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Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

Dos siglos de prensa católica escrita en España.

    La revista de historia contemporánea Aportes, con su último número dedicado a la prensa escrita católica, induce a algunas reflexiones de actualidad.

 

         La revista de historia contemporánea Aportes, de Editorial Actas, vuelve a sorprendernos con un nuevo número monográfico dedicado, en esta ocasión, a la prensa católica escrita española (1/2003, número 51, Madrid, 144 páginas, 12’02 euros). Le han precedido otros con tal carácter: centenario del nacimiento de José Antonio Primo de Rivera, Nobleza española, cine histórico, prensa escrita…

 

         A lo largo del número desfilan históricas cabeceras de la prensa escrita católica española (El Debate, Las Circunstancias, La Gaceta del Norte, La Enseñanza Católica) y algunas figuras decisivas de los hombres que la hicieron realidad desde distintas responsabilidades (Juan Donoso Cortés, Ángel Herrera Oria, Manuel Aznar).

 

         La prensa católica española es uno de los frutos más significativos del catolicismo social español de los siglos XIX y XX., lo que ha llevado al profesor José Luis Orella, en la presentación del número, a afirmar que: “La presencia del mundo católico en la sociedad civil no hubiese podido tener la fuerza que tuvo sin el apoyo inestimable de unos medios de prensa, que en el caso de España, ya dejaron de existir”. Si algo queda en evidencia, con la lectura de los contenidos de esta revista, eso es que la anterior afirmación es precisa.

 

El esfuerzo desplegado durante dos siglos por clérigos, obispos, arriesgados empresarios, profesionales del periodismo, propagandistas de la fe y otros militantes del catolicismo social; fue espectacular. Y no debe pensarse que se trató de una mera reacción defensiva. Prueba de ello es el caso de “la Escuela de Periodismo de El Debate”, precedente extraordinario de las actuales facultades de periodismo, ejemplo de innovación profesional y preclara anticipación de futuro.

 

         Sin duda, esa prensa fue ejemplo envidiable del mutuo entendimiento y colaboración existentes entre obispos, laicos comprometidos y pueblo católico; un esquema que funcionó durante muchos años y que, en buena medida, echamos de menos en nuestra España postmoderna y postcristiana.

 

         Ideas, recursos económicos, enormes esfuerzos…, todo se jugó al servicio de la libertad de la Iglesia y de las necesidades del pueblo católico; y de esta forma, al servicio de toda la sociedad.

 

         La prensa católica, como exponente del vigoroso catolicismo español de aquellos años, se nutrió, de modo significativo, de dos grandes manantiales: el tradicionalismo y el entorno de la ACNP de Ángel Herrera Oria. Pese a indudables diferencias, esta prensa, tanto la generalista como la especializada, alimentada por una u otra fuente, sirvió a los mismos principios fundamentales.

 

         Hoy, en España, ya no tenemos diarios católicos. ¿Qué ha pasado?

 

         Las transformaciones del catolicismo social se reflejan, de alguna manera, en la crisis de la prensa católica. La ruptura de esa fórmula magistral de entendimiento (obispos-laicos comprometidos-pueblo católico), se ha traducido, seguramente, en la desaparición de esa prensa; al menos de la diaria.

 

Hoy día, ¿es necesario un diario católico? Seguramente pues, creemos, sigue existiendo la necesidad de una formación en un juicio católico de la realidad.

 

Internet puede suplir, en buena medida, con su tecnología y sus recursos, la carencia de esa prensa impresa. Pero tampoco ahí tenemos un medio digital católico de referencia; y ello a pesar de que tal proyecto requiere muchos menos recursos de los que, en su día, movilizaron empresas del calibre de El Debate o El Siglo Futuro.

 

         Y nos preguntamos, ¿existe capacidad y vitalidad para que, desde algún sector decidido del catolicismo social español, se haga realidad, al menos un diario digital? Éste, ya lo hemos afirmado, no requiere un despliegue de medios económicos, tan abundantes, como el que exige el lanzamiento de un diario impreso. De hecho, en Internet ya existen diversas experiencias inmersas, en la realidad del mundo de la comunicación, que vienen indicando el camino a seguir. Sigue siendo necesario un medio diario católico de referencia, insistimos. Muchos son los españoles que inician las actividades de la jornada empapándose con las noticias y opiniones de su medio digital preferido. Es factible estar presentes con esa modalidad de oferta de comunicación.

 

         ¿Seremos capaces de afrontar, con voluntad y éxito, este reto?

 

Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, nº 74, octubre de 2003.

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