Audiencia del Arzobispo de Zaragoza al Consejo de Redacción de Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica.
La vida de Foro Arbil sólo se explica por su voluntad de pertenencia e identidad cristianas. Una entrevista con el arzobispo de Zaragoza confirma el camino seguido.
Nuestro interés en la entrevista radicaba en dos claras razones. En primer lugar, dar a conocer, al pastor de la iglesia aragonesa, la realidad de una publicación que, mensualmente, salta a intenet desde la ciudad de Zaragoza en la que, además, reside su Consejo de Redacción y algunos de sus colaboradores habituales. En segundo lugar, comunicarle nuestra disponibilidad, como católicos zaragozanos, a las indicaciones que quiera hacernos.
A tal fin, se le hizo entrega de un breve “dossier” informativo de Foro Arbil, así como una de las tarjetas informáticas editadas con motivo de la celebración del número 50 de la publicación, hecho acaecido en el último octubre.
Nuestro arzobispo mostró un gran interés por las nuevas tecnologías, recordando la importancia que el propio Juan Pablo II otorga al medio. Por otra parte, nos sugirió la posible colaboración de determinadas personas especializadas en diversos temas, en la publicación; orientaciones que agradecemos filialmente.
También debemos agradecer los buenos oficios de D. Ignacio Zamboray, Delegado Diocesano de Medios de Comunicación, quien nos gestionó la entrevista, que habíamos solicitado previamente, buscando un hueco en su apretadísima agenda.
Su acogida, así como la de la Jefe de Prensa Dª. Carmen Fernández Olivencia, ha sido magnífica.
Como resumen de las características que adornan nuestra revista digital, afirmábamos, en la larga editorial del antes citado número 50, que la amistad es la base de nuestro trabajo: prolongándose en el tiempo, a través de los años, y tejiendo una rica trama de circunstancias personales de forma inesperada.
La publicación, considerábamos en su día, está íntimamente vinculada a la salud de nuestra asociación. Su futuro, por ello, pasa necesariamente por el de Foro Arbil que, recordemos, nació con vocación de servicio, ánimo evangelizador, y voluntad de continuidad. Por ello estamos abiertos a las nuevas realidades que el mundo nos presenta cada día, guiados por nuestros pastores.
En tres precisos términos resumíamos el trabajo de “Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica”: caridad, amistad, calidad. Estas palabras tienen su perfecta acogida en este lugar concreto en el que cada amigo de Arbil está integrado de un modo particular: la Iglesia católica.
Agradecidos por todo lo que hemos encontrado en este camino, afirmábamos en aquel número, queremos corresponder, modestamente, con este instrumento de servicio a la misma Iglesia, esperando su calor y su orientación. Por ello, la respuesta que Monseñor Antonio María Rouco Varela devolvió a la felicitación que, en nombre de todo el Foro, le hizo llegar nuestro presidente con motivo de su reelección como presidente de la Conferencia Episcopal española, junto a la cordial acogida que nos ha dispensando nuestro arzobispo, son un estímulo y un revulsivo en nuestro trabajo.
Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, Nº 57, mayo de 2002.
El pasado martes 7 de mayo de 2002, el Sr. arzobispo de Zaragoza, D. Elías Yanes Álvarez, recibió en audiencia a dos representantes del Consejo de Redacción de esta publicación digital.
Nuestro interés en la entrevista radicaba en dos claras razones. En primer lugar, dar a conocer, al pastor de la iglesia aragonesa, la realidad de una publicación que, mensualmente, salta a intenet desde la ciudad de Zaragoza en la que, además, reside su Consejo de Redacción y algunos de sus colaboradores habituales. En segundo lugar, comunicarle nuestra disponibilidad, como católicos zaragozanos, a las indicaciones que quiera hacernos.
A tal fin, se le hizo entrega de un breve “dossier” informativo de Foro Arbil, así como una de las tarjetas informáticas editadas con motivo de la celebración del número 50 de la publicación, hecho acaecido en el último octubre.
Nuestro arzobispo mostró un gran interés por las nuevas tecnologías, recordando la importancia que el propio Juan Pablo II otorga al medio. Por otra parte, nos sugirió la posible colaboración de determinadas personas especializadas en diversos temas, en la publicación; orientaciones que agradecemos filialmente.
También debemos agradecer los buenos oficios de D. Ignacio Zamboray, Delegado Diocesano de Medios de Comunicación, quien nos gestionó la entrevista, que habíamos solicitado previamente, buscando un hueco en su apretadísima agenda.
Su acogida, así como la de la Jefe de Prensa Dª. Carmen Fernández Olivencia, ha sido magnífica.
Como resumen de las características que adornan nuestra revista digital, afirmábamos, en la larga editorial del antes citado número 50, que la amistad es la base de nuestro trabajo: prolongándose en el tiempo, a través de los años, y tejiendo una rica trama de circunstancias personales de forma inesperada.
La publicación, considerábamos en su día, está íntimamente vinculada a la salud de nuestra asociación. Su futuro, por ello, pasa necesariamente por el de Foro Arbil que, recordemos, nació con vocación de servicio, ánimo evangelizador, y voluntad de continuidad. Por ello estamos abiertos a las nuevas realidades que el mundo nos presenta cada día, guiados por nuestros pastores.
En tres precisos términos resumíamos el trabajo de “Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica”: caridad, amistad, calidad. Estas palabras tienen su perfecta acogida en este lugar concreto en el que cada amigo de Arbil está integrado de un modo particular: la Iglesia católica.
Agradecidos por todo lo que hemos encontrado en este camino, afirmábamos en aquel número, queremos corresponder, modestamente, con este instrumento de servicio a la misma Iglesia, esperando su calor y su orientación. Por ello, la respuesta que Monseñor Antonio María Rouco Varela devolvió a la felicitación que, en nombre de todo el Foro, le hizo llegar nuestro presidente con motivo de su reelección como presidente de la Conferencia Episcopal española, junto a la cordial acogida que nos ha dispensando nuestro arzobispo, son un estímulo y un revulsivo en nuestro trabajo.
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