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Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

SINN FÉIN: UN SIGLO DE HISTORIA IRLANDESA*

Con casi 100 años de historia, el Sinn Féin (traducido del gaélico como «Nosotros solos» o «Nosotros mismos») ha sido protagonista y guardián de las esencias republicanas irlandesas; ya en primera línea o sobreviviendo precariamente. Su existencia recorre la apasionante historia de la isla a lo largo de un siglo, el XX, que vio nacer a un Estado irlandés y padeció dos décadas de violencia sectaria en los seis condados todavía en órbita británica. Inicialmente pudo considerarse como un grupo nacionalista más. Llegó a alcanzar un papel decisivo en la independencia de Irlanda, hasta el punto de confundirse con la «nación en marcha» y el incipiente Estado irlandés. Derrotados en la guerra civil subsiguiente a la independencia -al ser partidarios de continuar la lucha contra Gran Bretaña para unificar la isla al igual que su hermano mayor, el IRA- durante varias décadas no pasó de ser un pequeño grupo envejecido sin relevancia alguna, tanto en el norte como en el sur. Mientras tanto, su brazo armado (más ajustado a la realidad sería afirmar que el Sinn Féin era el brazo político del IRA) protagonizó varios intentos frustrados contra la presencia británica.

En ese contexto, se arrogó la pureza republicana, que sería sustancialmente distinta de un simple nacionalismo irlandés, pues el segundo había aceptado la partición de la isla traicionando, así, las históricas aspiraciones irlandesas. Esta actitud le llevó a adoptar un doble criterio estratégico, vigente hasta mediados de la octava década del siglo XX en que Gerry Adams, Martin McGuinness, Danny Morrison, Pat Doherty y unos pocos más, iniciaron un lento y tortuoso camino revisionista: el absentismo institucional, que les arrastraba a no presentarse a los comicios legislativos ni en el norte ni en el sur de la isla; y el apoyo a la lucha armada, como única vía factible, a su juicio, para derrotar a los británicos.

Gerry Adams y sus estrechos colaboradores cambiaron de visión, muy lentamente, con la voluntad de evitar una escisión relevante en el seno del movimiento republicano, y con el objetivo de situar a la acción política por encima de la dirección «militar» del IRA. Y todo ello a la par que intentaban avanzar sustancialmente en un proceso de autodeterminación que, a su juicio, debería desembocar en un único Estado irlandés en el curso de unas décadas.

Rompieron, para ello, diversos mitos republicanos: además de los dos ya mencionados, tuvieron que asimilar que la población protestante del norte, unionistas irreductibles, debería encontrar acomodo en una nueva Irlanda; pues en caso contrario Gran Bretaña nunca cedería de sus posiciones. Otro movimiento inteligente fue trasladar el liderazgo del Sinn Féin de Dublín a Irlanda del Norte, donde realmente se decidía el futuro.

El diálogo que, primero clandestinamente y después de manera casi pública, se desarrolló con miras a un acuerdo de paz, originario del actual proceso, debía plantearse en varios niveles: entre republicanos y nacionalistas; entre los republicanos y el gobierno irlandés del sur; entre los gobiernos británico e irlandés; entre republicanos y británicos, y, por último, entre republicanos y protestantes. No era asunto sencillo ensamblar todo ello.

El Sinn Féin, con una organización terrorista detrás, nunca fue un partido convencional; es más, hasta las dos últimas décadas de su historia apenas jugó un papel relevante en el conjunto de un movimiento republicano férreamente controlado por los hombres del IRA. Además, todos los hombres prominentes del Sinn Féin, que hemos mencionado, ocuparon puestos de la máxima relevancia en el mismísimo liderazgo del IRA. Esta circunstancia supuso que, todavía recientemente, el Sinn Féin jugara con cartas marcadas. En definitiva, debemos preguntarnos: ¿se aprovechó el Sinn Féin de la existencia del IRA para obtener el máximo de ventajas y concesiones que, de no existir tal, no habrían aspirado alcanzar? Es el criterio de muchos expertos que consideran que el Sinn Féin y el IRA han sido factores de distorsión y chantaje permanentes en los diversos foros políticos y de paz. La perspectiva que proporciona Brian Feeney es distinta: la evolución se realizó a pesar del IRA, modificando lenta e inteligentemente los parámetros mentales, orgánicos y estatutarios del conjunto del republicanismo.

El resultado salta a la vista: el Sinn Féin ha alcanzado, en Irlanda del Norte, el mayor respaldo electoral de su historia, superando al tradicionalmente mayoritario partido católico SDLP. El IRA se encuentra en estado latente, acaso moribundo. Y en Irlanda del Sur, vuelve a contar como fuerza política claramente ascendente.

No obstante, alguna crítica podemos efectuar a la compleja y pormenorizada crónica que nos ofrece Brian Feeney: periodista, historiador y miembro relevante de la formación nacionalista moderada SDLP, histórico competidor del Sin Féin.

En primer lugar, obvia determinados sucesos históricos que, sin duda, serán muy conocidos por los irlandeses, pero que el lector español puede no dominar. En segundo lugar, y más que una mera cuestión formal o metodológica, apenas entra en la génesis y evolución de la terrorífica huelga de hambre que llevó a la muerte de Bobby Sands y 10 presos más del IRA y del INLA en el año 1981. Así, el experto español Rogelio Alonso, en sus libros sobre el IRA y la historia de Irlanda del Norte, se manifiesta particularmente crítico con el papel jugado por el liderazgo, del conjunto del movimiento republicano en la misma, que arrastró a la muerte y desesperación no sólo de los 11 muertos. Una laguna que, en el conjunto del balance positivo que nos presenta el autor de la evolución del Sinn Féin, no debiera haber pasado tan desapercibida; pues desde nuestra perspectiva los aspectos éticos y morales deben predominar sobre los puramente tácticos y estratégicos, que son los contemplados fundamentalmente en este libro.

En todo caso, se trata de un texto magnífico y recomendable que todo interesado en la historia de Irlanda debiera conocer. Pues, por el mismo, desfilan Arthur Griffith (fundador del republicanismo), Eamon de Valera, Michael Collins, Bernadette Devlin, Lloyd George, Margaret Tatcher, John Hume, Tony Blair… E igualmente recomendable para todos los interesados en terrorismo, procesos de paz, diálogos y negociaciones; en unos tiempos en los que tan ligeramente se habla de todo ello en España, especialmente desde el anuncio de tregua por parte de ETA el día 22 de marzo de 2006.

* Brian Feeney. Edhasa, Barcelona, 570 páginas, 2005.

Altar Mayor, Nº. 108, julio-agosto de 2006.

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