Una entrevista a Eulogio López: Familia y vida, hispanidad.com y las elecciones del 25 de mayo.
Entrevistamos a Eulogio López, uno de los periodistas españoles católicos más audaces, tanto en el plano profesional, como en sus posicionamientos culturales y políticos.
Pero la barrera más grave de todas es la que impone el miedo. En este caso concreto el miedo que tienen todos aquellos que votan en coherencia con una serie de valores. En este sentido, he de decir que la gente más honrada de este país, por ejemplo, los católicos, sufre una especie de síndrome de Estocolmo respecto al Partido Popular, mientras trata de evitar la pregunta definitiva: ¿Qué puede hacer el PSOE que no haya hecho el PP? En un año, 350.000 españolas han recurrido a la píldora abortiva postcoital, otro de los logros del centro reformismo. Pero muchos prefieren no verlo.
El respeto a la vida y la formación de una familia son cosa del hombre, del individuo, como lo son la educación, la libertad religiosa, etc. Los nacionalismos y las unidades supranacionales, estatismo frente a capitalismo, centralismo frente a municipalismo... son propias del pasado. Bueno, también del presente, lo reconozco, pero van a dejar de serlo.
Para quien cree en la familia natural y en la sacralidad de la vida humana, el sistema político y económico necesario para salvaguardarlos surge por sí mismo. Por ejemplo, para un tipo que parte de esos principios la eficiencia deja de ser el primer mandamiento económico, y el trabajo deja de ser un factor de la producción para convertirse en el factor por antonomasia.
En cualquier caso, sus convicciones políticas o económicas serán consecuencia de su concepción sobre la familia, no al revés.
Al final, te encuentras, al menos en España, con el paripé habitual: miras a tu alrededor, y resulta que los que quieren defender la familia en el foro público son, en un 99,9% de los casos, hombres y mujeres enamorados de Dios. Entonces te pones muy serio y adviertes: “¿Confesional yo? ¡Dios no lo permita! ¡Eso nunca! Pero lamento no poder atenderle como usted se merece porque me voy a rezar.
No, no hemos encontrado apoyo en los movimientos católicos más representativos. Algunos de estos movimientos han recomendado, de forma corporativa, el voto al PP. Y eso en unas elecciones en las que, creo que por primera vez, los obispos no han publicado recomendaciones electorales. Es más, hemos recibido más de una coz. Y eso es lo que más duele. Sólo les pedíamos el mismo respeto que manifestaban hacia, por decir algo, los socialistas, dado que no podíamos soñar con encontrar el entusiasmo que les provocaba el PP. Pero el síndrome de Estocolmo ha podido con muchos. Muchos tenían miedo a la llegada de “los rojos”.
De la jerarquía eclesiástica no hemos recibido apoyo alguno, pero es que tampoco lo deseamos. A los curas no hay que meterles en líos.
Tampoco pretendo que los movimientos se metan en política, pero sí me disgusta un poco ese paripé que viene a expresarse de esta guisa: muchacho, si eres católico no puedes votar al PSOE o a IU por razones evidentes, pero eso sí, en uso de tu libertad, puede elegir usted entre cualquier otra formación política. Puede elegir usted entre votar al PP o votar a José María Aznar. ¡Ah! Y recuerde que no puede dividir usted el voto católico. Eso estaría muy feo. Eso sí, usted vota según su libérrima voluntad.
Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, Nº 70, junio de 2003.
Eulogio López, impulsor del novedoso periódico electrónico hispanidad.com, es uno de los periodistas católicos españoles más audaces y diáfanos. En las semanas previas a las elecciones destacó por su decidido apoyo a las candidaturas del joven partido político Familia y Vida. Pese a su escasa cosecha de votos, esta presencia ha constituido un revulsivo en la conciencia de muchos católicos; por lo que Foro Arbil ha considerado del máximo interés entrevistarle.
Pregunta: Los promotores y dirigentes de Familia y Vida, ¿esperaban los resultados electorales alcanzados por el partido el 25 de mayo o les han decepcionado?:
Respuesta: Yo creo que no esperaban ni muchos ni pocos, porque esta es la primera vez que Familia y Vida se presentaba a unas elecciones. En las autonómicas (nos presentábamos en cinco comunidades autónomas, pero no en todas las circunscripciones de esas cinco comunidades) obtuvimos 8.000 votos. En las municipales no alcanzamos los 6.000. Extrapolado al conjunto de España eso representa una base electoral de 50.000 votantes. Ha sido lo que se dice un “fracaso muy prometedor”. Ahora mismo, esto es un partido de la señorita Pepis. En el futuro, será una internacional, una de las claves de la política mundial. Y si no lo es Familia y Vida, lo será su programa político defendido por otras siglas. Se lo aseguro: lo de 25-M ha resultado un fracaso muy prometedor.
P.: Analizando la actual situación política, se concluye que las minorías tienen escasas posibilidades, no sólo de obtener representación, sino de algo tan elemental como poder hacer oír su voz. En ese sentido, el bipartidismo dominante (con las excepciones regionalistas y nacionalistas), aunque hace manejable y previsible al sistema, ahoga otras identidades políticas y culturales existentes en la sociedad española. ¿Qué experiencia ha tenido Familia y vida en ese sentido?:
R.: Experiencia completa. Las barreras que interpone el sistema son tremendas. Especialmente el mínimo de votos necesario (entre el 3 y el 5%) para acceder a un escaño o a una concejalía. Luego están las barreras que impone el dinero, es decir, la falta de fondos públicos. La que interponen los medios de comunicación: en Madrid se ha dado una verdadera conspiración del silencio contra Familia y Vida, de la que soy muy consciente. Por ejemplo, la de un afamado director de periódico nacional, que tras censurar una noticia sobre Familia y Vida (él no sabía que yo lo sabía), y ante mi requerimiento de que hablara del Partido en su diario, me respondió: “¿Y dices que se llama Familia y Vida? El caso es que me suena...”
Pero la barrera más grave de todas es la que impone el miedo. En este caso concreto el miedo que tienen todos aquellos que votan en coherencia con una serie de valores. En este sentido, he de decir que la gente más honrada de este país, por ejemplo, los católicos, sufre una especie de síndrome de Estocolmo respecto al Partido Popular, mientras trata de evitar la pregunta definitiva: ¿Qué puede hacer el PSOE que no haya hecho el PP? En un año, 350.000 españolas han recurrido a la píldora abortiva postcoital, otro de los logros del centro reformismo. Pero muchos prefieren no verlo.
P.: ¿Se reafirma en sus críticas al Partido Popular o considera que, todavía, hay posibilidades de que este partido rectifique sus políticas familiares y de defensa de la vida?
R.: Las dos cosas, porque todo el mundo puede cambiar, también el PP. Sólo que algunos nos hemos cansado de esperar. De cualquier forma, el problema no consiste en que el Partido Popular cambie de actitud, sino en que la sociedad cambie de actitud. Por mí, Familia y Vida debe seguir adelante también en el caso de que ese cambio, bastante improbable, del partido de Aznar se produjera. Aún más: me encantaría que surgiera en el PP una corriente organizada en defensa de la familia natural y de la vida del no nacido. Es decir, lo que en Estados Unidos llaman la corriente social-conservadora del Partido republicano. Pero aún así, Familia y Vida debe continuar. Porque aunque el aznarismo cambie, el PP, como el PSOE, pertenece al pasado, al siglo XX. En el siglo XX, una centuria que no ha sido sino un residuo un tanto salvaje del XIX, los partidos se configuraban según ideologías que pretendían ordenar a la humanidad, mientras que en el XXI, los partidos políticos se crearán en respuesta a idearios acerca del hombre. Y como el sentido común recuerda, el hombre tiene muy poco que ver con la humanidad. Es más, los totalitarismos no son más que eso: considerar que el objetivo es la humanidad, y no el hombre, cada hombre concreto..
El respeto a la vida y la formación de una familia son cosa del hombre, del individuo, como lo son la educación, la libertad religiosa, etc. Los nacionalismos y las unidades supranacionales, estatismo frente a capitalismo, centralismo frente a municipalismo... son propias del pasado. Bueno, también del presente, lo reconozco, pero van a dejar de serlo.
Para quien cree en la familia natural y en la sacralidad de la vida humana, el sistema político y económico necesario para salvaguardarlos surge por sí mismo. Por ejemplo, para un tipo que parte de esos principios la eficiencia deja de ser el primer mandamiento económico, y el trabajo deja de ser un factor de la producción para convertirse en el factor por antonomasia.
En cualquier caso, sus convicciones políticas o económicas serán consecuencia de su concepción sobre la familia, no al revés.
P.: Entonces,¿ Familia y Vida no se disuelve?
R.: Me parece que no. Mire usted, si diera tiempo, lo que ocurrirá será que la izquierda clásica, el socialismo, será sustituida por los verdes, con su habitual acompañamiento ideológico panteísta, vegetariano, puritano y triste. Todas ellas, claro está, virtudes con cargo al presupuesto público. La izquierda desaparece, los verdes crecen. Y también va a ocurrir que la derecha clásica, conservadora y liberal, será sustituida por partidos como Familia y Vida, es decir, partidos con una cosmovisión trascendente de la existencia, convencidos de que el hombre es el rey de la creación, no una especie más, y que la familia heterosexual, es decir, natural, es la base de la libertad y la felicidad humanas.
P.: Familia y Vida no es un partido confesional. Pero, además del de algunos católicos a título individual, ¿ha encontrado apoyos en otros ambientes?:
R.: Familia y Vida no es un partido confesional porque no quiere comprometer a la Iglesia... y me atrevería a decir que sólo por eso. Es cierto que hay ateos y agnósticos que defienden la familia y a la vida, pero estoy agotado de buscarlos. Que no salga de aquí, pero, si yo no creyera en Dios, ¿para qué puñetas me iba a dar el mal trago de defender al no nacido? ¡Que se las arregle como pueda! Profesionalmente, esa postura sólo me ha acarreado complicaciones y prejuicios ¿Quién hablaría de ética en un mundo mecánico donde el hombre fuera una pasión inútil?
Al final, te encuentras, al menos en España, con el paripé habitual: miras a tu alrededor, y resulta que los que quieren defender la familia en el foro público son, en un 99,9% de los casos, hombres y mujeres enamorados de Dios. Entonces te pones muy serio y adviertes: “¿Confesional yo? ¡Dios no lo permita! ¡Eso nunca! Pero lamento no poder atenderle como usted se merece porque me voy a rezar.
No, no hemos encontrado apoyo en los movimientos católicos más representativos. Algunos de estos movimientos han recomendado, de forma corporativa, el voto al PP. Y eso en unas elecciones en las que, creo que por primera vez, los obispos no han publicado recomendaciones electorales. Es más, hemos recibido más de una coz. Y eso es lo que más duele. Sólo les pedíamos el mismo respeto que manifestaban hacia, por decir algo, los socialistas, dado que no podíamos soñar con encontrar el entusiasmo que les provocaba el PP. Pero el síndrome de Estocolmo ha podido con muchos. Muchos tenían miedo a la llegada de “los rojos”.
De la jerarquía eclesiástica no hemos recibido apoyo alguno, pero es que tampoco lo deseamos. A los curas no hay que meterles en líos.
P.: El futuro de Familia y Vida, ¿no pasa necesariamente por una salud robusta de los movimientos asociativos familiares de España?:
R.: Supongo que sí, pero esa no es la cuestión. El futuro del cristianismo en el foro público (en otros no me meto) depende de tres patas: medios informativos, asociaciones y partidos políticos. Los tres caminan en la misma dirección, pero deben mantener su independencia y deben trabajar en los ámbitos que les son propio: ¿Por qué la existencia de uno de los tres debería anular a los demás?
P.: Usted ha mantenido, recientemente, una singular polémica con algunas entidades eclesiales españolas. En otras ocasiones, de su pluma han brotado juicios laudatorios hacia las anteriores. ¿Cambiará definitivamente su opinión respecto a las mismas?:
R.: No estoy seguro de saber a quién se refiere, pero puedo hacer un esfuerzo de imaginación. A mí las polémicas entre cristianos siempre me dejan muy mal sabor de boca, un reconcomio interior de lo más desagradable. Yo, para juzgar a una institución que se dice católica, miro al Papa. Si el Papa la bendice, yo aplaudo. Es lo mismo que ocurre con cualquier teoría, doctrina, escuela o corriente: si a mí me parece mal, y al Papa le parece bien, cambio de opinión. Soy un repugnante papólatra.
P.: Comunión y Liberación, al menos, ha debatido y hecho pública su postura. Otras realidades sociales católicas, sin embargo, han eludido pronunciarse al respecto o, de haberse producido, no ha trascendido. Esta segunda actitud, ¿no ha sustraído a un sector importante del catolicismo social del necesario debate acerca de la legitimidad de las diversas opciones políticas existentes?
R.: ¡Qué cosas, mi imaginación no me había traicionado! Sí, he tenido una trifulca con Comunión y Liberación por una cuestión bien concreta: nos tildaron de “reaccionarios”, en dos ocasiones, en una de sus publicaciones. En primer lugar, el Papa ha bendecido a Comunión y Liberación. Por tanto, CL tiene que ser una maravilla. Además, creo sinceramente que lo es.
Tampoco pretendo que los movimientos se metan en política, pero sí me disgusta un poco ese paripé que viene a expresarse de esta guisa: muchacho, si eres católico no puedes votar al PSOE o a IU por razones evidentes, pero eso sí, en uso de tu libertad, puede elegir usted entre cualquier otra formación política. Puede elegir usted entre votar al PP o votar a José María Aznar. ¡Ah! Y recuerde que no puede dividir usted el voto católico. Eso estaría muy feo. Eso sí, usted vota según su libérrima voluntad.
P.: Su decidida opción por Familia y Vida, ¿no puede acarrearle la pérdida de numerosos lectores de su periódico digital hispanidad.com?:
R.: Espero que no. Por ahora, al menos, no. Las cifras dicen justo lo contrario. Mayo y lo que llevamos de junio han sido meses récord en número de accesos. También con la Guerra de Iraq, y con nuestra apuesta anti-Bush, decían lo mismo. Y, también, desde bancos y empresas nos han pedido que nos centremos en la información económica (no hemos hecho mucho caso), y también hay sectores a los que no gusta nada que pidamos fronteras abiertas a los inmigrantes. Y los hay que nos amenazan con descensos de audiencia porque en Hispanidad estamos convencidos de que la mejor manera de apoyar a los nacionalistas es obsesionarse con Arzallus (de eso vive el presidente del PNV: de la obsesión de tantos españoles con su persona). No, no creo que descienda el número de lectores. En cualquier caso, el realismo periodístico consiste en proponer sueños. Familia y Vida es un sueño.
P.: En los años 30 del pasado siglo, la presencia pública de los católicos era impulsada por la Jerarquía, apoyándose en la Acción Católica y los Propagandistas de la ACNP, especialmente. En la actualidad, se observa un panorama de pérdida de vigor en determinadas organizaciones católicas tradicionales y la aparición de nuevos movimientos eclesiales, cuyo interés en la presencia pública es dispar, aunque podríamos afirmar que existe una tendencia, en buena parte de ellos, hacia el “recogimiento” interno. ¿Es deseable buscar la “unidad de acción” de esas realidades ante los retos de la vida pública? ¿Familia y Vida puede ser uno de esos cauces? ¿existen otras fórmulas de cooperación? ¿qué opinión le merecen las llamadas plataformas transversales como E-cristians?:
R.: E-cristians es una asociación, un portal de Internet. Un movimiento que pretende aglutinar el sentir católico en la vida pública sin estructura de partido. Son geniales. Ellos sueñan con cambiar el Partido Popular y otros partidos regionalistas o nacionalistas. Piensan que la clave está en que ningún político pueda decir que el voto católico no existe. Ojalá lo consigan. No por ello Familia y Vida debe dejar de existir: porque de esos dos principios, la familia natural y el respeto a la persona en cualquier estado de desarrollo, surgirá toda una filosofía de vida y toda una ideología para el siglo XXI.
P.: ¿Se arrepiente Eulogio López de su audaz salto a la arena partidista?:
R.: Como me voy a arrepentir, si es divertidísimo. Me encantan las causas perdidas. Al final, siempre ganan. De todas formas, que quede claro: mi salto ha sido poco audaz. El principal soporte de Familia y Vida ha sido y es su presidente, José Alberto Fernández, y un reducido equipo de gente que se han dejado los cuernos en el ruedo. Yo sólo soy el señorito que, de vez en cuando, hace gestos desde la barrera. Eso sí, con mucha elegancia.
Muchas gracias.
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