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Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

Megatrix: ¿Revista o catálogo? Una revista para el “niño-consumidor”.

La revista “Megatrix”, ejemplo significativo de publicación especialmente dirigida a nuestros niños y adolescentes, es una concreción del modelo humano planificado desde el poder: un sujeto “políticamente correcto”, volcado al consumo y a espaldas de su propia humanidad.

 

Una revista para el niño – consumidor.
            La revista “Megatrix” no es única en su género, pero la analizaremos como un ejemplo concreto de publicación que divulga los valores sociales y humanos que se proponen -e imponen- como deseables desde el poder.
La publicación “Megatrix” es editada conjuntamente por Antena 3 TV y El Mundo.
Su nombre viene prestado por el programa del mismo título, de esa cadena privada de televisión, que constituye uno de los espacios infantiles de mayor éxito entre la audiencia del segmento al que está destinado, siendo seguido habitualmente por millones de niños españoles.
Un total de 100 páginas impresas a todo lujo, color y en magnífico papel. Predominio de las imágenes sobre el texto, de tono desenfadado de “colega”. Su precio es otra cosa: 495 pesetas. Puede parecer cara si nos remitimos al “Pulgarcito” y al “DDT”, por poner unos ejemplos, de nuestra infancia. Pero el resultado de la comparación es otra si lo hacemos en relación al último vídeo juego de moda (del que se habrán vendido en España cientos de miles de copias).
Es interesante analizar su contenido. Para ello vamos a pararnos en algunos aspectos del número 10, correspondiente al mes de agosto de 2.000.
De sus 100 páginas, un total de 11’5 constituyen publicidad directa (películas de cine, CD ROM, vídeo juegos, libros, discos musicales) destinada al público infantil o juvenil. Nada de ello resultara desconocido a los padres españoles en las próximas semanas. Ya se sabe: “hay que estar en la onda”.
Pero buena parte del resto de la revista bien puede calificarse de “publicidad indirecta”. No en vano, 25 páginas contienen diversos artículos y comentarios sobre productos de ocio: cine (7 páginas), música y discos (6 páginas), CD ROM (1 página), vídeo (1 página), DVD (1 página), programas de televisión (2 páginas), juegos electrónicos (6 páginas), internet (1 página).
Si sumamos ambos apartados llegamos a un 36’5 % de espacio enfocado directamente al consumo. Aquí tenemos la primera clave del producto: su destinatario es el niño - consumidor y, en definitiva, sus padres.

 

Otros contenidos.
            Veamos el resto de contenidos de la publicación.

 

            Apenas hay 5 páginas de historietas. En concretos, 4 corresponden a un entrañable personaje bonachón, apocado viajero estelar: Goomer, muy conocido por los lectores de “El Mundo”, pues viene siendo publicado en su “Magazine” semanal desde hace años. Su sentido del humor no parece estar concebido para niños ni, tampoco, para adolescentes. Es más fácil “reciclar” un personaje ya conocido, que además ha gozado de indudable éxito, que “arriesgar” con otros nuevos. Una solución “de relleno” sencilla y barata. La quinta página corresponde a Groo.

 

            Veamos los tres reportajes.
El primero, de 8 páginas, trata diversas actividades de “multiaventura”. Formalmente recuerda, de modo particular, a algún  catálogo de “Coronel Tapiocca” o similar.
Un segundo artículo estudia, muy por encima, a los animales que viven en las playas (6 páginas). Parte del mismo se dedica a la elaboración artesanal de un sencillo observatorio marino.
Un tercero trata, de forma muy gráfica, aspectos relacionados con la meteorología: 3 páginas.

 

            Dedicadas al “Club Megatrix” (promociones, suscripciones, etc.) sumamos un total de 9 páginas.
            Comentarios muy breves sobre libros: 3 páginas.

 

            Una página titulada, gráficamente, “por la cara” está dedicada a “no gastar dinero y pasarlo bien”.
Otra página es el espacio asignado al mundo de las mascotas, incluyendo un breve consultorio.
Pasatiempos: 9 páginas.

 

Una página de “contactos”, dibujos remitidos por los lectores, etc.

 

Un póster doble en el pliego central de la revista (por una cara, un cantante; por la otra, una película de próximo estreno).

 

La página sobre internet también merece ser analizada. Allí se destilan consejos del tipo de “No quedes a solas con nadie que hayas conocido en la Red; haz que tus padres vayan contigo y que la cita sea en un lugar pública”. Es la primera mención a los padres. Y muy lógica. Consejos a los que acompañan otros en la misma línea; imprescindibles si tenemos presentes algunos gravísimos fenómenos delicuenciales, que están sufriendo nuestras sociedades avanzadas, relacionados con la infancia y la informática. De esta forma se cubren, de paso, las espaldas.

 

El papel de los padres.
Acabamos de ver la primera y única referencia a los padres en toda la revista. El resto de actitudes a valorar, conocer y seguir, ya los proporciona la propia revista y demás medios de comunicación. Con todo ello pudiera deducirse que a los padres,  únicamente, les queda la responsabilidad en el ejercicio de una vigilancia “pseudo – policial”, y poco más.
            Con el contenido antes analizado, y el rol asignado a los padres, debemos preguntarnos si este “producto” está destinado realmente al público infantil o a sus padres. Y la respuesta se impone: a ambos. A los niños, como directos destinatarios. A los padres, por supuesto, quienes tras la lectura de la revista se pondrán en unos minutos “al día” en lo que respecta a las novedades en productos de ocio; que deberán adquirir, antes o después. No sea que, de no hacerlo, nuestros hijos sean los raros de la escuela.

 

¿Una revista éticamente neutra?.
Continuemos con el análisis.
En primer lugar, ya hemos visto que se trata de una revista destinada a un sector de los consumidores de hoy. Un estrato social de gran capacidad de gasto: el de los niños y jóvenes.
“Consumo, luego existo”, rezaba un viejo chiste de los años 70. El actual sistema parece ratificarlo. Y si se “educa” en el consumo desde la antaño denominada “tierna infancia”, mejor para todos.
Antes hemos visto que predominaban los contenidos “consumistas” en la revista, cuyo porcentaje alcanzaba en una primera apreciación un 36’5 %. Otros espacios podrían sumarse al anterior: las 9 páginas del Club, las 8 de “multiaventuras” y 1 de mascotas. Total: 54’5 %.
Por todo ello, el “consumismo”, y la mentalidad derivada del mismo,  constituyen la columna vertebral de esta publicación. No encontramos, apenas, más referencias a otros valores sociales o humanos. En lo que se refiere a valores trascendentes o religiosos, sólo se mencionan en una entrevista al cantante  Nek, en la que afirma que “habría que ser más temeroso de Dios”. Todo muy “light”: no sea se ofenda a padres “éticamente neutros”. Apenas algunas pinceladas sobre ecología, solidaridad, etc. Todo políticamente correcto, hueco y superficial.
Escaso bagaje para las futuras generaciones que, de seguir así, difícilmente serán lectoras de “El Mundo”, ni de ningún otro diario, claro está.
            En definitiva: una “guía” de urgencia para padres despistados que quieren ponerse “al día”, a cambio de un mayor o menor desembolso económico, según los propios presupuestos.

 

Hay alternativas.
            Los contenidos de esta revista, descritos anteriormente, sólo constituyen un indicio de la situación que se vive. Estamos inmersos en una sociedad industrializada, individualista y apoyada en los intercambios de todo tipo basados en el consumo. Es más, el “consumismo” se ha erigido como auténtica “pseudo-religión” de masas. En ese contexto, la revista no es una excepción.
Con el análisis anterior no pretendemos atribuir ocultas intenciones a nadie. Es más, también encontramos aspectos positivos que no podemos ocultar; así en la revista subyace una indudable, aunque tímida, voluntad “pedagógica” enfocada al desarrollo de algunos valores positivos en sí.
Ante ese panorama, en el que parece todo está mediatizado y dirigido, ¿no hay alternativas?
Desde la atomización y el puro individualismo, que caracteriza nuestra sociedad, no es posible resistir a la “ola” de los valores dominantes y el poder real. Pero desde la pertenencia a otros espacios humanos,  depositarios de intensos vínculos comunitarios y valores diferentes a los dominantes, es posible afrontar la existencia también a nivel familiar y educativo. Y, de hecho, existen experiencias pedagógicas y sociales, en muchos casos marginales, de carácter alternativo, impulsadas desde diversos ambientes en cuyo origen encontramos una confesión religiosa, una escuela filosófica, etc.
Dentro de nuestra tradición, es la Iglesia católica –“Maestra de humanidad”- la gran promotora, desde sus orígenes, de nuevos valores y espacios sociales, generando relaciones personales cuyos frutos son personas transformadas que experimentan y transmiten un especial gusto por la vida.
También hoy día, diversas realidades y movimientos de la Iglesia vienen generando agrupaciones alternativas que intentan afrontar la educación y la vida de la familia desde la vivencia de los valores evangélicos.
Esos espacios se concretan en nuevos colegios, asociaciones de padres, grupos de encuentro y apoyo, redes informales de intercambio de información, asociaciones de ocio y tiempo libre, pequeñas publicaciones, etc.
Pero profundizar en ello ya sería objeto de otro artículo.

 

Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, Nº 37, septiembre de 2000

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