Cristianos venidos del Islam (*). Mucho más que unas historias de musulmanes convertidos al catolicismo.
El contenido de este libro cuestiona las bases y el modo de vida de nuestro aburguesado Occidente. Pero también interpela personalmente a cada lector.
En Occidente estamos aburridos de casi todo. Ya nos hemos acostumbrado a cualquier cosa. Y nada nos sorprende. Acomodados y protegidos por todo tipo de seguridades, damos todo por sentado: el nivel de vida, las prestaciones públicas, las libertades individuales y colectivas… Pero, realmente, ¿es así para todos?
Ciertamente, los medios de comunicación nos hablan de algunas minorías para las que la vida resultaría más difícil: familias monoparentales, inmigrantes, mileuristas, gays… Pero nunca nos hablan de quienes, en la propia Europa, no disfrutan de una plena libertad religiosa; hasta el punto de que la conversión al catolicismo de un musulmán puede acarrearle un serio riesgo a su vida, además de seguras rupturas familiares y sociales.
El Islam en un sistema total que estructura todas las facetas de la vida pública y privada de sus fieles; no en vano, religión, sociedad y Estado son lo mismo. También es así para el Islam europeo. De ahí la dificultad –casi absoluta- que los inmigrantes musulmanes encuentran en el intento de hacer propia una laicidad desarraigada de cualquier experiencia religiosa.
Además, entrar en el Islam es fácil; y salir, casi imposible. Las legislaciones positivas de los países musulmanes criminalizan cualquier intento en ese sentido: desde la pena de cárcel, hasta la de muerte. Todo un abanico de medidas que, aunque inspiradas por interpretaciones más o menos fundamentalistas, parten de la misma concepción: el Islam sería la religión natural del hombre y la única verdadera. En consecuencia, si un musulmán desea convertirse a otra religión -antinatural y falsa por definición- deberá ser castigado; por su bien y el de la sociedad (naturalmente islámica). Samir Khalil Samir nos demuestra, en el prefacio de la obra que comentamos, que la apostasía y su castigo con la pena de muerte carecen de unas bases islámicas aceptables. Pero, aunque ni desde el Corán, la sunna, ni los hadith, se justifique tales castigos, se impone un hecho: todavía estamos muy lejos de una conciliación entre el Islam y los Derechos Humanos; un fruto, precisamente, de la civilización cristiana.
Abandonar el Islam tiene un alcance mucho mayor que, por ejemplo, dejar la Iglesia –cualquiera de ellas- entre nosotros. Así, además de las lógicas consecuencias en el sistema de creencias de la persona concreta y en su modalidad de relación con la realidad, lo anterior implica –automáticamente- la pérdida de derechos sociales, el rechazo de su misma familia… ¡también en Occidente!
Por todo ello, los testimonios recogidos en este libro tienen la capacidad de cuestionar las bases sobre las que apoyamos nuestras certezas y nuestra propia vida; personal y colectivamente.
Quienes hemos sido educados en el catolicismo, y vivimos en Occidente, generalmente damos por sentada esta pertenencia. Pero, para los protagonistas de este volumen, el cristianismo ha sido un descubrimiento que les ha transformado la vida; hasta el punto de conmocionar sus existencias, la de su familia, y la de su comunidad de origen. Por ello, viven en semiclandestinidad y han sido rechazados por los suyos. Pero les ha merecido la pena: ¡han conocido y saboreado, en la Iglesia, las respuestas a las preguntas que sus corazones plantearon al Islam y que éste no supo colmar!
Además de esta invitación personal al redescubrimiento de la riqueza y belleza del hecho cristiano, el libro nos plantea diversos interrogantes sobre la salud de nuestra Iglesia: su capacidad de acogida, de diálogo, y de propuestas cultural y vital.
Pero también es una voz de alarma que exige la práctica de una plena libertad religiosa en Occidente y la exigencia por éste de la aplicación del principio de reciprocidad a los países musulmanes. En bastante paradójico que para unos poderes públicos que tanto hablan de libertades, de derechos y de minorías, la libertad religiosa sea un espacio menguante al que atribuyen escasa relevancia teórica y, mucho menos, práctica. En consecuencia, ¿cómo van a tener el valor para poner sobre la mesa, de sus convencidos interlocutores musulmanes, el reconocimiento de una libertad religiosa real en sus respectivos países que apenas valoran en los suyos propios?
El texto, por todo ello, es un verdadero regalo al que debemos estar agradecidos. Un testimonio vivo, actual y excepcional, del atractivo que el cristianismo supone a mujeres y hombres educados en estilos de vida muy diversos e, incluso, hostiles. La posibilidad de una vida más humana para todos los hombres. Para los propios occidentales que ya están de vuelta de todo. Y para los propios católicos que no valoramos nuestras raíces o desconocemos la capacidad transformadora de Jesucristo y su Iglesia.
(*) Cristianos venidos del Islam. Historias de musulmanes convertidos al catolicismo. Giorgio Paolucci y Camille Eid. Prefacio de Samir Khalil Samir. Libros Libres, Madrid, 2007, 230 páginas. 17 €.
Revista digital Arbil, Nº 114, octubre de 2007
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