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Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

Evo Morales… ¡falangista!

¿Qué pretenden Evo Morales y su indigenista Movimiento Al Socialismo? Algunas claves para entender la compleja situación de la Bolivia actual.

 

                Partiremos de una anécdota que no despeja los interrogantes actuales, pero que ilustra lo confuso del panorama boliviano. El denominado «Estatuto orgánico o carta fundacional» del Movimiento Al Socialismo (MAS), la formación liderada por Evo Morales y que ha ganado las últimas elecciones, establece en su artículo 87: «Se reconoce la presidencia vitalicia del jefe fundador al Compañero David Añez Pedraza a quien la Dirección Nacional recurrirá cuando sea necesario. Este es un cargo designado honorífico». Así se aprobó en la localidad de Oruro el 15 de diciembre de 2003. Pero, ¿quién es David Añez Pedraza?
                Nos lo aclara el que fuera Secretario Ejecutivo de la Confederación Universitaria Boliviana, Mario Ronald Duran Chuquimia, en su artículo Bolivia: 514 años de noche oscura: «Oscar Unzaga de la Vega, político boliviano, influenciado por la ideología fascista muy en boga en la década de los 30’s en el siglo pasado, fundó Falange Socialista Boliviana (FSB), opositor a bala y revolución al régimen del joven Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), falleció en circunstancias extrañas. Uno de sus herederos políticos, David Añez Pedraza, obsequió al Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP) de Evo Morales, la personería jurídica, el nombre del partido y la sigla Movimiento al Socialismo Unzaguista (MAS-U) y los colores del partido: azul, blanco y negro para que éstos pudiesen participar en las elecciones generales». Sorprendente, aunque, en realidad, irrelevante.
                Pero, realmente, ¿qué propugnan el MAS y Evo Morales?
                De su documento «Nuestros principios ideológicos» procede este jugoso párrafo: «Nuestra cultura andina y amazónica es fundamentalmente simbiótica y de total equilibrio con la naturaleza. Para nuestras raíces culturales el hombre no es el señor, ni el gerente ni el amo del planeta tierra. Somos parte del todo, somos colaboradores conscientes, somos seres que ayudamos a parir la TIERRA, somos comunarios que ayudamos a criar la vida.
Para nosotros el planeta tierra tiene vida. Es inteligente y autorregulado. A este principio nuestros antepasados le han denominado Pachamama, es decir madre tierra y a ella, a la madre tierra no podemos violarla a titulo de dominarla no podemos venderla ni comprarla porque somos parte de ella y en ella criamos la vida, Pachamama quiere decir que el ser humano con y para la tierra y es lo contrario de la cultura occidental que viven de la tierra y sobre la tierra. Para nuestra cultura la tierra es vida y por eso le rendimos nuestro tributo. Le agradecemos a la Pachamama porque es el espacio habitado por los hombres. Es nuestra protectora y cuidadora por excelencia. Es una madre que ampara a sus hijos y que les da los alimentos que necesitan para vivir.
Este principio simbiótico del concepto Pachamama de vivir con y para la tierra, es también el principio del equilibrio con la naturaleza, que es el único camino que nos queda para preservar la vida en el planeta. De lo contrario los principios o paradigmas de la sociedad occidental continuará destruyendo la vida en el planeta tierra». Vamos, la posmoderna y sincrética «Hipótesis Gaia» de nuestros decadentes seguidores de la New Age en versión indigenista. De ahí extraen, no obstante, unas cuantas directrices políticas: ruptura con un pasado cincelado por la colonización española y el régimen constitucional criollo; rechazo del modelo de desarrollo occidental; adhesión a los movimientos antiglobalización; simpatía por todos los «pueblos y naciones oprimidas»; propuesta de un modelo comunitario que supere al capitalismo y al socialismo fracasados...
De hecho, los dos grandes objetivos de la movilización indígena –más bien, indigenista radical- que hizo tambalear los pilares del Estado boliviano, meses atrás, fueron dos: la nacionalización de los hidrocarburos y una Asamblea Constituyente.
                Con el triunfo electoral de Evo Morales, el segundo objetivo (lógica consecuencia con las rupturas cultural y política propuestas por el indigenismo) parece olvidado. Por lo que respecta a la nacionalización de las materias primas, Evo Morales ya no parece tener tanta prisa, matizando y calculando constantemente sus propuestas. Por ello, algunos le acusan de traicionar a los pueblos indígenas y de desviarlos por medio del MAS hacia los intereses de las oligarquías nacionales y los intereses extranjeros. Es el caso de Alejo Veliz Lazo, primer secretario general de la poderosa Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).
                La plena participación de todo el pueblo de Bolivia en la gestión pública es legítima; al igual que la implantación progresiva de una justicia social que pase por una redistribución de la riqueza nacional. Justas y necesarias.
                Pero los riesgos están ahí: su instrumentalización por «los de siempre», un posible alineamiento con la locomotora Castro-Chavez-Lula que pretende tirar de los vagones de los países hispanos con otros gobiernos de izquierda: Uruguay, Chile, acaso Argentina…
                Una compleja encrucijada ante la que se sitúa Bolivia: entre el realismo político, los prejuicios de una ideología indigenista exacerbada que renuncia al pasado cristiano, y diversas resistencias a la modernización.

 

 

Páginas Digital, 27 de febrero de 2006

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