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Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

Cómo ser de derechas y no morir en el intento.

Cómo ser de derechas y no morir en el intento.

Fragmentación; voluntarismo; falta de constancia; individualismo; predominio de la crítica destructiva sobre la propuesta; la acción antes que la reflexión; pasotismo y resignación por encima de la militancia; constatación de que ningún partido político, entre los parlamentarios, asume netamente nuestros valores consustanciales... Hablamos de nuestra derecha. Una mirada personal al tema.

 

Otra actividad de Fundación Leyre.

 

El pasado 13 de junio de 2006 se celebró, en los locales de la Fundación Leyre de Pamplona (http://www.fundacionleyre.com), una nueva sesión de los “Talleres de realidad”. Presentada por D. José Basaburua (Licenciado en Derecho y coautor del libro “La tregua de ETA: mentiras, tópicos, esperanzas y propuestas”), se analizaron diversas expresiones y perspectivas de la llamada “derecha” social y política bajo el título, algo provocador y desenfadado de “Cómo ser de derechas y no morir en el intento”.

 

A continuación reproducimos las líneas generales de su intervención.

 

Intervención.

 

El título está tomado -con la amable autorización de su administrador- de una web homónima (http://prevostmazp.blogspot.com/) que se presenta de la siguiente manera:

 

“Sal ya del armario, di que eres de derechas”. Ése ha sido hasta ahora, y será, el lema de esta bitácora. Hayas salido o no del dichoso armario, bienvenido a este blog. Es diario, personal de IV ciudadanos de derechas, liberales, y más que nada, enemigos de los liberticidas. Hay noticias, fotos, pero sobre todo humor, fundamental para sobrellevar el día a día”. 

 

De derechas, ¿todavía?

 

De la lectura del párrafo anterior, verdadero programa y termómetro mental de todo un sector social español, se deduce una primera conclusión: para tal ámbito humano, que precisa fuertes “agarraderos” vitales y un ejercicio explícito de voluntad al objeto de mantener la propia identidad, la realidad es, por definición, hostil. Y ello es así pues partimos de una constatación: nuestra sociedad no es de derechas.

 

Lo “políticamente correcto” se ha impuesto en TODOS los ámbitos de la vida, con diversas proyecciones en las dimensiones de la afectividad, la religiosidad, la ética civil, el disfrute del ocio, la participación política, la historiografía, la concepción de la Ciencia… En definitiva, una auténtica y completa cosmovisión construida desde una calculada e impuesta artificialmente “escala de antivalores”.

 

La derecha marcha por las sendas actuales, por tanto, contra corriente. Y se siente en inferioridad de condiciones, acomplejada y a la defensiva. En resumen: somos una minoría marginada, criticada y vigilada.

 

Volvamos a la web con la que iniciábamos estas sencillas reflexiones. En ella se proporcionan las direcciones electrónicas de decenas de blogs y enlaces de interés; la mayoría de ellos bitácoras gestionadas por uno o unos pocos entusiastas y muchas de ellas agrupadas en algunas “redes” internautas, denominadas: “movimiento anti ZP”, “red liberal”, “red popular”, “red catalana”, “blogs pro Rajoy”…

 

Al igual que la mencionada, algunas tienen títulos memorables: Monclovitas; Los brother del Zapatazo; Liberalismo a tutiplén; Es la Libertad de Expresión, idiotas; No hay ZP que 100 años dure; Soy de Derechas ¿Algún problema?; El desgobierno de ZP; Amor, Patria y Libertad; Alianza de Mamones; Opiniones de un extraño; Anti ZetaPé; Políticamente incorrecto; Crónicas del Gulag; El país de las mentiras; Nunca caminaremos solos; ZaPatiesta; Pelayo rey el conquistador; País de zánganos; Latigazos Liberales; Archipiélago liberal; Despertaferro; Crónicas de un bobo solemne; Bitácora de Zeporro; Una máquina de Coca-Cola en el Reichstag; Liberales Irredentos… Sin duda, la nuestra, la de la derecha, es tal y como se titula otra de ellas, una “Dura historia”... pero con sentido del humor. Que no es poco.

 

Primer aspecto positivo a resaltar: existe vida en la derecha, por tanto. Al menos en internet. La “red de redes” es un medio en el que los de derechas nos movemos como pez en agua. Somos, casi, los amos. En sentido metafórico, evidentemente. Pero esta amplia y plural realidad contrasta con otros ámbitos de la presencia social de la derecha anónima y superdiscreta, ¿por qué? Por reunir este medio, pensamos, unas características que permiten el despliegue de algunas de las notas definitorias -para bien y para mal- de nuestra derecha política y social: anonimato, empleo de pocos medios, notables posibilidades de difusión, caracterizarse como un instrumento de contacto pese a la dispersión geográfica, su inmediatez, el ejercicio de una libertad de expresión sin restricciones… Resumamos: un medio que permite el desarrollo de una extraordinaria combinación de activismo, entusiasmo y… semiclandestinidad.

 

Pero, ¿cómo podemos caracterizar, ya, a la misma derecha? Con buena parte de las siguientes notas: fragmentación; voluntarismo; falta de constancia; individualismo; predominio de la crítica destructiva sobre la propuesta; preferencia de la acción sobre la reflexión; importantes vetas de pasotismo y resignación por encima de las de una militancia responsable; constatación de que ningún partido político, entre los parlamentarios, asume netamente los valores consustanciales de la derecha…

 

Apuntes para una definición del ser y estar de la derecha social y política.

 

1.- Ante las dificultades existentes para la definición de lo que significa –hoy- la “derecha”, hay que partir de su realidad marcada por una nota evidente: su pluralismo, sin que consideremos pertinente entrar en discusiones puristas y legitimadoras de la “marca”. Son muy diversas las sensibilidades que la integran: la tradicionalista, la populista, la nacional, la conservadora, la democristiana, la liberal. No existe, pues, una única derecha; y sí una derecha plural, diversas maneras de vivir y entender la derecha. Diversas familias doctrinales, por tanto.

 

2.- ¿Dónde situar los límites naturales, mentales y doctrinarios de lo admisible en ese amplio espectro? Podemos establecer los siguientes: el totalitarismo, por un extremo, la socialdemocracia y el liberalismo progresista (en cuyo seno anidan peligrosas semillas de los otros totalitarismos), por el opuesto.

 

3.- Una precisión: no es lo mismo “derecha sociológica” que “derecha política”; de hecho no coinciden exactamente. La primera se puede, incluso, cuantificar, pues integra la mayor parte de la vida asociativa de la Iglesia, de los movimientos en defensa de la vida, la familia, la libertad de enseñanza… Se la puede reconocer en numerosas obras sociales (colegios, cooperativas, centros deportivos, iniciativas empresariales y cooperativismo…). Pero esa heterogénea realidad social ¿se corresponde por completo con algún partido político concreto? Evidentemente, no. Una expresión palpitante de esa falta de correspondencia es la polémica existente hoy día –de manera más o menos soterrada- acerca de la necesidad o no de un partido netamente conservador diferenciado del Partido Popular.

 

4.- “Ésta es la derecha”, se ha afirmado durante siglos; lo que venía a significar que una acción humana es ajustada a la realidad, algo adecuado, que corresponde a la naturaleza de las cosas. Y, ya situemos los orígenes históricos de la derecha en la bancada monárquica de la Cámara francesa o en la Reforma católica, existe un núcleo común a todas las derechas: una política y vivencia de VALORES (familia, valoración de la libertad personal, social y económica) apoyada en una concepción SACRA de la vida y el mundo; el pleno desarrollo del principio “más sociedad, menos Estado”; una valoración positiva de la propia tradición; cierto pesimismo antropológico/realismo; una concepción contrarrevolucionaria; la defensa y promoción de la unidad nacional.

 

5.- Para ser de derechas, ¿hay que ser católico? O, dándole la vuelta a la pregunta, ¿ser católico equivale a ser de derechas? En ambos casos no. Existen derechistas agnósticos, paganos, católicos por concepción filosófica o estética, protestantes; y encontramos católicos en el PSOE, IU, los nacionalismos… Pero estamos en España. Y España es inconcebible sin la tradición católica que la hizo; de modo que, también mirando al futuro, tal tradición debe ser contemplada y asumida de manera creativa, consciente y positiva.

 

6.- Vienen desarrollándose, en los últimos años en España pero también en otros entornos nacionales, nuevas formulaciones políticas, tanto doctrinal como organizativas (“movimientos transversales”, “política de los valores”), en las que, pese a no reclamarse derechistas, podemos sentirnos muy cómodos en ellas. Una realidad que no puede olvidarse y que, al contrario, debemos conocer con el objetivo de buscar una confluencia sectorial o política expresas.

 

7.- La cosmovisión derechista implican un ser y un estilo. Ser: que concretamos en una ética personal y social. Estilo: una presencia coherente en el mundo que puede estar acompañada de una estética. ¿Cómo unificar ambas dimensiones? Por medio de las virtudes de la honradez y patriotismo; dos virtudes “pasadas de moda” y que nos exponen a que nos den “tortas” por todos los lados y se nos asegure, por activa y por pasiva, que “estamos en la luna”. Pues no. Estamos en la tierra y con los pies en el suelo. Y muy en el suelo. Es más. Si algo es la derecha es REALISTA; no en el significado de “monárquico” (soy de derechas y republicano, ¿pasa algo?), sino en el de presentar un buen ajuste a la realidad y la naturaleza de la persona, la sociedad y el mundo. La derecha no es utópica. Bastantes utopías han masacrado a la humanidad, especialmente a lo largo del siglo XX, con el concurso y entusiasmo de las izquierdas.

 

8.- Si estamos en un escenario que no es exactamente el nuestro, si debemos actuar a la defensiva, ¿existen recetas mágicas que nos permitan transitar con facilidad por el mismo? No. Además, ese tránsito, no olvidemos la valoración positiva de lo difícil y lo heroico por la derecha, no debe eludirse. Pero existen algunas fórmulas que ayudan; verdaderas propuestas para una resistencia efectiva y humana: apoyarse en una compañía (asociación activa); cuidar la formación (especialmente, la lectura); práctica de un ocio creativo y militante; el recurso a Internet (que jamás debe degenerar en un fin en sí mismo); una militancia política; un empleo consciente y permanente del lenguaje como gimnasia mental y frente de batalla; una vivencia religiosa/ética que sustente toda la vida, incluida la militancia política.

 

9.- Una serie de interrogantes atraviesan nuestros ambientes: el Partido Popular, ¿defiende la identidad católica y al segmento de electorado derechista?; ¿es un partido con incidencia social o una mera oficina electoral?; ¿existe alternativa al “voto útil”?;  ¿es el Partido Popular/Unión del Pueblo Navarro la “casa común” de la “derecha plural”? O, dándole la vuelta, el movimiento social derechista, ¿sabe hacerse valer ante el PP y los poderes públicos? A este conjunto de preguntas se han dado, básicamente, tres respuestas. Veámoslas brevemente.

1. No existe otra alternativa realista: pese a sus evidentes defectos, el PP es la casa común en la que los católicos sociales pueden sentirse más o menos representados. Además, sus políticas permiten el desarrollo de espacios de libertad que, desde otras opciones políticas, se niegan a la mismísima sociedad de la que formamos parte de una manera particularmente activa.

2.- No. Entrar en el Partido Popular es la manera de neutralizar los impulsos militantes y las sinergias de la derecha. En consecuencia, habría que trabajar fuera de PP/UPN, en el seno de unos crecientes movimientos sociales, y esperar mejores tiempos para la acción política expresa.

3.- No, pero en lugar de esperar hay que tomar la iniciativa y organizar, ya, un partido político claramente de derechas que agrupe a todas las sensibilidades derechistas que ya no se reconocen en PP/UPN.

Por nuestra parte, consideramos que, en las actuales circunstancias históricas y ante las tentaciones de disolución de nuestra identidad o de la formación de un partido netamente derechista, el Partido Popular/Unión del Pueblo Navarro son “casa común” de la “derecha plural”. Conscientes de muchas de sus carencias, tal concepción exige trabajar en varias direcciones: que la identidad católica social y el segmento de electorado derechista encuentren mayor acomodo y aceptación de sus propuestas (ganar presencia y representatividad real en PP/UPN); y transformar progresivamente este partido, desde dentro y desde los movimientos sociales autónomos, en estructuras operativas que faciliten e impulsen las presencias sociales vivas. Casi nada.

 

10.- Una propuesta de futuro, en unas líneas, desde la perspectiva anterior, para la derecha social española: trabajar hacia el fortalecimiento de un movimiento social estructurado que actúe sectorialmente y en diálogo con los partidos políticos y los poderes públicos –por sí o por medio de las plataformas transversales- haciendo valer su potencial electoral. Y son olvidar una tarea decisiva: generar una nueva clase política que se alimente de la vida social, la conozca, y la apoye. Y que le rinda cuentas. Demócratas, más que nadie: ni burocracias, ni caudillismos incondicionales.

 

11.- Una pregunta a la que cada uno debe responder: ¿qué es anterior y más importante, la política o la religión? Si respondemos que la política, en tal caso, la absolutizamos, convirtiéndola así en ideología (al igual que las sectas progresistas), con el consiguiente riesgo de dividir y limitar la realidad, al interpretarla. Una propuesta, por tanto, para creyentes, agnósticos y ateos: desacralizar la política; anteponer los valores de la persona, la razón y la libertad a las tentaciones de la política descarnada y de la ideología. En definitiva: concebir a la política como un medio; nunca un fin en sí mismo. Pero sin olvidar que la política puede determinar a la CULTURA social; de modo que no puede reducirse a una mera gestión macroeconómica y poco más. Una política al servicio de la sociedad y sus valores creativos y positivos.

 

Cuestiones pendientes.

 

Existen diversas cuestiones doctrinales, históricas y culturales que, a lo largo de la historia, han ejercido una atracción muy relevante en el devenir y los conflictos de las derechas española.

Únicamente las mencionaré, lo que en absoluto indica que deban ignorarse o darse por sentadas: confesionalidad del Estado; derecha versus revolución; democracia y revolución; derecha y liberalismo; ¿liberalismo político ≠ liberalismo moral?; posibilidad de una derecha revolucionaria; ¿ha existido una izquierda patriótica?; el patriotismo ¿patrimonio de la derecha?

 

Anexo. Propuestas de trabajo en equipo.

 

Dos propuestas de ejercicios en grupo para el debate, la reflexión y la participación. Objetivo: una tormenta de ideas que faciliten la toma de una conciencia crítica y creativa en el actual contexto histórico.

 

1.- Ejercicio de agudeza visual, que diría Forges: ¿Cómo identificar a un derechista acomplejado o desorientado (sin que nadie se ofenda, por favor)?

Cuando emplea alguna de estas expresiones:

+ “El discurso izquierdas/derechas está superado”.

+ “Defiendo una política de valores: y los valores están en todas partes. Hay de todo en todas partes”.

+ “Soy liberal, moderado… ¿de derechas, yo?, ¡que va!”

+ Y una expresión que apenas se utiliza: “soy apolítico”.

 

¿Son razonables tales afirmaciones? Temas de fondo a discutir y sopesar, entre otros: valor de los conceptos y los términos, la batalla cultural actual, valores y política, valores y antivalores, lo común de la ética cívica actual y la derecha, ¿es mala la política?, la crisis de las ideologías, diferencias entre ideologías y doctrinas.

 

2.- Psicodrama.

En tu lugar de trabajo, el “sociata” más plasta te aborda, amablemente y con la delicadeza que caracteriza a quien se cree en la “cresta de la ola” y te suelta, delante de afines y acomplejados: “¡explícame por qué los de Jiménez Losantos estáis en contra de la libertad y de que los homosexuales se casen y adopten niños! ¿Es que no tienen derechos como tú?”

 

Algunas posibles respuestas. Véanse los aspectos favorables y desfavorables de cada una de ellas. Una posible técnica: dividirse en dos grupos que defiendan, consecutivamente, una valoración positiva y negativa de cada respuesta.

a) “No confundas libertad con libertinaje. El ejercicio de la libertad requiere unos límites que, especialmente en el caso de los más débiles, deben ser protegidos. Nos referimos, particularmente, a los niños. A situaciones distintas debe responderse con regulaciones y respuestas jurídicas y sociales diferentes. Etc., etc.”

b) “¿Realmente sabes lo que opino? No me juzgues y déjame en paz. Y no me digas qué dice el Boletín Oficial del Estado (por El País)”.

c) “Aquí el único intolerante eres tú. En la Edad Media sería el primero en ocupar las filas de mirones entusiasmados de las piras incendiarias de herejes. ¿Has captado, tío?”

d) “En realidad deberías exigir el derecho a casarte con tu perro. Y redactar ya un buen testamento para que el pobre no quede desatendido a tu temprana muerte…”

e) Con una sonrisa, faltaría más: “Vete a la m…”

f) “Nos vamos a comer, hablamos de la vida de verdad, del trabajo, de los problemas de tus hijos y, a lo mejor, entramos en ese tema”.

Tomar conciencia de lo que somos, de lo que podemos ser, de nuestra capacidad de transformación. Y seguir trabajando. O empezar, según los casos. O hacerlo MUCHO mejor.

Revista digital Arbil, número 106, agosto de 2006

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