tácticamente de esa corriente continental que, ante el desprestigio de la fórmula representativa, exige democracia directa frente al poder de las grandes finanzas y las viejas élites. Pero, Podemos, ¿es un partido populista u otra mutación más del marxismo-leninismo revolucionario? ¿No es, acaso, el hijo pródigo de Rodríguez Zapatero?

Ahogado por un Partido Popular que impide -por todos los medios- la aparición de cualquier opción política sin complejos que pudiera privarle de sus electores cautivos, e instrumentalizado por un soviet leninista empeñado en la conquista del poder a toda costa, el genuino movimiento populista, que nace del arraigo frente a la mundialización y el multiculturalismo, ha sido incapaz de proponer y proponerse en España como alternativa política.

¿A qué se debe este fracaso? ¿Existen indicios de que esta anómala situación pudiera cambiar en un futuro no muy lejano?

Una cosa es cierta: también en España se empiezan a escuchar las voces de una incipiente resistencia social que reclama la liberación de la soberanía popular de sus secuestradores.

Y para seguir la vida de este libro, hemos abierto el siguiente blog:

www.populismoenespana.blogspot.es

 

La España del desarrollo frente la España de la parálisis

La España del desarrollo frente la España de la parálisis

Si dejas de pedalear, conforme la velocidad previa, el peso de la máquina y el del conductor, las características del firme, etc., antes o después, la bicicleta se caerá. Y con ella, su conductor.

Algo parecido le está pasando a España. Disfrutamos de un cuestionado espacio territorial y moral, fruto del devenir de siglos, que transporta  millones de pasajeros… pero parece que carece del hálito vital que podría sostenerla y dirigirla. Tamaña exhalación que impulsó múltiples empresas colectivas durante siglos, ¿acaso se ha agotado? ¿O es que ha sido asfixiada? En suma, ¿qué es España? ¿Acaso no existe España? Ahora que se habla, otra vez, de una España federal, ¿no sería más ajustado hablar de las Españas? ¿Merece la pena este debate? ¿Llega tarde, incluso? Sí es seguro que vivimos en una profunda crisis –económica, moral, de sentido e identidad- que cuestiona todo, o casi todo; particularmente, la mismísima existencia de la nación española y/o de una conciencia nacional. No en vano, si los secesionismos se presentan como atractivas utopías que se apresuran a dar la estocada de muerte al toro ibérico, se debe, ante todo, a la inexistencia de proyectos colectivos ilusionantes que, vivificando la vieja piel, pudieran neutralizarlos. No siempre ha sido así.

Es lugar común la afirmación rutinaria y cansina de que la Transición fue ejemplar: un modelo aplicable en diversas latitudes del globo. No obstante, por muy modélica que fuere, aparentemente se ha agotado. Acaso no todo fue modélico. O tal vez se soterraron problemas que no por ello dejaban de latir. En cualquier caso, la Constitución que parió esa Transición fue una solución provisional: y es que nada se hace ya con voluntad de eternidad; tampoco entonces. ¿No es todo relativo? Pero, despertados de este último sueño colectivo, abruptamente, la Constitución se nos antoja estrecha, inoperante, cargada de minas… y afloran viejas contradicciones supuestamente superadas, dolores adormecidos, traumas colectivos que parecían haberse conjurado.

Unas pocas décadas anterior a la ahora tan cuestionada Transición, con todos sus errores y aciertos, acaso fuera la bocanada colectiva de “la España del desarrollo” -impulsada por esa tribu, ya extinta, de “los tecnócratas”- la que protagonizara ese, tal vez, penúltimo esfuerzo nacional. Una España ilusionada y con un proyecto compartido, empeñada en conquistar el bienestar, ganar la paz, y legar una heredad a sus hijos.

Corresponde al navarro afincado en Madrid José Luis Orella, el mérito de ofrecer al lector una obra (*) que, a velocidad de vértigo y con la precisión del cirujano, proporciona una formidable visión de conjunto de la España del -tan ridiculizado- “milagro económico”. Semejante paisaje global se despliega a partir del esfuerzo del equipo de hombres que lo hizo posible. No surgieron de la nada; la mayoría de estos tecnócratas se había formado espiritualmente en el Opus Dei. Contaban con un político “protector”: el almirante Carrero Blanco. Les unía la voluntad de trabajo al servicio del desarrollo español, pero les diferenciaban sus opciones políticas siempre personalísimas: algún falangista, tradicionalistas, monárquicos juanistas, independientes de cualquier familia. Alguno pensaba –a largo plazo- en una democracia al uso occidental. Y La mayoría, en una democracia orgánica propiamente española. Primer mito que rompe el autor en su obra: la pertenencia al Opus Dei de muchos de aquellos tecnócratas no predeterminaba en absoluto un itinerario político concreto; de ahí el pluralismo que desconcertó –hasta llegar al escándalo- a tantos, y sigue haciéndolo.

Para superar la durísima autarquía que sufría España desde el término de la última –y más cruel- guerra civil, a partir de 1957 el almirante Carrero Blanco impulsó la institucionalización del régimen y el desarrollo económico, sirviéndose en tal misión de los tecnócratas. Objetivos: la generalización del bienestar social, como base imprescindible de nuevos hitos políticos, y la consiguiente ampliación de las clases medias.

Laureano López Rodó, Mariano Navarro Rubio, Alberto Ullastres, Gregorio López Bravo, Ángel López Amo, etc., fueron algunos de aquellos hombres. Y destaquemos al doctrinario de la tecnocracia: Gonzalo Fernández de la Mora; cuya memoria intelectual pervive en su última aventura, un auténtico milagro actual de persistencia y legado espiritual, la revista de pensamiento Razón Española.

Orella estudia, en audaz síntesis pluridisciplinar, múltiples aspectos de la vida española de aquellos años, más allá de los inevitablemente centrales de carácter económico: el papel de la Iglesia, en particular el del Cardenal Vicente Enrique Tarancón; la industria nuclear; el impacto del cine de Hollywood en España; el propio asesinato del almirante Carrero, que supuso el fin del peso político de los tecnócratas, sobre el que todavía planean dudas acerca de complicidades e instigadores. Y, al igual que con tantos otros títulos de sus capítulos, siempre irónicos, “Del maquis a los salones de papá” recuerda los orígenes y protagonistas de la mínima y muy poco heroica oposición “democrática”: en particular el mítico Frente de Liberación Popular (FLP), el famoso Felipe, el Partido Comunista de España y sus múltiples y siempre totalitarias escisiones, todas y cada una de ellas guardiana de las quintaesencias, regularidad y ortodoxia de su particularísima secta marxista.

Por lo que respecta a las trascendentales decisiones económicas de la época, razón de ser del libro, Orella destaca algunas experiencias concretas: así, el cooperativismo de Mondragón, de origen social-católico, y el practicado desde una perspectiva foral por Félix Huarte en Navarra. Que esta última región sea la natal del autor explica ese detalle; y sus estudios universitarios en Deusto, su interés por el de Mondragón.

En otro plano de obras, Orella destaca el rol jugado por el Centro Europeo de Documentación e Información (CEDI), de Alfredo Sánchez Bella, en el ámbito de las relaciones internacionales. Fundado ya en 1952, apenas ha sido estudiado, salvo en lo referido a las relaciones con la entonces República Federal de Alemania. También se volcó hacia los países árabes y el mundo hispanoamericano. Especialmente dirigidas al último se organizaron las trascendentales CIDES (Conferencias Iberoamericanas de Ministros de Planificación y Desarrollo). Y, como efecto tardío e inesperado de esta tecnocracia modélica, el autor realiza una sorprendente incursión intelectual en el desarrollismo chileno.

Pero no se trata de un trabajo que mira más que nada al pasado; no en vano, algunas de sus aportaciones parecen estar escritas pensando en el hoy más inmediato. Un ejemplo: dada la crisis y difícil reconfiguración del espacio político de las derechas nacionales, tanto en España como en Italia, el autor nos habla del apoyo económico que proporcionara el almirante Carrero al Movimiento Social Italiano (MSI) ante una gobernante Democracia Cristiana de arrogante y despectivo sentimiento de superioridad moral frente a los políticos españoles. Paralelismos y semejanzas tan sugerentes como inquietantes.

Un aspecto humano de múltiples consecuencias, que, sin embargo, apenas aborda el autor, es el de la emigración de varios millones de españoles hacia Europa occidental, América Hispana, Australia, Estados Unidos: una decisiva fuente de divisas que coadyuvó al desarrollo español; válvula de escape de lógicas tensiones sociales; espejo y contraste de costumbres y estilos de vida. Y, relacionado con ese cambio de costumbres, el fenómeno de la despolitización tácita del régimen; que afectó a buena parte de la población, acostumbrándose a delegar en “los políticos” unas cuestiones que -en la memoria colectiva- se asociaban a unas sangrientas querellas civiles que había que evitar a toda costa. Excepciones a ese comportamiento fueron las organizaciones “políticas” del régimen, que desplazadas de los auténticos centros de decisión política, rebajaron su alcance popular y su radicalidad revolucionaria; y buena parte de la intelectualidad que, ocupando cátedras y demás poltronas dictadoras de opinión pública, cubrieron buena parte del espacio abandonado, propugnando como futurible y sin disimulo las democracias occidentales e, incluso, las “populares”. En cualquier caso, el pensamiento radical-progresista anidó en las estructuras universitarias y en los ambientes intelectuales, artísticos y eclesiales, anticipando los rápidos cambios sociopolíticos que “asombrarían al mundo” años después. Esa “despolitización”, tal vez, sustente la imposición sin resistencias de uno de los grandes males del régimen actual: el principio representativo desvinculado del mandato popular, de modo que en lugar de responder los políticos a sus electores, devienen en irresponsables y arbitrarios poseedores de los mismos.

El libro, en su presentación material, es de una magnífica calidad y formato; al nivel de los libros análogos de las grandes editoriales en lengua española. Además, el volumen se enriquece con 24 páginas de magníficas fotografías en blanco y negro, muchas de ellas inéditas, con toda seguridad, para la mayoría de lectores. No obstante, echamos en falta un índice onomástico, como colofón a esta obra, que ordenara el aluvión de nombres, encuentros, fechas y organizaciones que contienen esas páginas de tan apretados caracteres.

En estos tiempos en que lo políticamente correcto se impone de manera asfixiante, también en el ámbito académico, la misma exposición de este episodio español de nuestra Historia acarrea un riesgo: su peligrosa remisión al franquismo; de lo que se deriva el pernicioso efecto de una escasísima investigación historiográfica al respecto. Pero, obviando estas dificultades, es esa exposición desacomplejada del autor, la que permite una aprehensión integral de la cuestión que nos planteábamos inicialmente: ¿qué es España?

De manera sugestiva, España ya no se presenta como una cuestión gaseosa, sin peso ni contenido. Por el contrario, además de ser un patrimonio espiritual, en un mundo de realidades virtuales y pensamientos circunscritos en apenas 140 caracteres, se traduce -incluso hoy- en una riqueza material que está permitiendo sobrevivir a muchos a la crisis económica que aqueja a cientos de miles de familias españolas, merced al patrimonio que muchos protagonistas de aquella gesta, ya jubilados, ganaron con esfuerzo, generosidad y trabajo duro. Una riqueza moral y material que constituyen un hecho objetivo de la Historia, frente a las ensoñaciones aventureras que hoy cuestionan nuestra identidad colectiva.

 

ORELLA, José Luis: La España del desarrollo. El almirante Carrero Blanco y sus hombres. Valladolid, Galland Books. 2014, 279 pp.

http://www.elsemanaldigital.com/la-espana-del-desarrollo-frente-la-espana-de-la-paralisis-139036.htm

 

#2015 RTAG #Turkey Recognize The Armenian Genocide

#2015 RTAG #Turkey Recognize The Armenian Genocide

Una España denostada y olvidada que permite hoy sobrevivir a muchos

Una España denostada y olvidada que permite hoy sobrevivir a muchos

Existe unanimidad al respecto: la brutal crisis económica que se está sufriendo en España no alcanza categoría de catástrofe nacional, abocada a la revolución social, por tres razones. Una notable economía sumergida. El papel de las ONG’s. Por último, y seguramente el más efectivo, la solidaridad intergeneracional de los españoles.

El que cientos de miles de jubilados españoles estén sosteniendo a sus descendientes, acogiéndolos en sus domicilios, complementando sus ingresos, avalándoles ante los bancos, mediante dinero contante y sonante, etc., se debe a que forman parte de unas generaciones que contribuyeron al despegue económico de España hace ya unas décadas. Y a la extensión de su clase media, al acceso a la pequeña propiedad urbana, la emigración masiva del campo a la ciudad y el acceso a los bienes de consumo, etc., etc. En suma: a la creación de una riqueza familiar y nacional. Pero hablar de ello resulta políticamente incorrecto, no en vano hay que remitirse, inevitablemente, al franquismo; en concreto, a los tecnócratas que diseñaron todo ello. De ahí otro efecto secundario de este prejuicio: una escasa investigación historiográfica del periodo. Desde esta perspectiva, el libro de José Luis Orella (*) que hoy proponemos es muy oportuno, pues cubre amplia y pluridisciplinarmente esa laguna tan poco estudiada, desvelando múltiples aspectos de la intrahistoria en la que vivieron nuestros padres, abuelos e, incluso buena parte de nuestros lectores.

El texto se centra en los hombres y estrategias que hicieron posible un ridiculizado a posteriori “milagro económico español”, pero no por ello menos cierto; es decir, el equipo promocionado por el almirante Carrero Blanco. Y sus relaciones con las demás “familias” políticas del régimen. Recordemos cómo, a partir de 1957, el almirante Carrero impulsó la institucionalización del régimen y su desarrollo económico, sirviéndose para ello de un equipo de tecnócratas; con unas miras puestas en la extensión del bienestar social, como base inevitable del evolucionismo político que el régimen también se planteaba, y con disparidad de soluciones, ciertamente. En esa institucionalización del régimen, jugaría un rol fundamental la tardía Ley Orgánica del Estado (estamos ya en 1967), un aspecto que resultará del máximo interés para los administrativistas.

Laureano López Rodó, Mariano Navarro Rubio, Alberto Ullastres, Gregorio López Bravo, y otros como Ángel López Amo, constituirían la avanzadilla de quienes propugnaban la progresiva transformación del régimen en una Monarquía social. No suscribían todos ellos el mismo ideario político, ni planteaban análogas soluciones institucionales. Así, unos desarrollaron las estructuras de una moderna democracia que se pretendía orgánica, mientras, acaso los menos, pensaban, a largo plazo, en modelos al uso occidental. De ahí el detalle con el que el autor nos descubre el papel de la Iglesia, especialmente el del Cardenal Vicente Enrique Tarancón, y la consiguiente heterogeneidad de puntos de vista políticos de muchos miembros del Opus Dei; de modo que, en contra del tópico al uso, su pertenencia a esa familia espiritual no predeterminaba en absoluto un itinerario político concreto.

En el marco del estudio que realiza del modelo económico de desarrollo español de entonces, el autor destaca algunas experiencias concretas; caso del cooperativismo de Mondragón, de origen social-católico, y el practicado desde una perspectiva foral por Félix Huarte en Navarra. Sin duda, el ser esta última región la natal del autor, explica ese detalle, así como sus estudios universitarios en Deusto, en el de Mondragón.

Destacaremos, igualmente, la relevancia que otorga al papel jugado por el Centro Europeo de Documentación e Información (CEDI), de Alfredo Sánchez Bella, en el ámbito de las relaciones internacionales. Fundado ya en 1952, apenas ha sido estudiado salvo en lo referido a las relaciones con la entonces República Federal de Alemania; pero volcado igualmente en el mundo hispanoamericano y los países árabes.

Un aspecto que otorga a la obra “rabiosa” actualidad, dada la crisis actual y difícil reconfiguración del espacio político de las derechas nacionales, tanto en España como en Italia, es la revelación, por parte del autor, del apoyo económico que proporcionara el almirante al Movimiento Social Italiano (MSI); ante una gobernante Democracia Cristiana de arrogante y despectivo sentimiento de superioridad moral frente a los políticos españoles.

Son múltiples los temas tratados en este libro y que desborda el marco económico central. Así, por ejemplo, el desarrollo nuclear tantas veces visto desde una mirada sensacionalista; el impacto del cine de Hollywood en España; la incursión del autor en el desarrollismo chileno; el propio asesinato del almirante Carrero, que supuso el fin del peso político de los tecnócratas, del que todavía perviven razonables dudas de las complicidades e instigadores en la sombra, acaso acordes con los planes mundialistas en marcha, tanto entonces, como ahora. Especial interés tiene el capítulo “Del maquis a los salones de papá”, en el que nos descubre los semilleros ideológicos de la pequeña y escasamente heroica oposición política: en particular el mítico Frente de Liberación (FLP), el famoso Felipe, el Partido Comunista de España, y sus múltiples y siempre totalitarias escisiones.

Un aspecto que, sin embargo apenas aborda, a pesar de constituir esta obra una mirada integral a la Historia de España de aquellos trascendentales años, es el de la emigración. Fueron varios millones de españoles los que emigraron allende las fronteras patrias; y Europa, América Hispana, Australia, Estados Unidos… sus destinos. La inmensa mayoría regresaron. Unos tardaron más que otros, pero aportaron divisas, experiencia laboral, nuevas costumbres, una mirada cosmopolita…; siendo esta emigración, además, una válvula de escape de posibles tensiones interiores y salida personal para aventureros y espíritus inquietos. En todo caso, esta carencia no invalida para nada todas las virtudes señaladas.

Nada menos que 24 páginas de magníficas fotografías en blanco y negro, muchas de ellas apenas o nada conocidas, completan este enfoque pluridisciplinar que, además de hacer justicia a sus protagonistas, nos permite entender mejor nuestra Historia y concebirla como un patrimonio espiritual, pero también material, que se transmite de generación en generación y que se planta muy sólido ante las aventuras secesionistas que hoy cuestionan nuestra identidad nacional colectiva.

 

ORELLA, José Luis: La España del desarrollo. El almirante Carrero Blanco y sus hombres. Valladolid, Galland Books. 2014, 279 pp.

 

http://www.diarioya.es/content/una-espa%C3%B1a-denostada-y-olvidada-que-permite-hoy-sobrevivir-a-muchos