Introducción del informe Revistas para niños y preadolescentes. Análisis crítico de 15 cabeceras: contenidos y valores.
En esa senda, todos los recursos nos parecen pocos: familia, amigos, escuela, iglesias en su caso, ocio…
En las librerías españolas existe, a la vista de nuestros niños y preadolescentes, una amplia gama de revistas, en principio dirigidas a ellos, que pueden contribuir a ese crecimiento: unos productos coloristas, rodeados de regalos, envueltos en plásticos y con grandes soportes que facilitan su exhibición… y que nos “entren por los ojos”.
Los contenidos de tan amplia y efectista oferta, ¿ayudan a la labor de padres y educadores?, ¿facilita y fortalece esa progresiva mirada del niño y del preadolescente al mundo propio y circundante?, ¿responde a criterios pedagógicos, aún desde el ocio, o bailan al ritmo de las poderosas modas?
Para “funcionar” en sociedad, nuestros niños y adolescentes precisan de amor y cariño, de salud, de una personalidad formada y equilibrada, de una capacitación cultural adecuada a su edad, de unos acompañantes adultos que les ayuden en esa “introducción” a la vida real… y todos los recursos debieran coadyuvar en la misma dirección.
El tiempo de ocio siempre ha tenido una enorme importancia en la adquisición de conocimientos y habilidades sociales. Pero la sociedad ha cambiado extraordinariamente. A los niños y preadolescentes les “cubrimos” literalmente de regalos de todo tipo, pero les privamos de nuestro tiempo. El trabajo, los compromisos sociales, los propios gustos y aficiones, se convierten, en ocasiones, en cómoda excusa para no afrontar nuestras responsabilidades. Y delegamos en la escuela, los centros de ocio, los juguetes… y en las mismísimas revistas.
Una revista puede entenderse como un instrumento para que el niño esté ocupado y no moleste o, por el contrario, como un medio de diversión conjunta y coeducación.
Una revista puede buscar, en la medida que el medio lo permite y sin olvidar su perspectiva recreativa, la transmisión de unos valores y unas actitudes positivas, destilados por la experiencia de los mayores, que les ayuden a vivir. Pero, al contrario, puede limitarse a ofrecer un mero catálogo de productos de ocio, reforzando así el consumismo asfixiante que nos bombardea a todos. Y, especialmente, a los más desprotegidos: niños y preadolescentes.
Una revista puede ofrecer como atractivos y deseables, por medio de modelos humanos concretos, los principios y valores del esfuerzo, la solidaridad, el reconocimiento de la propia historia y tradición, el ocio compartido y gratuito… o prescindir de todo ello.
Una revista, en definitiva, puede elaborarse pensando realmente en las necesidades de sus destinatarios, desde unas expectativas de desarrollo integral, o limitarse a concebir, a sus potenciales destinatarios, como una “cantera” de actuales y futuros consumidores de los productos propios o ajenos.
Desde esta perspectiva crítica, pero constructiva, hemos acudido a una librería magníficamente surtida de Pamplona. Allí hemos adquirido unas cuantas de esas revistas. Las hemos leído y comparado; hemos reflexionado sobre sus contenidos; las hemos compartido con nuestros hijos y sobrinos... Y hemos recuperado dos ejemplares antiguos correspondientes a dos de tales cabeceras, todavía editadas hoy, para comprender su evolución y la imagen de sus propios lectores.
El resultado es el que a continuación figura. Modestamente, con convicción, con fe en la capacidad de nuestros hijos, con esperanza en sus potencialidades, y una petición dirigida a los editores: responsabilidad y miradas altas.
Pamplona, 22 de diciembre de 2006
Enlace directo, al estudio completo, en formato PDF:
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