Skin-heads y nihilismo contemporáneo.
Ya en su cuarta edición, el libro Diario de un skin (Temas de Hoy, enero 2003) es la crónica de un reportero infiltrado en el movimiento skin-head. Ahí desvela sus complejas relaciones con el neonazismo, pero también las existentes con radicales islamistas y corrientes esotéricas; así como el influjo en el mismo de algunos autores, caso del chileno Miguel Serrano, especialista en los precursores ocultistas del nazismo (la Sociedad de Thule).
Las numerosas entrevistas realizadas al autor, especialmente por radio, han transmitido, entre otras, la idea de que se trata de un movimiento infiltrado por maquiavélicos neonazis. Pero ¿hay algo más?
Identificados por su aspecto (cazadoras bombers, pelo rapado, tirantes, camisas sin cuello, botas con puntas de acero...), nacen en los barrios obreros ingleses a finales de los sesenta. Sus raíces remontan a los mods, el punk, los rude boys, las músicas ska y oi!, los hooligans, etc. En España aparecen hace dos décadas, gestando un mundo casi clandestino de bares, bandas musicales, fanzines y vínculos internacionales; acompañado de una gran ingesta de cerveza y gravísimos incidentes violentos.
Los skins neonazis, muy presentes en determinadas peñas futbolísticas ultras, se agrupan en bandas generalmente asociadas a entidades skins de ámbito plurinacional: Blood and Honour y HammerSkins International. También son numerosos los skins anarquistas y comunistas, implicados en el movimiento “okupa” y con conexiones internacionales: SHARP (Skin Heads Against the Racial Prejudice) y RASH (Red and Anarchist Skinheads).
Y no faltan las mujeres, aunque en escaso número: las skingirls.
Docenas de webs informan, en internet, de los diversos grupos, las actuaciones de las bandas Rock Against Communism, objetos en venta, idearios...
Unos y otros odian a la Iglesia. Para los neonazis es una institución filojudía, origen de los males del mundo blanco. Para los izquierdistas, es enemiga de toda libertad.
El movimiento skin-head, creemos, es otra expresión más del nihilismo contemporáneo; ejercicio de una autoderminación personal llevada hasta el límite que rompe con toda tradición –especialmente con la familia y la Iglesia- y que se separa de los cauces del comportamiento social mayoritario.
¿Cuál es el atractivo del movimiento skin-head entre algunos jóvenes? Junto a su voluntad prometeica, descubrimos una estética que reafirma su identidad, ideales en los que apoyarse, compañeros con los que combatir la rutina y un mundo hostil...
Frente a la violencia y la rabia skin-head, habrá que ofrecer ideales auténticos, hechos vida por personas concretas, más allá de recetas políticamente correctas que no satisfacen.
Habábamos antes de compañerismo, sentido vital, ideales… ¿Acaso el acontecimiento cristiano no puede ofrecer todo ello, multiplicado por cien, mostrando su verdadero rostro al hombre?
Alfa y Omega, Nº 344, 6/03/03, página 29
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