Los orígenes de la Guerra Civil Española y Pío Moa.
Un libro sobre los orígenes de la Guerra Civil Española, que sitúa en octubre de 1.934, ha sido ignorado por los medios de comunicación y la historiografía dominante. Pese a ello, y en solo un año, ya se encuentra en las librerías su 5ª edición.
El historiador Pío Moa ha afirmado en una conferencia, organizada en Pamplona por el Ateneo Navarro y la asociación Auzolán de Iniciativas Culturales el pasado día 18 de mayo, que la llamada “revolución” de octubre de 1.934 fue el inicio de la Guerra Civil Española, desencadenada por un PSOE decantado por la vía insurreccional, al sovietizarse en sus objetivos y métodos. Es más, esa vía fue confirmada en los 20 meses posteriores, al ser excluidos del PSOE los mas moderados como Prieto y, sobre todo, Besteiro.
Esa es la tesis central de su libro “Los orígenes de la Guerra Civil Española” (Ediciones Encuentro, Madrid 1.999).
Gerald Brenan ya sostuvo una teoría encaminada en la misma dirección, aunque centrándose en los sucesos de Asturias. Moa considera, además, que los intentos insurreccionales, producidos también en esas mismas fechas, de Madrid y Barcelona revistieron mayor gravedad, aunque fracasaron pronto y en parte por azar. Las tesis de Moa también son novedosas al basarse en el estudio profundo de fuentes escritas, algunas inéditas, procedentes de los fondos documentales del propio PSOE y la UGT. En ese sentido, los documentos más relevantes son cuatro carpetas personales de Largo Caballero depositadas en la Fundación Pablo Iglesias de Madrid.
El autor insistió en que la Guerra Civil estaba planificada, siendo prueba de ello los propios documentos escritos del PSOE. Su investigación se trata, por lo tanto, de un estudio histórico documentado y que, lejos de provocaciones, persigue la objetividad de los hechos.
La documentación aportada en su libro es abrumadora, evidenciando que los dirigentes socialistas se decantaron de forma explícita por un golpe de mano “a lo Dollfuss”, tal como lo ejecutaron los nazis en Austria.
El conferenciante insistió mucho en la comparación de octubre del 34 con la “sanjurjada”. Así, mientras que octubre del 34 supuso 1.300 muertos y partió del principal partido de la izquierda, la “sanjurjada” supuso 10 muertos y fue una iniciativa aislada de un sector marginal de la derecha. Ello evidenciaría, a su juicio, una tremenda responsabilidad de dicho partido en el desencadenamiento de la guerra civil. Y más cuando el PSOE persistió, en los meses posteriores, en una línea de enfrentamiento civil que se materializó, por ejemplo, en la campaña de denuncia de los “crímenes” cometidos –supuestamente- por el Ejército en la represión posterior a “octubre”. Así, buscó la exacerbación en los ánimos y, con ello, un clima más propicio a la guerra civil.
El escritor recordó que dentro del PSOE también existían sectores contrarios a esa estrategia. Por el contrario, otras fuerzas políticas apoyaron la misma, caso de la Esquerra catalana. Y todo ello sin olvidar otras maniobras contra el sistema republicano, como las realizadas por el PNV en medios municipales en 1.934, y algunos otros intentos dirigidos contra la derecha por el mismísimo Azaña.
El historiador desautorizó, también, las teorías dominantes en la interpretación de la “revolución de octubre”.
No fue, a su juicio, un intento de frenar al fascismo. La Falange apenas tenía incidencia y luchaba por sobrevivir ante la agresión de las izquierdas, respondiendo con represalias cuando ya sumaba una larga lista de caídos.
La “revolución” no estuvo provocada por una situación económica desesperada de la clase obrera. Tampoco fue un intento de defender las “conquistas” alcanzadas en el bienio anterior.
La CEDA no se estaba “fascistizando”. La derecha fue calificada por el autor “más cobarde que moderada”, aguantando estoicamente la presión de las izquierdas.
En esta crisis, la principal fuerza política afectada fue el Partido Radical de Lerroux, único realmente republicano y centrista, colchón de una izquierda sovietizante y una derecha que, en parte, se radicalizó ante las agresiones de las izquierdas.
En este contexto no puede olvidarse el acoso sufrido por la Iglesia católica. Así, recordó el autor que, en diversos momentos de la República española, además de conventos, se quemaron bibliotecas y obras sociales de todo tipo iniciativa de la Iglesia, pues eran “la competencia” de las izquierdas.
Todo lo anterior, junto a otros factores como la enorme importancia del anarquismo ibérico, llevó a las derechas finalmente, en julio de 1.936, a la sublevación armada, en un intento a la desesperada por sobrevivir.
En base a todo ello, Pío Moa afirmó que, de tener algún sentido pedir perdón por errores pasados, también el PSOE debiera hacerlo. Por el contrario, no aflora la mínima autocrítica en ese partido.
También es interesante conocer que este autor procede de la extrema izquierda comunista, el PC(r), y que de una forma libre de prejuicios, aceptó los datos impuestos por la realidad por encima de ideas preconcebidas y las tendencias dominantes en la historiografía mayoritaria.
La respuesta, a sus documentadas tesis, ha sido el silencio, fundamentalmente, y algún que otro insulto (“ex terrorista reciclado en historiador”). Ha sido decepcionante, pues el autor buscaba un debate científico y razonable.
Una experiencia similar también se ha vivido en Pamplona, aunque en menor medida, a raíz de la conferencia.
Así, el periódico regional líder “Diario de Navarra” ha ignorado por completo la conferencia. Ya se podía imaginar, pues este periódico es partidario de la colaboración parlamentaria UPN – PSOE y una noticia así no parece ser “políticamente correcta”.
El otro periódico de ámbito navarro, “Diario de Noticias de Navarra”, le dedicó media página el día 19 de mayo con un titular provocador: “Un historiador afirma que el PSOE fue el responsable de la Guerra Civil”. Al mismo le acompañó un subtítulo también muy llamativo: “Moa dice en su libro que la intentó en 1.934 según un modelo nazi”. Hay que explicar que este segundo diario se encuentra actualmente en el ámbito de influencia del PNV, partido que intenta acreditar su carácter democrático en contraste con los demás.
Otra vez, la manipulación y los intereses políticos por encima del respeto a la verdad histórica.
Este historiador, fiel a la verdad encontrada, también tiene un estudio, que nadie ha querido publicar, sobre la tesis marxista del descenso de la tasa de ganancia, en el que demostraría que sus presupuestos de partida son contradictorios; lo que invalidaría la propia tesis, fundamental en el edificio teórico del marxismo.
De nuevo es utilizado el silencio como instrumento autoritario, para acallar la verdad, desde la izquierda y el pensamiento dominante.
El libro que ha originado este artículo ya está en el mercado desde hace un año. Su lectura y crítica positiva son recomendables, así como regalarlo y, para quiénes sea posible, presentarlo públicamente.
Una iniciativa así, fiel a la verdad, merece nuestro reconocimiento y apoyo.
Los orígenes de la Guerra Civil Española y Pío Moa.
El historiador Pío Moa ha afirmado en una conferencia, organizada en Pamplona por el Ateneo Navarro y la asociación Auzolán de Iniciativas Culturales el pasado día 18 de mayo, que la llamada “revolución” de octubre de 1.934 fue el inicio de la Guerra Civil Española, desencadenada por un PSOE decantado por la vía insurreccional, al sovietizarse en sus objetivos y métodos. Es más, esa vía fue confirmada en los 20 meses posteriores, al ser excluidos del PSOE los mas moderados como Prieto y, sobre todo, Besteiro.
Esa es la tesis central de su libro “Los orígenes de la Guerra Civil Española” (Ediciones Encuentro, Madrid 1.999).
Gerald Brenan ya sostuvo una teoría encaminada en la misma dirección, aunque centrándose en los sucesos de Asturias. Moa considera, además, que los intentos insurreccionales, producidos también en esas mismas fechas, de Madrid y Barcelona revistieron mayor gravedad, aunque fracasaron pronto y en parte por azar. Las tesis de Moa también son novedosas al basarse en el estudio profundo de fuentes escritas, algunas inéditas, procedentes de los fondos documentales del propio PSOE y la UGT. En ese sentido, los documentos más relevantes son cuatro carpetas personales de Largo Caballero depositadas en la Fundación Pablo Iglesias de Madrid.
El autor insistió en que la Guerra Civil estaba planificada, siendo prueba de ello los propios documentos escritos del PSOE. Su investigación se trata, por lo tanto, de un estudio histórico documentado y que, lejos de provocaciones, persigue la objetividad de los hechos.
La documentación aportada en su libro es abrumadora, evidenciando que los dirigentes socialistas se decantaron de forma explícita por un golpe de mano “a lo Dollfuss”, tal como lo ejecutaron los nazis en Austria.
El conferenciante insistió mucho en la comparación de octubre del 34 con la “sanjurjada”. Así, mientras que octubre del 34 supuso 1.300 muertos y partió del principal partido de la izquierda, la “sanjurjada” supuso 10 muertos y fue una iniciativa aislada de un sector marginal de la derecha. Ello evidenciaría, a su juicio, una tremenda responsabilidad de dicho partido en el desencadenamiento de la guerra civil. Y más cuando el PSOE persistió, en los meses posteriores, en una línea de enfrentamiento civil que se materializó, por ejemplo, en la campaña de denuncia de los “crímenes” cometidos –supuestamente- por el Ejército en la represión posterior a “octubre”. Así, buscó la exacerbación en los ánimos y, con ello, un clima más propicio a la guerra civil.
El escritor recordó que dentro del PSOE también existían sectores contrarios a esa estrategia. Por el contrario, otras fuerzas políticas apoyaron la misma, caso de la Esquerra catalana. Y todo ello sin olvidar otras maniobras contra el sistema republicano, como las realizadas por el PNV en medios municipales en 1.934, y algunos otros intentos dirigidos contra la derecha por el mismísimo Azaña.
El historiador desautorizó, también, las teorías dominantes en la interpretación de la “revolución de octubre”.
No fue, a su juicio, un intento de frenar al fascismo. La Falange apenas tenía incidencia y luchaba por sobrevivir ante la agresión de las izquierdas, respondiendo con represalias cuando ya sumaba una larga lista de caídos.
La “revolución” no estuvo provocada por una situación económica desesperada de la clase obrera. Tampoco fue un intento de defender las “conquistas” alcanzadas en el bienio anterior.
La CEDA no se estaba “fascistizando”. La derecha fue calificada por el autor “más cobarde que moderada”, aguantando estoicamente la presión de las izquierdas.
En esta crisis, la principal fuerza política afectada fue el Partido Radical de Lerroux, único realmente republicano y centrista, colchón de una izquierda sovietizante y una derecha que, en parte, se radicalizó ante las agresiones de las izquierdas.
En este contexto no puede olvidarse el acoso sufrido por la Iglesia católica. Así, recordó el autor que, en diversos momentos de la República española, además de conventos, se quemaron bibliotecas y obras sociales de todo tipo iniciativa de la Iglesia, pues eran “la competencia” de las izquierdas.
Todo lo anterior, junto a otros factores como la enorme importancia del anarquismo ibérico, llevó a las derechas finalmente, en julio de 1.936, a la sublevación armada, en un intento a la desesperada por sobrevivir.
En base a todo ello, Pío Moa afirmó que, de tener algún sentido pedir perdón por errores pasados, también el PSOE debiera hacerlo. Por el contrario, no aflora la mínima autocrítica en ese partido.
Fidelidad a la verdad encontrada.
También es interesante conocer que este autor procede de la extrema izquierda comunista, el PC(r), y que de una forma libre de prejuicios, aceptó los datos impuestos por la realidad por encima de ideas preconcebidas y las tendencias dominantes en la historiografía mayoritaria.
La respuesta, a sus documentadas tesis, ha sido el silencio, fundamentalmente, y algún que otro insulto (“ex terrorista reciclado en historiador”). Ha sido decepcionante, pues el autor buscaba un debate científico y razonable.
Una experiencia similar también se ha vivido en Pamplona, aunque en menor medida, a raíz de la conferencia.
Así, el periódico regional líder “Diario de Navarra” ha ignorado por completo la conferencia. Ya se podía imaginar, pues este periódico es partidario de la colaboración parlamentaria UPN – PSOE y una noticia así no parece ser “políticamente correcta”.
El otro periódico de ámbito navarro, “Diario de Noticias de Navarra”, le dedicó media página el día 19 de mayo con un titular provocador: “Un historiador afirma que el PSOE fue el responsable de la Guerra Civil”. Al mismo le acompañó un subtítulo también muy llamativo: “Moa dice en su libro que la intentó en 1.934 según un modelo nazi”. Hay que explicar que este segundo diario se encuentra actualmente en el ámbito de influencia del PNV, partido que intenta acreditar su carácter democrático en contraste con los demás.
Otra vez, la manipulación y los intereses políticos por encima del respeto a la verdad histórica.
Este historiador, fiel a la verdad encontrada, también tiene un estudio, que nadie ha querido publicar, sobre la tesis marxista del descenso de la tasa de ganancia, en el que demostraría que sus presupuestos de partida son contradictorios; lo que invalidaría la propia tesis, fundamental en el edificio teórico del marxismo.
De nuevo es utilizado el silencio como instrumento autoritario, para acallar la verdad, desde la izquierda y el pensamiento dominante.
El libro que ha originado este artículo ya está en el mercado desde hace un año. Su lectura y crítica positiva son recomendables, así como regalarlo y, para quiénes sea posible, presentarlo públicamente.
Una iniciativa así, fiel a la verdad, merece nuestro reconocimiento y apoyo.
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