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Crónicas navarras de Fernando José Vaquero Oroquieta

Entrevistamos a Josep Miró i Ardèvol: una mirada al catolicismo social español desde Cataluña.

Conversamos con Josep Miró i Ardèvol, destacado político catalanista antaño, impulsor de la plataforma transversal e-Cristians, presidente de la Convención de Cristianos por Europa y uno de los seglares católicos más conscientes y conocidos en la España de hoy.

 

Hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Josep Miró i Ardévol, fundador de la novedosa plataforma transversal católica e-Cristians, antiguo político catalanista, presidente de la Convención de Cristianos por Europa y uno de los seglares católicos más conocidos en la España de hoy. Nuestro objetivo: conocer su perspectiva de los retos actuales del catolicismo social español.

 

 

Pregunta: El desarrollo de la plataforma transversal e-Cristians ha constituido una de las grandes novedades, acaecidas en el catolicismo social español, en los últimos años. ¿Cuáles son sus razones?, ¿qué impulsa a sus fundadores para lanzarse a esta audaz iniciativa?

 

Respuesta: La constatación de una evidencia: la progresiva desaparición de la concepción cristiana del espacio público y la fragmentación, diáspora en ocasiones, de los católicos. Construir un lugar de encuentro donde puedan confluir las diferentes experiencias de como vivir la fe, con la finalidad de actuar sobre objetivos concretos en la vida pública, desde la centralidad eclesial y la fidelidad al Magisterio es la respuesta que nace de aquella evidencia.

 

 

P.: ¿Cuál es la salud de e-Cristians en la actualidad?, ¿se extenderá a otras comunidades autónomas, además de Cataluña y Madrid?, ¿qué respuesta está encontrando entre los jóvenes?

 

R.: Sí, claro, nuestro objetivo es cubrir toda España. El año que viene, si Dios lo quiere, realizaremos el primer encuentro a escala española. El trabajo entre los jóvenes es difícil en un sentido porque como colectivo son los más afectados por la sociedad de la desvinculación en la que vivimos, pero a la vez su necesidad prácticamente vital de verdad los hace propicios al encuentro con el hecho cristiano. Nosotros hemos puesto en marcha de manera más reciente el ámbito de jóvenes y en ello estamos.

 

 

P.: ¿Ha establecido, e-Cristians, especial sintonía con otras asociaciones católicas españolas y europeas?

 

R.: Sí, claro, con muchas de ellas de todo tipo, de alcance más local unas como por ejemplo,  la Federació de Cristians de Catalunya, de ámbito español, como es el caso de la Asociación Católica de Propagandistas, con quien mantenemos además una estrecha colaboración para la acción en el plano europeo y con movimientos de carácter internacional presentes en España, CL, Regnum Christi, Movimiento de los Focolares, etc. En total son  ya más de 30  las que en otra forma participan en este espacio organizado de encuentro para la acción que es e-Cristians. En el ámbito europeo nuestra acción se desempeña en la Convención de Cristianos por Europa, donde la colaboración con la ACdeP es muy importante y positiva.

 

 

P.: La palabra “transversal” está de moda en algunos ambientes católicos españoles. Desde la experiencia de su entidad, y con el conocimiento de otras iniciativas y realidades europeas, ¿qué le sugiere este término?

 

R.: Algo muy concreto: que el magisterio de la Iglesia  no se supedita a la consigna de partido o grupo, sino que en aquello que le concierne en el horizonte de sentido que guía el juicio y la actuación.

 

 

P.: Las convicciones catalanistas de unos católicos y el españolismo de otros, ¿pueden ser causa insalvable de desencuentro entre ellos?

 

R.: No, en absoluto, como lo vivimos en e-Cristians cada día. Basta con seguir la pauta de la transversalidad que apunto en la anterior pregunta. Nuestra patria fundamental es el Pueblo de Dios que peregrina en la Tierra y que se encarna en condiciones de tiempo y espacio concretas. Nosotros somos el pueblo de la Alianza y  es a ella a la que en primer término servimos.

 

 

P.: ¿Puede seguir sosteniéndose el apoyo electoral de los católicos al Partido Popular y a CiU, en sus respectivos ámbitos?, ¿no se están alejando ambos partidos con sus políticas reales, de forma progresiva, de su electorado católico?

 

 

R.: Creo que sí, pero no de una manera incondicional. Nuestro criterio debe ser romper organizadamente con la idea de que el voto católico es un voto cautivo, cuyo valor por tanto en el mercado es cero. Debemos apoyar a los partidos que más se aproximan a nuestras posiciones en términos concretos, pero no dudar en criticarlos cuando no es así. Esta es la línea que inspira a e-Cristians. Seamos fuertes, y organizados en la sociedad, y los partidos adaptarán mejor sus actuaciones a nuestras propuestas. Si estamos desorganizados, fragmentados, o nos entregamos de pleno a uno de ellos, carecemos de toda relevancia.

 

 

P.:  En la sociedad española, y siguiendo un movimiento de escala planetaria, se impone socialmente un modelo relativista-consumista difundido con el entusiasmo de la mayor parte de medios de comunicación, del poder político y buena parte de los recursos educativos. ¿Puede, la Iglesia católica, ser una alternativa real a esta mentalidad dominante, con una presencia activa, especialmente en el frente de la educación, o debe replegarse a su esfera más íntima?

 

R.: Con toda certeza la respuesta católica al hombre y a la mujer y al conjunto de la sociedad, se da en dos planos. Uno, el esencial, es el de la fe, pero existe otro que nace de la cultura, de la antropología cristiana, y cuya respuesta interesa a todos con independencia de su convicción religiosa. Creo que a la sociedad de la desvinculación que tanto daño produce  solo cabe la alternativa de la Comunidad Responsable y, esta necesita de la cultura –no confesional – de la moral, que nace de la experiencia cristiana.

 

 

P.: La presencia pública católica en España, durante buena parte del pasado siglo XX, estaba impulsada de forma expresa por la Jerarquía, apoyándose para ello en la Acción Católica y la ACNP. Hoy día, observamos una pérdida de vigor en algunas de esas organizaciones tradicionales, así como la aparición de nuevos movimientos eclesiales cuyo interés en la presencia pública es muy diverso, aunque –creemos- que se podría afirmar existe una tendencia hacia el “recogimiento” interno. ¿Es deseable buscar la “unidad de acción” entre los católicos españoles?, ¿existen fórmulas de cooperación, pese a la variedad de carismas e itinerarios pedagógicos?

 

R.: Creo que sí. La ACdeP es una muestra y los congresos “Católicos y Vida Pública“ constituyen un hito. En otro plano publicaciones como esta misma o Hispanidad, son también lugares de encuentro. El punto débil está en el plano de la acción pública dirigida a transformar la política y en ese campo es el que se mueve e-Crisitians. Yo creo que ahora un paso decisivo sería convocarnos todos  a un encuentro para tratar de elaborar unas tareas y objetivos básicos comunes.

 

 

P.: ¿Cuáles son las raíces, a su juicio, de las recientes y constantes muestras de anticatolicismo militante de determinados sectores sociales españoles?, ¿es posible un diálogo constructivo con el laicismo actual?

 

R.: Hay dos tipos de laicismo, el que nace de la neutralidad del estado en lo público que reconoce el hecho religioso en la sociedad como una realidad positiva, y otro el laicismo de la exclusión religiosa que tiene la pretensión de constituir el estadio supremo de la conciencia e instituciones humanas y desde pedestal juzga y condena a la religión a ser excluida del espacio público, como muestra la actual política francesa y existe el riesgo en Cataluña. Con ambos hemos de dialogar. Con el primero hemos de construir ámbitos de trabajo comunes; con el segundo confrontarnos sin complejos en la vida pública, porque ataca y destruye la libertad en su raíz: la conciencia de las personas y su manifestación pública.

 

 

P.: ¿Podría resumir su postura ante el fenómeno, muy visible en Cataluña, de la inmigración, en particular, de raíces musulmanas?

 

R.: El respeto a su libertad religiosa y personal, como es obvio, en el marco de lo que es su derecho y el deber a integrarse en el nuevo marco  legal, cultural, lingüístico, cívico y tradicional de su nuevo espacio de acogida.

 

 

P.: A su juicio, ¿puede afectar a la libertad de Iglesia el histórico cambio de gobierno acaecido en Cataluña?

 

R.: de poder y programa y declaraciones en mano, puede y mucho. Espero y deseo que no sea así. Los veremos en los próximos meses. En cualquier caso, temas centrales como el derecho a los padres a escoger el centro de acuerdo con su ideario, la libertad de enseñar cultura religiosa confesional en la escuela, y el concepto de familia, van a ser tres piedras de toque decisivas para ver la orientación. También el ejercicio de la libertad por parte de la sociedad civil, de las personas y las asociaciones. Hoy la coalición gobernante controla no solo la Generalitat, sino el Ayuntamiento de Barcelona y la Diputación, la mayoría de televisiones locales, además de la radio y la televisión autonómica. Si a eso se le suma la situación de los medios escritos en Cataluña, la tentación a la discriminación y a la limitación del ejercicio de la libertad de expresión, puede ser un riesgo claro, sobretodo considerando los precedentes de la política municipal en la ciudad de Barcelona.

 

 

P.: Desde su experiencia con la Convención de Cristianos por Europa, ¿podría afirmar que están vivas sus raíces cristianas?, ¿permitirá al cristianismo, el neojacobinismo actual, manifestarse como tal en la Europa del futuro?

 

R.: Dependerá en gran medida de nuestra capacidad de respuesta y la decisión en plantearla. Ejemplo: 20 de los 25 países están claramente de acuerdo con incorporar la referencia cristiana en el preámbulo. Solo Francia y Bélgica se oponen taxativamente. ¿Por qué no prospera hasta ahora la iniciativa? ¿Por qué ninguno de los países favorables lo ha asumido como un tema importante? Están de acuerdo pero no hacen nada. Ese es en el fondo el problema de nuestro cristianismo fofo y conformista, que confunde la providencia con la indolencia.

 

 

P.: Una pregunta personal que, creemos, que puede ser de interés para los lectores. No es fácil mantenerse fiel a la propuesta de la Iglesia sin el apoyo de una compañía humana concreta. Josep Miró i Ardèvol, ¿se apoya en algún carisma particular?

 

R.: Soy un católico de parroquia con, eso sí, buenas compañías; sacerdotes, amigos, mi mujer es decisiva en todo esto y, también lo que “robo” de éste o de aquel Instituto o movimiento.

 

 

Muchas gracias.

 

Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, Nº 77, enero de 2004

 

 

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