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Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

El Colectivo Destino de Vizcaya. Reflexiones y aportaciones para el futuro del País Vasco.

Hace 20 años veía la luz en Vizcaya una modesta publicación: Destino. Producto del trabajo de un grupo de jóvenes vizcaínos, en sus tres años de vida se editaron 13 números, anticipando en ellos algunos análisis políticos plenamente actuales hoy día, empleando, además, el humor como original instrumento político desmitificador de los tópicos del nacionalismo vasco.

 

Introducción.

                A finales de los años 70 existía, en Vizcaya, una gran cantidad de grupos políticos situados en el espectro de la llamada “extrema derecha” o “derecha nacional”. Este fenómeno era paralelo al de la conformación del espacio político del “centro derecha” en el País Vasco, fragmentado por entonces y en busca de su identidad y configuración definitiva.

                Uno de los grupos más originales que vio la luz, en aquellos difíciles y esperanzadores años, fue el Colectivo Destino, cuyo nombre venía de la cabecera de la revista que editaron durante tres años y a la que subtitularon como “publicación nacional sindicalista de Euskalerria” a partir del número 3, siendo Vizcaya su invocación territorial inicial.

                Nacida en Bilbao en el entorno de las Falanges Juveniles de España, pronto se incorporaron al proyecto los últimos miembros de Falange Española (independiente) de la década de los setenta de aquella provincia, en un intento de convertirse en el órgano unitario de los falangistas vizcaínos, al ser varias las organizaciones en las que los mismos se encontraban presentes.

                Hasta aquí no hemos contado nada nuevo ni original que no se viviera, de forma parecida, en otras localidades y provincias españolas: los intentos de “unidad falangista” de aquellos años, interminable crónica de una agonía progresivamente desesperanzadora para sus protagonistas.

                Destino, con todo, fue otra cosa.

 

La acción del Colectivo Destino.

                Su acción política, siempre dentro de lo testimonial, se desarrolló fundamentalmente en el territorio de Vizcaya, pero también extendió su actividad a Vitoria, Burgos, Navarra: pegadas de carteles (algunos, notablemente originales para el momento), edición de folletos y de Destino, escritos en prensa, tenderetes, reparto de octavillas en centros de estudios y en la vía pública, elaboración de enormes murales, venta callejera de publicaciones, campamentos y viajes, etc.

                La evolución de la publicación Destino es fiel reflejo de la sufrida por el conjunto del grupo. Su número 0 aparece en diciembre de 1979. Pasó de ser una publicación muy primitiva, con textos nada originales encuadrados dentro de la ortodoxia joseantoniana, a tratar temas y aspectos de la actualidad nacional e internacional de forma novedosa e inteligente en sus últimos números. A la vez que sus contenidos ganaban consistencia, su presentación formal mejoraba, incorporando el humor a sus contenidos de forma eficaz y original. Especial peso tuvo la hilarante serie “los berrozikos” (a partir del número 3, octubre de 1980), unas historietas cuyos protagonistas (los primeros cadetes de la Ertzaintza) recordaban, en sus peripecias, a las sufridas por el famoso "Martínez el facha" de la revista "El Jueves", a la vez que se desmitificaban, de forma persuasiva, muchos de los tópicos del nacionalismo vasco imperante ya en esos días. Su último número, el 12, vio la luz en la primavera de 1982, siendo, seguramente, el de mejor contenido y presentación.

                A la revista siguieron, posteriormente, unos folletos humorísticos con los siguientes títulos: “los berrozikos, humor basko” (recopilación de las historietas publicadas en Destino), “hez y prez de España, retrato de familia” (una particular historia de la monarquía española) y “musho y bien, grasias...!” (resumen, en clave de humor, de las primeras acciones de gobierno de Felipe González).

 

La evolución de Destino.

                Progresivamente se pasó de una acción local falangista clásica, tosca e ingenua, al trabajo por la unidad falangista, para llegar finalmente a un nivel de conciencia y reflexión política que trascendía el activismo partidista de origen, fraguado en un análisis elaborado y coherente de la realidad.

                A esta última etapa corresponde un texto que reproducimos a continuación y que ya vimos en un artículo anterior publicado en este medio digital (“Estrategia y situación del centro derecha español en el País Vasco”, Nº 40, diciembre de 2000). Escrito hace casi 20 años y editado en un folleto de 8 páginas, fue elaborado en un momento en que los jóvenes de Destino percibieron la realidad política y las tendencias predominantes con gran alarma, lo que les movió a la acción.

El folleto lo titularon “Reivindicación española en Vasconia”, si bien salió a la calle patrocinado bajo el significativo nombre colectivo de “Resistencia Española”.

                Veamos el texto.

                “Vasconia, tierra entrañablemente española, vive en su seno la acción de unos pretendidos tutores de sus derechos, de su ser histórico esencial, de su presente y de su futuro. Desde todos los ángulos de la vida política y social, grupos, asociaciones, partidos, sindicatos, etc., lanzan machaconamente la consigna de una Vasconia no española, recuperadora de la genuina identidad como nación soberana. Un gobierno autónomo, precisamente de esos pretendidos tutores, abre cada día más la brecha que nos separa de España. Independencia financiera, cultural, administrativa, pronto en materias de orden público… Esto ya lo sabes y no necesitamos recurrir a ninguna demagogia, a ningún tremendismo fuera de lugar. También sabes que todo ese proceso lo apoya y lo acelera un terrorismo dirigido sencillamente a españoles y miembros de las Fuerzas de Orden Público. (…)

                Necesitamos, necesita España en Vasconia, maestros, catedráticos, científicos, artistas, hombres de la Cultura, políticos, trabajadores, sindicalistas, religiosos, deportistas, que ante todo se sientan españoles.

                Existe un gran peligro. De Vasconia han ido marchándose estos últimos años miles de españoles atemorizados, expulsados, privados de sus medios naturales de vida. Llegan a 40.000. Andan repartidos por las tierras de España. Quizás conozcas a algunos. Esto significa que se está produciendo una desaparición física de la presencia española más activa de nuestra tierra. Si esto sigue así, llegará un momento en que todo vestigio de la españolidad será un recuerdo.

                España va a desaparecer de Vasconia si los españoles que aún permanecemos allí no encontramos un medio y la ayuda para que la españolidad salga del ‘gettho’ y se manifieste libremente. Esto es lo que venimos a decirte. Tenemos que emprender una amplia campaña de recuperación civil. Si los enemigos de España han encontrado las energías necesarias para copar toda la vida social, ¿no tenemos nosotros las reservas suficientes de una gran nación que hizo grandes a los vascos precisamente, en la unidad con los demás pueblos de España? ¿no tendremos por ello aliento para futuras empresas unitarias que superen y absorban este desamor? ¿no tendremos tu ayuda?

                Porque creemos firmemente que sí la tendremos estamos aquí. No regatees con España. No estamos solos en la lucha de Vasconia, porque Vasconia también es tuya”.

                El Colectivo Destino consideraba, ya en aquellos días, que la presencia española en el País Vasco se encontraba en grave peligro, como consecuencia de una ofensiva desatada por las fuerzas nacionalistas en todos los ámbitos de la vida pública vasca: desde los resortes de las nuevas instituciones autonómicas, los incipientes medios de comunicación autóctonos, en el mundo de la educación (especialmente a través del euskera), las manifestaciones culturales, la movilización callejera, e incluso, desde la acción terrorista. Todo ello era bueno si servía al objetivo de “hacer patria, hacer Euskadi”. Pero, junto al análisis de la realidad, se acompañaba una propuesta de futuro, sin complejos, considerando imprescindible una sana reacción cívica ante el modelo cultural y político que se imponía, desde el ejercicio de múltiples resortes de poder, por parte del nacionalismo vasco.

A su juicio, esa imposición nacionalista era artificial, pues la realidad vasca era plural, lo que no impedía que se desarrollara con enorme eficacia. A ello se sumaba la inacción de los políticos del sistema y la complicidad -un tanto inconsciente- de una izquierda cultural y política acomplejada que equiparaba, a modo de eficaz descalificación a priori, todo lo que soñara a “español” con el denostado franquismo (españolismo = franquismo).

                Por aquellas fechas, ni el centro derecha español, ni la izquierda tradicional, eran conscientes de que se trataba de una ofensiva, en toda regla, que perseguía el concreto objetivo de enterrar una larga historia de convivencia en común –la española- que no gustaba a los nacionalistas, en un esfuerzo voluntarista y titánico de “construcción nacional”.

                Sin duda, en su concepción joseantoniana de la vida, la persona y España, encontraron los recursos morales e intelectuales para llegar a ese justo y preciso análisis de la realidad.

Aquella fue su última gran acción callejera. El grupo, poco a poco, fue difuminándose en su expresión política. Crisis total de los grupos falangistas, desaparición de cualquier alternativa política “nacional”, imposición casi absoluta del PNV en las instituciones vascas y control callejero de los activistas del MLNV. A ello se sumaba la lógica búsqueda de trabajo, matrimonio, llegada de los hijos, etc. No por ello ha perdido textura la amistad surgida entre ellos, especialmente con los amigos madrileños que, con una trayectoria política y vital paralela, encontraron a lo largo de esta aventura; lo que les ha llevado a relaciones personales insospechadas, salidas profesionales sorprendentes y la inmigración de algunos de sus protagonistas a Madrid. De esta forma, vizcaínos, inicialmente, y madrileños, posteriormente, conformaron un grupo humano de singular trayectoria y compromiso. Hoy día, veinte años después, otros amigos siguen radicados también en varias ciudades de España: Pamplona, Bilbao, etc.

                Y con el transcurso de los años, alguno de ellos ha encontrado cierto acomodo en organizaciones católicas como “Comunión y Liberación”, “Opus Dei”, etc. Sin duda la tensión política de sus integrantes era expresión, en buena medida, de su profundo interés por el sentido último de la existencia del hombre.

Algunas iniciativas se relacionaron con ellos años después: “Tentáculos” y “Gaceta para desmemoriados”. Y nos los hemos encontrado en diversos eventos de la vida política española, siempre con la mirada puesta en el destino de España y los españoles.

En cualquier caso, Destino desapareció y ningún colectivo recogió su antorcha de forma explícita. Como posibles razones de su aparente fracaso, encontramos las siguientes: carencia de un proyecto estratégico a medio o largo plazo, dificultad en despegarse de la “cultura política” de origen (los medios “joseantonianos”, básicamente), progresivo aislamiento social, incapacidad para “enganchar” con otras alternativas sociales (movimiento pacifista u otros), carencia de un soporte económico estable, juventud de sus integrantes.

 

Algunas reflexiones.

El folleto, del que hemos reproducido una parte significativa, fue distribuido masivamente en Madrid un domingo en que se conmemoraba el “20 de noviembre”, estando dirigido al sector social al que el Colectivo Destino juzgaba más sensible ante el rumbo de los acontecimientos que denunciaba.

Con la perspectiva proporcionada por el transcurso de estos últimos 20 años, podemos deducir hoy día que aquel no era el medio adecuado, ni el destinatario del texto constituía un sector social con la capacidad de rectificación de la situación denunciada, ni tampoco se trataba de la convocatoria pública apropiada. Con todo, el diagnóstico de la situación se ajustaba a la realidad. Pese a ser considerado entonces como “políticamente incorrecto” (dicho con lenguaje de hoy), se anticiparon en el juicio y diagnóstico de la realidad vasca a una opinión que se ha afirmado, en sus líneas generales, en la última década.

El interés en rescatar esos viejos textos y esas amarillentas publicaciones, radica en la frescura de muchas de sus páginas. Junto a unos juicios ajustados a la realidad, encontramos un humor plenamente vigente y actual, más necesario que nunca. No en vano, Iñaki Ezquerra ha afirmado recientemente que “el arma que, en el País Vasco, nos permite defendernos de lo grotesco” es, precisamente, el humor.

Destino representa, además, la posibilidad de trabajar de forma real en “la calle”, campo y ámbito dejado casi exclusivamente al nacionalismo vasco, salvo las movilizaciones puntuales de “¡Basta ya¡”, y otras organizaciones del nuevo movimiento ciudadano vasco, producidas en los últimos años.

El mismo grupo fue -y todavía lo es en alguna medida- concreta y carnal expresión de la capacidad generadora de una tradición, la española, capaz de proyectarse en el futuro, con energía, decisión y creatividad.

 

Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, Nº 58, junio de 2002

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