Blogia
Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

Reflexiones en torno a algunos aspectos de los resultados del referéndum del 20 de febrero en España.

Algunas reflexiones y conclusiones en torno a los resultados del referéndum del 20 de febrero, con especial atención a algunas variables del voto negativo.

 

                La celebración del referéndum convocado por el gobierno del PSOE, para la ratificación de un tratado constitucional europeo, el pasado 20 de febrero, generó expectativas y posicionamientos muy diversos en la sociedad española.

 

                Ya conocidos y difundidos los resultados oficiales, intentaremos realizar, en esta ocasión, algunas reflexiones al respecto a partir de algunas conclusiones generalmente admitidas.

 

1.- El gobierno del PSOE ha salido airoso del evento.

 

Convocando el referéndum, le correspondió, en todo momento, salvo por los temores de una previsible alta abstención, la iniciativa, lo que le proporcionó una mayor ventaja sobre el Partido Popular en esta coyuntura, particularmente; y más contando con la complicidad de la inmensa mayoría de los medios de comunicación. Ciertamente, la abstención, fantasma que ha perseguido al PSOE durante toda la campaña, ha sido muy alta; pero al aproximarse a los niveles de las convocatorias electorales europeas, han podido defender su relativo éxito. No obstante, el PSOE no ha logrado movilizar a una parte sustancial de sus propios electores; lo que refleja una base escasamente motivada. Incluso una cifre cercana al medio millón, habría votado negativamente, según estudios estadísticos posteriores. A pesar de haberse difundido algunas sospechas acerca de la sorprendente aceleración en la afluencia de votantes en la última hora de la jornada; aunque con dificultades, el gobierno ha podido arrogarse un éxito que, de no haber llegado, habría cuestionado la acelerada agenda de sus políticas y la misma orientación de los pactos con los nacionalistas. De esta forma, seguramente, seguirá adelante con sus políticas sectarias, y con bastante prisa

 

2.- El Partido Popular marchó a remolque de los acontecimientos. Mariano Rajoy no ha liderado al partido, en estas circunstancias, con unas mayores decisión y firmeza imprescindibles en un intento de contrarrestar esa posición de desventaja inicial, lo que ha facilitado la indisciplina de no pocos de sus militantes y electores.

 

Difícilmente podría haber desbancado a Rodríguez Zapatero en su iniciativa al convocar el referéndum. Pero, además, el Partido Popular ha pagado caro su exceso de moderación y la escasa convicción de sus dirigentes. Ciertamente, varios millones de sus votantes han seguido las consignas de este partido inequívocamente europeísta, pero, tal vez una cifra cercana al millón de votos ha optado por el no; varios cientos de miles lo han hecho por el voto en blanco; y otros muchos (¿más de un millón, acaso?) se han abstenido con una expresa conciencia política no asimilable a la indiferencia de tantos otros. Sin la aportación popular, en cualquier caso, el referéndum no habría sido superado, aunque el gobierno no lo haya reconocido: una prueba más de su verdadero talante. Que tomen nota y obren en consecuencia, de una vez, los dirigentes populares. En cualquier caso, la dirección popular sale debilitada: particularmente cuestionada por un sector de sus bases que demanda mayor perspectiva, definición y audacia en sus respuestas políticas. No obstante, no existe un riesgo de escisión; pero el malestar está ahí, pudiendo redundar en un peligroso desencanto que desemboque, en un futuro, en una parcial desmovilización partidaria.

 

3.- El factor Federico Jiménez Losantos: la articulación de una corriente social crítica.

 

Si alguien puede arrogarse la movilización de unos cientos de miles de ciudadanos en dirección del voto negativo, particularmente motivados e indignados, proporcionándoles unos instrumentos intelectuales a su crítica de la filosofía soporte del referéndum, éste no es otro que el periodista y escritor Federico Jiménez Losantos, director del programa radiofónico La mañana, de COPE. Avalado por una larga, coherente y combativa actuación profesional, se han agregado, en torno a algunas de sus iniciativas (nacidas en buena parte al calor de su relevante papel en COPE), un nutrido plantel de profesores universitarios, profesionales liberales, comunicadores y periodistas. Así, se han generado diversas formas de presencia que vienen configurado, de hecho, una corriente social de opinión en buena medida identificada con el electorado liberal-conservador del Partido Popular; si bien no existe ninguna voluntad de vincularla con unas corrientes actualmente inexistentes, pues estatutariamente no lo permite el propio partido. De la libre iniciativa personal de estos comunicadores, han nacido varias obras muy variadas: la revista de pensamiento La Ilustración Liberal, el diario electrónico LibertadDigital.com, las webs liberalismo.org, AsturiasLiberal, RedLiberal… Y no pocos católicos se han identificado, de forma progresiva y creciente, con buena parte de los presupuestos esgrimidos por este grupo informal de críticos, algunos de los cuáles, también participan, en alguna medida, en los principales espacios de elaboración del pensamiento liberal y conservador, caso de la FAES de Aznar. Seguramente, sin pretenderlo en sus inicios, han configurado una interesante experiencia de agregación social, conjuntada por una lectura crítica de la actual deriva política nacional y sustentada en una defensa de los valores. El tránsito de este camino indica que católicos conservadores y liberales laicos no confesionales pueden coincidir en un común programa de “pensamiento fuerte” y en una misma acción política en el entorno del Partido Popular. Sería deseable que plataformas análogas de otras sensibilidades ideológicas, sin cuestionar la inexistencia de tendencias organizadas en el Partido Popular, se fueran constituyendo, contribuyendo así a la creación de más sociedad y movilizando a nuevos sectores de la opinión pública en aras de la regeneración de la política y la sociedad españolas. El Partido Popular, aunque no llegue a admitir la existencia de corrientes organizadas en su seno, bien haría en dialogar con estas nacientes realidades, dando espacio a sus propuestas, valores y dirigentes. En cualquier caso, no es previsible que, pese a la suma de diversos desencuentros, bases conservadoras abandonen el Partido Popular, dado que no existen expectativas de trabajo político real fuera del mismo; pero ello no quiere decir que se les siga ignorando. La sociedad española, los movimientos sociales y las tácticas políticas, son cambiantes. Pero una cuestión debe quedar muy clara: el Partido Popular no puede seguir  considerando como amarrado sine die a un electorado conservador crecientemente consciente de su identidad y potencialidad y dotado de voz propia.

 

4.- Los otros partidarios del no. La potente movilización de la extrema izquierda y de los nacionalistas, y el fracaso de la irrupción de los partidos que pretenden forjar una alternativa a la derecha del Partido Popular.

 

Izquierda Unidad ha logrado una buena movilización de sus votantes (aunque en algunas regiones, caso de Cataluña, hasta un 40% de ellos lo hayan hecho a favor del sí), arrastrando a la multiforme y, en ocasiones, peculiar, extrema izquierda. ERC, en Cataluña, y Batasuna, Aralar y EA, en el País Vasco y Navarra, también han movilizado satisfactoriamente a sus bases: una prueba más de su extraordinaria politización; lo que contrasta con la desmovilización de las franjas electorales llamémoslas moderadas de la sociedad española. BNG, por su parte, apenas ha incidido en el panorama gallego, en esta ocasión.

 

En otros ámbitos, son numerosas las formaciones, de variado signo, que han propugnado el no. No obstante, ninguna de ellas puede atribuirse, en absoluto, un peso decisivo en la cosecha de tales votos. ¿La razón de esta afirmación?: su mensaje, en ninguno de tales supuestos, apenas ha llegado a unas decenas de miles de seguidores más o menos incondicionales; cifras poco decisivas en la suma final. Una prueba de lo anterior: la mínima capacidad de convocatoria de sus actos públicos en esta campaña. Y ello sin quitarles el indudable mérito de haber intentado romper la abrumadora unanimidad -casi total- de los medios de comunicación en favor del sí, silenciando a los sectores sociales y políticos que han optado por el no.

 

5.- El catolicismo social: dividido ante el referéndum, pero con voluntad de trabajar conjuntamente cara al futuro.

 

El incipiente catolicismo social, nacido al calor de los nuevos movimientos eclesiales y de otras realidades vivas de la Iglesia española, se presentó fragmentado ante la convocatoria; en parte inorgánicamente incorporado al movimiento liberal contestatario de Federico Jiménez Losantos, y en parte encauzado por alguna plataforma transversal, ciertas iniciativas virtuales y otras asociaciones de menor calado.

 

No obstante, pese a que este desacuerdo se ha dado en el seno de muchas familias, movimientos, y otras diversas realidades, es de destacar el respeto generalmente manifestado por las otras opciones enfrentadas y, al margen del resultado final, la voluntad expresa de trabajar conjuntamente mirando al futuro. Esta eclosión de iniciativas y esa voluntad de futuro acreditan una madurez y un crecimiento colectivo que no pueden desaprovecharse, debiéndose extraer bastantes enseñanzas.

 

Reflexiones finales. El futuro: Europa y la configuración de un nuevo mapa político en España.

 

                Algunos están empeñados en forjar una alternativa a la derecha del Partido Popular. Ya lo hemos comentado extensamente en otros artículos publicados en esta revista electrónica. En cualquier caso, tal pretensión no parece fácil: los actores que pretenden encauzar este movimiento son muy diversos, gozan de apoyos muy escasos, se encuentran extraordinariamente fragmentados, carecen de estrategias especialmente elaboradas, y la sociedad, al menos de momento, les ha dado la espalda. Otros muchos estarían encantados de que se consolidara una alternativa semejante: por lo que pudiera debilitar al Partido Popular, y no porque fuera positivo para la sociedad española. Los resultados del referéndum podrían haber apuntado, en alguna medida, en favor de tal opción. Pero, no se deducen tendencias significativas en ese sentido.

 

Al poder le interesa una ciudadanía atomizada, individualista: para poder manejarla. Pero, efecto inesperado y pernicioso de ese estado del cuerpo social, para ese propio poder y para toda sociedad, es la desmovilización moral y ciudadana que esa circunstancia genera y que puede volverse en su contra: lo que ha estado a punto de suceder.

 

En cualquier caso, ya estamos en una Europa -nunca hemos dejado de estarlo- que a algunos no gusta. Pero es la realidad en la que las diversas identidades colectivas y los proyectos de pensamiento que pretenden que la futura convivencia de la sociedad española se construya desde la identidad nacional y la defensa de unos valores “fuertes”, deberán encarar con esfuerzo, generosidad, perspectiva y capacidad de diálogo; generando más sociedad.

 

Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, Nº 90, febrero de 2005.

 

0 comentarios