Marcial Maciel. Mi vida es Cristo (Planeta).
Jesús Colina. Planeta. Barcelona. 2003. 324 pp. 18´5 euros.
¿Qué puede motivar a un joven, de hoy día, para ingresar en una congregación religiosa católica en la que no se ordenará sacerdote hasta transcurridas casi dos décadas de rigor formativo, trabajo físico, esfuerzo intelectual y apostolado militante? Si a ello le sumamos una vida espartana y una espiritualidad clásica, la pregunta es apremiante. Y más cuando son varios miles los seminaristas embarcados en una aventura incomprensible según los parámetros vitales predominantes. La respuesta la proporciona el fundador de esa congregación, el mejicano Marcial Maciel, quien se remite, ya en el mismo nombre dado a sus obras predilectas -Legionarios de Cristo, Regnun Christi-, siempre al mismo origen; al igual que en el subtítulo del libro: Cristo.
El joven autor de libro, fundador de la agencia Zenit y de otras iniciativas católicas en medios de comunicación, no elude cuestión alguna en esta larga entrevista. Por la misma desfilan los recuerdos de infancia del entrevistado, los orígenes y evolución de su vocación, su atípico acceso al sacerdocio, sus obras, esperanzas, inquietudes, opiniones…
Presentes en España desde sus inicios fundacionales, vienen trabajando con ejemplar discreción; disponiendo en la actualidad de algunos colegios prestigiosos, una universidad, varias instituciones destinadas a la vida interna y formativa de sus miembros, diversas iniciativas de incidencia social y apostólica, etc. Sin embargo, no se trata de una realidad eclesial que figure constantemente en los medios de comunicación, ni que sea objeto de los inevitables “cotilleos eclesiales”. Sí lo ha sido, en los últimos años, por dos motivos: las supuestas implicaciones políticas de algunas personas vinculadas a estas entidades, y determinadas acusaciones realizadas contra el fundador quien, por cierto, las alude indirectamente en alguna de sus largas respuestas. Pero no se trata de un libro defensivo o apoyado en desmentidos. Es la crónica dialogada de la aventura de una vida apasionada y centrada en una misión.
Sí sorprenden, en ocasiones, algunas expresiones empleadas por el entrevistado: así, cuando se refiere a algunos aspectos relacionados con sus obras de apostolado y que parecen propios de la dirección de empresas o de una gestión de recursos. Es el caso de “objetivos”, “programas”, “eficacia”, etc. Sin embargo, cualquier sospecha se disipa al exponer sus fuentes doctrinales: Santo Tomás de Aquino, el Magisterio papal, una clara espiritualidad cristocéntrica, una apasionada devoción mariana… nada sospechoso, en definitiva.
El texto proporciona, además, algunas informaciones de interés. Por ejemplo. Estos religiosos, además de los tres votos comunes, pronuncian dos más: los de caridad y humildad. En esa línea, el lector también encontrará mucha reflexión teológica, espiritual y pastoral. Pero si alguien busca un tratado de fría estrategia misionera, o las claves de su éxito desde una óptica de mero cálculo mundano, quedará decepcionado.
No sabemos qué palabra resumirá la vida de la Iglesia, como juicio histórico de su papel, en el pasado siglo XX. ¿Acaso crisis? Sin duda, otro concepto deberá acompañarle: el de nuevos movimientos. Es decir, las nuevas realidades eclesiales, los carismas que han brotado por todo el orbe con sus atractivos y estilos de vida. Sin duda, las obras de Marcial Maciel deben encauzarse en este río, de los movimientos, alimentado por múltiples y variados manantiales. Así, quiénes vaticinaban una crisis irremediable al catolicismo, no contaban con ese factor que le ha aportado una vitalidad y una presencia sorprendentes en múltiples ámbitos de la vida; también en la pública, lo que ha generado no poca irritación entre laicistas dogmáticos.
Un libro, en definitiva, de interés no sólo para los próximos, de alguna manera, a estas obras católicas; sino también para toda aquella persona atenta, a la realidades vivas del mundo de hoy, que quiera conocerlas en sus mismas fuentes.
¿Qué puede motivar a un joven, de hoy día, para ingresar en una congregación religiosa católica en la que no se ordenará sacerdote hasta transcurridas casi dos décadas de rigor formativo, trabajo físico, esfuerzo intelectual y apostolado militante? Si a ello le sumamos una vida espartana y una espiritualidad clásica, la pregunta es apremiante. Y más cuando son varios miles los seminaristas embarcados en una aventura incomprensible según los parámetros vitales predominantes. La respuesta la proporciona el fundador de esa congregación, el mejicano Marcial Maciel, quien se remite, ya en el mismo nombre dado a sus obras predilectas -Legionarios de Cristo, Regnun Christi-, siempre al mismo origen; al igual que en el subtítulo del libro: Cristo.
El joven autor de libro, fundador de la agencia Zenit y de otras iniciativas católicas en medios de comunicación, no elude cuestión alguna en esta larga entrevista. Por la misma desfilan los recuerdos de infancia del entrevistado, los orígenes y evolución de su vocación, su atípico acceso al sacerdocio, sus obras, esperanzas, inquietudes, opiniones…
Presentes en España desde sus inicios fundacionales, vienen trabajando con ejemplar discreción; disponiendo en la actualidad de algunos colegios prestigiosos, una universidad, varias instituciones destinadas a la vida interna y formativa de sus miembros, diversas iniciativas de incidencia social y apostólica, etc. Sin embargo, no se trata de una realidad eclesial que figure constantemente en los medios de comunicación, ni que sea objeto de los inevitables “cotilleos eclesiales”. Sí lo ha sido, en los últimos años, por dos motivos: las supuestas implicaciones políticas de algunas personas vinculadas a estas entidades, y determinadas acusaciones realizadas contra el fundador quien, por cierto, las alude indirectamente en alguna de sus largas respuestas. Pero no se trata de un libro defensivo o apoyado en desmentidos. Es la crónica dialogada de la aventura de una vida apasionada y centrada en una misión.
Sí sorprenden, en ocasiones, algunas expresiones empleadas por el entrevistado: así, cuando se refiere a algunos aspectos relacionados con sus obras de apostolado y que parecen propios de la dirección de empresas o de una gestión de recursos. Es el caso de “objetivos”, “programas”, “eficacia”, etc. Sin embargo, cualquier sospecha se disipa al exponer sus fuentes doctrinales: Santo Tomás de Aquino, el Magisterio papal, una clara espiritualidad cristocéntrica, una apasionada devoción mariana… nada sospechoso, en definitiva.
El texto proporciona, además, algunas informaciones de interés. Por ejemplo. Estos religiosos, además de los tres votos comunes, pronuncian dos más: los de caridad y humildad. En esa línea, el lector también encontrará mucha reflexión teológica, espiritual y pastoral. Pero si alguien busca un tratado de fría estrategia misionera, o las claves de su éxito desde una óptica de mero cálculo mundano, quedará decepcionado.
No sabemos qué palabra resumirá la vida de la Iglesia, como juicio histórico de su papel, en el pasado siglo XX. ¿Acaso crisis? Sin duda, otro concepto deberá acompañarle: el de nuevos movimientos. Es decir, las nuevas realidades eclesiales, los carismas que han brotado por todo el orbe con sus atractivos y estilos de vida. Sin duda, las obras de Marcial Maciel deben encauzarse en este río, de los movimientos, alimentado por múltiples y variados manantiales. Así, quiénes vaticinaban una crisis irremediable al catolicismo, no contaban con ese factor que le ha aportado una vitalidad y una presencia sorprendentes en múltiples ámbitos de la vida; también en la pública, lo que ha generado no poca irritación entre laicistas dogmáticos.
Un libro, en definitiva, de interés no sólo para los próximos, de alguna manera, a estas obras católicas; sino también para toda aquella persona atenta, a la realidades vivas del mundo de hoy, que quiera conocerlas en sus mismas fuentes.
Elsemanaldigital.com, 12 de julio de 2003.
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