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Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

Una entrevista a Maribel Martínez Eder: realidad y potencial del asociacionismo de los televidentes.

Hemos entrevistado a Maribel Martínez Eder -pionera del asociacionismo de los telespectadores y radioyentes en España-, constante impulsora de la campaña “10 de mayo, un día 10 sin ver la televisión”.

 

Maribel Martínez Eder, presidenta de la Asociación Plaza del Castillo y portavoz de FIATYR, fue objeto hace algunos años, y junto a otros pioneros en este campo, de una ilícita campaña de desprestigio impulsada, desde programas sensacionalistas de Tele 5 por medio de grabaciones con “cámara oculta”, con el objetivo de desacreditar al movimiento social de los telespectadores y radioyentes. Habiendo iniciado su actividad en 1992, ha adquirido una gran experiencia en el medio; lo que la cualifica, sin duda, como una voz particularmente dotada en este ámbito aparentemente incontrolado.

 

Pregunta: ¿Cómo surgió su interés por el mundo de la televisión?

 

Respuesta: Desde niña sentí la necesidad de comprometerme activamente en la sociedad en la que he vivido; siempre pensando en servir a mi país, España. Fui presidente del Consejo Asesor de RTVE en 1987 representando a UPN (Unión del Pueblo Navarro),  y, nombrada por el gobierno del mismo partido miembro del Consejo Audiovisual de Navarra desde su constitución en 2001. Entre tanto, me propuse organizar y desarrollar, un movimiento que trabajara por la defensa del espectador, oyente, usuario de medios de comunicación, el más desprotegido de la Unión Europea. Siempre pensé que el de los medios de comunicación es uno de los ámbitos de más influencia y, por lo tanto, poder de nuestra sociedad; de hoy y del futuro: la considerada “Sociedad de la Información”.

 

 

P.: ¿Qué experiencias más gratas resaltaría de su larga experiencia?

 

R.: La experiencia más grata en lo personal es el reconocimiento social que supone el agradecimiento de la gente cuando conoce nuestra labor; lo más importante: el trabajo en beneficio de niños y adolescentes desprotegidos.

El  haber conseguido desmontar gran parte de la intoxicación interesada de las cadenas, para justificar algunos contenidos en nombre de la audiencia.

El rechazo generalizado hacia cierta forma de hacer televisión, hacia el  abuso de poder que se ejerce desde los medios.

En fin, haber creado doctrina en el ámbito de la representación del usuario ante los medios de comunicación.

 

P.: ¿Disfruta de buena salud el movimiento asociativo de televidentes y radioyentes?

 

 

R.: Creo que es un momento extraordinariamente positivo, con un amplio sector de la sociedad muy dispuesto al compromiso. Hay que decir que llevamos casi veinte años trabajando seriamente, haciéndonos expertos, estando presentes en todos los foros en España y en el extranjero, para que en el día de hoy esté comúnmente aceptado el considerar imprescindible la existencia de un contrapoder que contrarreste el poder inconmensurable de los propios medios: Publicidad, Prensa, Radio, Televisión. Y muy especialmente, la necesidad imperiosa de acercarse de forma crítica a los que tienen por soporte las pantallas: Videojuegos e Internet.

 

 

P.: Las administraciones públicas y los políticos, ¿son receptivos a las propuestas de su movimiento asociativo?

 

R.: Sinceramente, no todos tienen conciencia del poder que ostentan los medios de comunicación social, ni siquiera su influencia. Tampoco se suelen fiar demasiado de los expertos: exactamente igual que algunos tertulianos radiofónicos, creen que lo saben todo, sobre todo. Y otra cosa: la mayor parte de las personas que desde distintas áreas nos gobiernan, carecen del tiempo necesario para, por ejemplo, ver la televisión. Cuando les demostramos que, en los pulsos que les echan los responsables de las distintas cadenas,  por ejemplo, siempre les ganan, creen que exageramos; también cuando mostramos la realidad de un panorama, con frecuencia, desolador.

 

 

P.: ¿Y las diversas televisiones?

 

R. Es bastante habitual que algunas personas, conociendo nuestro trabajo, nos comentan que las cosas están fatal y consideren que es una especie de hazaña quijotesca muy noble, pero poco efectiva. Lo que no se pueden imaginar es lo que serían capaces de hacer si no actuáramos como verdaderos grupos de presión forzando y consiguiendo gran parte de las pocas o muchas mejoras que en todos los órdenes se van logrando. Sobre todo, creando un movimiento imparable, durante años en gran soledad, pero que es muy necesario hoy, e imprescindible en un futuro no tan lejano.

 

 

P.: ¿Cuáles son los principales problemas, a su juicio, que presentan las programaciones de las televisiones en España?

 

R.: Las programaciones son consecuencia de políticas audiovisuales equivocadas e incorrectas, a veces absurdas. En concreto, por estos aspectos fundamentales:

- El abuso de poder.

- El incumplimiento, en su caso, de la normativa vigente.

- La concentración: algunos rotativos y las revistas de crítica televisiva más importantes, tienen intereses en las distintas televisiones.

- La dejación de los sucesivos gobiernos, sin atreverse a “molestar” a los responsables: ni cumplen la ley en materia tan delicada como la protección del horario del menor por ejemplo, ni existe organismo capaz de hacérsela cumplir; una autoridad audiovisual independiente como la que opera en todos los países desarrollados del mundo.

- La existencia de en torno a mil cadenas sin licencia, emitiendo, selectivamente, pornografía dura en abierto.

- La perniciosa relación entre prensa amarilla y televisión basura, la más agresiva de Europa.

- La creación de contenidos (decenas de horas a la semana) a partir de la crónica negra diaria.

- La imposibilidad manifiesta de presentar la mínima referencia cultural en horas razonables.

- La violencia descarnada, utilizada como contenido necesario.

- La no correspondencia entre nuevas tecnologías y mejora de contenidos.

- La llamada “telerealidad”

- La presión publicitaria, etc., etc.

 

 

P.: Las televisiones, ¿son libres o dependen de intereses ajenos?

 

R.: Dependen de intereses ajenos: frecuentemente extranjeros; minorías muy poderosas, que consideran los medios como negocios convencionales que hay que rentabilizar de la manera más rápida posible, a costa de lo que sea. No es tan exagerado decir que algunos altos ejecutivos de multimedias ignoran aspectos fundamentales del universo audiovisual; tratan material tan delicado, que conforma los valores de nuestra vida y de la de nuestros hijos, como simple objeto de compra-venta. Que los medios de comunicación no son negocios convencionales cuyo único fin sea ganar dinero, es una teoría muy superada desde hace decenios para muchos especialistas; teoría que desconocen por completo algunos responsables políticos y mediáticos.

 

 

P.: El número de cadenas televisivas aumenta, pero sus contenidos, ¿mejoran con la competencia?, ¿y el pluralismo?

 

R.: Por desgracia no: los contenidos se multiplican pero estamos llegando a unos grados de vulgaridad, por ejemplo en la llamada “telerealidad” (invento nefasto), inimaginable hace relativamente pocos años. El pluralismo, tan deseable sobre todo en la televisión de titularidad pública, no se practica. Lo que percibimos a diario en  la mayor parte de las cadenas, es lo que se conoce como “pensamiento único”, que por cierto no suele ser ni único ni por supuesto, pensamiento. En el fondo, la expresión del relativismo más absoluto (si se me permite la expresión).

 

 

P.: Permitida. Las televisiones, según su criterio, ¿sufren el impacto de las nuevas tecnologías de comunicación alternativas, caso de Internet, etc.?

 

R. Sin duda sufren el impacto, aunque de momento no tienen demasiada conciencia de lo que se avecina; se contentan con fidelizar en torno a  un máximo de tres millones de espectadores, que son las cifras aproximadas que consiguen los programas que se emiten en horarios de máxima audiencia, incluida la televisión basura. Lejos quedan las cifras multimillonarias de hace, relativamente, poco tiempo: los ejemplos son abrumadores.

En cuanto al usuario de Internet, en general perteneciente a las nuevas generaciones, suele detestar la televisión (no hay más que acercarse a los numerosos blogs). Para contrarrestarlo, Algunas cadenas reaccionan intentando aproximarse a los contenidos de la red, aunque es como para temerse lo peor en el futuro: lo seguro es que no contemplen lo más extraordinario, como es el acceso al conocimiento (filtrado y contrastado), sino a los aspectos más escabrosos.

 

 

P.: ¿Qué podemos esperar de la futura Televisión Digital Terrestre?

 

R.: Creo que el sector por fuerza se tendrá que regular, algo sin duda beneficioso, ya que no se  podrá emitir en analógico a partir del año  2010, en que solo se emitirá con tecnología digital. Sin embargo, participando en el FORO de la T.D.T., siempre se me ha podido escuchar que el espectador la debe relacionar con la calidad, si no es así, va a ser un alumbramiento muy costoso, y sin ninguna seguridad de éxito a corto y medio plazo. La realidad, por dura que sea, es que la audiencia exigente ha huido de la televisión, no comprende que se tenga que pagar más para adaptar “decodificadores”, ni que tengan que existir multitud de cadenas para ofrecer más o menos lo mismo.

 

 

P.: Las televisiones locales, ¿constituyen una posibilidad de aumento de la calidad de contenidos y de cercanía al usuario?

 

R.: Siempre hemos apoyado  la televisión local por su proximidad, por su mayor exigencia y rigor en cuanto a la información, y la imposibilidad de ofrecer, en general, contenidos sensacionalistas; sin embargo la competencia es enorme: las cadenas nacionales, a pesar de presumir constantemente de cuentas de resultados brillantísimas, tiran los precios de la publicidad y la tarta no da para tanto. En el futuro no podrán sobrevivir, ¡quisiera equivocarme!, sin ayudas.

 

 

P.: Las asociaciones de FIATYR, ¿pueden calificarse de conservadoras? ¿y de confesionales?

 

R.: Como tales asociaciones, no somos confesionales, desde luego: puede integrarse en nuestra organización, cualquier espectador que desee realizar una labor positivamente crítica. Bien es verdad, que la mayor parte de las personas que iniciamos el movimiento, tenemos unos valores basados en el humanismo cristiano.

En cuanto a conservadores, nadie podrá considerar negativo éste término si se trata de conservar algo de lo  bueno que hemos heredado. Diré que pocas labores habrá tan modernas, actuales y progresivas como la que realizamos. En cualquier caso, y al margen de lo que se nos considere, nuestra principal función es reclamar el cumplimiento de la normativa vigente, (máxime en un país donde como, queda dicho, no existe autoridad audiovisual alguna), y representar los intereses y derechos del mayor número posible de usuarios en el ámbito de la comunicación.

Algo que nos llena de satisfacción es, la nuestra, ser la primera web recomendada por Google si se trata de localizar: telespectadores, radioyentes, usuarios de medios de comunicación.

 

 

P.: La libertad, la calidad y el pluralismo televisivo se juegan, seguramente, en la industria productora de contenidos. ¿Qué tendencia sigue este mercado?

 

R.: El negocio inmediato, la impaciencia para consolidar cualquier buen producto ante una audiencia educada a conciencia en el mal gusto desde hace veinte años, la escasez abrumadora de talento, creatividad, audacia, riesgo etc., la falta de compromiso, la irrupción en el panorama de gente muy joven con valores materialistas…, son entre otros, muy serios inconvenientes para desenvolverse con libertad, calidad y pluralismo. Hay muchos ejemplos que lo corroboran.

 

P.: ¿Qué objetivos pretende alcanzar con la campaña “10 de mayo, un día 10 sin ver la televisión”?

 

 

R.: “UN DÍA 10 SIN VER LA TELEVISIÓN a favor de una televisión de calidad” es una campaña que promovemos por octavo año consecutivo, y que deseamos hacer llegar a los espectadores, pidiéndoles, si la comparten, la máxima difusión. Se ruega dejar de ver la televisión durante las veinticuatro horas del próximo miércoles 10 de mayo de 2006.

Es una actividad participativa al alcance de todos, con la que se puede influir positivamente en políticas y contenidos televisivos que son el verdadero problema. Queremos dejar muy claro que la televisión es un medio, en si mismo maravilloso, extraordinariamente potente y atractivo, con  capacidad ilimitada  para divulgar conocimientos, máxime sabiendo que muchos niños y adolescentes  pasan más tiempo delante del televisor que en sus centros de estudio y tienen, además, una visión televisiva del mundo.

La campaña propiamente dicha está disponible en nuestra web. http://www.asociacionplazadelcastillo.org, y consta de las siguientes premisas:

  • Autoridad Audiovisual.
  • Medios de titularidad pública.
  • Protección del horario del menor.
  • Televisión basura. Telerrealidad.
  • Programación cinematográfica.
  • Presión publicitaria.
  • Fundamentación normativa.

 

 

P.: No hemos hablado de la radio. ¿Es mejor su situación que la descrita anteriormente?, ¿qué problemas destacaría de ese medio

 

R.: La Radiodifusión goza de una magnífica salud en España en líneas generales. En la mayor parte de los casos es, además, excelente, plural y rigurosa. En la radio tiene cabida natural la actualidad, la información, la cultura. Suelo decir que  el sensacionalismo es excepcional, justo lo contrario de lo que pasa en la televisión. Son millones  las  personas  que se informan a diario por un medio tan ágil; sin duda la mejor radio de Europa, donde apenas existe el fenómeno de la radiodifusión como nosotros lo conocemos.

No obstante, empieza a adolecer de leves defectos como por ejemplo la progresiva ubicación de contenidos publicitarios, sin duda muy rentables, se radian miles de horas dedicadas a la divulgación de ideas para conformar opinión en las incontables tertulias, género único y genuinamente radiofónico, de nuevo, exclusivo de nuestro país.

 

P.: Maribel Martínez Eder, considerando todo lo expresado, ante el futuro de las televisiones y radios, ¿es optimista o pesimista?

 

R.: Soy por naturaleza optimista y pienso que las cosas mejorarán, entre otras cuestiones, por la razón irrefutable de que en algunos aspectos es difícil que empeoren. En serio, la T.D.T. puede suponer un avance en muchos sentidos al aumentar la oferta y la calidad técnica.

En cualquier caso, estoy plenamente convencida de que debemos ser capaces de trasmitir la importancia de nuestro trabajo, comprometer a los responsables, conseguir apoyos y adhesiones.

De la misma manera es imprescindible organizar movimientos representativos y audaces en éste ámbito, canalizando las inquietudes de millones de ciudadanos, para conseguir beneficios incalculables en el día de hoy y muy especialmente de cara al futuro.

 

-          Muchas gracias.

 

-          Muchísimas gracias a  ustedes.

 

Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, Nº 104, abril de 2006

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